La Constitución Sacrosantum Concillium del Concilio Vaticano II destaca la importancia de la Sagrada Escritura en la liturgia. La Palabra de Dios se lee en las celebraciones eucarísticas y se desarrolla en la homilía. Cristo está presente a través de su Palabra y la Liturgia de la Palabra y la Eucaristía forman un solo acto de culto. El Concilio promueve el enriquecimiento de los leccionarios y la recuperación de la homilía como parte integral de la