El autor define que hay objetos en los cuales la belleza se da por participación, y objetos que son bellos por sí mismos y dice que tal es la virtud. Reflexionando acerca de si la belleza está en esa armonía, aduce que hay cosas malas que también tienen armonía, en cambio afirma que la virtud es una belleza del alma y que es mucho más verdadera que la belleza del cuerpo. Posteriormente llega a la conclusión de que cuando hay unidad hay belleza.