El documento describe una escena en La Habana, Cuba donde una mujer negra comienza a bailar espontáneamente en la calle al ritmo de la música que tocaba una banda en un bar cercano. Los autores observan fascinados su baile expresivo y ritualista, y toman algunas fotografías. La mujer baila con gracia y luego se va, dejando a los presentes inspirados por su performance. El documento resalta que la música y el baile son expresiones culturales sin límites en Cuba.