La guerra del Golfo de 1991 causó un grave desastre ecológico al verter millones de barriles de petróleo en el Golfo y quemar 570 pozos petrolíferos en Kuwait. Esto contaminó el suelo y aire, redujo la temperatura, y causó miles de millones en pérdidas económicas. Aunque se han hecho acuerdos para prevenir el "terrorismo ecológico", los daños ambientales permanecen.