Don Roque, un anciano de 70 años, quedó solo después de que murió su esposa. Esperaba poder contar con el apoyo de su hijo profesionista, pero este no le ofrecía su ayuda. Don Roque le pidió a su hijo si podía vivir con él, pero su hijo solo le ofreció dormir en el patio. Su nieto Luis cortó la cobija que le iban a dar a su abuelo a la mitad, insinuando que no trataría así a su padre cuando este envejeciera.