La capacidad de comunicación, el vocabulario y la fluidez del lenguaje hablado son fundamentales para el desarrollo de la lectoescritura. La lectura progresa de reconocer formas globales a decodificar sonidos y reconocer patrones, mientras que la escritura avanza de usar letras sin correspondencia fonémica a representar sílabas y luego letras individuales a medida que se establece la relación grafema-fonema.