El documento discute la eutanasia y los diferentes puntos de vista sobre el derecho a la vida. Argumenta que para los creyentes, la vida es un regalo de Dios y la muerte natural es la forma más digna de morir, mientras que para los no creyentes, tienen derecho a disponer de su propia vida. Concluye que la ley debe reconocer y respetar ambos puntos de vista.
eutanasia como medio para aliviar el sufrimiento y el dolor.
aunque es un eufemismo que trata de adornar una la postura que toma la persona cuando siente que la única salida que tiene es quitarse la vida.
eutanasia como medio para aliviar el sufrimiento y el dolor.
aunque es un eufemismo que trata de adornar una la postura que toma la persona cuando siente que la única salida que tiene es quitarse la vida.
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Democracia derecho a la libertad de culto tarea kevin
La eutanasia corregido
1. La
Eutanasi
a
Según la etimología, eutanasia significa
'buena muerte'. Pero las palabras no hablan.
Es el hombre quien las hace hablar y les da
un significado. De ahí que la palabra eutanasia
signifique tantas cosas, distintas e inclusive
opuestas: para unos, significa ponerle fin a
la vida de una manera 'digna', dicen ellos,
forzando la palabra digna; para otros,
significa morir dignamente respetando la
voluntad de Dios en el proceso de morir.
La Asociación Mundial Pro Eutanasia, fundada
en el siglo XIX, se vio forzada a cambiar su
nombre -que en un principio recibió
resistencia y oposición de muchos- por otro
más acogedor, recurriendo a una falacia, y
se llamó "Asociación Pro Derecho a Morir
Dignamente", pero llevaba en su interior la
intención de favorecer la eutanasia activa.
Por supuesto, conquistó la atención de
2. muchos. ¡ El arte de saber vender! Con
frecuencia, engañando al consumidor.
Vengamos un caso: Existe en Colombia la
sentencia C-239 de 1997 de la Corte
Constitucional, que despenaliza el acto
médico que practique la eutanasia bajo
condiciones especiales, la principal, la
voluntad explícita del paciente, acosado por
extremos e intolerables dolores. Dicha
sentencia pide al Congreso que expida una ley
que reglamente la práctica de la eutanasia.
La tendencia de legisladores y cortes, en el
mundo avanzado, en estos asuntos que tocan
la vida, es manifiesta: liberalizar las
costumbres de acuerdo con el espíritu de una
cultura 'pos cristiana'. Colombia, con la
Constitución del 91, entró de lleno por esta
vía. Y prisa que se viene dando.
Pero hay que andar con pies de plomo en
asunto tan delicado. Hay que contar con
criterios claros y derechos reconocidos,
que iluminen las deliberaciones del
Congreso.
Digámoslo claramente: la vida no es un valor
absoluto. De serlo, el soldado no podría
exponer su vida por la Patria, ni el mártir
cristiano, dar su vida por confesar su fe en
Dios. La vida es un valor fundamental, en el
sentido de que fundamenta todos los
valores y derechos fundamentales.
La pregunta clave en este momento, que debe
iluminar las posiciones de fondo frente a la
eutanasia, es la siguiente: ¿el derecho sobre
3. la propia vida es absoluto -vale decir, nadie
está por encima de la persona en lo
referente al derecho sobre su vida, ni la Ley
ni el Estado, solo la persona? ¿O tiene sus
límites y, en este caso, cuáles y quién los
señala?
Estaríamos hablando no solo de eutanasia,
sino de suicidio. Pero este dejémoslo, por
ahora, para otra ocasión. Por hoy nos
estamos ocupando tan solo de la sentencia
de la Corte Constitucional sobre eutanasia y
la ley que la reglamenta.
La respuesta a la pregunta es religiosa.
Aclaro: el creyente en Dios -y esta es una de
las aplicaciones concretas de creer
seriamente en Dios- reconoce y acoge el
señorío de Dios sobre la propia vida. Nos la
dio en usufructo. Y él se reserva el Señorío
sobre la vida. Por eso, el creyente respeta
dicho señorío y acata el momento de la
muerte natural como la forma de morir
dignamente. Aquí la dignidad descansa sobre
el reconocimiento de Dios y la sumisión
alegre y total a su santa voluntad.
A su vez, reconozco que el no creyente,
llámese ateo o agnóstico, debe ser
respetado en sus creencias y no puede ser
obligado por la Ley a obrar de acuerdo con
la fe en Dios del creyente. Se siente dueño de
su vida (le pregunto, de paso, ¿y sus
familiares y el Estado no tienen algún
derecho sobre él?) y con el señorío para
disponer en forma absoluta de ella. No veo
una razón para que ni el legislador ni el
médico creyente le puedan imponer al no
4. creyente sus principios y sus propias
creencias religiosas.
A la hora de legislar sobre la eutanasia, la
Ley debe reconocer y respetar ambos
derechos: tanto el del creyente como el del
no creyente.
Así creo, así opino„
"salvo melioriiudicio".
Ética y Valores 2
Segundo Semestre, Grupo “A”
Colegio de Bachilleres de Chiapas
Plantel 236, Tuxtla Poniente