Entre los siglos VIII y XIII, los reinos cristianos de la Península Ibérica resistieron la invasión árabe y gradualmente expandieron su territorio a través de la Reconquista. Los primeros núcleos de resistencia fueron el Reino Astur-Leonés y los reinos pirenaicos, que luego se expandieron militarmente bajo dinastías como la Navarra y Borgoñona, alcanzando su máximo poderío en el siglo XIII antes de entrar en un periodo de inestabilidad en los siglos XIV-XV.