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MANUAL DE AUTO PACIFICACIÓN (2/2)
IIITTH
XjJLJuÁ A JL JL
EL ENFADO INTERIOR
UNA EXPLORACIÓN ASTROLÓGICA
DE NUESTRAS ZONAS ERRÓNEAS
por Jesús Gabriel Gutiérrez
Prólogo y epílogo por Blanca Muñoz
agora de ideas
“Lilith.
El enfado interior”
©Jesús Gabriel Gutiérrez
© Agora de Ideas Libros
www.agoradeideas-libros.blogspot.com
agoradeideas@gmail.com
1 Edición: Febrero 2012
ISBN: 978-84-615-5796-7
Deposito Legal: M-3517-2012
Impreso en la Unión Europea
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del
“Copyright”, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o
parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la re-
prografía y el tratamiento informático, y la distribución de ella mediante alquiler
o préstamos públicos.
Ayudando al lector no especializado
Presentaciones 24
Prólogo por Blanca Muñoz 28
Primeras palabras 33
- Lilith y la astrología
- Acerca de la mitología
- El personaje mitológico
- Astronomía
- La Luna Negra astrológica
- Luna y Luna Negra: lo ancestral y
lo transgresor en la formación de carácter
- Aspectos reprimidos de la personalidad
- Luna Negra y salud
LOS ASPECTOS 73
- Lilith/Luna Negra aspectando
o encuadrando a planetas personales75
- Luna aspectando
o encuadrando a Luna Negra
- Sol aspectando
o encuadrando a Luna Negra
- Mercurio aspectando
o encuadrando a Luna Negra
- Venus aspectando
o encuadrando a Luna Negra
- Marte aspectando
o encuadrando a Luna Negra
- Júpiter aspectando
o encuadrando a Luna Negra
- Saturno aspectando
o encuadrando a Luna Negra
- Lilith/Luna Negra aspectando
o encuadrando a planetas transpersonaies ......................................... 116
- Urano aspectando
o encuadrando a Luna Negra
- Neptuno aspectando
o encuadrando a Luna Negra
- Plutón aspectando
o encuadrando a Luna Negra
- Quirón aspectando
o encuadrando a Luna Negra
- Lilith en esencia 153
- El eje Lilith-Príapo. Introducción 165
- El eje Lilith-Príapo en los Signos y en las Casas 169
- Lilith en Aries - Príapo en Libra
- Lilith en Libra - Príapo en Aries
- Lilith en Tauro - Príapo en Escorpio
- Lilith en Escorpio - Príapo en Tauro
- Lilith en Géminis - Príapo en Sagitario
- Lilith en Sagitario - Príapo en Géminis
- Lilith en Cáncer - Príapo en Capricornio
- Lilith en Capricornio — Príapo en Cáncer
- Lilith en Leo - Príapo en Capricornio
- Lilith en Acuario - Príapo en Leo
- Lilith en Virgo - Príapo en Piscis
- Lilith en Piscis - Príapo en Virgo
- Introducción al eje Lilith-Príapo en las Casas 239
- Lilith en Casa I - Príapo en Casa VII
- Lilith en Casa II - Príapo en Casa VIII
- Lilith en Casa III - Príapo en Casa IX
- Lilith en Casa IV - Príapo en Casa X
- Lilith en Casa V - Príapo en Casa XI
- Lilith en Casa VI - Príapo en Casa XII
- Lilith en Casa VII - Príapo en Casa I
- Lilith en Casa VIII - Príapo en Casa II
- Lilith en Casa IX - Príapo en Casa III
- Lilith en Casa X - Príapo en Casa IV
- Lilith en Casa XI - Príapo en Casa V
- Lilith en Casa XII - Príapo en Casa VI
Epílogo por Blanca Muñoz ..............................................................276
AYUDANDO AL LECTOR
NO ESPECIALIZADO
Texto común de apoyo para los lectores de
Quirón y Lilith
I
nicialmente estos libros fueron concebidos como guía
para estudiantes avanzados de astrología que estuvieran
interesados en profundizar en los arquetipos representa­
dos por Quirón y Lilith. Sin embargo, mientras los escribía
me iba dando cuenta de que el contenido podría ser com­
prendido por personas no iniciadas en el lenguaje astrológico;
en concreto, por quienes podrían tener interés en el campo
de las medicinas alternativas, coaching, pedagogía, psicología,
psicoterapia, psicoanálisis, autoconocimiento y crecimiento
personal.
Quirón y Llilith representan aspectos de nuestra psique,
reflejos que ya han sido descritos por la psicología de una u
otra manera. El valor añadido de estas exposiciones reside en
que permiten al lector estudiar y comprender factores muy
creativos acerca de sí mismo, tan sólo con el auxilio de su
mapa astral de nacimiento, al cual puede tener acceso fácil­
mente a través de internet, en páginas web de cálculo on line.
Así, pues, no harían falta conocimientos previos para poder
captar su función en nuestra vida, tan sólo sentir pasión por el
conocimiento del mundo interior.
10
Como decía, estos libros interesarán vivamente tanto al lec­
tor ya iniciado como al que no lo está. Aún siendo monogra­
fías, ambos contienen un glosario común que prepara al lector
no iniciado, le alumbra un camino y le permite que pueda lle­
gar al foco con fluidez y garantía de comprensión.
Así, pues, para preparar la lectura, paso a hacerles una ex­
posición de lo fundamental en astrología.
Iniciación al estudio de las influencias celestes
La astrología, junto con la mitología, es un tratado acerca
de cómo la energía se encarna en la vida. Los planetas tienen
nombres mitológicos, lo cual no es casual. Esta correspon­
dencia nos ayuda a captar y entender el papel que ellos repre­
sentan en esta unidad llamada Cosmos, en donde lo mayor se
refleja en lo menor. La astrología estudia cómo cada uno de
estos patrones se manifiesta en la vida de las personas, ya sea
a través de rasgos de carácter -encarnados en nuestra propia
personalidad, o en la personalidad de otras personas con las
que se establecemos relaciones significativas-, ya sea a través
de acontecimientos. Y tanto rasgos como acontecimientos
surgen de esa gran Matrix a la cual llamamos Cosmos. Así,
pues, nos interesa captar y comprender cómo funciona.
La astrología es la ciencia de los ciclos, puesto que también
estudia la alternancia de estos principios cósmicos: la diferen­
te intensidad con que se manifiestan, si ritmo, su danza. La
astrología estudia la fuerza y cualidad de cada momento, y con
qué periodicidad en el tiempo se va repitiendo. Así, pues, con
la astrología nos entrenamos en la capacidad para relacionar
momentos, acontecimientos y enclaves, con el consiguiente
valor añadido que supone la percepción de un mundo que
ri
danza con un ritmo, con una cadencia y con una melodía. Con
la astrología desarrollamos conciencia de esta armonía. La ci-
clología astral es la clave para poder entender cómo la calidad
de cada momento determina el resultado de lo que se haga en
él. Como el ciclo de la Luna, a la cual vemos con diferente luz
en función de su fase, así también con los planetas que, al igual
que aquélla, reflejan, transfieren y otorgan un carácter a la luz
que reflejan del Sol. Es la comprensión de este hecho la que
nos lleva a entrenar nuestra mente hasta convertirla en un ins­
trumento capacitado para relacionar finamente los movimien­
tos celestes con los acontecimientos terrestres. Ahí veríamos
cómo la diferencia de fluctuación de la luz de cada planeta se
refleja en la cualidad de los acontecimientos. Percibir este he­
cho con fineza creciente es el propósito de la astrología.
Definición de astrología
Podríamos definir la astrología como la vía de conocimien­
to que estudia la relación entre el mundo mayor -cielo, plane­
tas- y el mundo menor contenido en aquél -eventos, circuns­
tancias de la vida-. Para entenderlo mejor, sugiero imaginar el
cosmos como si se tratara de una cebolla: una serie de capas
que contienen unas a otras, de mayor a menor. Así, pues, cada
una de estas capas forma parte de una misma estructura -la
metáfora de la cebolla-. En cada una de ellas una misma infor­
mación es manifestada de diferente manera según la capa. Lo
que acontece en el cielo está protagonizado por las luminarias;
lo que acontece en nuestra vida, por nosotros y las circuns­
tancias. El misterio de la sincronicidad enlazando ideas-fuerza
con momentos-fuerza.
Y aquí es donde podríamos ampliar la definición hecha de
astrología: el arte de captar la vibración o tendencia energé­
12
tica predominante en cada evento. La cualidad de esta vibra­
ción no es otra cosa que el hilo que enlaza una determinada
configuración astral con la característica que predomina en un
evento; lo celeste y lo terrestre monitorizándose mutuamen­
te. Así, pues, no es que la astrología estudie la influencia de
los astros en nuestras vidas, sino que lo que propone es una
percepción holística con la que enlazar los ciclos planetarios
lejanos con el vaivén de la vida cercana.
La comprensión de este gran reloj de múltiples manecillas,
cada una de ellas siendo reflejo de un racimo de cualidades,
es el objeto de la astrología. Y no sólo de éste, pues su valor
añadido deviene tanto de un entrenamiento de la percepción
como de una filosofía y un modo de vida derivado de él.
Tomar conciencia de que a cada propósito le corresponde
un momento propicio supone, para la voluntad acostumbra­
da a intervenir unilateralmente o bajo presión, un ejercicio
de contención orientado a atemperar la acción de tal manera
que favorezca la observación, la visión y la percepción de una
fuerza superior. La astrología ayuda a establecer una alianza
entre el propósito humano y las energías que comandan el
tiempo y el espacio en el que vivimos.
Usos de la astrología
La astrología fue inicialmente tenida en cuenta para enten­
der el devenir de los acontecimientos de la vida corriente, en
especial los relacionados con la ganadería, la pesca y la agricul­
tura. La astrología tiene su origen en la época de transición en
la que pasamos de nómadas a sedentarios. La observación del
paralelismo entre los movimientos celestes y los asuntos terres­
tres llevó a una percepción unificada del mundo, algo que aho­
13
ra, por ejemplo, es reivindicado, aunque con un lenguaje dife­
rente, por la física cuántica, las neurociencias y otros enfoques.
Ha sido en épocas más recientes que el estudio de los cie­
los se desgajó en dos disciplinas: la astrología, la madre, y la
astronomía, la hija, que estudia el cielo descontextualizado de
cualquier acontecer terrestre. Sin embargo, y aprovecho para
decirlo ahora, emerge un nuevo paradigma que recoge los
postulados de la astrología. Lo que ahora llamamos holístico
o sistémico no es más que una adecuación del lenguaje de la
ciencia antigua, a la cual pertenece la astrología. Por ejemplo,
los geólogos entienden que nuestro planeta respira, y que so­
bre esta respiración influyen las oscilaciones de temperatura
de la caldera interna de la Tierra, en torno a los 5.000 grados,
el ciclo de manchas solares, el ciclo lunar, eclipses y demás
perturbaciones relacionadas con las órbitas de otros planetas.
Sin embargo, puesto que no es lo suyo, la geología no estudia si
ello tiene efectos en la vida de las personas. Curioso, ¿no?, que
la ciencia constate la influencia de los aconteceres del cielo y,
al mismo tiempo, como ha venido haciendo, denoste y niegue
cualquier vínculo entre lo humano y lo celeste. Incluso, como
antes mencioné, la física cuántica sostiene que una misma in­
formación puede estar presente como onda o como partícula
en lugares distantes entre si. O, lo que es lo mismo, a un movi­
miento de un planeta le corresponde un cambio en la tendencia
de un asunto con el que astrológicamente se pueda relacionar.
Ello viene a decir que una red neurona! mantiene conectadas las
funciones con los acontecimientos; los ciclos biológicos con los
ciclos planetarios; lo físico con lo psíquico; el pulso de las luces
celestes con el pulso de la vida terrestre; etcétera.
Si el sistema solar pudiese ser percibido como un organis­
mo vivo, que lo es, la estrella -el Sol- y demás planetas, satéli­
14
tes y asteroides que lo forman podrían ser tomados como los
órganos de ese cuerpo. De hecho, la astrología se basa en que
“lo que es arriba es abajo”, que nuestro cuerpo es un cosmos
a escala, un fractal del sistema solar. El mundo mayor se mira
en el mundo menor, y viceversa.
Dicho esto, y aceptando estos principios, no nos parecerá
extraño que la astrología pueda ser aplicada como complemen­
to en temas tan variados como: medicina, economía, historia,
psicología, bioconstrucción, arquitectura holística, agricultu­
ra biodinámica, ganadería, política, coolhunting, headhunting
y selección de personal, management empresarial, coaching,
mentoring, etcétera.
A la astrología se la ha emparentado con la futurología y
la prospectiva, y con razón. Sin embargo, no trata del futuro,
como si éste estuviera desligado de la línea del tiempo, sino
en función de que los eventos venideros forman parte de ca­
denas cíclicas cuyos contenidos de fondo se repiten, y se han
repetido, bajo formas diferentes según el contexto que les ha
ido cobijando. Es decir, la astrología estudia las relaciones y si­
militudes que las diversidad de posiciones astrales han tenido
en el tiempo, de qué naturaleza son, con qué tipo de aconteci­
mientos podrían estar asociadas, qué se puede deducir de esas
coincidencias, y de ahí inferir e interpretar qué puede suceder
cuando de nuevo vuelvan a darse.
Sin embargo, el glosario que viene a continuación no pre­
tende extenderse en todo lo que se puede hacer con el conoci­
miento de la astrología y, mucho menos, desentrañar las razo­
nes del por qué no es considerada en igualdad de condiciones
con respecto a la ciencia o a la filosofía, pues tanto tiene de la
una como de la otra.
15
Así, pues, pasemos a describir qué elementos esenciales
previos vamos a necesitar para poder luego proseguir con la
lectura del motivo de este libro.
GLOSARIO ASTROLÓGICO
Las herramientas astrológicas constituyen la vía a través de
las cuales los astrólogos leen e interpretan el cielo. Entre éstas,
las hay que definen la característica, la personalidad y el poten­
cial de un momento dado por una situación, como por ejem­
plo, el análisis del mapa natal personal, acaso la más popular
de las aplicaciones astrológicas, aunque no la única. Otras, no
tan conocidas, ayudan a visualizar cuándo una situación puede
volver a darse, al tiempo que permite enlazar con otros mo­
mentos en la historia en los que se han producido situaciones
semejantes. Esta aplicación nos llevaría a mencionar uno de
los usos más interesantes de la astrología: los ciclos planeta­
rios, algo que ya comenté anteriormente al referirme al reloj
planetario de múltiples manecillas. Efectivamente, la astrolo­
gía es la ciencia de los ciclos. Se podría llamar a esta aplicación
ciclología, una herramienta que, combinada con conocimien­
tos de historia o economía, puede ofrecer resultados intere­
santísimos en disciplinas tan variadas, además de las señaladas,
como medicina, psicología, prospectiva o coolhunting.
Pasemos al glosario,
Toda la información que se puede extraer de un mapa as­
tral deviene de una combinación formada por signos -el telón
de fondo-, casas -el marco definido por las circunstancias con­
cretas-, planetas -las energías en movimiento o, si lo prefieren,
las manecillas del gran reloj- y aspectos -el tipo de relación
entre esas energías -.
16
Los signos
El plano en el que orbitan los planetas -eclíptica-, proyec­
tado sobre el fondo estelar, da lugar al cinturón zodiacal. La
división de este cinturón en doce partes deviene de las doce
constelaciones en las que supuestamente se inspiraron los pri­
meros astrólogos para construir la estructura del edificio as­
trológico. No está claro el motivo por el que dividieron el cielo
en doce. Unos dicen que deriva del ciclo de las lunaciones;
otros sostenemos que esta división guarda más relación con la
construcción neurológica humana. En cualquier caso, la divi­
sión en doce signos es algo que se repite en las astrologías de
diversas culturas.
Cada signo está asociado a un racimo temático formado
por facetas de carácter y valores que se relacionan entre si.
Aries. Espíritu emprendedor, coraje, productividad, iniciativa.
Tauro. Conservación, sensualidad, asimilación, lentitud.
Géminis. Diversificación, versatilidad, curiosidad,
comunicación.
Cáncer. Familia, pertenencia al clan, protección, imaginación.
Leo. Demostración, talento, valor, honor,
Virgo. Productividad, servicio, destreza, utilidad.
Libra. Equilibrio, armonía, paz, aprecio por lo bello.
Escorpio. Indagación, honestidad, profundidad, intensidad
psíquica.
Sagitario. Pedagogía, filosofía, ética, elevación.
Capricornio. Ambición, logro, perfeccionamiento, culminación.
Acuario. Cooperación, solidaridad, proyectos, planificación.
Piscis. Sacrificio, abnegación, sutilidad, fusión.
17
Las casas
El movimiento de rotación terrestre da lugar a las 12 casas
astrológicas, que agrupan los diferentes asuntos de la vida se­
gún un denominador común característico de cada casa.
Casa I. La personalidad, la apariencia, la actitud, las decisiones.
Casa II. La economía, necesidades, recursos propios,
Casa III. Comunicación, intereses compartidos, argumentos,
explicaciones.
Casa IV. Familia, hábitat, refugio, clan.
Casa V. Talento, creatividad, demostración, frutos.
Casa VI. Trabajos, tareas, salud, cuidado de uno mismo.
Casa VIL Alianzas, pactos, relaciones con las personas y con
el mundo.
Casa VIII. Herencias, transmisiones, deudas, presiones.
Casa IX. Enfoque personal, enseñanza, modelado de actitu­
des, moralidad.
Casa X. Profesión, carrera, ambición, premios.
Casa XI. Equipo, proyectos, objetivos compartidos, visión de
futuro.
Casa XII. Lo oculto, el psiquismo profundo, sueños, lo no
advertido.
Planetas y luminarias
Los planetas son los habitantes del sistema solar. Represen­
tan arquetipos y personajes que se encarnan en nuestra vida
de diferentes maneras. Son los gestores de lo indicado por las
Casas y por los Signos en los que estén ubicados. Cuanto más
cerca esté una de estas piezas, más obvios son sus efectos. Por
ejemplo, la Luna. En cambio, cuanto más alejado está un pía-
18
neta, como Plutón, menos accesible está para la comprensión
consciente, lo cual no quita poder a su influencia, más bien al
contrario. Es entonces que en la jerarquía que forman los pla­
netas, encontramos rangos de información: más obvia o más
sutil; más sujeta a control desde el nivel de conciencia habitual
o, por el contrario, expresándose a través de acontecimientos
colectivos o externos que escapan al control consciente.
Sol. Objetivos vitales. El rasgo del carácter alrededor del cual
gravita la vida.
Luna. El temperamento, las emociones, el inconsciente per­
sonal, forma particular de reacción.
Mercurio. Procesos mentales, estímulos, intereses,
Venus. Valores personales, recompensas, satisfacción.
Marte. Lucha, progreso en la adversidad, superación.
Júpiter. Expansión, valores sociales, prospección externa.
Saturno. Contracción, reserva, interiorización.
Urano. Cambio, revolución, propósitos que trascienden lo
individual.
Neptuno. Identificación mimética con motivos generados
por el inconsciente colectivo,
Plutón. Transformación, percepción del funcionamiento psi­
cológico del mundo más allá de las apariencias.
Quirón. Despertar de la conciencia de luz a través del fracaso,
la enfermedad o el dolor. La posición de Quirón suele estar
muy destacada en personas embarcadas en procesos de creci­
miento personal. Por ello es habitual encontrarlo en terapeu­
tas, médicos, coaches, entrenadores, psicólogos, pedagogos,
facilitadores, etcétera.
En astrología también se valoran factores no materiales,
entre otros: los Nodos de la Luna y Lilith. Son puntos que se
proyectan en el cielo, fruto de interacciones o intersecciones
19
entre órbitas. Suelen reflejar procesos más amplios y comple­
jos, aunque con gran presencia en la vida material y emocional
de las personas.
Nodos de la Luna. Se le acostumbra a relacionar con re­
siduos de vidas pasadas, a la vez que indica cómo desde ésta
preparamos las siguientes. En cualquier caso, señala una for­
mación interesantísima acerca de actitudes repetitivas y actitu­
des innovadoras.
Lilith. Refleja elementos de la personalidad difíciles de ex­
presar con naturalidad, ya sea porque no fueron integrados o
porque quedaron relegados debido a deficiencias relacionadas
con la educación recibida. Por todo ello, la posición de Lilith
suele avisar acerca de emociones de difícil gestión, y de cómo
éstas interfieren en determinadas áreas de la vida
Los aspectos
La distancia o ángulo que los planetas forman entre sí in­
fluye grandemente en la forma de manifestarse, con el consi­
guiente reflejo en los asuntos de la vida con los que se corres­
pondan de acuerdo a su significado. Cuando un planeta está
en aspecto con otro, los significados de ambos se funden. Hay
aspectos o distancias angulares propicias, y las hay que no lo
son tanto.. Cuando un planeta está en aspecto con otro, los
significados de ambos se funden. Hay aspectos o distancias
angulares propicias, y las hay que no lo son tanto.
Conjunción - 0 grados. Sus efectos dependen de que los
principios implicados sean congruentes entre si. La conjunción
multiplica los efectos de cada una de las energías. Si la unión es
congruente, ello favorecerá la expresión de los significados de
20
la casa y del signo en donde la conjunción se encuentre.
Oposición - 180 grados. Representa la máxima distancia a la
que dos planetas puedan estar. Se considera conflictiva, gene­
radora de dificultades que se mantienen en el tiempo.
Cuadratura - 90 grados. El aspecto más dinamizador. Re­
presenta dos energías en estado de alerta y vigilancia mútua.
Sextil - 60 grados. Se trata de una relación muy fructífera y
fluida, generadora de diálogo creativo entre las características
de las energías en relación.
Trígono -120 grados. Es el aspecto más armonioso y coope­
rativo que pueda haber entre dos planetas.
Quincuncio - 150 grados. Sus efectos no son tan directos y
evidentes. Se suele tener muy en cuenta en el diagnóstico en
astrología médica.
Semisextil - 30 grados. Es indicador de la existencia de re­
cursos sutiles y de gran riqueza psicológica.
El cálculo astrológico
El cálculo de mapas astrológicos puede hacerse a través de
programas informáticos. También, a través de páginas web on
fine, en las cuales, además, es posible disponer de un archivo al
cual se puede acceder desde cualquier ordenador conectado a
internet.
Así, pues, recomiendo el uso de www.astro.com, una pági­
na muy rica en contenidos de alta calidad en cuanto a literatu­
ra astrológica.
Acerca de Quirón y Lilith
Quirón es el nombre que recibe el arquetipo del maestro
sanador, una figura mitológica cuya leyenda nos ayuda a en­
21
tender procesos clave en la evolución de la conciencia. Por
otro lado, Quirón también es el nombre que recibe un aste­
roide situado en las cercanías de la órbita de Saturno. Su posi­
ción en cada mapa natal muestra pistas acerca de facetas de la
personalidad que piden ser atendidas con especial cuidado, así
como en qué asuntos de la vida se percibe su falta. Dicho de
otro modo, la posición astrológica de Quirón indica facetas y
áreas de la vida que necesitan ser abordadas terapéuticamente.
Quirón representa la herida ontológica que nos lleva a la
conciencia. A diferencia de su contraparte rebelde, Lilith, a
Quirón no le interesa otra cosa que el conocimiento de las
verdaderas posibilidades de desarrollo del ser esencial. A Li­
lith, en cambio, le interesa mostrarnos cómo saboteamos esos
mismos procesos. Quirón y Lilith son dos caras de una misma
moneda, dos formas que ilustran cómo es el camino al ser
pleno y feliz que se alberga en nuestro interior.
Lilith representa a la mujer primigenia, la compañera de
Adán antes de Eva. La mitología la describe como un ser des­
poseído de presencia física y, por ello, muy poderoso. Repre­
senta registros secretos de nuestra personalidad que resultan
recónditos para el control consciente. Al no resultar fácil mos­
trarse, Lilith se cuela en nuestra vida a través de anhelos, sue­
ños y fantasías que interfieren en nuestra vida corriente de mil
y una maneras. Se podría decir que Lilith es la voz de la parte
no atendida de nuestra niñez o de nuestros anhelos infantiles,
una voz que clama sin que se la haya escuchado.
La contraparte de Lilith es Quirón. A diferencia de éste, Li­
lith representa aquella parte nuestra que escapa a todo control.
Rehusando ser nombrada o integrada, nuestra Lilith interior
manifiesta una disconformidad e impone unas condiciones
Registros secretos de la
personalidad
Anhelos , fantasías ,
sueños prohibidos
22
que serán, más o menos exigentes en función de su posición
en el mapa natal.
La diferencia mayor entre Quirón y Lilith es que él necesita
restituir el contacto armonioso con el mundo, mientras que
ella es una expatriada que reniega de cualquier intento que
hagamos por integrarla en una normalidad que ella rechaza, si
no es con sus condiciones, a menudo tan secretas, abstractas y
punzantes que retan al intelecto a ir más allá de interpretacio­
nes tranquilizadoras.
Las ubicaciones respectivas de Quirón y Lilith en nuestros
mapas natales son muy tenidas en cuenta en temas relaciona­
dos con la salud, el crecimiento personal, la terapia, el descu­
brimiento del inconsciente, la creatividad, etcétera.
Sugerencias relativas a cómo aprovechar
la lectura de este libro
Como irás viendo a continuación, tanto el libro dedicado a
Quirón como el dedicado a Lilith son auténticos tratados de
psicología. Dejando a parte la terminología astrológica, muy
poco importante si te pones a leer con la intuición y con el
corazón en la mano, en cada uno de ellos aparecen narradas
todas las posibilidades expresivas de estos dos arquetipos, tan
importantes en temas relacionados con el autoconocimiento,
la sabiduría interior, crecimiento personal, etcétera.
Lo ideal sería poder disponer de tu mapa astral. Sin embar­
go, y si me lo permites, prueba a hacer una primera lectura,
incluso abriendo el libro al azar, sin mirar las posiciones de
Quirón o Lilith que tengas en el dicho mapa. Seguramente te
vas a ver reflejado en más de una ocasión. Ello es así por que
tanto Quirón como Lilith están muy presentes en la vida de
23
todos; de diferente manera, eso si. En todo caso, estas dife­
rencia pueden resultar muy anecdóticas una vez has captado
el principio fundamental de cada uno de estos personajes
interiores.
Como ya comenté al principio de este capítulo, al irlos es­
cribiendo me fui dando cuenta de que lo expresaba con ellos
podría ser leído y aprovechado por personas sin conocimien­
tos de astrología. Es por eso que te sugiero que hagas una pri­
mera lectura abierta y descondicionada en relación a lo poco,
nada o mucho que sepas de astrología.
Feliz lectura.
lilith entonces abarca temáticas
que tienen que ver con el
crecimiento personal porque nos
conecta con nuestros miedos
más profundos , aquello a lo que
tememos de nosotros mismos ,
lo que nos averguenza o genera
rechazo , donde conectamos con
nuestras heridas de la infancia es
decir , ahondar en lo inconciente
.
PRESENTACIONES
Blanca Muñoz
S
oy periodista de oficio; pero oficiosamente me dedico
a trabajar e indagar en cualquier cosa que tenga que ver
con la estética y el conocimiento. Nací el 12 de abril de
1970 en Zaragoza, aunque hace tiempo que resido en Barce­
lona y me considero barcelonesa de adopción.
Cuando tenía seis años, casi nada más aprender la caligrafía
del alfabeto, mi maestra nos sugirió una redacción sobre “La
vida” . En mi cuaderno anoté que “la vida es un sueño, un
sueño que satisface aunque se sufra”. Animada por la profe­
sora a seguir escribiendo, desde entonces convertí la escritura
en un sueño personal que me acompaña siempre.
Al cumplir los siete -edad en la que, según la doctrina cris­
tiana, una persona ya tiene uso de razón-, se me permitió
ojear la biblia de la casa de mis padres. Entre sus páginas
descubrí una lámina a color del pintor flamenco Ieronimous
Bosch, del tríptico del Jardín de las Delicias, que dejó una gran
huella en mi pequeña cosmovisión de niña.
El medio rural, en el que pasé los primeros años de vida,
resultó ser un estupendo campo de cultivo para despertar en
mí la fascinación por la naturaleza, para buscar respuestas en
las plantas y en el firmamento, y para aprender de los seres
25
vivos. Tomando como fuente de inspiración tan rico material,
preferí pasar más tiempo contemplando, investigando, dibu­
jando y escribiendo, que jugando con otros niños.
A la edad de 10 años dejé el domicilio familiar porque me
internaron en un colegio religioso, donde pasaría el resto de mi
infancia y mi adolescencia. En este contexto recibí una rigu­
rosa formación académica y humana, que se vería completada
en la misma Enea durante mi juventud, ya que me enviaron a
una universidad católica para cursar mis estudios superiores.
Todo este bagaje, junto con una ávida curiosidad por la ex­
perimentación en los campos de la psicología (me he “autoin-
vestigado” a través de múltiples terapias desde hace casi 20
años) y el arte (he realizado incursiones en pintura, escultura,
otras artes plásticas, fotografía, cine, y literatura); así como mi
interés por la lectura, han resultado ser las vías fundamentales
de mi desarrollo personal.
En los últimos años también he aprendido a prestar una
mayor atención al simbolismo de los sueños. Por otra parte,
un buen día tropecé en mi camino con la astrología y el tarot.
Al valorar sus connotaciones clarificadoras, hice de todo ello
herramientas imprescindibles para entender un poco mejor ese
“sueño” que es la vida. En concreto, el encargo de la lectura de
mi carta natal y, más tarde, el encuentro con la figura de Lilith a
través de estas mismas páginas han sido dos importantes pun­
tos de inflexión en la historia del crecimiento de mi conciencia.
Jesús Gabriel Gutiérrez
Me inicié como estudiante de Astrología en 1984. Mi maes­
tro fue Arturo Mellet, sin cuya impronta yo no hubiera prose­
26
guido mis estudios con el provecho con que lo estoy haciendo.
Aquel encuentro contribuyó no solo a agudizar la curiosidad
sino a hacerla más psicológica. Digamos que hasta entonces
mi tema de interés era la psicología, y que el encuentro con la
astrología (tal como la transmitía Arturo) hizo que la curiosi­
dad y el interés se canalizaran provechosamente.
Como todo estudiante de astrología, seguí el orden que mi
mentor me iba sugiriendo, a lo que yo añadía la rebeldía in­
telectual que me era propia. Fruto de este inconformismo es
que llegué a interesarme por Quirón y por Lilith, a quienes
considero exponentes de lo más profundo y refinado de lo
que en astrología puede llegar a palparse en cuanto a compor­
tamientos y motivaciones humanas.
Debo decir que no fueron únicamente la rebeldía y el in­
conformismo intelectual quienes me fueron empujando hasta
llegar a Quirón y Lilith, sino determinadas experiencias profe­
sionales, familiares y afectivas que suscitaron en mi preguntas
para las cuales no encontraba respuestas estables. Me estoy
refiriendo al componente irracional (patológico) que subyace
en el comportamiento de las personas. Determinadas conduc­
tas sufridas por mi -tanto propias como ajenas- provocaron
que me preguntara acerca de hasta qué punto somos amos
de nuestros comportamientos. Las respuesta es que no lo so­
mos en la medida en que no nos demos cuenta de cómo nos
comportamos. Eso quiere decir que podemos llegar a saberlo,
lo cual tampoco garantiza un comportamiento adecuado ante
cualquier circunstancia y para cualquier anhelo o interés que
uno desée ver satisfecho.
Otra pregunta es si es posible la armonía entre el ser (nú­
cleo) y el comportamiento (personalidad), si éstos ayudan a
27
que el ser se exprese o si, por el contrario, lo frustran o lo
ensombrecen. Una buena parte de las claves astrológicas re­
lacionadas con este asunto están consignadas en Quirón y en
Lilith, y este trabajo es un refinamiento del proceso que me
llevó a ir trasladando hacia la luz todas esas cuestiones a las
que me refería.
PROLOGO
Por Blanca Muñoz
1 tiempo es un maestro. Curte, despierta los sentidos
y va dotando de herramientas a las mentes despiertas
para caminar con mayor consciencia. Una de las lec­
ciones esenciales que pueden aprenderse, a medida que trans­
curren los años, es que aquello que solemos llamar “casuali­
dades” suceden, en realidad, más bien como “causalidades”.
La ley de la causalidad supone que algo ocurre -siempre-
porque es necesario que ocurra. El efecto de la causalidad po­
dría juzgarse como “positivo” o como “negativo”; pero siem­
pre es, per se, y ante todas las cosas, “conveniente”.
“Conviene”.
Conviene que suceda todo lo que nos sucede.
No se trata de un argumento fatalista o conformista (¿quién
puede saber, a largo plazo, si tal cosa que aconteció fue buena
o fue mala?)... su transcurrir, en todo caso, habrá dejado una
huella en nosotros. De aquella experiencia saldremos fortale­
cidos. Seremos, tras ella, “más persona”.
Cuando cayeron en mis manos estas páginas sobre Lilith,
me sacudió una profunda convulsión interna. La inquietud,
novedosa e incomparable, buscaba en los archivos de mi men­
te si acaso un parangón con alguna otra experiencia cono­
29
cida. Fue de este modo, como volví imaginariamente y casi
en contra de mi voluntad, hasta el territorio del pasado, y se
hizo patente de una forma bastante inconsciente la sensación
de fuerte inquietud que logró provocarme el primer filme del
realizador Bajo Ulloa, Alas de mariposa. Recordé también va­
gos detalles -sepultados en el olvido por escabrosos- de la
narración de ciertas historias del macabro folklore popular
pastoril ibérico, con que solía entretenerme, en ios tiempos de
mi primera infancia, una de mis abuelas.
Pero, sin lugar a dudas, la sensación más resquebrajante y
similar a Lilith era la que viví ante la contemplación, siendo
ya adolescente, de algunas láminas que reproducían los cua­
dros de Ieronimous Bosch. Toda la inquietud que provocaban
aquellas criaturas imposibles lo era todavía en mayor grado
por el halo de misterio que rodeaba esas atmósferas. Pero lo
más terrible era el verismo que desprendían aquellas escenas
para una mente aún sin hacer, aún primitiva. Me parecía casi
probable que cualquier noche apareciera en mi habitación al­
guno de aquellos animales deformes, aullando lastimosamen­
te, o yo misma acabase prisionera en alguna fétida burbuja,
o arrebatada por un ser pisciforme para volar sobre el fuego.
Pensé después en cuánta influencia habían tenido en mi
vida aquellas tres experiencias, derivadas de la contemplación
visual, de la palabra o de las lecturas. Somos lo que percibimos.
Por tanto, somos también, aquello que tememos. Y “somos”,
siempre, más allá de lo que tememos, porque, cuando aparece
la inquietud y el miedo, no nos queda sino elevarnos por enci­
ma de ellos para conquistar un poco más de nosotros mismos.
De esta forma, recuperando el resquemor de viejas sensa­
ciones conocidas -instaladas quizás en el alma desde mucho
30
más antiguo de lo que yo misma pudiera suponer- fue como
supe que la Lilith que aparecía ante mis ojos, explicada y mi­
nuciosamente descrita en aquellas páginas —desnuda y casi di­
seccionada- era una “causalidad” en mi proceso existencial.
Igual que los cuentos y las imágenes dejaron su huella en la
personalidad de una niña, la lectura de Lilith, será recordada
por mi persona como uno de los hitos que ayudaron a mo­
delar el barro de esta vasija en continua metamorfosis que
somos todavía los seres adultos.
(No pretendo con todo este preámbulo desganar al posible
lector ante el descubrimiento de algo que, seguramente, tam­
bién suscitará su inquietud. Lilith es como asomarse al borde
de un bellísimo acantilado. El vértigo y la sensación de peli­
gro son fuertes, pero casi nunca lo suficientemente poderosos
como para impedir al curioso acercarse un paso más -hasta
lo permisible- para alcanzar la sublime visión de la espuma
blanca, perseguida por el azul, rompiendo contra las rocas;
esa Belleza).
De modo que, después de conocer a Lilith, no tuve otro re­
medio que mirarme en un espejo diferente. Un espejo que en
principio me hizo temer algo a lo que jamás había temido: mi
propia persona. El rostro al que yo estaba acostumbrada -el
de la amabilidad, de la empatia, la moderación, el cortés empe­
ño por congraciarme con ciertas gentes y circunstancias- eran
tan sólo la máscara que quedaba antepuesta como imagen mía
ante el mundo; esa carta de presentación que suele mantener­
nos de acuerdo con nosotros mismos para dormir tranquilos
por las noches. Por debajo de todo aquello, y como verdad
enraizada y esencial sobre una identidad que temía descu­
brir (por sus dimensiones oscuras) emergía, precisamente, un
lado atroz, impertinente, impaciente, desconcertante, tiránico
31
y procaz. Suficientemente arraigado y poderoso como para
no doblegarse ante remilgos. Suficientemente tentador y libre
como para no desear rendirse. Suficientemente díscolo como
para arrasar en derredor cualquier cosa que interfiriese en el
camino de su libertad, por sagrada que pareciese. Suficiente­
mente capaz, por otra parte, de curar las heridas viejas, si me
atrevía a darle riendas.
Lilith se reveló, por tanto, ante mí como una perfecta dia­
blesa. Una diablesa terapéutica que era yo misma. Y los textos
que tenía en mi poder no eran el guión de una película, ni
tampoco un libro de cuentos. Lo que tenía frente a mí era Li­
lith argumentada, experimentada y comprobada; porque tal y
como aparece en el siguiente libro, es real, demostrable, existe
en cada ejemplo, y su revelación tiene un poder curativo ex­
quisito y sumamente beneficioso.
Por tanto, tras ese “susto” inicial de contemplar la parte a
primera vista aborrecible de nosotros mismos , al lector no
le resultará difícil entender que Lilith no es una influencia
nefasta en nuestra existencia, sino más bien aquello que más
necesitamos para crecer: escuchar al niño de dentro, obrar de
manera libre aunque se salga de ciertos cánones, enfadarnos
con la vida, con los demás, concedernos el derecho de sa­
nar las heridas que nos infligieron en el pasado; entender que
nadie sino nosotros mismos podemos recuperar la salud del
niño maltrecho, y que en muchos casos este acto regenera­
dor nos exigirá sacar la rabia, el egoísmo y la supuesta tiranía
-esas actitudes políticamente incorrectas, que tanto miedo y
vergüenza nos daban y que forman parte de nuestra Lilith.-
Tú también eres Lilith. Si estas páginas han llegado hasta ti,
y si han conseguido despertar tu interés, si piensas continuar
Lilith representa aquello que aborrecemos de nosotros mismos , aquello con lo que no nos sentimos
cómodos
También representa aquellas conductas que en nuestro entorno eran moralmente incorrrectas y
punibles . Entonces fuimos creciendo y desarrollando miedo y vergüenza pero también fascinación .
32
la lectura, no creas en modo alguno que esta circunstancia es
fruto del azar. Considéralo más bien una “causalidad”. Las
tienes porque las necesitas.
Realizada una primera lectura que quizás provoque un re­
gusto amargo en tu intelecto, no podrás evitar caer en sucesi­
vos repasos, que irán desvelando las capas de tu propia evolu­
ción. Y estos textos podrán así convertirse en un rico manual
de consulta al que acudir cuando necesites un instrumento de
ayuda para atreverte un poco más a ser quien eres. En defini­
tiva, para ser un poco más feliz.
El efecto-consecuencia de haber conocido a Lilith y obser­
var en qué facetas de ella nos sentimos aludidos, es sólo un
paso más hacia la autoaceptación (del lado más provocador
de nosotros mismos, aquello reprimido que tan necesario y te­
rapéutico resulta cuando se logra expresar). Es, asimismo, un
paso de gigante para el autoconocimiento y la autoconciencia.
PRIMERAS PALABRAS
A
ntes de empezar con Lilith, me gustaría compartir el
proceso por el que he llegado hasta aquí (con Lilith).
La primera vez que asistí a un seminario sobre Lilith
fue a mitad de los 80. Años más tarde asistí a otro, ya en la
década de los 90. De ambos seminarios salí con una sensación
extraña, con un estado de ánimo hostil y arisco. Es posible
que yo no estuviera preparado para soportar su mensaje. En
principio, Lilith no simboliza lo agradable de la vida, sino todo
lo contrario. Quizá es por eso que su aplicación en la interpre­
tación astrológica es tan reducida. Pocos quieren abordarla.
Sin embargo Lilith, junto con Quirón, contiene la clave de
muchas cosas, como luego he podido comprobar.
Tras esos primeros seminarios abandoné la idea de incor­
porarla al repertorio astrológico, hasta que en la lista Ptolo-
meo propuse re-abordarla pulsando la opinión de otros cole­
gas. El caso es que a través de este re-encuentro percibí algo
más. Quizá es que yo ya me encontraba maduro para encon­
trarme con ella. A partir de ese momento empecé a incorpo­
rarla a mis interpretaciones y a mis cursos. Durante una buena
temporada me pasé recibiendo mensajes impactantes que me
asaltaban a cualquier hora del día: por la noche me levantaba
aceleradamente de la cama a tomar notas, en los cursos me te­
nía que llevar una libreta para apuntar y no olvidar las nuevas
ideas que iban surgiendo, y en las interpretaciones........
34
En las interpretaciones yo creo que es donde he aprendido
más de mi Lilith. Había momentos en que deseaba que apa­
reciese en consulta una persona con determinadas caracterís­
ticas (de su Lilith) para comprobar lo que intuía,.......y aparecía
(eso es Lilith: desear algo y que suceda sin que por parte de
uno medie una acción concreta). A partir de ese momento
todo ha sido mucho más mágico.
En ese tercer re-encuentro con Lilith, además de sentir­
me más maduro, ocurrió otra cosa: el encuentro con Príapo
(el punto opuesto). Yo creo que eso ha sido importantísimo.
Lilith y Príapo funcionan como un eje. Son una sola pieza. A
Príapo no se le suele tener muy en cuenta, y la poca cuenta que
se le tiene no está del todo bien perfilada.
Lilith representa lo último que debería aprenderse de la
psique humana. Me explicaré: en astrología aprendemos con
un orden primordial y básico. Empezamos por los signos,
las casas, los planetas tradicionales junto con los descubier­
tos con ayuda de tecnología, etc,... Sin que lo pretendamos,
el proceso de aprendizaje de lo astrológico refleja el mismo
orden en el que vamos descubriendo nuestra propia psique.
Lo psíquico y lo celeste comparten un mismo orden en el
todo va siendo descubierto bajo ritmos similares. Empezamos
por lo obvio y acabamos justamente en el punto en el que se
encuentra lo inexplicable. Dicho de otro modo: empezamos
con lo que es más fácil de reconocer hasta llegar a donde el
intelecto encuentra más resistencia. En lo más difícil de expli­
car se encuentra Lilith. Es por eso que yo nunca aconsejaría
a una persona que acaba de llegar al mundo de la astrología
que empezara por Lilith teniendo en cuenta que es necesa­
rio aprender otras cosas más básicas. ¿Por qué? Pues porque
la jerarquía de arquetipos propia de la astrología es la misma
35
jerarquía psíquica que ordena nuestro carácter y nuestro des­
tino. Es necesario aprender a percibir aquellos arquetipos que
son más fácilmente observables para ir pasando progresiva­
mente a lo más sutil, a lo más difícil de describir. Es obvio
que Lilith no es lo más fácil de captar y elaborar a través de la
Astrología (ni a través de ninguna otra cosa). A Lilith se llega
a través de un proceso que incluye captar lo que quiere decir el
Sol, la Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Saturno, Urano,
Neptuno, Plutón, Quirón, los Asteroides, los Nodos,.........hasta
llegar finalmente a ella. Con eso no quiero decir que no pueda
ocurrir de otra manera, que un estudiante empiece por Lilith
sin haberse empapado previamente de lo fundamental en as­
trología. Creo que las cosas ocurren como ocurren en la vida
de cada persona por alguna razón que desconozco. Lo que si
tengo claro es que estoy percibiendo a Lilith gracias a haber
percibido a Urano, a Neptuno, a Plutón, a Quirón, etc,...
Este libro se basa en aquellas notas que frenética y obsesi­
vamente iba anotando en trozos de papel que iba depositando
en una carpeta. Hoy la carpeta presenta un grosor estimable.
Plantearme escribir este libro supuso para mi un esfuerzo por
poner orden en esa carpeta y dar una redacción inteligible a
sus contenidos. La carpeta es lo suficientemente gruesa como
para pueda deparar sorpresas de todo tipo nunca antes escritas.
Jesús Gabriel Gutierres^
Septiembre 2005
LILITH Y LA ASTROLOGÍA
ste trabajo trata de una figura contradictoria y chocan­
te; profunda y sutil, unas veces; exhuberante y procaz,
otras. Es Lilith/.Luna Negra. Todos la tenemos en
nuestra Carta retándonos, tomándonos la medida a través de
nuestros prejuicios, invitándonos a disfrutar de un inexistente
pastel tal como ocurriría con la visión ilusa de un oasis ficticio
en plena travesía por el desierto. En este caso se trataría del
desierto de las emociones, un desierto que de tan aplastante,
misterioso e intimidatorio nos hace percibir el manjar justo
de donde nunca lo podría haber. Lilith es intimidatoria, utiliza
nuestros sentimientos y emociones para tomar vida. Nos fa-
gocíta. Su presencia es invisible pero contundente. Nuestras
motivaciones inconscientes giran en torno a ella. Represen­
ta lo inconfesable, nuestros secretos más recónditos,.......... Y al
mismo tiempo señala una vía de transformación cuyo punto
de partida es una emoción innombrable y secreta, tan secreta
que nos domina. No tenemos a Lilith, es ella quien nos tiene a
nosotros. Lilith es un agente provocador del destino.
Las implicaciones que Lilith/Luna Negra tiene en nuestra
Carta crean un territorio propicio para el cuestionamiento per­
sonal. A través de la acción de Lilith/Luna Negra observamos
lo incompleta que es nuestra vida si tan solo vivimos rindien­
do culto a nuestros sentimientos más decorosos y aceptables.
p
A......
37
Lilith/Luna Negra nos enseña que la ocultación de cierta clase
de sentimientos (odio, venganza, envidia, ira,...) es negar una
parte importante de nuestra personalidad, lo cual puede deri­
var en problemas de salud tanto en lo físico como en lo psí­
quico. Así pues, la posición astrológica de Lilith/Luna Negra
ofrece una información esencial no sólo de sentimientos sino
también de facetas que piden ser reconocidas e integradas.
Esta petición que ella nos hace viene a través de situaciones
chocantes, sorprendentes, desestructurantes, caóticas,.......... Su
finalidad es pulverizar toda defensa y hacernos más sinceros
y menos remirados. Así, sin protección, emergen del incons­
ciente emociones y deseos que han permanecido largamente
ignorados. Esta eclosión es altamente desafiante para nuestro
status quo emocional. A menudo podemos percibir la acción
de Lilith a través de comportamientos anómalos que se sitúan
entre la ocultación y la manifestación sin encauzar, como si se
quisiera contener lo incontenible. Eso da lugar a incongruen­
cias muy chocantes.
Cuando me puse a indagar acerca de qué cosas nos hablaba
Lilith, empecé a detectar, en mí mismo y en las personas con
las que más estrecha relación mantengo, algo que delataba su
presencia en los comportamientos. Es algo difícil de aceptar.
¿Cómo es posible que una persona pueda al mismo tiempo
afirmarse y negarse en algo de si misma? Es una pregunta
peligrosa y necesaria a un tiempo. Es peligrosa porque su sola
formulación provoca que la negación de lo que se desea to­
davía se amplifique más. Pero, por otro lado, la amplificación
pone luz y hace evidente ciertas actitudes que hasta cierto mo­
mento permanecían en la oscuridad del inconsciente. La úni­
ca explicación es que negarse a uno mismo aquello que más
felicidad puede dar solo puede provenir de un enfado infantil
mal curado, como si el castigo de origen se convirtiera des-
38
pues en autocastigo o en enfado que proyectamos sobre los
demás. Se trata de un enfado que, aunque sus consecuencias
permanecen exiliadas de nuestro comportamiento normal, si­
gue estando muy vivo. Y la única forma de desactivarlo es sa­
cándolo hacia fuera, drenándolo de los intersticios de nuestro
sistema emocional. De este modo, drenando, podemos mane­
jarnos con lo que en realidad somos, con lo que sentimos, con
lo que anhelamos. Lilith/Luna Negra nos invita a simplificar
las cosas, a esencializar nuestras motivaciones. Sólo así pode­
mos neutralizar la bomba hecha de sentimientos o anhelos
no expresados. Y es que en Lilith está el germen de todas las
guerras, tanto internas como externas. Es por eso que Lilith
señala el límite entre la cordura y la locura, entre la paz y la
guerra, entre el amor y el odio, entre lo oculto y lo manifiesto.
Con Lilith drenar es nacer. El que no protesta no nace, y
Lilith es la voz de una protesta largamente guardada. Lilith
representa algo de nosotros mismos que no ha acabado de
nacer. Para ello utilizará todos los medios posibles: el caos,
el desorden, el enfado, la hostilidad, la pérdida, el fracaso, la
agresión, la depresión, el divorcio, la enfermedad, los acci­
dentes, el apetito desmadrado, etc.... y, sobre todo, los sueños.
Incluso los sueños que se tienen cuando estamos despiertos.
La cuestión es si uno es consciente de lo que sueña, de lo que
anhela, de lo que en verdad persigue más allá de lo que cons­
cientemente cree perseguir. ¿Quién se atreve a descifrar sus
anhelos verdaderos?, ¿y sus anti-anhelos?
La posición de Lilith por Signo nos ayudará a desentrañar
aspectos de nuestro comportamiento que nos perjudican. La
posición por Casa nos ayudará a cuestionar los deseos que
solemos defender conscientemente y nos llevará a descubrir
que tan solo en el inconsciente está lo que verdaderamente de­
39
seamos de la vida. La posición por Casa, además, nos indicará
en qué escenario de la constelación familiar se han incubado
esos comportamientos. Los aspectos nos indicarán, por un
lado, cómo nos boicoteamos, y, por el otro, cómo canalizar
mejor la rabia interior para así positivizar esos rasgos nocivos
de nuestra conducta.
Lilith y Príapo
Al igual que los Nodos de la Luna, Lilith/Luna Negra fun­
ciona como un eje. Si ella astronómicamente está representa­
da por el apogeo lunar -el punto de la órbita lunar más alejado
de la Tierra-, la contraparte está indicada por el perigeo -el
punto de mayor cercanía-. Este punto suele ser denominado
Príapo. Como tal eje, el formado por Lilith - Príapo, simboliza
una dinámica de relación con el entorno, de tal manera que lo
que uno cree que oculta resulta que es lo que otros ven con
claridad meridiana. Así, cuando ponemos energía en ocultar
algo de nosotros (mentir, tergiversar, deformar, camuflar, en­
gañar, etc,...), lo que hacemos sin darnos cuenta es llamar la
atención de los demás. Es por eso que la invitación que nos
hace Lilith es a sincerarnos sin reparar si tal cosa es agradable
o no. Mantener oculta una emoción o soportar llevar un se­
creto a cuestas siempre supone un gasto energético que puede
resultar muy nocivo para nuestra salud.
Y ya que hemos hecho mención de los Nodos de la Luna,
haremos bien en señalar que tal eje señala el camino evolutivo
del alma. El Nodo Sur representa el tipo de conducta menos
productiva, mientras que el Nodo Norte señala situaciones
y actitudes que nos ayudan a evolucionar. Estableciendo un
paralelismo, el eje formado por Lilith - Príapo describe la evo­
lución del temperamento instintivo. Lilith presenta una gran
40
analogía con el Nodo Sur, y Príapo, con el Nodo Norte. Lilith
y Nodo Sur son dos puntos de anclaje de los que hay que
desamarrarse para que puedan ser integrados y aprovechados,
y Príapo y el Nodo Norte representan el punto de llegada,
aquellos potenciales que, procurando su desarrollo, nos hacen
la vida más feflz.
Quienes en una Carta Natal tengan en cuenta a Quirón
podrán comprobar cómo los asuntos que él gobierna tienen
muchos puntos de concomitancia con Lilith/Luna Negra. En
concreto, es posible percibir que ambos componen un circuito,
ambos describen fallos en la educación recibida, y ambos, por
tanto, refieren a elementos de nuestro carácter y facetas que
quedaron marginados en el proceso de socialización. En este
sentido, la gran diferencia estriba en que si Quirón nos habla a
través de creencias que deforman la realidad, Lilith/Luna Ne­
gra nos habla a través de emociones inconscientes no acepta­
das por uno mismo. Quirón es mental y Lilith/Luna Negra es
visceral.
Pero Lilith/Luna Negra es todo eso y mucho más. Lo ire­
mos comprobando.
Acerca de la Mitología y Lilith
El repertorio de personajes mitológicos ofrece una pano­
rámica interesante y sugestiva acerca del funcionamiento de
nuestros propios comportamientos. La mitología es una for­
ma de psicología arcaica y una fuente de conocimientos nada
desdeñable. Su íntima asociación con la astrología convierte a
la mitología en una herramienta de trabajo personal realmente
valiosa. Los personajes míticos y demás detalles que confor­
man sus circunstancias contienen numerosas claves que nos
41
ayudan a entender nuestras propias motivaciones.
Los mitos nos hablan de arquetipos, energías universales
que emanan de la misma fuente de la vida. El arquetipo se
sustenta en una energía primordial. Lo vemos concretizado en
forma de fenómenos, eventos, comportamientos, relaciones,
encuentros, desencuentros, crisis, oportunidades, etc,... los
cuales mueren y resurgen sucesivamente. Eventos y compor­
tamientos son los ropajes temporales de arquetipos y mitos.
Nosotros mismos somos expresión de arquetipos universa­
les, al igual que los planetas y otros nudos energéticos como
Lilith, que no tiene cuerpo, que es una realidad virtual y que,
como tal, no puede estar representada por un cuerpo sólido
(planeta), sino por un punto de la órbita lunar que no vemos
ni tocamos sino que deducimos matemáticamente.
Una cuestión muy propicia para el debate es lo concernien­
te a si el nombre de un planeta o nudo energético (Lilith, en
este caso) influye sobre su contenido psíquico. Mi posición al
respecto es que el nombre es un dato más a tener en cuenta,
un elemento inspirador que hay que tomar con cuidado y sin
desdeñar lecturas y relecturas sutiles. Las leyendas asociadas
a Lilith aluden explícitamente a lo sexual y a lo diabólico y,
sin embargo, la observación de Lilith/Luna Negra astrológica
nos permiten asociar lo supuestamente sexual y diabólico con
una raiz que quizá no sea tan sexual ni tan diabólica. De este
modo, al desentrañar el posible origen de ciertos comportamien­
tos y actitudes, nos damos cuenta que todo tiene una razón evo­
lutiva y positiva, a menudo escondida en experiencias chocantes.
Eso es Lilith.
42
EL PERSONAJE MITOLÓGICO
El personaje
No todo el mundo la entiende, no todo el mundo la percibe,
no todo el mundo la vive, no todos están dispuestos a acep­
tarla como parte integrante de sus vidas, pero sí, lo sepamos o
no, todos la deseamos. ¿Quién es? Es Lilith, la desposeída, la
que controla nuestros deseos más recónditos, aquéllos que no
osamos reconocer debido a alguna misteriosa razón.
La mitología
Cuenta la leyenda que, antes que Eva, Lilith fue la primera
compañera de Adán. Ambos mantenían una relación tensa e
intensa. Adán deseaba ejercer un papel dominante en la rela­
ción, y Lilith rehusaba quedarse en un segundo plano. Ante tal
situación, Adán se dirigió a Dios para quejarse de las preten­
siones de Lilith y pidió que creara otra mujer para él. Entonces
Dios desmaterializó a Lilith y formó a Eva a partir de una costi­
lla de Adán. En otros textos se cuenta que fue ella misma quien
protestó y decidió desaparecer y trasladarse a la región del Aire.
Desposeída de su cuerpo, desde entonces Lilith pervive en el
ámbito psíquico desde donde trama su venganza por el castigo
recibido. Por otro lado, Dios, aún habiendo accedido a la peti­
ción de aquél, pactó con Lilith que ella mantendría su presencia
en la vida de Adán y de Eva en forma de sueño o anhelo a tra­
vés del cual ambos la recordarían eternamente. De alguna for­
ma Dios y Lilith, aunque cada uno con una intención diferente,
se pusieron de acuerdo en vengarse de Adán. Lilith lo hizo por
el desprecio que Adán hizo de ella, y Dios, por lo desatinado de
la petición, todo y habiéndole concedido el deseo.
43
Lilith está presente en la vida tanto de hombres como de
mujeres. En ambos casos ella ocupa un lugar destacado en
el inconsciente tanto del hombre (Adán) como de la mujer
(Eva). Lilith, en el inconsciente de Adán, representa la mu­
jer que él deseó y que aparece en sueños o en situaciones
inusuales e imprevisibles desestabilizando la comodidad del
poder presuntamente conseguido al lado de Eva. Lilith, en el
inconsciente de Eva, representa al propio poder de la mujer
que emerge desafiándose a sí misma en forma de anhelos de
automatización que requieren de una revisión en profundidad
de su función reproductora y transmisora de ciertos valores
que tienen su escenario de perpetración en la vida cotidiana.
Eva, la Luna, representa la mujer ancestral, y Lilith, la Luna
Negra, la mujer transgresora.
En la vida de un hombre, tanto Eva como Lilith repre­
sentan sendos arquetipos representativos de sus necesidades
acerca de lo femenino. El hombre que en su vida busca a Eva
emite sus sentimientos desde una vibración protectora y pa­
ternalista. En cambio, el hombre que busca a Lilith emite sus
sentimientos desde el no apego, desde la libertad y desde la
igualdad, sabedor de que esa relación no tiene por qué garanti­
zar la estabilidad personal ni la perdurabilidad del vínculo. Eva
simboliza lo que podría ser para él la esposa y madre ideal para
sus hijos, la mujer cuidadora capaz de posponer sus intereses
en favor de la vida en pareja, de la consolidación de la familia
o de la preservación de los valores sociales. La función de Eva
es reproducir, proteger y educar. Entretanto, Lilith representa
el amor indomesticable, la mujer que no se ata al varón, ni a la
familia, ni al sistema. Lilith es la mujer fascinante que decide
cómo y con quién quiere estar. Si para un hombre Eva repre­
senta el amor familiar, Lilith representa el amor intempestivo,
efímero, desafiante, cuya función es destapar apetitos larga­
44
mente solapados. Lilith pone en solfa la vanidad varonil, hace
que el hombre se dé cuenta de sus anhelos animales propo­
niendo aventuras sexuales que acabarán poniendo en cuestión
su sistema de vida. Se puede decir que Lilith es una acecha­
dora de las debilidades masculinas. Su función es la provo­
cación en sí misma, aunque el resultado dependerá más bien
de la actitud del hombre. Si el hombre desea conocerse más
a sí mismo, la presencia de Lilith puede ser verdaderamente
inspiradora. En este sentido, el hombre que, asumiendo sus
consecuencias, accede a la invitación que le hace Lilith, tiene
la oportunidad de engrandecer la percepción del universo fe­
menino tanto en la mujer como en sí mismo. En cambio, para
el hombre narcisista ocupado en dar una buena imagen de
virilidad controladora y dominante, Lilith es una saboteadora
que le hará la vida imposible, castigándolo en la medida en que
también ella se sintió castigada. En este caso, ante tal afrenta,
la única salida posible es la sinceridad y la transparencia.
En la vida de una mujer, Eva (Luna) y Lilith (Luna Negra)
representan dos aspectos de su personalidad. Hay mujeres
más Eva, y hay mujeres más Lilith. En cualquier caso ambas
coexisten en el psiquismo femenino. Eva es una representa­
ción de la mujer adaptada a lo que tradicionalmente se espera
de ella. Supedita su desarrollo individual a los intereses del
colectivo, de la pareja, de la familia, etc,.... En lo afectivo, ante­
pone el cariño a la pasión, prefiere vivir el amor a largo plazo
que experimentar la intensidad de un momento. En cambio, la
Lilith que subyace en toda mujer representa el lado más salvaje
de su feminidad. No se refiere únicamente a una determinada
vivencia de la sexualidad, sino a una capacidad para transfe­
rir su fuerza creativa a través de actos discretos, sencillos y
elementales. Lilith representa los poderes femeninos que, de
tan naturales, parecen paranormales. Las capacidades telepáti-
45
cas, visionarias, inspiradoras..... están relacionadas con Lilith.
O mejor dicho, con el eje formado por Lilith y su punto de
oposición, Príapo. Como Lilith/Luna Negra señala una zona
reprimida o castigada de nuestro psiquismo, para entender
en qué consisten esas dádivas y cómo se nutren deberemos
acudir a Príapo. Lilith, por otro lado, también representa los
impedimentos, no obstante, según cuenta la leyenda, su fun­
ción consistía en impedir los nacimientos y, por extensión, los
inicios de cualquier cosa. Es por eso que se la relaciona con la
frustración y el castigo. Aún así, el consiguiente enfado, si es
aceptado, puede convertirse en fuerza descomunal orientada
a abrir caminos por el sólo deseo de querer transitar por ellos.
Es por eso que el binomio formado por Lilith y Príapo cons­
tituye un eje psíquico capaz de transformar nuestras congojas
en creatividad.
La voz de nuestra animalidad inconsciente
Lilith nos da pistas acerca de la vertiente destructiva de la
madre, en contraposición al aspecto más nutritivo (indicado
en astrología por la Luna). Aparece asociada a Lamia y a Hé-
cate, figuras ambas igualmente aniquiladoras y depredadoras,
devoradoras de niños e impedidoras, por tanto, de la espon­
taneidad, de la inocencia y de la prosperidad. Las tres, Lilith,
Lamia y Hécate, personifican no solo el potencial aniquila­
dor procedente del abismo del inconsciente, el cual contiene
rastros vivos de nuestro aspecto más animal, sino también la
clave para aceptar que una parte de nosotros mismos intenta
destruir al tiempo que otra parte intenta construir.
Lilith aparece descrita en las leyendas de varias maneras.
Todas tienen un rasgo común: el reptil. En unos casos una
serpiente aparece abrazada a Lilith. En otros, Lilith es descrita
46
como un ser ambigüo, mitad mujer, mitad lagarto o serpiente.
Una vampiresa, en definitiva. Lilith es, además, enemiga de
los partos y de los recién nacidos, a los cuales estrangulaba.
Si tomamos en cuenta que un niño es el fruto de una relación
entre un hombre y una mujer, entonces la destructividad de
Lilith no solo va dirigida a los recién nacidos sino a los adul­
tos, los cuales ven cómo el fruto de su relación queda aborta­
do o no prospera según lo esperado. Si eso es así, entonces la
ubicación de la Lilith astrológica puede dar pistas acerca de las
congojas íntimas que los padres desean redimir a través de sus
hijos. El niño es la caja de resonancia del anhelo por vivir algo
que no fue vivido por ellos y que permanece en el útero fami­
liar a la espera de que él lo rescate. Pero este rescate, cómo se
haga y lo que puede producir, no puede estar en manos de los
padres, ni ser dirigido o controlado por ellos, sino que está en
el fuero interno del niño. Unicamente de él depende el desa­
rrollo de esa función, la cual llegará a percibir con sus propios
medios. Cualquier expectativa que los padres proyecten sobre
sus hijos será abortada si contradice la naturaleza esencial de
éstos. Podría parecer que Lilith sea enemiga de las relaciones
entre hombres y mujeres y, por lo tanto, de cualquier expecta­
tiva que pueda surgir entre ellos. Sin embargo, Lilith lo que en
realidad busca es que en una relación entre hombre y mujer
no se produzcan proyecciones indeseadas entre ellos o so­
bre sus hijos. De ocurrir, entonces las relaciones familiares se
convertirían en disfuncionales. La abortividad de Lilith, pues,
se ceba, más que en los niños, en las relaciones íntimas entre
adultos en la medida en que en esas relaciones puede produ­
cirse un fruto orientado a la autosatis facción egoísta o como
paliativo de sus propias congojas. Un ejemplo de ello son los
hijos que se tienen para compensar desajustes en la relación.
Visto así, Lilith es entonces una frustradora de los deseos de
los padres con respecto a sus hijos. Como adultos, Lilith es
47
un virus infiltrado en las actitudes que habría que decodificar
y reconocer para evitar que los demás (especialmente nuestra
pareja o nuestros hijos) se conviertan en ositos de peluche
para nosotros.
Podría parecer que Lilith se sintiera más atraída por lo
imposible que por lo posible, por lo improductivo que por
lo productivo, por la anarquía que por el compromiso. Sin
embargo, su función no es impedir el desarrollo de nuestros
deseos sino cuestionar nuestro grado de autenticidad y since­
ridad en el reconocimiento de los mismos, puesto que de ellos
es de donde irá naciendo la realidad que vamos a vivir. El inte­
rés de Lilith se centra especialmente en ponernos sobre aviso
de que, una vez detectados cuáles son, será nuestra forma de
participar la que va a determinar el resultado. Esta forma debe
ser limpia e impoluta. En cuanto una doble intención se in­
filtrara en nuestra conducta, entonces la expectativa correría
serio peligro de acabar en aborto o corromperse. El problema
radica en que con Lilith a lo único que llegamos es a damos
cuenta de que no acabamos de saber qué es lo que en realidad
deseamos, ni qué es lo que en realidad somos. Cuando cree­
mos saberlo, aparece del fondo otra capa que denota que no
hemos llegado a la verdad. A falta de encontrarla, la única vía
es vivir cada momento y cada relación por lo que es y no por
lo que esperamos que sea. Para ello, la fórmula es hacer las
cosas por amor o intuición pura. Y debe ser así, aún a riesgo
de provocar un desgarro en el sistema de relaciones en el que
habitualmente nuestra vida se desarrolla.
Por otro lado, el estrangulamiento ofrece una señal escla-
recedora ya que significa un corte por asfixia aplicado en el
cuello, lugar de residencia de los apetitos que más se relacio­
nan con el placer sensual (Tauro), al tiempo que es la línea
48
divisoria entre la cabeza (gobierno) y el resto del cuerpo (ins­
tintos terrenales), entre lo superior y lo inferior, entre la mente
y el cuerpo. Estrangular impide la obtención de alimento, al
tiempo que también imposibilita que nuestra voz se escuche.
El simbolismo de la estrangulación señala la división en dos
mitades de la realidad sensible que hasta entonces permanecía
unificada en el niño. A partir de la estrangulación -un castigo,
un abuso o una grave decepción, por ejemplo-, empezamos a
perder nuestra unidad emocional inicial. Podríamos decir que
con lo que ese acto simboliza queda instaurada la primera es­
cisión existencia!, a la que luego seguirán otras, las cuales, no
obstante, constituyen el caldo de cultivo de nuestro posterior
desarrollo mental e intelectual. Sin el trauma sería imposible
la diferenciación y el consiguiente proceso de individuación.
Visto así, el trauma es un comadrón que nos obliga a nacer a
una dimensión sin precedentes.
Por otro lado, al impedir los nacimientos o estrangular a los
niños, Lilith nos está advirtiendo de actitudes que pueden per­
judicar la concretización de nuestras expectativas, o bien nos
habla de algo de nosotros que se resiste a crecer y madurar.
Sin duda se refiere a un estado de ánimo inconscientemente
revanchista, reverberación de aquel primer enfado. Esta acti­
tud -al estar fuera del control consciente- puede llevarnos a
una trampa, ya que nosotros somos los destinatarios de nues­
tro propio comportamiento.
Lilith es una indigente psíquica a la búsqueda de cuerpos,
acontecimientos y experiencias en las que encarnarse para
así poder rebelarse contra aquel contubernio. Su infiltración
en nuestra vida puede revestir desde la sutilidad más descon­
certante hasta el exhibicionismo más procaz. En cualquier
caso Lilith representa todo aquello que negamos de nosotros
49
mismos, lo que queda fuera de todo presupuesto. Es la caja
negra de nuestra vida, aquel lugar en donde quedan registra­
dos nuestros secretos y demás elementos de nuestra biografía
que dejamos de lado o que escapan a toda clasificación. Y
precisamente por eso -Lilith es algo de nosotros con lo que
usualmente no contamos, no explicamos (porque no nos lo
han explicado) y no compartimos fácilmente con los demás
(porque los demás tampoco lo hacen)-, que su función es la de
ayudarnos a entender que una personalidad no solo se com­
pone de rasgos de carácter, potencialidades y talentos, sino
que también se compone de elementos marginados -defectos
inconfesables, experiencias vergonzosas, traumas, secretos fa­
miliares, mentiras, falsas verdades,.....- con los que deberemos
contar si queremos transformar nuestra vida en algo más de
lo que nos han dicho acerca de ella.
La Lilith astrológica supone la entrada en nuestra vida de
una energía que se manifiesta a borbotones que resultan di­
fíciles de canalizar y de administrar. Por eso es que muchos
prefieren reprimirse puesto que soltar conscientemente esa
energía implicaría cambios drásticos en el modo de vida. Para
quien todavía permanece inconsciente ante la existencia de
Lilith, ella se manifiesta de muy diferentes modos, todos ellos
aparentemente azarosos, de tal manera que la persona no aso­
cia esos síntomas con una actitud que quizá haya surgido de un
enfado mal curado o de una frustración no tolerada. En cam­
bio, quien quiera hacerse responsable de lo importante que
es que la actitud esté en armonía con los verdaderos deseos
internos acaba dándose cuenta de que todo cuanto acontece
empieza a generarse primeramente en el inconsciente. Desde
esta perspectiva, mientras cualquiera de nosotros parece estar
actuando constructivamente, es desde el inconsciente que qui­
zá estemos atrayendo la visita de los demonios capitaneados
50
por Lilith. Por eso es necesario que en nuestras conductas y
actitudes tuviéramos en cuenta que la incongruencia, la locura
y la irracionalidad pueden coexistir junto con el orden, la cor­
dura y la sensatez. En nuestros presupuestos debe haber lugar
para todo. Querer apartar o marginar nuestros rasgos inde­
seados alimentará su expresión descontrolada, ya sea a través
de nuestras propias actitudes, ya sea a través de aconteceres
aparentemente desconectados de esas mismas actitudes.
De alguna manera, la Lilith astrológica señala la vía para el
conocimiento, para el darnos cuenta de que lo constructivo y
lo destructivo coexisten en nuestro comportamiento. Lilith/
Luna Negra es el sumidero psíquico de nuestras congojas no
aceptadas, quizá porque cuando se produjo lo que dio lugar
a ellas eramos demasiado tiernos e inocentes. Así, la decep­
ción o la congoja, al carecer de forma concreta que nos ayude
a retrotraernos con objetividad a su origen, se manifiesta en
forma de fobias o animadversiones profundas hacia perso­
nas o valores de nuestra propia familia. Esa animadversión se
mantiene latente y reprimida, constreñida por las normas y
tabúes (el Super Yo), pero si la reconocemos puede llevarnos
a desentrañar un conocimiento acerca de nosotros mismos
(a través del Ello). Al final nos daremos cuenta de que lo que
impide el éxito y la felicidad está en nuestras propias actitudes.
Uno es su Lilith.
Aceptando nuestra rabia inconsciente podemos descubrir
en Lilith/Luna Negra un potencial precioso, el que se man­
tuvo virgen entretanto no se produjo la primera penalización.
Incluso nuestro propio nacimiento pudo haber sido vivido
como un castigo para el alma o para el cuerpo. Desde esta per-
pectiva, Lilith representa una experiencia defraudatoria expe­
rimentada con demasiada prontitud y crudeza. Algo así como
51
una ablación emocional propinada en el tuétano de nuestra
niñez, cuyas consecuencias tan solo pueden ser rescatadas por
el adulto compasivo que ya somos. Y es que nuestra Lilith
interior indica una altísima sensibilidad hacia el castigo y sus
consecuencias. Desde esta perspectiva, ese castigo pudo haber
sido una experiencia iniciática vivida sin ritual o, lo que es lo
mismo, sin aviso y sin comprensión. Lilith es un estigma que
todos guardamos en algún lugar de nuestro inconsciente, un
recuerdo sin forma a la que remitirse y que permanece instala­
do en lo más profundo del psiquismo, de nuestros sueños, de
nuestro cuerpo,.... e inasible por el intelecto. Recordemos que
Lilith pactó con Dios que su invisible presencia sería recorda­
da eternamente.
Lilith es el secreto de todos los secretos y la madre de todas
las verdades, como Príapo es el santo patrón de lo espontáneo
y de lo diáfano.
ASTRONOMÍA
Para entender mejor de qué cosas nos habla Lilith/Luna
Negra, podemos partir de dos fuentes iniciales de informa­
ción: la mitología, que acabamos de revisar, y la astronomía.
Pero antes quisiera hacer un hincapié sobre los peligros que
encierra circunscribir el efecto de un elemento interpretativo
astrológico a datos astronómicos o a la descripción que nos
ofrece la mitología. En otras palabras, ¿el nombre mitológico
de un planeta fija, cierra o acota el ámbito y alcance de su in­
fluencia psíquica? La respuesta es no.
La leyenda mítica que acompaña a su nombre y sus ca­
racterísticas astronómicas son meros puntos de partida para
empezar a estudiar sus efectos. El verdadero laboratorio no es
52
únicamente el cielo, ni es únicamente la narración mitológica.
El verdadero laboratorio es interior, está aquí, en nosotros.
Vista así, la Astrología empieza y acaba en uno mismo. Es la
sensibilidad de cada persona la que determina la calidad de la
información astrológica que canaliza y maneja.
La Luna Negra astronómica
Para empezar a personalizar los contenidos psíquicos de
Lilith/Luna Negra hemos acudido a la mitología, y ahora,
para acabar de redondear una primera aproximación, tratare­
mos de conceptualizarla en lo astronómico.
La Luna Negra es uno de los focos que describe la elipse
orbital lunar. Uno de los focos estaría pivotizado por la Tierra,
y el otro es un foco vacío. Este foco vacío lógicamente señaliza
el punto en que la órbita de la Luna se aleja más de la Tierra. A
este punto lo llamamos apogeo lunar. Por otro lado, la palabra
misma indica grado superior a que puede llegar alguna cosa.
La Luna Negra representa aquel potencial subyacente en no­
sotros mismos que tanto puede llevarnos a nuestro esplendor
como individuos, como a nuestra miseria moral, emocional o
física. Todo ello vivido en extremos, como una salida por la
tangente con consecuencias inusitadas. No hay negociación
posible. O se vive bien o se vive mal. Esta polarización será
más o menos intensa en función del grado de importancia que
la Luna Negra tenga en una Carta Natal.
Así que Lilith/Luna Negra tanto puede ser tomada como
el foco vacío -un hueco- de la elipse orbital que la Luna des­
cribe en torno a la Tierra, como el punto por donde la Luna
saldría despedida -un escape- si la cuerda energética que la
mantiene sujeta en su senda orbital se rompiera. Basta con
53
imaginarnos la honda con la que se tiran las piedras. Vista
así, la posible proyección de esta piedra sobre una zona del
zodíaco podría sugerirnos experiencias de desamarre psíquico
(desmadre) o de ruptura (no retorno) referida a elementos de
nuestro estilo de vida y de nuestro carácter. La posición de
Lilith/Luna Negra indica cómo nos desmadramos, cómo nos
salimos por la tangente para no volver nunca más sobre el
camino anteriormente transitado.
Otra forma de entender el papel que Lilith/Luna Negra
puede tener en nuestras vidas es percibiéndola como parte
del cuerpo etérico de la Tierra. Recordemos que es el foco
vacío de la órbita lunar, y bien podría tratarse de un vórtice
o centro de gravedad oculto que actúa como condensador de
la experiencia terrena, la cual metaboliza y posteriormente da
curso a un aglomerado de recuerdos que, más que imágenes,
resurgen como instintos reactivos a estímulos igualmente in­
clasificables. Es un nudo energético que permite que las almas
puedan migrar desde el bardo hacia el mundo de las formas.
Si eso es así, entonces nosotros somos los comadrones de
esas almas. Posiblemente a través de ese vórtice estemos atra­
yendo el espíritu de los muertos y estemos favoreciendo las
circunstancias para una nueva encarnación. Podríamos decir
que nuestra Lilith/Luna Negra describe cómo nos acercamos
inconscientemente hacia la muerte con el fin de atraer nuevos
torrentes de vida. Quizá Lilith/Luna Negra nos esté pidiendo
que seamos médiums, que seamos caja de resonancia de espí­
ritus a la deriva a la búsqueda de una oportunidad con la que
ordenar y redirigir sus recuerdos.
Tomada como foco vacío de la órbita lunar, Lilith/Luna
Negra es un camposanto psíquico, la caja negra de la expe­
riencia de las especies que pueblan la Tierra. La Luna -y todo
54
lo referido a ella, incluida Lilith y los Nodos lunares- repre­
senta la gran memoria que almacena y graba la experiencia y la
distribuye en forma de recuerdos y reacciones. En la medida
en que ese punto de la órbita marca un punto de inflexión
en la función lunar, podríamos tomar a Lilith como el ele­
mento que busca y atrae anhelos tan potentes que resultan
difíciles de entender, como si se tratara de una energía es­
tancada que estuviese pidiendo a gritos un reconocimiento.
Si tal reconocimiento no se efectuara, si no se encontraran
canales para la expresión productiva de esta energía, entonces
nuestra integridad emocional quedaría indefensa y a merced
del inconsciente. Lilith representa una energía retenida que
puede despertar sin avisar, en la misma medida en que fue
anteriormente reprimida. Es por eso que hay que contar con
ella creando unas condiciones para su feliz expresión.
En la medida en que la luna y su órbita regulan la acti­
vidad psíquica terrestre, también el eje formado por Lilith/
Príapo y por los Nodos Lunares describen una buena parte
de esas funciones. La memoria está muy relacionada con todo
ello. La posición astrológica de la Luna representa la memoria
referida a experiencias tangibles y ubicables en la trayectoria
vital concreta; los Nodos señalan la memoria metafísica quizá
relacionada con experiencias tenidas en otras dimensiones; y
Lilith/Príapo indica la memoria de afectos negativos, lo que
no ha sido vivido y clama por ser encarnado. A menudo estos
afectos se revisten de una fuerte sensación de fracaso y desu­
bicación relativa a la experiencia concreta.
Lilith/Luna Negra y la evolución
Para entender la función esencial de Lilith/Luna Negra, lo
mejor que podemos hacer es recordar cuál es la función esen­
55
cial de la Luna, puesto que de un punto de su órbita estamos
hablando. Pero antes no estará de más un breve comentario
comparativo en relación a los Nodos y a Lilith/Príapo.
Al igual que el eje nodal, el eje formado por Lilith y Pría­
po supone un elemento informativo complementario al de la
Luna. No tendría sentido interpretar cualquiera de esos dos
ejes separados de su matriz.
Estableciendo una comparación, los Nodos lunares repre­
sentan los puntos de cruce de la órbita que la Luna describe
en torno a la Tierra con la órbita que esta última describe en
torno al Sol. Así pues, la fórmula nodal estaría compuesta por
los siguientes elementos:
Tuna (emoción) + Tierra (cuerpo) + Sol (propósito vital)
Por consiguiente, el eje nodal refleja el sentido de fondo
de nuestra vida apoyado en una realidad biológica y psíquica.
En cambio, la fórmula que correspondería al eje
Lilith/Príapo es:
Tuna (emoción) + Tierra (cuerpo)
Por consiguiente, el eje Lilith/Príapo refleja un esquema de
reacción inconsciente con poca conexión inicial con la con­
ciencia de estar dando un sentido a la vida. Tomado así, la
única forma de tomar conciencia de este eje es a través de lo
instintivo, del cuerpo y del estado de ánimo. Digamos que la
diferencia entre un eje y otro está en la forma en cómo son
percibidos. En el eje Lilith/Príapo no se percibe qué razones
puede haber para un determinado tipo de comportamiento.
56
Tan solo dependerá de la lucidez personal el que a ese es­
quema de reacciones inconscientes se le dote de una directriz
evolutiva. Y esta lucidez supone tomar el propio cuerpo como
un elemento dispensador de conocimiento en estado puro.
El eje nodal describe el sendero evolutivo que mejor con­
viene a nuestros propósitos, y el eje formado por Lilith/Pría-
po describe la evolución de nuestros instintos y de nuestras
reacciones anímicas.
Lilith/Luna Negra señala un fuerte sensación de fracaso
objetivo (muerte) que debe ser regenerada y transformada en
nuevo conocimiento (resurrección).
Acerca de la Luna
En una Carta Natal la posición de la Luna por signo, por
casa, y los aspectos que haga con otros planetas, ofrece una
interesante perspectiva acerca de cómo pudieron transcurrir
los primeros años de la vida de una persona, cuáles fueron las
experiencias que más impacto ejercieron en su entorno emo­
cional, y también alude al poso que constituirá el telón de fon­
do de su desarrollo posterior. Además constituye uno de los
puntos de análisis astrológico que más cosas nos dice acerca
del temperamento individual, de las reacciones internas y ex­
ternas de una persona, y por tanto, de su particular forma de
vivenciar e interpretar las reacciones que provienen de otros
individuos y del entorno en general. Todo ello bajo pautas que
tienen su origen en la infancia. La Luna resulta ser la cobertura
psíquica que nuestro Ser emocional necesita para mantener
un punto de referencia que le resulte seguro o, cuanto menos,
viable para canalizar su propio desarrollo.
57
Si la Luna ayuda a percibir la base biológica de nuestro tem­
peramento, la posición astrológica del Sol señala cuál es el sus­
trato en el que se alimenta nuestro carácter. El carácter está
muy conectado con el propósito vital, mientras que el tem­
peramento nos vincula con el poso generado por la herencia
familiar. Por eso es que Lilith/Luna Negra, en la medida en que
forma parte de lo lunar, señala un elemento de primer orden
orientado a entender qué aspectos de nuestro temperamento
biológico han quedado fuera de cauce. Estos aspectos piden
ser tenidos en cuenta creando situaciones que invitan a la per­
sona a desmadrarse, a salirse de la matriz en la que fue educada.
De este modo, la posición astrológica de Lilith/Luna Negra
describe aquello de nosotros que deberemos descubrir fuera de
las consignas con las que nuestras emociones fueron moldea­
das. Digamos que la Luna señala nuestra forma de adaptarnos
a la familia, y Lilith/Luna Negra describe qué es lo quedó fuera
en ese proceso de adaptación. Eso que quedó fuera solicita
nuestra atención a través de señales únicamente descifrables si
tomamos en cuenta lo anímico, lo instintivo y lo corporal.
El propósito solar hinca sus raíces en la base formada por
nuestro temperamento. En la medida en que este tempera­
mento tanto contiene elementos ya integrados (Luna), como
elementos por integrar (Lilith/Luna Negra), no podremos co­
nocer qué es lo que verdaderamente deseamos de la vida sin
tener en cuenta la totalidad de este sustrato (Luna + Lilith/
Luna Negra).
Posiblemente este centro de gravedad oculto todavía per­
manezca sin nacer, sin ser apropiado por la conciencia. Lilith/
Luna Negra se refiere a algo a lo que, aún deseándolo, nos
resistimos. Quizá sea algo nuestro que ha quedado retenido
en el útero familiar.
La luna trabaja 2
conceptos el primero , el
carácter y el segundo , el
temperamento . El
carácter esta asociado a
como uno se conecta con
su propósito vital , es
decir con que modalidad o
herramientas afronta la
dureza de la vida y , el
temperamento es el
conjunto de patrones
emocionales y sensitivos
resultado de nuestra
herencia familiar . La
luna negra entonces lo
que hace es darnos
información de aquello
que quedó relegado de la
matriz que gestó todas las
emociones y sentimientos
que moldean al individuo
58
LA LUNA NEGRA ASTROLOGICA
La Luna Negra es antagónica en su significado a la Luna.
Mientras esta última está relacionada con los afectos positivos
vinculados a la primera infancia, la Luna Negra parece referir­
se a los afectos negativos inconscientes que quedaron instau­
rados ya desde el período de gestación y que posteriormente
se encarnan a través de experiencias emocionales que reflejan
aquella negatividad. Estas experiencias anidan en aconteci­
mientos concretos como el de la gestación misma, el parto y
en cualquier otro suceso posterior que por sus características
requiera de una respuesta emocional excepcional. Es decir,
que mientras nuestra respuesta ante fenómenos previsibles se
expresa a través de nuestra Luna, la respuesta de emergen­
cia ante fenómenos imprevisibles se canaliza a través de la
Luna Negra. Todo tipo de estímulos son necesarios para que
nuestro sistema emocional pueda sentirse vivo. Unos cuadran
con lo emocionalmente correcto, y otros, con lo emocional­
mente incorrecto. Los buscados conscientemente -lo emo­
cionalmente correcto- están relacionados con la Luna, y los
buscados inconscientemente -lo emocionalmente incorrecto-,
con la Luna Negra. Y, como todos son necesarios, nuestro
psiquismo atraerá tanto a unos como a otros. Podríamos de­
cir que gracias a los recursos ocultos relacionados con Lilith/
Luna Negra seguimos estando vivos.
Una forma de contactar con la Luna Negra es relacionando
su posición astrológica con experiencias en las que el rechazo
inconsciente ha sido la nota clave. Estas experiencias pueden
ser sumamente subjetivas pero tremendamente intensas y dan
lugar a desencuentros y malos entendidos con personas del
ámbito afectivo, cuyas causas no hay que buscar en el trato
concreto que se tiene con ellas, sino en razones mucho más
59
profundas, inconscientes y anteriores al hecho concreto que
en apariencia detonó en conflicto. Así, por ejemplo, una per­
sona que tuviera a Lilith/Luna Negra en Casa Uno, haya o
no haya motivos, se habrá sentido fácilmente rechazada ya
incluso antes de nacer. Posteriormente será ella quien se ig­
nore o ignore a los demás en igual medida, y así se instaura
una desconexión emocional con aquello que pueda provocar
recuerdos de aquel primer rechazo. En realidad, la experien­
cia de rechazo queda aderezada con una fuerte desconexión
con respecto al fenómeno físico de haber sido gestado. Esta
desconexión se traduce en forma de una habitual falta de co­
munión emocional con el propio cuerpo, como si la mente y
el cuerpo estuvieran divorciados. Otro ejemplo: una persona
con Quirón en Casa Dos puede haber experimentado rechazo
o marginación debido a una falta de nutrientes en el proceso
de gestación. Posteriormente esta persona puede convertirse
en negadora del pan y la sal para los demás, o bien, ambicio­
nando algo imposible de conseguir, lo cual dará lugar a una
mayor insatisfacción. En este caso, el divorcio se establece
entre la apetencia (fantasía) y la necesidad (realidad). Incluso
puede ocurrir que la persona considere sus necesidades como
fantasía (y las relegue) y otorgue visos de realidad a sus ape­
tencias (y las priorice), perjudicando su bienestar. Por eso mis­
mo es que a la Luna Negra se la considera el punto en donde
solemos distorsionar la realidad y en donde, por consiguiente,
atraemos el fracaso. A menudo las causas de esta actitud están
muy relacionadas con ciertos episodios familiares usualmente
silenciados, los cuales llegan a nosotros en forma de presio­
nes, traumas, castigos, privaciones, ausencias, secretos, muer­
tes prematuras o inesperadas, etc,....
En otras palabras: la Luna refleja nuestro mejor anclaje con
la realidad cotidiana y con nuestros vínculos afectivos ordina­
60
rios, mientras que la Luna Negra refleja nuestra forma de des­
anclarnos de la realidad y de lo que nos vincula a los demás.
Si con la Luna nos fundimos con el entorno, con la Luna Ne­
gra nos divorciamos de él y de nosotros mismos. La posición
de Lilith/Luna Negra refleja en qué ámbitos de nuestra vida
estamos más alejados de la realidad, en dónde nos damos la
espalda a nosotros mismos. Posteriormente, y tras un traba­
jo personal cuyos resultados suelen acaecer hacia la mitad de
la vida, Lilith/Luna Negra se convertirá en nuestro principal
modo de entronque con la realidad.
La regresiones terapéuticas pueden ayudar muchísimo a
captar en qué puede consistir el rechazo, su verdadero origen
y sus secuelas en nuestra conducta actual.
LUNA Y LUNA NEGRA
La Luna es regente de Cáncer y su exaltación recae en el
signo de Tauro. Podría parecer que los signos fuertes para la
Luna Negra sean precisamente los opuestos: Capricornio y
Escorpión. Precisamente estos dos signos, y los planetas a
ellos asociados, contribuirán a ayudarnos a entender un poco
más qué diablos pinta la Luna Negra en nuestra Carta Natal.
De Capricornio podemos extraer que se trata de un signo
cuya función es la de seleccionar un tipo de comportamiento
adecuado al nivel de responsabilidades que las respectivas am­
biciones demanden. La madurez formal parece ser que es la
actitud mejor valorada por la gente con un fuerte componente
de Capricornio en sus vidas. Otra cosa es que esa madurez
formal vaya acompañada de un consistente respaldo emocio­
nal de fondo. De esta manera, Capricornio desaloja de su vida
todo elemento emocional en su actitud externa, para objetivar
61
una conducta presuntamente madura y estable, acorde con los
retos que la vida desde el exterior le plantea.
Este desalojo está muy conectado con Lilith/Luna Negra.
La posición de Lilith/Luna Negra en nuestra Carta Natal in­
dica, entre otras cosas, aquello que intentamos reprimir para
ajustarnos a un patrón de conducta supuestamente maduro y
adecuado a nuestra edad, y aceptado socialmente. Lilith/Luna
Negra representa todo aquello que quedó a medio vivir en la
infancia y que pugna por expresarse a través de medios poco
ortodoxos. Esta necesidad inconsciente, si no es reconocida
por la persona, puede desbaratar cualquier objetivo que no la
haya tenido en cuenta, por más digno que sea, y por más ma­
duro y sensato que pudiera parecer.
De Escorpio podemos extraer que se trata de un signo cuya
función primordial es la muerte y transformación de lo que
impide el fluir de la vida. Pueden ser la cesación de una situa­
ción externa o la eliminación de un comportamiento nocivo
para la vida emocional de uno mismo. Al arquetipo que llama­
mos Escorpio no le interesa rendir culto a las apariencias. Le
interesa la verdad, sea su encuentro agradable o desagradable.
La fórmula de acceso a la verdad es diferente en cada caso y es
diferente en cada circunstancia y en cada persona. A la verdad
se accede de forma sorprendente y con efectos catárticos. Al
signo de Escorpio se le asocia con todo tipo de poderes, princi­
palmente aquellos que se derivan de la puesta en marcha de de­
terminados recursos emocionales que para la mayoría aparecen
atenuados o condicionados por las presiones del entorno. En al­
gún momento parecería que estos poderes fuesen paranormales.
El tema del poder está muy asociado a Lilith/Luna Negra.
De alguna manera a Lilith le interesa demostrar que todavía
62
sigue estando en el psiquismo de hombres y de mujeres. Mu­
chas veces la encontramos a través de deseos que reprimimos,
que son causa de turbación si presentimos que se acercan a la
superficie. Esta represión proviene de un sumidero psíquico
del cual surgen con el tiempo situaciones emocionales tur­
bias que hay que purgar y drenar, afrontando y expresando
abiertamente nuestra auténtica realidad como individuos y la
auténtica realidad de nuestras necesidades si no queremos que
la represión haga estragos en nuestra salud psíquica y física. Y
es que Lilith nos pide que salgamos del armario moral en el
que cada uno ha sido educado.
Relacionados con Capricornio y Escorpio tenemos:
- Saturno (regente de Capricornio y de Acuario, exaltado en
Libra)
- Marte (exaltado en Capricornio, regente tradicional de Es­
corpio y de Aries)
- Urano (exaltado en Escorpio, regente de Acuario)
- Plutón (regente de Escorpio, exaltado en Géminis)
De Saturno tomamos las deficiencias, las limitaciones, las
carencias y los lastres que la cultura familiar nos ha transmiti­
do y que nosotros debemos pulir y dignificar. También toma­
mos de Saturno la posibilidad de percibir algo de nosotros a
través de relaciones profundas con los demás. Precisamente
aquéllas relaciones más chocantes son las que más dicen acer­
ca de nosotros.
De Marte tomamos la posibilidad de iniciar un nuevo rum­
bo emocional en nuestra vida, totalmente diferente del que
nuestra familia nos inculcó. Precisamente con la diferencia
percibimos más claramente cuál es en realidad nuestro origen.
63
Y al percibir este origen, podemos darnos cuenta de hasta
dónde podemos llegar.
En Urano percibimos cómo la creatividad fluye como con­
secuencia de haber conquistado mayores cotas de libertad.
Urano también indica una fuerte tendencia a atribuir las ra­
zones de nuestro fracaso a conductas heredadas de nuestra
familia. Por eso el principio uraniano aboga por una indepen-
dización relativa a ese tipo de razonamientos que lo único que
hacen es eternizar la herencia negativa.
De Plutón tomamos la capacidad para indagar en lo ocul­
to de nuestras motivaciones y también en la capacidad para
investigar cómo podemos caer en la coerción que el medio
ambiente ejerce sobre nosotros. También Plutón nos ayuda a
entender el papel catártico que la palabra dicha y compartida
tiene para nuestra clarificación emocional.
Lilith/Luna Negra contiene algo de todos esos principios.
Todo ello, y más, conforman las funciones que Lilith/Luna
Negra tiene en nuestras Cartas Natales.
LUNA Y LUNA NEGRA:
Lo ancestral y lo transgresor en la forma­
ción de carácter
Una buena manera de entrar en la experiencia sensible aso­
ciada a la Luna Negra, es mediante el establecimiento de una
comparación con la Luna. Tomadas ambas conjuntamente
describen un proceso en la conformación del temperamento
en el que es posible ver cómo la educación recibida potencia
unas cosas mientras que otros rasgos o facultades potencia­
64
les quedan marginados y relegados al inconsciente. El niño
se adapta a los valores que le son transmitidos positivamente,
mientras que él mismo margina o vive conflictivamente toda
aquella parte de sí que pudiera chocar con las consignas con­
sideras como no aceptables por la propia familia. Muchas de
estas consignas no son necesariamente negativas, simplemen­
te pueden haber venido dadas por un desbordamiento de las
habilidades de los padres para poder canalizar las necesidades
emocionales de sus hijos. Aunque, sin embargo, esta falta de
habilidad puede ser percibida dramáticamente por el niño. El
niño es eslabón débil y caja de resonancia de un sistema de
convivencia imperfecto en el que los problemas no resueltos
de los padres pasan a los hijos.
Como comentamos anteriormente, el origen de esta trans­
misión no hay que buscarlo en la vida después del nacimiento
sino en el periodo de gestación. Así pues, la posición de nues­
tra Lilith/Luna Negra podrá ayudarnos a desentrañar un con­
flicto latente pero intenso que anidaba en el seno de nuestra
familia o, incluso, en el útero.
La Luna, su Signo y Casa de ubicación en la Carta Natal,
y sus aspectos, describen rasgos temperamentales que resul­
tarán potenciados en el psiquismo del niño, y que después re­
sultarán ser el recurso emocional que se va a configurar como
el mecanismo de ajuste preferente ante cualquier situación
previsible enmarcada en lo cotidiano. La Luna, de alguna ma­
nera, describiría cómo nuestras respuestas emocionales fluyen
cuando lo que nos rodea es considerado como normal.
La Luna Negra, su Signo y Casa de ubicación en la Carta
Natal, y sus aspectos, describen rasgos de la personalidad que,
aunque formando parte de su naturaleza, no forman parte del
65
comportamiento normal. Son recursos ocultos que afloran en
situaciones anormales, críticas, de emergencia. Estas situacio­
nes pueden presentarse inesperadamente, o bien es uno mis­
mo quien las atrae. En cualquier caso, la Luna Negra describe
cómo son nuestras respuestas emocionales cuando nuestro
psiquismo está amenazado. De esta manera, la Luna Negra se
perfila como nuestro mejor recurso en situaciones de crisis si
nos hacemos conscientes de ello.
La Luna guarda relación con el sistema reproductor. Y no
solo en el sentido literal de la palabra. Reproducir no es solo
generar una nueva vida. También significa volver a producir
y propagar una conducta que ya existía en la familia. En la
ubicación de la Luna en nuestra Carta Natal podemos tomar
conciencia acerca de cómo y de qué cosas estamos repitiendo
en nuestra vida emocional que ya existían en la vida de nues­
tros padres, abuelos, etc,... En cambio, a través de la Luna
Negra desarrollamos facetas inéditas en nuestra familia, ya sea
porque no fueron bien canalizadas o potenciadas, ya sea por­
que constituyeron tabú en un momento dado de la historia
del clan. Nuestra Luna Negra representa un rasgo de nues­
tra personalidad ante el cual nuestros padres probablemente
no se sintieron preparados para canalizar adecuadamente en
nosotros (ni en ellos mismos). Este rasgo queda sin expre­
sar, y en determinadas situaciones resurge abruptamente a la
espera de que se le preste atención. Los medios que utiliza
para darse a conocer son los sueños, los anhelos inconscien­
tes que pueden ser reconocidos a poco honesto que uno sea
para consigo mismo. Y todo ello aparece cuando los meca­
nismos de defensa han bajado la guardia. Esta transparencia,
que surge como consecuencia de una desactivación de dichos
mecanismos, puede venir dada ya sea como consecuencia de
un trabajo personal, o bien por saturación psíquica debido a
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  • 1.
  • 2. MANUAL DE AUTO PACIFICACIÓN (2/2) IIITTH XjJLJuÁ A JL JL EL ENFADO INTERIOR UNA EXPLORACIÓN ASTROLÓGICA DE NUESTRAS ZONAS ERRÓNEAS por Jesús Gabriel Gutiérrez Prólogo y epílogo por Blanca Muñoz agora de ideas
  • 3. “Lilith. El enfado interior” ©Jesús Gabriel Gutiérrez © Agora de Ideas Libros www.agoradeideas-libros.blogspot.com agoradeideas@gmail.com 1 Edición: Febrero 2012 ISBN: 978-84-615-5796-7 Deposito Legal: M-3517-2012 Impreso en la Unión Europea Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del “Copyright”, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la re- prografía y el tratamiento informático, y la distribución de ella mediante alquiler o préstamos públicos. Ayudando al lector no especializado Presentaciones 24 Prólogo por Blanca Muñoz 28 Primeras palabras 33 - Lilith y la astrología - Acerca de la mitología - El personaje mitológico - Astronomía - La Luna Negra astrológica - Luna y Luna Negra: lo ancestral y lo transgresor en la formación de carácter - Aspectos reprimidos de la personalidad - Luna Negra y salud LOS ASPECTOS 73 - Lilith/Luna Negra aspectando o encuadrando a planetas personales75 - Luna aspectando o encuadrando a Luna Negra - Sol aspectando o encuadrando a Luna Negra - Mercurio aspectando o encuadrando a Luna Negra
  • 4. - Venus aspectando o encuadrando a Luna Negra - Marte aspectando o encuadrando a Luna Negra - Júpiter aspectando o encuadrando a Luna Negra - Saturno aspectando o encuadrando a Luna Negra - Lilith/Luna Negra aspectando o encuadrando a planetas transpersonaies ......................................... 116 - Urano aspectando o encuadrando a Luna Negra - Neptuno aspectando o encuadrando a Luna Negra - Plutón aspectando o encuadrando a Luna Negra - Quirón aspectando o encuadrando a Luna Negra - Lilith en esencia 153 - El eje Lilith-Príapo. Introducción 165 - El eje Lilith-Príapo en los Signos y en las Casas 169 - Lilith en Aries - Príapo en Libra - Lilith en Libra - Príapo en Aries - Lilith en Tauro - Príapo en Escorpio - Lilith en Escorpio - Príapo en Tauro - Lilith en Géminis - Príapo en Sagitario - Lilith en Sagitario - Príapo en Géminis - Lilith en Cáncer - Príapo en Capricornio - Lilith en Capricornio — Príapo en Cáncer - Lilith en Leo - Príapo en Capricornio - Lilith en Acuario - Príapo en Leo - Lilith en Virgo - Príapo en Piscis - Lilith en Piscis - Príapo en Virgo - Introducción al eje Lilith-Príapo en las Casas 239 - Lilith en Casa I - Príapo en Casa VII - Lilith en Casa II - Príapo en Casa VIII - Lilith en Casa III - Príapo en Casa IX - Lilith en Casa IV - Príapo en Casa X - Lilith en Casa V - Príapo en Casa XI - Lilith en Casa VI - Príapo en Casa XII - Lilith en Casa VII - Príapo en Casa I - Lilith en Casa VIII - Príapo en Casa II - Lilith en Casa IX - Príapo en Casa III - Lilith en Casa X - Príapo en Casa IV - Lilith en Casa XI - Príapo en Casa V - Lilith en Casa XII - Príapo en Casa VI Epílogo por Blanca Muñoz ..............................................................276
  • 5. AYUDANDO AL LECTOR NO ESPECIALIZADO Texto común de apoyo para los lectores de Quirón y Lilith I nicialmente estos libros fueron concebidos como guía para estudiantes avanzados de astrología que estuvieran interesados en profundizar en los arquetipos representa­ dos por Quirón y Lilith. Sin embargo, mientras los escribía me iba dando cuenta de que el contenido podría ser com­ prendido por personas no iniciadas en el lenguaje astrológico; en concreto, por quienes podrían tener interés en el campo de las medicinas alternativas, coaching, pedagogía, psicología, psicoterapia, psicoanálisis, autoconocimiento y crecimiento personal. Quirón y Llilith representan aspectos de nuestra psique, reflejos que ya han sido descritos por la psicología de una u otra manera. El valor añadido de estas exposiciones reside en que permiten al lector estudiar y comprender factores muy creativos acerca de sí mismo, tan sólo con el auxilio de su mapa astral de nacimiento, al cual puede tener acceso fácil­ mente a través de internet, en páginas web de cálculo on line. Así, pues, no harían falta conocimientos previos para poder captar su función en nuestra vida, tan sólo sentir pasión por el conocimiento del mundo interior.
  • 6. 10 Como decía, estos libros interesarán vivamente tanto al lec­ tor ya iniciado como al que no lo está. Aún siendo monogra­ fías, ambos contienen un glosario común que prepara al lector no iniciado, le alumbra un camino y le permite que pueda lle­ gar al foco con fluidez y garantía de comprensión. Así, pues, para preparar la lectura, paso a hacerles una ex­ posición de lo fundamental en astrología. Iniciación al estudio de las influencias celestes La astrología, junto con la mitología, es un tratado acerca de cómo la energía se encarna en la vida. Los planetas tienen nombres mitológicos, lo cual no es casual. Esta correspon­ dencia nos ayuda a captar y entender el papel que ellos repre­ sentan en esta unidad llamada Cosmos, en donde lo mayor se refleja en lo menor. La astrología estudia cómo cada uno de estos patrones se manifiesta en la vida de las personas, ya sea a través de rasgos de carácter -encarnados en nuestra propia personalidad, o en la personalidad de otras personas con las que se establecemos relaciones significativas-, ya sea a través de acontecimientos. Y tanto rasgos como acontecimientos surgen de esa gran Matrix a la cual llamamos Cosmos. Así, pues, nos interesa captar y comprender cómo funciona. La astrología es la ciencia de los ciclos, puesto que también estudia la alternancia de estos principios cósmicos: la diferen­ te intensidad con que se manifiestan, si ritmo, su danza. La astrología estudia la fuerza y cualidad de cada momento, y con qué periodicidad en el tiempo se va repitiendo. Así, pues, con la astrología nos entrenamos en la capacidad para relacionar momentos, acontecimientos y enclaves, con el consiguiente valor añadido que supone la percepción de un mundo que ri danza con un ritmo, con una cadencia y con una melodía. Con la astrología desarrollamos conciencia de esta armonía. La ci- clología astral es la clave para poder entender cómo la calidad de cada momento determina el resultado de lo que se haga en él. Como el ciclo de la Luna, a la cual vemos con diferente luz en función de su fase, así también con los planetas que, al igual que aquélla, reflejan, transfieren y otorgan un carácter a la luz que reflejan del Sol. Es la comprensión de este hecho la que nos lleva a entrenar nuestra mente hasta convertirla en un ins­ trumento capacitado para relacionar finamente los movimien­ tos celestes con los acontecimientos terrestres. Ahí veríamos cómo la diferencia de fluctuación de la luz de cada planeta se refleja en la cualidad de los acontecimientos. Percibir este he­ cho con fineza creciente es el propósito de la astrología. Definición de astrología Podríamos definir la astrología como la vía de conocimien­ to que estudia la relación entre el mundo mayor -cielo, plane­ tas- y el mundo menor contenido en aquél -eventos, circuns­ tancias de la vida-. Para entenderlo mejor, sugiero imaginar el cosmos como si se tratara de una cebolla: una serie de capas que contienen unas a otras, de mayor a menor. Así, pues, cada una de estas capas forma parte de una misma estructura -la metáfora de la cebolla-. En cada una de ellas una misma infor­ mación es manifestada de diferente manera según la capa. Lo que acontece en el cielo está protagonizado por las luminarias; lo que acontece en nuestra vida, por nosotros y las circuns­ tancias. El misterio de la sincronicidad enlazando ideas-fuerza con momentos-fuerza. Y aquí es donde podríamos ampliar la definición hecha de astrología: el arte de captar la vibración o tendencia energé­
  • 7. 12 tica predominante en cada evento. La cualidad de esta vibra­ ción no es otra cosa que el hilo que enlaza una determinada configuración astral con la característica que predomina en un evento; lo celeste y lo terrestre monitorizándose mutuamen­ te. Así, pues, no es que la astrología estudie la influencia de los astros en nuestras vidas, sino que lo que propone es una percepción holística con la que enlazar los ciclos planetarios lejanos con el vaivén de la vida cercana. La comprensión de este gran reloj de múltiples manecillas, cada una de ellas siendo reflejo de un racimo de cualidades, es el objeto de la astrología. Y no sólo de éste, pues su valor añadido deviene tanto de un entrenamiento de la percepción como de una filosofía y un modo de vida derivado de él. Tomar conciencia de que a cada propósito le corresponde un momento propicio supone, para la voluntad acostumbra­ da a intervenir unilateralmente o bajo presión, un ejercicio de contención orientado a atemperar la acción de tal manera que favorezca la observación, la visión y la percepción de una fuerza superior. La astrología ayuda a establecer una alianza entre el propósito humano y las energías que comandan el tiempo y el espacio en el que vivimos. Usos de la astrología La astrología fue inicialmente tenida en cuenta para enten­ der el devenir de los acontecimientos de la vida corriente, en especial los relacionados con la ganadería, la pesca y la agricul­ tura. La astrología tiene su origen en la época de transición en la que pasamos de nómadas a sedentarios. La observación del paralelismo entre los movimientos celestes y los asuntos terres­ tres llevó a una percepción unificada del mundo, algo que aho­ 13 ra, por ejemplo, es reivindicado, aunque con un lenguaje dife­ rente, por la física cuántica, las neurociencias y otros enfoques. Ha sido en épocas más recientes que el estudio de los cie­ los se desgajó en dos disciplinas: la astrología, la madre, y la astronomía, la hija, que estudia el cielo descontextualizado de cualquier acontecer terrestre. Sin embargo, y aprovecho para decirlo ahora, emerge un nuevo paradigma que recoge los postulados de la astrología. Lo que ahora llamamos holístico o sistémico no es más que una adecuación del lenguaje de la ciencia antigua, a la cual pertenece la astrología. Por ejemplo, los geólogos entienden que nuestro planeta respira, y que so­ bre esta respiración influyen las oscilaciones de temperatura de la caldera interna de la Tierra, en torno a los 5.000 grados, el ciclo de manchas solares, el ciclo lunar, eclipses y demás perturbaciones relacionadas con las órbitas de otros planetas. Sin embargo, puesto que no es lo suyo, la geología no estudia si ello tiene efectos en la vida de las personas. Curioso, ¿no?, que la ciencia constate la influencia de los aconteceres del cielo y, al mismo tiempo, como ha venido haciendo, denoste y niegue cualquier vínculo entre lo humano y lo celeste. Incluso, como antes mencioné, la física cuántica sostiene que una misma in­ formación puede estar presente como onda o como partícula en lugares distantes entre si. O, lo que es lo mismo, a un movi­ miento de un planeta le corresponde un cambio en la tendencia de un asunto con el que astrológicamente se pueda relacionar. Ello viene a decir que una red neurona! mantiene conectadas las funciones con los acontecimientos; los ciclos biológicos con los ciclos planetarios; lo físico con lo psíquico; el pulso de las luces celestes con el pulso de la vida terrestre; etcétera. Si el sistema solar pudiese ser percibido como un organis­ mo vivo, que lo es, la estrella -el Sol- y demás planetas, satéli­
  • 8. 14 tes y asteroides que lo forman podrían ser tomados como los órganos de ese cuerpo. De hecho, la astrología se basa en que “lo que es arriba es abajo”, que nuestro cuerpo es un cosmos a escala, un fractal del sistema solar. El mundo mayor se mira en el mundo menor, y viceversa. Dicho esto, y aceptando estos principios, no nos parecerá extraño que la astrología pueda ser aplicada como complemen­ to en temas tan variados como: medicina, economía, historia, psicología, bioconstrucción, arquitectura holística, agricultu­ ra biodinámica, ganadería, política, coolhunting, headhunting y selección de personal, management empresarial, coaching, mentoring, etcétera. A la astrología se la ha emparentado con la futurología y la prospectiva, y con razón. Sin embargo, no trata del futuro, como si éste estuviera desligado de la línea del tiempo, sino en función de que los eventos venideros forman parte de ca­ denas cíclicas cuyos contenidos de fondo se repiten, y se han repetido, bajo formas diferentes según el contexto que les ha ido cobijando. Es decir, la astrología estudia las relaciones y si­ militudes que las diversidad de posiciones astrales han tenido en el tiempo, de qué naturaleza son, con qué tipo de aconteci­ mientos podrían estar asociadas, qué se puede deducir de esas coincidencias, y de ahí inferir e interpretar qué puede suceder cuando de nuevo vuelvan a darse. Sin embargo, el glosario que viene a continuación no pre­ tende extenderse en todo lo que se puede hacer con el conoci­ miento de la astrología y, mucho menos, desentrañar las razo­ nes del por qué no es considerada en igualdad de condiciones con respecto a la ciencia o a la filosofía, pues tanto tiene de la una como de la otra. 15 Así, pues, pasemos a describir qué elementos esenciales previos vamos a necesitar para poder luego proseguir con la lectura del motivo de este libro. GLOSARIO ASTROLÓGICO Las herramientas astrológicas constituyen la vía a través de las cuales los astrólogos leen e interpretan el cielo. Entre éstas, las hay que definen la característica, la personalidad y el poten­ cial de un momento dado por una situación, como por ejem­ plo, el análisis del mapa natal personal, acaso la más popular de las aplicaciones astrológicas, aunque no la única. Otras, no tan conocidas, ayudan a visualizar cuándo una situación puede volver a darse, al tiempo que permite enlazar con otros mo­ mentos en la historia en los que se han producido situaciones semejantes. Esta aplicación nos llevaría a mencionar uno de los usos más interesantes de la astrología: los ciclos planeta­ rios, algo que ya comenté anteriormente al referirme al reloj planetario de múltiples manecillas. Efectivamente, la astrolo­ gía es la ciencia de los ciclos. Se podría llamar a esta aplicación ciclología, una herramienta que, combinada con conocimien­ tos de historia o economía, puede ofrecer resultados intere­ santísimos en disciplinas tan variadas, además de las señaladas, como medicina, psicología, prospectiva o coolhunting. Pasemos al glosario, Toda la información que se puede extraer de un mapa as­ tral deviene de una combinación formada por signos -el telón de fondo-, casas -el marco definido por las circunstancias con­ cretas-, planetas -las energías en movimiento o, si lo prefieren, las manecillas del gran reloj- y aspectos -el tipo de relación entre esas energías -.
  • 9. 16 Los signos El plano en el que orbitan los planetas -eclíptica-, proyec­ tado sobre el fondo estelar, da lugar al cinturón zodiacal. La división de este cinturón en doce partes deviene de las doce constelaciones en las que supuestamente se inspiraron los pri­ meros astrólogos para construir la estructura del edificio as­ trológico. No está claro el motivo por el que dividieron el cielo en doce. Unos dicen que deriva del ciclo de las lunaciones; otros sostenemos que esta división guarda más relación con la construcción neurológica humana. En cualquier caso, la divi­ sión en doce signos es algo que se repite en las astrologías de diversas culturas. Cada signo está asociado a un racimo temático formado por facetas de carácter y valores que se relacionan entre si. Aries. Espíritu emprendedor, coraje, productividad, iniciativa. Tauro. Conservación, sensualidad, asimilación, lentitud. Géminis. Diversificación, versatilidad, curiosidad, comunicación. Cáncer. Familia, pertenencia al clan, protección, imaginación. Leo. Demostración, talento, valor, honor, Virgo. Productividad, servicio, destreza, utilidad. Libra. Equilibrio, armonía, paz, aprecio por lo bello. Escorpio. Indagación, honestidad, profundidad, intensidad psíquica. Sagitario. Pedagogía, filosofía, ética, elevación. Capricornio. Ambición, logro, perfeccionamiento, culminación. Acuario. Cooperación, solidaridad, proyectos, planificación. Piscis. Sacrificio, abnegación, sutilidad, fusión. 17 Las casas El movimiento de rotación terrestre da lugar a las 12 casas astrológicas, que agrupan los diferentes asuntos de la vida se­ gún un denominador común característico de cada casa. Casa I. La personalidad, la apariencia, la actitud, las decisiones. Casa II. La economía, necesidades, recursos propios, Casa III. Comunicación, intereses compartidos, argumentos, explicaciones. Casa IV. Familia, hábitat, refugio, clan. Casa V. Talento, creatividad, demostración, frutos. Casa VI. Trabajos, tareas, salud, cuidado de uno mismo. Casa VIL Alianzas, pactos, relaciones con las personas y con el mundo. Casa VIII. Herencias, transmisiones, deudas, presiones. Casa IX. Enfoque personal, enseñanza, modelado de actitu­ des, moralidad. Casa X. Profesión, carrera, ambición, premios. Casa XI. Equipo, proyectos, objetivos compartidos, visión de futuro. Casa XII. Lo oculto, el psiquismo profundo, sueños, lo no advertido. Planetas y luminarias Los planetas son los habitantes del sistema solar. Represen­ tan arquetipos y personajes que se encarnan en nuestra vida de diferentes maneras. Son los gestores de lo indicado por las Casas y por los Signos en los que estén ubicados. Cuanto más cerca esté una de estas piezas, más obvios son sus efectos. Por ejemplo, la Luna. En cambio, cuanto más alejado está un pía-
  • 10. 18 neta, como Plutón, menos accesible está para la comprensión consciente, lo cual no quita poder a su influencia, más bien al contrario. Es entonces que en la jerarquía que forman los pla­ netas, encontramos rangos de información: más obvia o más sutil; más sujeta a control desde el nivel de conciencia habitual o, por el contrario, expresándose a través de acontecimientos colectivos o externos que escapan al control consciente. Sol. Objetivos vitales. El rasgo del carácter alrededor del cual gravita la vida. Luna. El temperamento, las emociones, el inconsciente per­ sonal, forma particular de reacción. Mercurio. Procesos mentales, estímulos, intereses, Venus. Valores personales, recompensas, satisfacción. Marte. Lucha, progreso en la adversidad, superación. Júpiter. Expansión, valores sociales, prospección externa. Saturno. Contracción, reserva, interiorización. Urano. Cambio, revolución, propósitos que trascienden lo individual. Neptuno. Identificación mimética con motivos generados por el inconsciente colectivo, Plutón. Transformación, percepción del funcionamiento psi­ cológico del mundo más allá de las apariencias. Quirón. Despertar de la conciencia de luz a través del fracaso, la enfermedad o el dolor. La posición de Quirón suele estar muy destacada en personas embarcadas en procesos de creci­ miento personal. Por ello es habitual encontrarlo en terapeu­ tas, médicos, coaches, entrenadores, psicólogos, pedagogos, facilitadores, etcétera. En astrología también se valoran factores no materiales, entre otros: los Nodos de la Luna y Lilith. Son puntos que se proyectan en el cielo, fruto de interacciones o intersecciones 19 entre órbitas. Suelen reflejar procesos más amplios y comple­ jos, aunque con gran presencia en la vida material y emocional de las personas. Nodos de la Luna. Se le acostumbra a relacionar con re­ siduos de vidas pasadas, a la vez que indica cómo desde ésta preparamos las siguientes. En cualquier caso, señala una for­ mación interesantísima acerca de actitudes repetitivas y actitu­ des innovadoras. Lilith. Refleja elementos de la personalidad difíciles de ex­ presar con naturalidad, ya sea porque no fueron integrados o porque quedaron relegados debido a deficiencias relacionadas con la educación recibida. Por todo ello, la posición de Lilith suele avisar acerca de emociones de difícil gestión, y de cómo éstas interfieren en determinadas áreas de la vida Los aspectos La distancia o ángulo que los planetas forman entre sí in­ fluye grandemente en la forma de manifestarse, con el consi­ guiente reflejo en los asuntos de la vida con los que se corres­ pondan de acuerdo a su significado. Cuando un planeta está en aspecto con otro, los significados de ambos se funden. Hay aspectos o distancias angulares propicias, y las hay que no lo son tanto.. Cuando un planeta está en aspecto con otro, los significados de ambos se funden. Hay aspectos o distancias angulares propicias, y las hay que no lo son tanto. Conjunción - 0 grados. Sus efectos dependen de que los principios implicados sean congruentes entre si. La conjunción multiplica los efectos de cada una de las energías. Si la unión es congruente, ello favorecerá la expresión de los significados de
  • 11. 20 la casa y del signo en donde la conjunción se encuentre. Oposición - 180 grados. Representa la máxima distancia a la que dos planetas puedan estar. Se considera conflictiva, gene­ radora de dificultades que se mantienen en el tiempo. Cuadratura - 90 grados. El aspecto más dinamizador. Re­ presenta dos energías en estado de alerta y vigilancia mútua. Sextil - 60 grados. Se trata de una relación muy fructífera y fluida, generadora de diálogo creativo entre las características de las energías en relación. Trígono -120 grados. Es el aspecto más armonioso y coope­ rativo que pueda haber entre dos planetas. Quincuncio - 150 grados. Sus efectos no son tan directos y evidentes. Se suele tener muy en cuenta en el diagnóstico en astrología médica. Semisextil - 30 grados. Es indicador de la existencia de re­ cursos sutiles y de gran riqueza psicológica. El cálculo astrológico El cálculo de mapas astrológicos puede hacerse a través de programas informáticos. También, a través de páginas web on fine, en las cuales, además, es posible disponer de un archivo al cual se puede acceder desde cualquier ordenador conectado a internet. Así, pues, recomiendo el uso de www.astro.com, una pági­ na muy rica en contenidos de alta calidad en cuanto a literatu­ ra astrológica. Acerca de Quirón y Lilith Quirón es el nombre que recibe el arquetipo del maestro sanador, una figura mitológica cuya leyenda nos ayuda a en­ 21 tender procesos clave en la evolución de la conciencia. Por otro lado, Quirón también es el nombre que recibe un aste­ roide situado en las cercanías de la órbita de Saturno. Su posi­ ción en cada mapa natal muestra pistas acerca de facetas de la personalidad que piden ser atendidas con especial cuidado, así como en qué asuntos de la vida se percibe su falta. Dicho de otro modo, la posición astrológica de Quirón indica facetas y áreas de la vida que necesitan ser abordadas terapéuticamente. Quirón representa la herida ontológica que nos lleva a la conciencia. A diferencia de su contraparte rebelde, Lilith, a Quirón no le interesa otra cosa que el conocimiento de las verdaderas posibilidades de desarrollo del ser esencial. A Li­ lith, en cambio, le interesa mostrarnos cómo saboteamos esos mismos procesos. Quirón y Lilith son dos caras de una misma moneda, dos formas que ilustran cómo es el camino al ser pleno y feliz que se alberga en nuestro interior. Lilith representa a la mujer primigenia, la compañera de Adán antes de Eva. La mitología la describe como un ser des­ poseído de presencia física y, por ello, muy poderoso. Repre­ senta registros secretos de nuestra personalidad que resultan recónditos para el control consciente. Al no resultar fácil mos­ trarse, Lilith se cuela en nuestra vida a través de anhelos, sue­ ños y fantasías que interfieren en nuestra vida corriente de mil y una maneras. Se podría decir que Lilith es la voz de la parte no atendida de nuestra niñez o de nuestros anhelos infantiles, una voz que clama sin que se la haya escuchado. La contraparte de Lilith es Quirón. A diferencia de éste, Li­ lith representa aquella parte nuestra que escapa a todo control. Rehusando ser nombrada o integrada, nuestra Lilith interior manifiesta una disconformidad e impone unas condiciones Registros secretos de la personalidad Anhelos , fantasías , sueños prohibidos
  • 12. 22 que serán, más o menos exigentes en función de su posición en el mapa natal. La diferencia mayor entre Quirón y Lilith es que él necesita restituir el contacto armonioso con el mundo, mientras que ella es una expatriada que reniega de cualquier intento que hagamos por integrarla en una normalidad que ella rechaza, si no es con sus condiciones, a menudo tan secretas, abstractas y punzantes que retan al intelecto a ir más allá de interpretacio­ nes tranquilizadoras. Las ubicaciones respectivas de Quirón y Lilith en nuestros mapas natales son muy tenidas en cuenta en temas relaciona­ dos con la salud, el crecimiento personal, la terapia, el descu­ brimiento del inconsciente, la creatividad, etcétera. Sugerencias relativas a cómo aprovechar la lectura de este libro Como irás viendo a continuación, tanto el libro dedicado a Quirón como el dedicado a Lilith son auténticos tratados de psicología. Dejando a parte la terminología astrológica, muy poco importante si te pones a leer con la intuición y con el corazón en la mano, en cada uno de ellos aparecen narradas todas las posibilidades expresivas de estos dos arquetipos, tan importantes en temas relacionados con el autoconocimiento, la sabiduría interior, crecimiento personal, etcétera. Lo ideal sería poder disponer de tu mapa astral. Sin embar­ go, y si me lo permites, prueba a hacer una primera lectura, incluso abriendo el libro al azar, sin mirar las posiciones de Quirón o Lilith que tengas en el dicho mapa. Seguramente te vas a ver reflejado en más de una ocasión. Ello es así por que tanto Quirón como Lilith están muy presentes en la vida de 23 todos; de diferente manera, eso si. En todo caso, estas dife­ rencia pueden resultar muy anecdóticas una vez has captado el principio fundamental de cada uno de estos personajes interiores. Como ya comenté al principio de este capítulo, al irlos es­ cribiendo me fui dando cuenta de que lo expresaba con ellos podría ser leído y aprovechado por personas sin conocimien­ tos de astrología. Es por eso que te sugiero que hagas una pri­ mera lectura abierta y descondicionada en relación a lo poco, nada o mucho que sepas de astrología. Feliz lectura. lilith entonces abarca temáticas que tienen que ver con el crecimiento personal porque nos conecta con nuestros miedos más profundos , aquello a lo que tememos de nosotros mismos , lo que nos averguenza o genera rechazo , donde conectamos con nuestras heridas de la infancia es decir , ahondar en lo inconciente .
  • 13. PRESENTACIONES Blanca Muñoz S oy periodista de oficio; pero oficiosamente me dedico a trabajar e indagar en cualquier cosa que tenga que ver con la estética y el conocimiento. Nací el 12 de abril de 1970 en Zaragoza, aunque hace tiempo que resido en Barce­ lona y me considero barcelonesa de adopción. Cuando tenía seis años, casi nada más aprender la caligrafía del alfabeto, mi maestra nos sugirió una redacción sobre “La vida” . En mi cuaderno anoté que “la vida es un sueño, un sueño que satisface aunque se sufra”. Animada por la profe­ sora a seguir escribiendo, desde entonces convertí la escritura en un sueño personal que me acompaña siempre. Al cumplir los siete -edad en la que, según la doctrina cris­ tiana, una persona ya tiene uso de razón-, se me permitió ojear la biblia de la casa de mis padres. Entre sus páginas descubrí una lámina a color del pintor flamenco Ieronimous Bosch, del tríptico del Jardín de las Delicias, que dejó una gran huella en mi pequeña cosmovisión de niña. El medio rural, en el que pasé los primeros años de vida, resultó ser un estupendo campo de cultivo para despertar en mí la fascinación por la naturaleza, para buscar respuestas en las plantas y en el firmamento, y para aprender de los seres 25 vivos. Tomando como fuente de inspiración tan rico material, preferí pasar más tiempo contemplando, investigando, dibu­ jando y escribiendo, que jugando con otros niños. A la edad de 10 años dejé el domicilio familiar porque me internaron en un colegio religioso, donde pasaría el resto de mi infancia y mi adolescencia. En este contexto recibí una rigu­ rosa formación académica y humana, que se vería completada en la misma Enea durante mi juventud, ya que me enviaron a una universidad católica para cursar mis estudios superiores. Todo este bagaje, junto con una ávida curiosidad por la ex­ perimentación en los campos de la psicología (me he “autoin- vestigado” a través de múltiples terapias desde hace casi 20 años) y el arte (he realizado incursiones en pintura, escultura, otras artes plásticas, fotografía, cine, y literatura); así como mi interés por la lectura, han resultado ser las vías fundamentales de mi desarrollo personal. En los últimos años también he aprendido a prestar una mayor atención al simbolismo de los sueños. Por otra parte, un buen día tropecé en mi camino con la astrología y el tarot. Al valorar sus connotaciones clarificadoras, hice de todo ello herramientas imprescindibles para entender un poco mejor ese “sueño” que es la vida. En concreto, el encargo de la lectura de mi carta natal y, más tarde, el encuentro con la figura de Lilith a través de estas mismas páginas han sido dos importantes pun­ tos de inflexión en la historia del crecimiento de mi conciencia. Jesús Gabriel Gutiérrez Me inicié como estudiante de Astrología en 1984. Mi maes­ tro fue Arturo Mellet, sin cuya impronta yo no hubiera prose­
  • 14. 26 guido mis estudios con el provecho con que lo estoy haciendo. Aquel encuentro contribuyó no solo a agudizar la curiosidad sino a hacerla más psicológica. Digamos que hasta entonces mi tema de interés era la psicología, y que el encuentro con la astrología (tal como la transmitía Arturo) hizo que la curiosi­ dad y el interés se canalizaran provechosamente. Como todo estudiante de astrología, seguí el orden que mi mentor me iba sugiriendo, a lo que yo añadía la rebeldía in­ telectual que me era propia. Fruto de este inconformismo es que llegué a interesarme por Quirón y por Lilith, a quienes considero exponentes de lo más profundo y refinado de lo que en astrología puede llegar a palparse en cuanto a compor­ tamientos y motivaciones humanas. Debo decir que no fueron únicamente la rebeldía y el in­ conformismo intelectual quienes me fueron empujando hasta llegar a Quirón y Lilith, sino determinadas experiencias profe­ sionales, familiares y afectivas que suscitaron en mi preguntas para las cuales no encontraba respuestas estables. Me estoy refiriendo al componente irracional (patológico) que subyace en el comportamiento de las personas. Determinadas conduc­ tas sufridas por mi -tanto propias como ajenas- provocaron que me preguntara acerca de hasta qué punto somos amos de nuestros comportamientos. Las respuesta es que no lo so­ mos en la medida en que no nos demos cuenta de cómo nos comportamos. Eso quiere decir que podemos llegar a saberlo, lo cual tampoco garantiza un comportamiento adecuado ante cualquier circunstancia y para cualquier anhelo o interés que uno desée ver satisfecho. Otra pregunta es si es posible la armonía entre el ser (nú­ cleo) y el comportamiento (personalidad), si éstos ayudan a 27 que el ser se exprese o si, por el contrario, lo frustran o lo ensombrecen. Una buena parte de las claves astrológicas re­ lacionadas con este asunto están consignadas en Quirón y en Lilith, y este trabajo es un refinamiento del proceso que me llevó a ir trasladando hacia la luz todas esas cuestiones a las que me refería.
  • 15. PROLOGO Por Blanca Muñoz 1 tiempo es un maestro. Curte, despierta los sentidos y va dotando de herramientas a las mentes despiertas para caminar con mayor consciencia. Una de las lec­ ciones esenciales que pueden aprenderse, a medida que trans­ curren los años, es que aquello que solemos llamar “casuali­ dades” suceden, en realidad, más bien como “causalidades”. La ley de la causalidad supone que algo ocurre -siempre- porque es necesario que ocurra. El efecto de la causalidad po­ dría juzgarse como “positivo” o como “negativo”; pero siem­ pre es, per se, y ante todas las cosas, “conveniente”. “Conviene”. Conviene que suceda todo lo que nos sucede. No se trata de un argumento fatalista o conformista (¿quién puede saber, a largo plazo, si tal cosa que aconteció fue buena o fue mala?)... su transcurrir, en todo caso, habrá dejado una huella en nosotros. De aquella experiencia saldremos fortale­ cidos. Seremos, tras ella, “más persona”. Cuando cayeron en mis manos estas páginas sobre Lilith, me sacudió una profunda convulsión interna. La inquietud, novedosa e incomparable, buscaba en los archivos de mi men­ te si acaso un parangón con alguna otra experiencia cono­ 29 cida. Fue de este modo, como volví imaginariamente y casi en contra de mi voluntad, hasta el territorio del pasado, y se hizo patente de una forma bastante inconsciente la sensación de fuerte inquietud que logró provocarme el primer filme del realizador Bajo Ulloa, Alas de mariposa. Recordé también va­ gos detalles -sepultados en el olvido por escabrosos- de la narración de ciertas historias del macabro folklore popular pastoril ibérico, con que solía entretenerme, en ios tiempos de mi primera infancia, una de mis abuelas. Pero, sin lugar a dudas, la sensación más resquebrajante y similar a Lilith era la que viví ante la contemplación, siendo ya adolescente, de algunas láminas que reproducían los cua­ dros de Ieronimous Bosch. Toda la inquietud que provocaban aquellas criaturas imposibles lo era todavía en mayor grado por el halo de misterio que rodeaba esas atmósferas. Pero lo más terrible era el verismo que desprendían aquellas escenas para una mente aún sin hacer, aún primitiva. Me parecía casi probable que cualquier noche apareciera en mi habitación al­ guno de aquellos animales deformes, aullando lastimosamen­ te, o yo misma acabase prisionera en alguna fétida burbuja, o arrebatada por un ser pisciforme para volar sobre el fuego. Pensé después en cuánta influencia habían tenido en mi vida aquellas tres experiencias, derivadas de la contemplación visual, de la palabra o de las lecturas. Somos lo que percibimos. Por tanto, somos también, aquello que tememos. Y “somos”, siempre, más allá de lo que tememos, porque, cuando aparece la inquietud y el miedo, no nos queda sino elevarnos por enci­ ma de ellos para conquistar un poco más de nosotros mismos. De esta forma, recuperando el resquemor de viejas sensa­ ciones conocidas -instaladas quizás en el alma desde mucho
  • 16. 30 más antiguo de lo que yo misma pudiera suponer- fue como supe que la Lilith que aparecía ante mis ojos, explicada y mi­ nuciosamente descrita en aquellas páginas —desnuda y casi di­ seccionada- era una “causalidad” en mi proceso existencial. Igual que los cuentos y las imágenes dejaron su huella en la personalidad de una niña, la lectura de Lilith, será recordada por mi persona como uno de los hitos que ayudaron a mo­ delar el barro de esta vasija en continua metamorfosis que somos todavía los seres adultos. (No pretendo con todo este preámbulo desganar al posible lector ante el descubrimiento de algo que, seguramente, tam­ bién suscitará su inquietud. Lilith es como asomarse al borde de un bellísimo acantilado. El vértigo y la sensación de peli­ gro son fuertes, pero casi nunca lo suficientemente poderosos como para impedir al curioso acercarse un paso más -hasta lo permisible- para alcanzar la sublime visión de la espuma blanca, perseguida por el azul, rompiendo contra las rocas; esa Belleza). De modo que, después de conocer a Lilith, no tuve otro re­ medio que mirarme en un espejo diferente. Un espejo que en principio me hizo temer algo a lo que jamás había temido: mi propia persona. El rostro al que yo estaba acostumbrada -el de la amabilidad, de la empatia, la moderación, el cortés empe­ ño por congraciarme con ciertas gentes y circunstancias- eran tan sólo la máscara que quedaba antepuesta como imagen mía ante el mundo; esa carta de presentación que suele mantener­ nos de acuerdo con nosotros mismos para dormir tranquilos por las noches. Por debajo de todo aquello, y como verdad enraizada y esencial sobre una identidad que temía descu­ brir (por sus dimensiones oscuras) emergía, precisamente, un lado atroz, impertinente, impaciente, desconcertante, tiránico 31 y procaz. Suficientemente arraigado y poderoso como para no doblegarse ante remilgos. Suficientemente tentador y libre como para no desear rendirse. Suficientemente díscolo como para arrasar en derredor cualquier cosa que interfiriese en el camino de su libertad, por sagrada que pareciese. Suficiente­ mente capaz, por otra parte, de curar las heridas viejas, si me atrevía a darle riendas. Lilith se reveló, por tanto, ante mí como una perfecta dia­ blesa. Una diablesa terapéutica que era yo misma. Y los textos que tenía en mi poder no eran el guión de una película, ni tampoco un libro de cuentos. Lo que tenía frente a mí era Li­ lith argumentada, experimentada y comprobada; porque tal y como aparece en el siguiente libro, es real, demostrable, existe en cada ejemplo, y su revelación tiene un poder curativo ex­ quisito y sumamente beneficioso. Por tanto, tras ese “susto” inicial de contemplar la parte a primera vista aborrecible de nosotros mismos , al lector no le resultará difícil entender que Lilith no es una influencia nefasta en nuestra existencia, sino más bien aquello que más necesitamos para crecer: escuchar al niño de dentro, obrar de manera libre aunque se salga de ciertos cánones, enfadarnos con la vida, con los demás, concedernos el derecho de sa­ nar las heridas que nos infligieron en el pasado; entender que nadie sino nosotros mismos podemos recuperar la salud del niño maltrecho, y que en muchos casos este acto regenera­ dor nos exigirá sacar la rabia, el egoísmo y la supuesta tiranía -esas actitudes políticamente incorrectas, que tanto miedo y vergüenza nos daban y que forman parte de nuestra Lilith.- Tú también eres Lilith. Si estas páginas han llegado hasta ti, y si han conseguido despertar tu interés, si piensas continuar Lilith representa aquello que aborrecemos de nosotros mismos , aquello con lo que no nos sentimos cómodos También representa aquellas conductas que en nuestro entorno eran moralmente incorrrectas y punibles . Entonces fuimos creciendo y desarrollando miedo y vergüenza pero también fascinación .
  • 17. 32 la lectura, no creas en modo alguno que esta circunstancia es fruto del azar. Considéralo más bien una “causalidad”. Las tienes porque las necesitas. Realizada una primera lectura que quizás provoque un re­ gusto amargo en tu intelecto, no podrás evitar caer en sucesi­ vos repasos, que irán desvelando las capas de tu propia evolu­ ción. Y estos textos podrán así convertirse en un rico manual de consulta al que acudir cuando necesites un instrumento de ayuda para atreverte un poco más a ser quien eres. En defini­ tiva, para ser un poco más feliz. El efecto-consecuencia de haber conocido a Lilith y obser­ var en qué facetas de ella nos sentimos aludidos, es sólo un paso más hacia la autoaceptación (del lado más provocador de nosotros mismos, aquello reprimido que tan necesario y te­ rapéutico resulta cuando se logra expresar). Es, asimismo, un paso de gigante para el autoconocimiento y la autoconciencia. PRIMERAS PALABRAS A ntes de empezar con Lilith, me gustaría compartir el proceso por el que he llegado hasta aquí (con Lilith). La primera vez que asistí a un seminario sobre Lilith fue a mitad de los 80. Años más tarde asistí a otro, ya en la década de los 90. De ambos seminarios salí con una sensación extraña, con un estado de ánimo hostil y arisco. Es posible que yo no estuviera preparado para soportar su mensaje. En principio, Lilith no simboliza lo agradable de la vida, sino todo lo contrario. Quizá es por eso que su aplicación en la interpre­ tación astrológica es tan reducida. Pocos quieren abordarla. Sin embargo Lilith, junto con Quirón, contiene la clave de muchas cosas, como luego he podido comprobar. Tras esos primeros seminarios abandoné la idea de incor­ porarla al repertorio astrológico, hasta que en la lista Ptolo- meo propuse re-abordarla pulsando la opinión de otros cole­ gas. El caso es que a través de este re-encuentro percibí algo más. Quizá es que yo ya me encontraba maduro para encon­ trarme con ella. A partir de ese momento empecé a incorpo­ rarla a mis interpretaciones y a mis cursos. Durante una buena temporada me pasé recibiendo mensajes impactantes que me asaltaban a cualquier hora del día: por la noche me levantaba aceleradamente de la cama a tomar notas, en los cursos me te­ nía que llevar una libreta para apuntar y no olvidar las nuevas ideas que iban surgiendo, y en las interpretaciones........
  • 18. 34 En las interpretaciones yo creo que es donde he aprendido más de mi Lilith. Había momentos en que deseaba que apa­ reciese en consulta una persona con determinadas caracterís­ ticas (de su Lilith) para comprobar lo que intuía,.......y aparecía (eso es Lilith: desear algo y que suceda sin que por parte de uno medie una acción concreta). A partir de ese momento todo ha sido mucho más mágico. En ese tercer re-encuentro con Lilith, además de sentir­ me más maduro, ocurrió otra cosa: el encuentro con Príapo (el punto opuesto). Yo creo que eso ha sido importantísimo. Lilith y Príapo funcionan como un eje. Son una sola pieza. A Príapo no se le suele tener muy en cuenta, y la poca cuenta que se le tiene no está del todo bien perfilada. Lilith representa lo último que debería aprenderse de la psique humana. Me explicaré: en astrología aprendemos con un orden primordial y básico. Empezamos por los signos, las casas, los planetas tradicionales junto con los descubier­ tos con ayuda de tecnología, etc,... Sin que lo pretendamos, el proceso de aprendizaje de lo astrológico refleja el mismo orden en el que vamos descubriendo nuestra propia psique. Lo psíquico y lo celeste comparten un mismo orden en el todo va siendo descubierto bajo ritmos similares. Empezamos por lo obvio y acabamos justamente en el punto en el que se encuentra lo inexplicable. Dicho de otro modo: empezamos con lo que es más fácil de reconocer hasta llegar a donde el intelecto encuentra más resistencia. En lo más difícil de expli­ car se encuentra Lilith. Es por eso que yo nunca aconsejaría a una persona que acaba de llegar al mundo de la astrología que empezara por Lilith teniendo en cuenta que es necesa­ rio aprender otras cosas más básicas. ¿Por qué? Pues porque la jerarquía de arquetipos propia de la astrología es la misma 35 jerarquía psíquica que ordena nuestro carácter y nuestro des­ tino. Es necesario aprender a percibir aquellos arquetipos que son más fácilmente observables para ir pasando progresiva­ mente a lo más sutil, a lo más difícil de describir. Es obvio que Lilith no es lo más fácil de captar y elaborar a través de la Astrología (ni a través de ninguna otra cosa). A Lilith se llega a través de un proceso que incluye captar lo que quiere decir el Sol, la Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno, Plutón, Quirón, los Asteroides, los Nodos,.........hasta llegar finalmente a ella. Con eso no quiero decir que no pueda ocurrir de otra manera, que un estudiante empiece por Lilith sin haberse empapado previamente de lo fundamental en as­ trología. Creo que las cosas ocurren como ocurren en la vida de cada persona por alguna razón que desconozco. Lo que si tengo claro es que estoy percibiendo a Lilith gracias a haber percibido a Urano, a Neptuno, a Plutón, a Quirón, etc,... Este libro se basa en aquellas notas que frenética y obsesi­ vamente iba anotando en trozos de papel que iba depositando en una carpeta. Hoy la carpeta presenta un grosor estimable. Plantearme escribir este libro supuso para mi un esfuerzo por poner orden en esa carpeta y dar una redacción inteligible a sus contenidos. La carpeta es lo suficientemente gruesa como para pueda deparar sorpresas de todo tipo nunca antes escritas. Jesús Gabriel Gutierres^ Septiembre 2005
  • 19. LILITH Y LA ASTROLOGÍA ste trabajo trata de una figura contradictoria y chocan­ te; profunda y sutil, unas veces; exhuberante y procaz, otras. Es Lilith/.Luna Negra. Todos la tenemos en nuestra Carta retándonos, tomándonos la medida a través de nuestros prejuicios, invitándonos a disfrutar de un inexistente pastel tal como ocurriría con la visión ilusa de un oasis ficticio en plena travesía por el desierto. En este caso se trataría del desierto de las emociones, un desierto que de tan aplastante, misterioso e intimidatorio nos hace percibir el manjar justo de donde nunca lo podría haber. Lilith es intimidatoria, utiliza nuestros sentimientos y emociones para tomar vida. Nos fa- gocíta. Su presencia es invisible pero contundente. Nuestras motivaciones inconscientes giran en torno a ella. Represen­ ta lo inconfesable, nuestros secretos más recónditos,.......... Y al mismo tiempo señala una vía de transformación cuyo punto de partida es una emoción innombrable y secreta, tan secreta que nos domina. No tenemos a Lilith, es ella quien nos tiene a nosotros. Lilith es un agente provocador del destino. Las implicaciones que Lilith/Luna Negra tiene en nuestra Carta crean un territorio propicio para el cuestionamiento per­ sonal. A través de la acción de Lilith/Luna Negra observamos lo incompleta que es nuestra vida si tan solo vivimos rindien­ do culto a nuestros sentimientos más decorosos y aceptables. p A...... 37 Lilith/Luna Negra nos enseña que la ocultación de cierta clase de sentimientos (odio, venganza, envidia, ira,...) es negar una parte importante de nuestra personalidad, lo cual puede deri­ var en problemas de salud tanto en lo físico como en lo psí­ quico. Así pues, la posición astrológica de Lilith/Luna Negra ofrece una información esencial no sólo de sentimientos sino también de facetas que piden ser reconocidas e integradas. Esta petición que ella nos hace viene a través de situaciones chocantes, sorprendentes, desestructurantes, caóticas,.......... Su finalidad es pulverizar toda defensa y hacernos más sinceros y menos remirados. Así, sin protección, emergen del incons­ ciente emociones y deseos que han permanecido largamente ignorados. Esta eclosión es altamente desafiante para nuestro status quo emocional. A menudo podemos percibir la acción de Lilith a través de comportamientos anómalos que se sitúan entre la ocultación y la manifestación sin encauzar, como si se quisiera contener lo incontenible. Eso da lugar a incongruen­ cias muy chocantes. Cuando me puse a indagar acerca de qué cosas nos hablaba Lilith, empecé a detectar, en mí mismo y en las personas con las que más estrecha relación mantengo, algo que delataba su presencia en los comportamientos. Es algo difícil de aceptar. ¿Cómo es posible que una persona pueda al mismo tiempo afirmarse y negarse en algo de si misma? Es una pregunta peligrosa y necesaria a un tiempo. Es peligrosa porque su sola formulación provoca que la negación de lo que se desea to­ davía se amplifique más. Pero, por otro lado, la amplificación pone luz y hace evidente ciertas actitudes que hasta cierto mo­ mento permanecían en la oscuridad del inconsciente. La úni­ ca explicación es que negarse a uno mismo aquello que más felicidad puede dar solo puede provenir de un enfado infantil mal curado, como si el castigo de origen se convirtiera des-
  • 20. 38 pues en autocastigo o en enfado que proyectamos sobre los demás. Se trata de un enfado que, aunque sus consecuencias permanecen exiliadas de nuestro comportamiento normal, si­ gue estando muy vivo. Y la única forma de desactivarlo es sa­ cándolo hacia fuera, drenándolo de los intersticios de nuestro sistema emocional. De este modo, drenando, podemos mane­ jarnos con lo que en realidad somos, con lo que sentimos, con lo que anhelamos. Lilith/Luna Negra nos invita a simplificar las cosas, a esencializar nuestras motivaciones. Sólo así pode­ mos neutralizar la bomba hecha de sentimientos o anhelos no expresados. Y es que en Lilith está el germen de todas las guerras, tanto internas como externas. Es por eso que Lilith señala el límite entre la cordura y la locura, entre la paz y la guerra, entre el amor y el odio, entre lo oculto y lo manifiesto. Con Lilith drenar es nacer. El que no protesta no nace, y Lilith es la voz de una protesta largamente guardada. Lilith representa algo de nosotros mismos que no ha acabado de nacer. Para ello utilizará todos los medios posibles: el caos, el desorden, el enfado, la hostilidad, la pérdida, el fracaso, la agresión, la depresión, el divorcio, la enfermedad, los acci­ dentes, el apetito desmadrado, etc.... y, sobre todo, los sueños. Incluso los sueños que se tienen cuando estamos despiertos. La cuestión es si uno es consciente de lo que sueña, de lo que anhela, de lo que en verdad persigue más allá de lo que cons­ cientemente cree perseguir. ¿Quién se atreve a descifrar sus anhelos verdaderos?, ¿y sus anti-anhelos? La posición de Lilith por Signo nos ayudará a desentrañar aspectos de nuestro comportamiento que nos perjudican. La posición por Casa nos ayudará a cuestionar los deseos que solemos defender conscientemente y nos llevará a descubrir que tan solo en el inconsciente está lo que verdaderamente de­ 39 seamos de la vida. La posición por Casa, además, nos indicará en qué escenario de la constelación familiar se han incubado esos comportamientos. Los aspectos nos indicarán, por un lado, cómo nos boicoteamos, y, por el otro, cómo canalizar mejor la rabia interior para así positivizar esos rasgos nocivos de nuestra conducta. Lilith y Príapo Al igual que los Nodos de la Luna, Lilith/Luna Negra fun­ ciona como un eje. Si ella astronómicamente está representa­ da por el apogeo lunar -el punto de la órbita lunar más alejado de la Tierra-, la contraparte está indicada por el perigeo -el punto de mayor cercanía-. Este punto suele ser denominado Príapo. Como tal eje, el formado por Lilith - Príapo, simboliza una dinámica de relación con el entorno, de tal manera que lo que uno cree que oculta resulta que es lo que otros ven con claridad meridiana. Así, cuando ponemos energía en ocultar algo de nosotros (mentir, tergiversar, deformar, camuflar, en­ gañar, etc,...), lo que hacemos sin darnos cuenta es llamar la atención de los demás. Es por eso que la invitación que nos hace Lilith es a sincerarnos sin reparar si tal cosa es agradable o no. Mantener oculta una emoción o soportar llevar un se­ creto a cuestas siempre supone un gasto energético que puede resultar muy nocivo para nuestra salud. Y ya que hemos hecho mención de los Nodos de la Luna, haremos bien en señalar que tal eje señala el camino evolutivo del alma. El Nodo Sur representa el tipo de conducta menos productiva, mientras que el Nodo Norte señala situaciones y actitudes que nos ayudan a evolucionar. Estableciendo un paralelismo, el eje formado por Lilith - Príapo describe la evo­ lución del temperamento instintivo. Lilith presenta una gran
  • 21. 40 analogía con el Nodo Sur, y Príapo, con el Nodo Norte. Lilith y Nodo Sur son dos puntos de anclaje de los que hay que desamarrarse para que puedan ser integrados y aprovechados, y Príapo y el Nodo Norte representan el punto de llegada, aquellos potenciales que, procurando su desarrollo, nos hacen la vida más feflz. Quienes en una Carta Natal tengan en cuenta a Quirón podrán comprobar cómo los asuntos que él gobierna tienen muchos puntos de concomitancia con Lilith/Luna Negra. En concreto, es posible percibir que ambos componen un circuito, ambos describen fallos en la educación recibida, y ambos, por tanto, refieren a elementos de nuestro carácter y facetas que quedaron marginados en el proceso de socialización. En este sentido, la gran diferencia estriba en que si Quirón nos habla a través de creencias que deforman la realidad, Lilith/Luna Ne­ gra nos habla a través de emociones inconscientes no acepta­ das por uno mismo. Quirón es mental y Lilith/Luna Negra es visceral. Pero Lilith/Luna Negra es todo eso y mucho más. Lo ire­ mos comprobando. Acerca de la Mitología y Lilith El repertorio de personajes mitológicos ofrece una pano­ rámica interesante y sugestiva acerca del funcionamiento de nuestros propios comportamientos. La mitología es una for­ ma de psicología arcaica y una fuente de conocimientos nada desdeñable. Su íntima asociación con la astrología convierte a la mitología en una herramienta de trabajo personal realmente valiosa. Los personajes míticos y demás detalles que confor­ man sus circunstancias contienen numerosas claves que nos 41 ayudan a entender nuestras propias motivaciones. Los mitos nos hablan de arquetipos, energías universales que emanan de la misma fuente de la vida. El arquetipo se sustenta en una energía primordial. Lo vemos concretizado en forma de fenómenos, eventos, comportamientos, relaciones, encuentros, desencuentros, crisis, oportunidades, etc,... los cuales mueren y resurgen sucesivamente. Eventos y compor­ tamientos son los ropajes temporales de arquetipos y mitos. Nosotros mismos somos expresión de arquetipos universa­ les, al igual que los planetas y otros nudos energéticos como Lilith, que no tiene cuerpo, que es una realidad virtual y que, como tal, no puede estar representada por un cuerpo sólido (planeta), sino por un punto de la órbita lunar que no vemos ni tocamos sino que deducimos matemáticamente. Una cuestión muy propicia para el debate es lo concernien­ te a si el nombre de un planeta o nudo energético (Lilith, en este caso) influye sobre su contenido psíquico. Mi posición al respecto es que el nombre es un dato más a tener en cuenta, un elemento inspirador que hay que tomar con cuidado y sin desdeñar lecturas y relecturas sutiles. Las leyendas asociadas a Lilith aluden explícitamente a lo sexual y a lo diabólico y, sin embargo, la observación de Lilith/Luna Negra astrológica nos permiten asociar lo supuestamente sexual y diabólico con una raiz que quizá no sea tan sexual ni tan diabólica. De este modo, al desentrañar el posible origen de ciertos comportamien­ tos y actitudes, nos damos cuenta que todo tiene una razón evo­ lutiva y positiva, a menudo escondida en experiencias chocantes. Eso es Lilith.
  • 22. 42 EL PERSONAJE MITOLÓGICO El personaje No todo el mundo la entiende, no todo el mundo la percibe, no todo el mundo la vive, no todos están dispuestos a acep­ tarla como parte integrante de sus vidas, pero sí, lo sepamos o no, todos la deseamos. ¿Quién es? Es Lilith, la desposeída, la que controla nuestros deseos más recónditos, aquéllos que no osamos reconocer debido a alguna misteriosa razón. La mitología Cuenta la leyenda que, antes que Eva, Lilith fue la primera compañera de Adán. Ambos mantenían una relación tensa e intensa. Adán deseaba ejercer un papel dominante en la rela­ ción, y Lilith rehusaba quedarse en un segundo plano. Ante tal situación, Adán se dirigió a Dios para quejarse de las preten­ siones de Lilith y pidió que creara otra mujer para él. Entonces Dios desmaterializó a Lilith y formó a Eva a partir de una costi­ lla de Adán. En otros textos se cuenta que fue ella misma quien protestó y decidió desaparecer y trasladarse a la región del Aire. Desposeída de su cuerpo, desde entonces Lilith pervive en el ámbito psíquico desde donde trama su venganza por el castigo recibido. Por otro lado, Dios, aún habiendo accedido a la peti­ ción de aquél, pactó con Lilith que ella mantendría su presencia en la vida de Adán y de Eva en forma de sueño o anhelo a tra­ vés del cual ambos la recordarían eternamente. De alguna for­ ma Dios y Lilith, aunque cada uno con una intención diferente, se pusieron de acuerdo en vengarse de Adán. Lilith lo hizo por el desprecio que Adán hizo de ella, y Dios, por lo desatinado de la petición, todo y habiéndole concedido el deseo. 43 Lilith está presente en la vida tanto de hombres como de mujeres. En ambos casos ella ocupa un lugar destacado en el inconsciente tanto del hombre (Adán) como de la mujer (Eva). Lilith, en el inconsciente de Adán, representa la mu­ jer que él deseó y que aparece en sueños o en situaciones inusuales e imprevisibles desestabilizando la comodidad del poder presuntamente conseguido al lado de Eva. Lilith, en el inconsciente de Eva, representa al propio poder de la mujer que emerge desafiándose a sí misma en forma de anhelos de automatización que requieren de una revisión en profundidad de su función reproductora y transmisora de ciertos valores que tienen su escenario de perpetración en la vida cotidiana. Eva, la Luna, representa la mujer ancestral, y Lilith, la Luna Negra, la mujer transgresora. En la vida de un hombre, tanto Eva como Lilith repre­ sentan sendos arquetipos representativos de sus necesidades acerca de lo femenino. El hombre que en su vida busca a Eva emite sus sentimientos desde una vibración protectora y pa­ ternalista. En cambio, el hombre que busca a Lilith emite sus sentimientos desde el no apego, desde la libertad y desde la igualdad, sabedor de que esa relación no tiene por qué garanti­ zar la estabilidad personal ni la perdurabilidad del vínculo. Eva simboliza lo que podría ser para él la esposa y madre ideal para sus hijos, la mujer cuidadora capaz de posponer sus intereses en favor de la vida en pareja, de la consolidación de la familia o de la preservación de los valores sociales. La función de Eva es reproducir, proteger y educar. Entretanto, Lilith representa el amor indomesticable, la mujer que no se ata al varón, ni a la familia, ni al sistema. Lilith es la mujer fascinante que decide cómo y con quién quiere estar. Si para un hombre Eva repre­ senta el amor familiar, Lilith representa el amor intempestivo, efímero, desafiante, cuya función es destapar apetitos larga­
  • 23. 44 mente solapados. Lilith pone en solfa la vanidad varonil, hace que el hombre se dé cuenta de sus anhelos animales propo­ niendo aventuras sexuales que acabarán poniendo en cuestión su sistema de vida. Se puede decir que Lilith es una acecha­ dora de las debilidades masculinas. Su función es la provo­ cación en sí misma, aunque el resultado dependerá más bien de la actitud del hombre. Si el hombre desea conocerse más a sí mismo, la presencia de Lilith puede ser verdaderamente inspiradora. En este sentido, el hombre que, asumiendo sus consecuencias, accede a la invitación que le hace Lilith, tiene la oportunidad de engrandecer la percepción del universo fe­ menino tanto en la mujer como en sí mismo. En cambio, para el hombre narcisista ocupado en dar una buena imagen de virilidad controladora y dominante, Lilith es una saboteadora que le hará la vida imposible, castigándolo en la medida en que también ella se sintió castigada. En este caso, ante tal afrenta, la única salida posible es la sinceridad y la transparencia. En la vida de una mujer, Eva (Luna) y Lilith (Luna Negra) representan dos aspectos de su personalidad. Hay mujeres más Eva, y hay mujeres más Lilith. En cualquier caso ambas coexisten en el psiquismo femenino. Eva es una representa­ ción de la mujer adaptada a lo que tradicionalmente se espera de ella. Supedita su desarrollo individual a los intereses del colectivo, de la pareja, de la familia, etc,.... En lo afectivo, ante­ pone el cariño a la pasión, prefiere vivir el amor a largo plazo que experimentar la intensidad de un momento. En cambio, la Lilith que subyace en toda mujer representa el lado más salvaje de su feminidad. No se refiere únicamente a una determinada vivencia de la sexualidad, sino a una capacidad para transfe­ rir su fuerza creativa a través de actos discretos, sencillos y elementales. Lilith representa los poderes femeninos que, de tan naturales, parecen paranormales. Las capacidades telepáti- 45 cas, visionarias, inspiradoras..... están relacionadas con Lilith. O mejor dicho, con el eje formado por Lilith y su punto de oposición, Príapo. Como Lilith/Luna Negra señala una zona reprimida o castigada de nuestro psiquismo, para entender en qué consisten esas dádivas y cómo se nutren deberemos acudir a Príapo. Lilith, por otro lado, también representa los impedimentos, no obstante, según cuenta la leyenda, su fun­ ción consistía en impedir los nacimientos y, por extensión, los inicios de cualquier cosa. Es por eso que se la relaciona con la frustración y el castigo. Aún así, el consiguiente enfado, si es aceptado, puede convertirse en fuerza descomunal orientada a abrir caminos por el sólo deseo de querer transitar por ellos. Es por eso que el binomio formado por Lilith y Príapo cons­ tituye un eje psíquico capaz de transformar nuestras congojas en creatividad. La voz de nuestra animalidad inconsciente Lilith nos da pistas acerca de la vertiente destructiva de la madre, en contraposición al aspecto más nutritivo (indicado en astrología por la Luna). Aparece asociada a Lamia y a Hé- cate, figuras ambas igualmente aniquiladoras y depredadoras, devoradoras de niños e impedidoras, por tanto, de la espon­ taneidad, de la inocencia y de la prosperidad. Las tres, Lilith, Lamia y Hécate, personifican no solo el potencial aniquila­ dor procedente del abismo del inconsciente, el cual contiene rastros vivos de nuestro aspecto más animal, sino también la clave para aceptar que una parte de nosotros mismos intenta destruir al tiempo que otra parte intenta construir. Lilith aparece descrita en las leyendas de varias maneras. Todas tienen un rasgo común: el reptil. En unos casos una serpiente aparece abrazada a Lilith. En otros, Lilith es descrita
  • 24. 46 como un ser ambigüo, mitad mujer, mitad lagarto o serpiente. Una vampiresa, en definitiva. Lilith es, además, enemiga de los partos y de los recién nacidos, a los cuales estrangulaba. Si tomamos en cuenta que un niño es el fruto de una relación entre un hombre y una mujer, entonces la destructividad de Lilith no solo va dirigida a los recién nacidos sino a los adul­ tos, los cuales ven cómo el fruto de su relación queda aborta­ do o no prospera según lo esperado. Si eso es así, entonces la ubicación de la Lilith astrológica puede dar pistas acerca de las congojas íntimas que los padres desean redimir a través de sus hijos. El niño es la caja de resonancia del anhelo por vivir algo que no fue vivido por ellos y que permanece en el útero fami­ liar a la espera de que él lo rescate. Pero este rescate, cómo se haga y lo que puede producir, no puede estar en manos de los padres, ni ser dirigido o controlado por ellos, sino que está en el fuero interno del niño. Unicamente de él depende el desa­ rrollo de esa función, la cual llegará a percibir con sus propios medios. Cualquier expectativa que los padres proyecten sobre sus hijos será abortada si contradice la naturaleza esencial de éstos. Podría parecer que Lilith sea enemiga de las relaciones entre hombres y mujeres y, por lo tanto, de cualquier expecta­ tiva que pueda surgir entre ellos. Sin embargo, Lilith lo que en realidad busca es que en una relación entre hombre y mujer no se produzcan proyecciones indeseadas entre ellos o so­ bre sus hijos. De ocurrir, entonces las relaciones familiares se convertirían en disfuncionales. La abortividad de Lilith, pues, se ceba, más que en los niños, en las relaciones íntimas entre adultos en la medida en que en esas relaciones puede produ­ cirse un fruto orientado a la autosatis facción egoísta o como paliativo de sus propias congojas. Un ejemplo de ello son los hijos que se tienen para compensar desajustes en la relación. Visto así, Lilith es entonces una frustradora de los deseos de los padres con respecto a sus hijos. Como adultos, Lilith es 47 un virus infiltrado en las actitudes que habría que decodificar y reconocer para evitar que los demás (especialmente nuestra pareja o nuestros hijos) se conviertan en ositos de peluche para nosotros. Podría parecer que Lilith se sintiera más atraída por lo imposible que por lo posible, por lo improductivo que por lo productivo, por la anarquía que por el compromiso. Sin embargo, su función no es impedir el desarrollo de nuestros deseos sino cuestionar nuestro grado de autenticidad y since­ ridad en el reconocimiento de los mismos, puesto que de ellos es de donde irá naciendo la realidad que vamos a vivir. El inte­ rés de Lilith se centra especialmente en ponernos sobre aviso de que, una vez detectados cuáles son, será nuestra forma de participar la que va a determinar el resultado. Esta forma debe ser limpia e impoluta. En cuanto una doble intención se in­ filtrara en nuestra conducta, entonces la expectativa correría serio peligro de acabar en aborto o corromperse. El problema radica en que con Lilith a lo único que llegamos es a damos cuenta de que no acabamos de saber qué es lo que en realidad deseamos, ni qué es lo que en realidad somos. Cuando cree­ mos saberlo, aparece del fondo otra capa que denota que no hemos llegado a la verdad. A falta de encontrarla, la única vía es vivir cada momento y cada relación por lo que es y no por lo que esperamos que sea. Para ello, la fórmula es hacer las cosas por amor o intuición pura. Y debe ser así, aún a riesgo de provocar un desgarro en el sistema de relaciones en el que habitualmente nuestra vida se desarrolla. Por otro lado, el estrangulamiento ofrece una señal escla- recedora ya que significa un corte por asfixia aplicado en el cuello, lugar de residencia de los apetitos que más se relacio­ nan con el placer sensual (Tauro), al tiempo que es la línea
  • 25. 48 divisoria entre la cabeza (gobierno) y el resto del cuerpo (ins­ tintos terrenales), entre lo superior y lo inferior, entre la mente y el cuerpo. Estrangular impide la obtención de alimento, al tiempo que también imposibilita que nuestra voz se escuche. El simbolismo de la estrangulación señala la división en dos mitades de la realidad sensible que hasta entonces permanecía unificada en el niño. A partir de la estrangulación -un castigo, un abuso o una grave decepción, por ejemplo-, empezamos a perder nuestra unidad emocional inicial. Podríamos decir que con lo que ese acto simboliza queda instaurada la primera es­ cisión existencia!, a la que luego seguirán otras, las cuales, no obstante, constituyen el caldo de cultivo de nuestro posterior desarrollo mental e intelectual. Sin el trauma sería imposible la diferenciación y el consiguiente proceso de individuación. Visto así, el trauma es un comadrón que nos obliga a nacer a una dimensión sin precedentes. Por otro lado, al impedir los nacimientos o estrangular a los niños, Lilith nos está advirtiendo de actitudes que pueden per­ judicar la concretización de nuestras expectativas, o bien nos habla de algo de nosotros que se resiste a crecer y madurar. Sin duda se refiere a un estado de ánimo inconscientemente revanchista, reverberación de aquel primer enfado. Esta acti­ tud -al estar fuera del control consciente- puede llevarnos a una trampa, ya que nosotros somos los destinatarios de nues­ tro propio comportamiento. Lilith es una indigente psíquica a la búsqueda de cuerpos, acontecimientos y experiencias en las que encarnarse para así poder rebelarse contra aquel contubernio. Su infiltración en nuestra vida puede revestir desde la sutilidad más descon­ certante hasta el exhibicionismo más procaz. En cualquier caso Lilith representa todo aquello que negamos de nosotros 49 mismos, lo que queda fuera de todo presupuesto. Es la caja negra de nuestra vida, aquel lugar en donde quedan registra­ dos nuestros secretos y demás elementos de nuestra biografía que dejamos de lado o que escapan a toda clasificación. Y precisamente por eso -Lilith es algo de nosotros con lo que usualmente no contamos, no explicamos (porque no nos lo han explicado) y no compartimos fácilmente con los demás (porque los demás tampoco lo hacen)-, que su función es la de ayudarnos a entender que una personalidad no solo se com­ pone de rasgos de carácter, potencialidades y talentos, sino que también se compone de elementos marginados -defectos inconfesables, experiencias vergonzosas, traumas, secretos fa­ miliares, mentiras, falsas verdades,.....- con los que deberemos contar si queremos transformar nuestra vida en algo más de lo que nos han dicho acerca de ella. La Lilith astrológica supone la entrada en nuestra vida de una energía que se manifiesta a borbotones que resultan di­ fíciles de canalizar y de administrar. Por eso es que muchos prefieren reprimirse puesto que soltar conscientemente esa energía implicaría cambios drásticos en el modo de vida. Para quien todavía permanece inconsciente ante la existencia de Lilith, ella se manifiesta de muy diferentes modos, todos ellos aparentemente azarosos, de tal manera que la persona no aso­ cia esos síntomas con una actitud que quizá haya surgido de un enfado mal curado o de una frustración no tolerada. En cam­ bio, quien quiera hacerse responsable de lo importante que es que la actitud esté en armonía con los verdaderos deseos internos acaba dándose cuenta de que todo cuanto acontece empieza a generarse primeramente en el inconsciente. Desde esta perspectiva, mientras cualquiera de nosotros parece estar actuando constructivamente, es desde el inconsciente que qui­ zá estemos atrayendo la visita de los demonios capitaneados
  • 26. 50 por Lilith. Por eso es necesario que en nuestras conductas y actitudes tuviéramos en cuenta que la incongruencia, la locura y la irracionalidad pueden coexistir junto con el orden, la cor­ dura y la sensatez. En nuestros presupuestos debe haber lugar para todo. Querer apartar o marginar nuestros rasgos inde­ seados alimentará su expresión descontrolada, ya sea a través de nuestras propias actitudes, ya sea a través de aconteceres aparentemente desconectados de esas mismas actitudes. De alguna manera, la Lilith astrológica señala la vía para el conocimiento, para el darnos cuenta de que lo constructivo y lo destructivo coexisten en nuestro comportamiento. Lilith/ Luna Negra es el sumidero psíquico de nuestras congojas no aceptadas, quizá porque cuando se produjo lo que dio lugar a ellas eramos demasiado tiernos e inocentes. Así, la decep­ ción o la congoja, al carecer de forma concreta que nos ayude a retrotraernos con objetividad a su origen, se manifiesta en forma de fobias o animadversiones profundas hacia perso­ nas o valores de nuestra propia familia. Esa animadversión se mantiene latente y reprimida, constreñida por las normas y tabúes (el Super Yo), pero si la reconocemos puede llevarnos a desentrañar un conocimiento acerca de nosotros mismos (a través del Ello). Al final nos daremos cuenta de que lo que impide el éxito y la felicidad está en nuestras propias actitudes. Uno es su Lilith. Aceptando nuestra rabia inconsciente podemos descubrir en Lilith/Luna Negra un potencial precioso, el que se man­ tuvo virgen entretanto no se produjo la primera penalización. Incluso nuestro propio nacimiento pudo haber sido vivido como un castigo para el alma o para el cuerpo. Desde esta per- pectiva, Lilith representa una experiencia defraudatoria expe­ rimentada con demasiada prontitud y crudeza. Algo así como 51 una ablación emocional propinada en el tuétano de nuestra niñez, cuyas consecuencias tan solo pueden ser rescatadas por el adulto compasivo que ya somos. Y es que nuestra Lilith interior indica una altísima sensibilidad hacia el castigo y sus consecuencias. Desde esta perspectiva, ese castigo pudo haber sido una experiencia iniciática vivida sin ritual o, lo que es lo mismo, sin aviso y sin comprensión. Lilith es un estigma que todos guardamos en algún lugar de nuestro inconsciente, un recuerdo sin forma a la que remitirse y que permanece instala­ do en lo más profundo del psiquismo, de nuestros sueños, de nuestro cuerpo,.... e inasible por el intelecto. Recordemos que Lilith pactó con Dios que su invisible presencia sería recorda­ da eternamente. Lilith es el secreto de todos los secretos y la madre de todas las verdades, como Príapo es el santo patrón de lo espontáneo y de lo diáfano. ASTRONOMÍA Para entender mejor de qué cosas nos habla Lilith/Luna Negra, podemos partir de dos fuentes iniciales de informa­ ción: la mitología, que acabamos de revisar, y la astronomía. Pero antes quisiera hacer un hincapié sobre los peligros que encierra circunscribir el efecto de un elemento interpretativo astrológico a datos astronómicos o a la descripción que nos ofrece la mitología. En otras palabras, ¿el nombre mitológico de un planeta fija, cierra o acota el ámbito y alcance de su in­ fluencia psíquica? La respuesta es no. La leyenda mítica que acompaña a su nombre y sus ca­ racterísticas astronómicas son meros puntos de partida para empezar a estudiar sus efectos. El verdadero laboratorio no es
  • 27. 52 únicamente el cielo, ni es únicamente la narración mitológica. El verdadero laboratorio es interior, está aquí, en nosotros. Vista así, la Astrología empieza y acaba en uno mismo. Es la sensibilidad de cada persona la que determina la calidad de la información astrológica que canaliza y maneja. La Luna Negra astronómica Para empezar a personalizar los contenidos psíquicos de Lilith/Luna Negra hemos acudido a la mitología, y ahora, para acabar de redondear una primera aproximación, tratare­ mos de conceptualizarla en lo astronómico. La Luna Negra es uno de los focos que describe la elipse orbital lunar. Uno de los focos estaría pivotizado por la Tierra, y el otro es un foco vacío. Este foco vacío lógicamente señaliza el punto en que la órbita de la Luna se aleja más de la Tierra. A este punto lo llamamos apogeo lunar. Por otro lado, la palabra misma indica grado superior a que puede llegar alguna cosa. La Luna Negra representa aquel potencial subyacente en no­ sotros mismos que tanto puede llevarnos a nuestro esplendor como individuos, como a nuestra miseria moral, emocional o física. Todo ello vivido en extremos, como una salida por la tangente con consecuencias inusitadas. No hay negociación posible. O se vive bien o se vive mal. Esta polarización será más o menos intensa en función del grado de importancia que la Luna Negra tenga en una Carta Natal. Así que Lilith/Luna Negra tanto puede ser tomada como el foco vacío -un hueco- de la elipse orbital que la Luna des­ cribe en torno a la Tierra, como el punto por donde la Luna saldría despedida -un escape- si la cuerda energética que la mantiene sujeta en su senda orbital se rompiera. Basta con 53 imaginarnos la honda con la que se tiran las piedras. Vista así, la posible proyección de esta piedra sobre una zona del zodíaco podría sugerirnos experiencias de desamarre psíquico (desmadre) o de ruptura (no retorno) referida a elementos de nuestro estilo de vida y de nuestro carácter. La posición de Lilith/Luna Negra indica cómo nos desmadramos, cómo nos salimos por la tangente para no volver nunca más sobre el camino anteriormente transitado. Otra forma de entender el papel que Lilith/Luna Negra puede tener en nuestras vidas es percibiéndola como parte del cuerpo etérico de la Tierra. Recordemos que es el foco vacío de la órbita lunar, y bien podría tratarse de un vórtice o centro de gravedad oculto que actúa como condensador de la experiencia terrena, la cual metaboliza y posteriormente da curso a un aglomerado de recuerdos que, más que imágenes, resurgen como instintos reactivos a estímulos igualmente in­ clasificables. Es un nudo energético que permite que las almas puedan migrar desde el bardo hacia el mundo de las formas. Si eso es así, entonces nosotros somos los comadrones de esas almas. Posiblemente a través de ese vórtice estemos atra­ yendo el espíritu de los muertos y estemos favoreciendo las circunstancias para una nueva encarnación. Podríamos decir que nuestra Lilith/Luna Negra describe cómo nos acercamos inconscientemente hacia la muerte con el fin de atraer nuevos torrentes de vida. Quizá Lilith/Luna Negra nos esté pidiendo que seamos médiums, que seamos caja de resonancia de espí­ ritus a la deriva a la búsqueda de una oportunidad con la que ordenar y redirigir sus recuerdos. Tomada como foco vacío de la órbita lunar, Lilith/Luna Negra es un camposanto psíquico, la caja negra de la expe­ riencia de las especies que pueblan la Tierra. La Luna -y todo
  • 28. 54 lo referido a ella, incluida Lilith y los Nodos lunares- repre­ senta la gran memoria que almacena y graba la experiencia y la distribuye en forma de recuerdos y reacciones. En la medida en que ese punto de la órbita marca un punto de inflexión en la función lunar, podríamos tomar a Lilith como el ele­ mento que busca y atrae anhelos tan potentes que resultan difíciles de entender, como si se tratara de una energía es­ tancada que estuviese pidiendo a gritos un reconocimiento. Si tal reconocimiento no se efectuara, si no se encontraran canales para la expresión productiva de esta energía, entonces nuestra integridad emocional quedaría indefensa y a merced del inconsciente. Lilith representa una energía retenida que puede despertar sin avisar, en la misma medida en que fue anteriormente reprimida. Es por eso que hay que contar con ella creando unas condiciones para su feliz expresión. En la medida en que la luna y su órbita regulan la acti­ vidad psíquica terrestre, también el eje formado por Lilith/ Príapo y por los Nodos Lunares describen una buena parte de esas funciones. La memoria está muy relacionada con todo ello. La posición astrológica de la Luna representa la memoria referida a experiencias tangibles y ubicables en la trayectoria vital concreta; los Nodos señalan la memoria metafísica quizá relacionada con experiencias tenidas en otras dimensiones; y Lilith/Príapo indica la memoria de afectos negativos, lo que no ha sido vivido y clama por ser encarnado. A menudo estos afectos se revisten de una fuerte sensación de fracaso y desu­ bicación relativa a la experiencia concreta. Lilith/Luna Negra y la evolución Para entender la función esencial de Lilith/Luna Negra, lo mejor que podemos hacer es recordar cuál es la función esen­ 55 cial de la Luna, puesto que de un punto de su órbita estamos hablando. Pero antes no estará de más un breve comentario comparativo en relación a los Nodos y a Lilith/Príapo. Al igual que el eje nodal, el eje formado por Lilith y Pría­ po supone un elemento informativo complementario al de la Luna. No tendría sentido interpretar cualquiera de esos dos ejes separados de su matriz. Estableciendo una comparación, los Nodos lunares repre­ sentan los puntos de cruce de la órbita que la Luna describe en torno a la Tierra con la órbita que esta última describe en torno al Sol. Así pues, la fórmula nodal estaría compuesta por los siguientes elementos: Tuna (emoción) + Tierra (cuerpo) + Sol (propósito vital) Por consiguiente, el eje nodal refleja el sentido de fondo de nuestra vida apoyado en una realidad biológica y psíquica. En cambio, la fórmula que correspondería al eje Lilith/Príapo es: Tuna (emoción) + Tierra (cuerpo) Por consiguiente, el eje Lilith/Príapo refleja un esquema de reacción inconsciente con poca conexión inicial con la con­ ciencia de estar dando un sentido a la vida. Tomado así, la única forma de tomar conciencia de este eje es a través de lo instintivo, del cuerpo y del estado de ánimo. Digamos que la diferencia entre un eje y otro está en la forma en cómo son percibidos. En el eje Lilith/Príapo no se percibe qué razones puede haber para un determinado tipo de comportamiento.
  • 29. 56 Tan solo dependerá de la lucidez personal el que a ese es­ quema de reacciones inconscientes se le dote de una directriz evolutiva. Y esta lucidez supone tomar el propio cuerpo como un elemento dispensador de conocimiento en estado puro. El eje nodal describe el sendero evolutivo que mejor con­ viene a nuestros propósitos, y el eje formado por Lilith/Pría- po describe la evolución de nuestros instintos y de nuestras reacciones anímicas. Lilith/Luna Negra señala un fuerte sensación de fracaso objetivo (muerte) que debe ser regenerada y transformada en nuevo conocimiento (resurrección). Acerca de la Luna En una Carta Natal la posición de la Luna por signo, por casa, y los aspectos que haga con otros planetas, ofrece una interesante perspectiva acerca de cómo pudieron transcurrir los primeros años de la vida de una persona, cuáles fueron las experiencias que más impacto ejercieron en su entorno emo­ cional, y también alude al poso que constituirá el telón de fon­ do de su desarrollo posterior. Además constituye uno de los puntos de análisis astrológico que más cosas nos dice acerca del temperamento individual, de las reacciones internas y ex­ ternas de una persona, y por tanto, de su particular forma de vivenciar e interpretar las reacciones que provienen de otros individuos y del entorno en general. Todo ello bajo pautas que tienen su origen en la infancia. La Luna resulta ser la cobertura psíquica que nuestro Ser emocional necesita para mantener un punto de referencia que le resulte seguro o, cuanto menos, viable para canalizar su propio desarrollo. 57 Si la Luna ayuda a percibir la base biológica de nuestro tem­ peramento, la posición astrológica del Sol señala cuál es el sus­ trato en el que se alimenta nuestro carácter. El carácter está muy conectado con el propósito vital, mientras que el tem­ peramento nos vincula con el poso generado por la herencia familiar. Por eso es que Lilith/Luna Negra, en la medida en que forma parte de lo lunar, señala un elemento de primer orden orientado a entender qué aspectos de nuestro temperamento biológico han quedado fuera de cauce. Estos aspectos piden ser tenidos en cuenta creando situaciones que invitan a la per­ sona a desmadrarse, a salirse de la matriz en la que fue educada. De este modo, la posición astrológica de Lilith/Luna Negra describe aquello de nosotros que deberemos descubrir fuera de las consignas con las que nuestras emociones fueron moldea­ das. Digamos que la Luna señala nuestra forma de adaptarnos a la familia, y Lilith/Luna Negra describe qué es lo quedó fuera en ese proceso de adaptación. Eso que quedó fuera solicita nuestra atención a través de señales únicamente descifrables si tomamos en cuenta lo anímico, lo instintivo y lo corporal. El propósito solar hinca sus raíces en la base formada por nuestro temperamento. En la medida en que este tempera­ mento tanto contiene elementos ya integrados (Luna), como elementos por integrar (Lilith/Luna Negra), no podremos co­ nocer qué es lo que verdaderamente deseamos de la vida sin tener en cuenta la totalidad de este sustrato (Luna + Lilith/ Luna Negra). Posiblemente este centro de gravedad oculto todavía per­ manezca sin nacer, sin ser apropiado por la conciencia. Lilith/ Luna Negra se refiere a algo a lo que, aún deseándolo, nos resistimos. Quizá sea algo nuestro que ha quedado retenido en el útero familiar. La luna trabaja 2 conceptos el primero , el carácter y el segundo , el temperamento . El carácter esta asociado a como uno se conecta con su propósito vital , es decir con que modalidad o herramientas afronta la dureza de la vida y , el temperamento es el conjunto de patrones emocionales y sensitivos resultado de nuestra herencia familiar . La luna negra entonces lo que hace es darnos información de aquello que quedó relegado de la matriz que gestó todas las emociones y sentimientos que moldean al individuo
  • 30. 58 LA LUNA NEGRA ASTROLOGICA La Luna Negra es antagónica en su significado a la Luna. Mientras esta última está relacionada con los afectos positivos vinculados a la primera infancia, la Luna Negra parece referir­ se a los afectos negativos inconscientes que quedaron instau­ rados ya desde el período de gestación y que posteriormente se encarnan a través de experiencias emocionales que reflejan aquella negatividad. Estas experiencias anidan en aconteci­ mientos concretos como el de la gestación misma, el parto y en cualquier otro suceso posterior que por sus características requiera de una respuesta emocional excepcional. Es decir, que mientras nuestra respuesta ante fenómenos previsibles se expresa a través de nuestra Luna, la respuesta de emergen­ cia ante fenómenos imprevisibles se canaliza a través de la Luna Negra. Todo tipo de estímulos son necesarios para que nuestro sistema emocional pueda sentirse vivo. Unos cuadran con lo emocionalmente correcto, y otros, con lo emocional­ mente incorrecto. Los buscados conscientemente -lo emo­ cionalmente correcto- están relacionados con la Luna, y los buscados inconscientemente -lo emocionalmente incorrecto-, con la Luna Negra. Y, como todos son necesarios, nuestro psiquismo atraerá tanto a unos como a otros. Podríamos de­ cir que gracias a los recursos ocultos relacionados con Lilith/ Luna Negra seguimos estando vivos. Una forma de contactar con la Luna Negra es relacionando su posición astrológica con experiencias en las que el rechazo inconsciente ha sido la nota clave. Estas experiencias pueden ser sumamente subjetivas pero tremendamente intensas y dan lugar a desencuentros y malos entendidos con personas del ámbito afectivo, cuyas causas no hay que buscar en el trato concreto que se tiene con ellas, sino en razones mucho más 59 profundas, inconscientes y anteriores al hecho concreto que en apariencia detonó en conflicto. Así, por ejemplo, una per­ sona que tuviera a Lilith/Luna Negra en Casa Uno, haya o no haya motivos, se habrá sentido fácilmente rechazada ya incluso antes de nacer. Posteriormente será ella quien se ig­ nore o ignore a los demás en igual medida, y así se instaura una desconexión emocional con aquello que pueda provocar recuerdos de aquel primer rechazo. En realidad, la experien­ cia de rechazo queda aderezada con una fuerte desconexión con respecto al fenómeno físico de haber sido gestado. Esta desconexión se traduce en forma de una habitual falta de co­ munión emocional con el propio cuerpo, como si la mente y el cuerpo estuvieran divorciados. Otro ejemplo: una persona con Quirón en Casa Dos puede haber experimentado rechazo o marginación debido a una falta de nutrientes en el proceso de gestación. Posteriormente esta persona puede convertirse en negadora del pan y la sal para los demás, o bien, ambicio­ nando algo imposible de conseguir, lo cual dará lugar a una mayor insatisfacción. En este caso, el divorcio se establece entre la apetencia (fantasía) y la necesidad (realidad). Incluso puede ocurrir que la persona considere sus necesidades como fantasía (y las relegue) y otorgue visos de realidad a sus ape­ tencias (y las priorice), perjudicando su bienestar. Por eso mis­ mo es que a la Luna Negra se la considera el punto en donde solemos distorsionar la realidad y en donde, por consiguiente, atraemos el fracaso. A menudo las causas de esta actitud están muy relacionadas con ciertos episodios familiares usualmente silenciados, los cuales llegan a nosotros en forma de presio­ nes, traumas, castigos, privaciones, ausencias, secretos, muer­ tes prematuras o inesperadas, etc,.... En otras palabras: la Luna refleja nuestro mejor anclaje con la realidad cotidiana y con nuestros vínculos afectivos ordina­
  • 31. 60 rios, mientras que la Luna Negra refleja nuestra forma de des­ anclarnos de la realidad y de lo que nos vincula a los demás. Si con la Luna nos fundimos con el entorno, con la Luna Ne­ gra nos divorciamos de él y de nosotros mismos. La posición de Lilith/Luna Negra refleja en qué ámbitos de nuestra vida estamos más alejados de la realidad, en dónde nos damos la espalda a nosotros mismos. Posteriormente, y tras un traba­ jo personal cuyos resultados suelen acaecer hacia la mitad de la vida, Lilith/Luna Negra se convertirá en nuestro principal modo de entronque con la realidad. La regresiones terapéuticas pueden ayudar muchísimo a captar en qué puede consistir el rechazo, su verdadero origen y sus secuelas en nuestra conducta actual. LUNA Y LUNA NEGRA La Luna es regente de Cáncer y su exaltación recae en el signo de Tauro. Podría parecer que los signos fuertes para la Luna Negra sean precisamente los opuestos: Capricornio y Escorpión. Precisamente estos dos signos, y los planetas a ellos asociados, contribuirán a ayudarnos a entender un poco más qué diablos pinta la Luna Negra en nuestra Carta Natal. De Capricornio podemos extraer que se trata de un signo cuya función es la de seleccionar un tipo de comportamiento adecuado al nivel de responsabilidades que las respectivas am­ biciones demanden. La madurez formal parece ser que es la actitud mejor valorada por la gente con un fuerte componente de Capricornio en sus vidas. Otra cosa es que esa madurez formal vaya acompañada de un consistente respaldo emocio­ nal de fondo. De esta manera, Capricornio desaloja de su vida todo elemento emocional en su actitud externa, para objetivar 61 una conducta presuntamente madura y estable, acorde con los retos que la vida desde el exterior le plantea. Este desalojo está muy conectado con Lilith/Luna Negra. La posición de Lilith/Luna Negra en nuestra Carta Natal in­ dica, entre otras cosas, aquello que intentamos reprimir para ajustarnos a un patrón de conducta supuestamente maduro y adecuado a nuestra edad, y aceptado socialmente. Lilith/Luna Negra representa todo aquello que quedó a medio vivir en la infancia y que pugna por expresarse a través de medios poco ortodoxos. Esta necesidad inconsciente, si no es reconocida por la persona, puede desbaratar cualquier objetivo que no la haya tenido en cuenta, por más digno que sea, y por más ma­ duro y sensato que pudiera parecer. De Escorpio podemos extraer que se trata de un signo cuya función primordial es la muerte y transformación de lo que impide el fluir de la vida. Pueden ser la cesación de una situa­ ción externa o la eliminación de un comportamiento nocivo para la vida emocional de uno mismo. Al arquetipo que llama­ mos Escorpio no le interesa rendir culto a las apariencias. Le interesa la verdad, sea su encuentro agradable o desagradable. La fórmula de acceso a la verdad es diferente en cada caso y es diferente en cada circunstancia y en cada persona. A la verdad se accede de forma sorprendente y con efectos catárticos. Al signo de Escorpio se le asocia con todo tipo de poderes, princi­ palmente aquellos que se derivan de la puesta en marcha de de­ terminados recursos emocionales que para la mayoría aparecen atenuados o condicionados por las presiones del entorno. En al­ gún momento parecería que estos poderes fuesen paranormales. El tema del poder está muy asociado a Lilith/Luna Negra. De alguna manera a Lilith le interesa demostrar que todavía
  • 32. 62 sigue estando en el psiquismo de hombres y de mujeres. Mu­ chas veces la encontramos a través de deseos que reprimimos, que son causa de turbación si presentimos que se acercan a la superficie. Esta represión proviene de un sumidero psíquico del cual surgen con el tiempo situaciones emocionales tur­ bias que hay que purgar y drenar, afrontando y expresando abiertamente nuestra auténtica realidad como individuos y la auténtica realidad de nuestras necesidades si no queremos que la represión haga estragos en nuestra salud psíquica y física. Y es que Lilith nos pide que salgamos del armario moral en el que cada uno ha sido educado. Relacionados con Capricornio y Escorpio tenemos: - Saturno (regente de Capricornio y de Acuario, exaltado en Libra) - Marte (exaltado en Capricornio, regente tradicional de Es­ corpio y de Aries) - Urano (exaltado en Escorpio, regente de Acuario) - Plutón (regente de Escorpio, exaltado en Géminis) De Saturno tomamos las deficiencias, las limitaciones, las carencias y los lastres que la cultura familiar nos ha transmiti­ do y que nosotros debemos pulir y dignificar. También toma­ mos de Saturno la posibilidad de percibir algo de nosotros a través de relaciones profundas con los demás. Precisamente aquéllas relaciones más chocantes son las que más dicen acer­ ca de nosotros. De Marte tomamos la posibilidad de iniciar un nuevo rum­ bo emocional en nuestra vida, totalmente diferente del que nuestra familia nos inculcó. Precisamente con la diferencia percibimos más claramente cuál es en realidad nuestro origen. 63 Y al percibir este origen, podemos darnos cuenta de hasta dónde podemos llegar. En Urano percibimos cómo la creatividad fluye como con­ secuencia de haber conquistado mayores cotas de libertad. Urano también indica una fuerte tendencia a atribuir las ra­ zones de nuestro fracaso a conductas heredadas de nuestra familia. Por eso el principio uraniano aboga por una indepen- dización relativa a ese tipo de razonamientos que lo único que hacen es eternizar la herencia negativa. De Plutón tomamos la capacidad para indagar en lo ocul­ to de nuestras motivaciones y también en la capacidad para investigar cómo podemos caer en la coerción que el medio ambiente ejerce sobre nosotros. También Plutón nos ayuda a entender el papel catártico que la palabra dicha y compartida tiene para nuestra clarificación emocional. Lilith/Luna Negra contiene algo de todos esos principios. Todo ello, y más, conforman las funciones que Lilith/Luna Negra tiene en nuestras Cartas Natales. LUNA Y LUNA NEGRA: Lo ancestral y lo transgresor en la forma­ ción de carácter Una buena manera de entrar en la experiencia sensible aso­ ciada a la Luna Negra, es mediante el establecimiento de una comparación con la Luna. Tomadas ambas conjuntamente describen un proceso en la conformación del temperamento en el que es posible ver cómo la educación recibida potencia unas cosas mientras que otros rasgos o facultades potencia­
  • 33. 64 les quedan marginados y relegados al inconsciente. El niño se adapta a los valores que le son transmitidos positivamente, mientras que él mismo margina o vive conflictivamente toda aquella parte de sí que pudiera chocar con las consignas con­ sideras como no aceptables por la propia familia. Muchas de estas consignas no son necesariamente negativas, simplemen­ te pueden haber venido dadas por un desbordamiento de las habilidades de los padres para poder canalizar las necesidades emocionales de sus hijos. Aunque, sin embargo, esta falta de habilidad puede ser percibida dramáticamente por el niño. El niño es eslabón débil y caja de resonancia de un sistema de convivencia imperfecto en el que los problemas no resueltos de los padres pasan a los hijos. Como comentamos anteriormente, el origen de esta trans­ misión no hay que buscarlo en la vida después del nacimiento sino en el periodo de gestación. Así pues, la posición de nues­ tra Lilith/Luna Negra podrá ayudarnos a desentrañar un con­ flicto latente pero intenso que anidaba en el seno de nuestra familia o, incluso, en el útero. La Luna, su Signo y Casa de ubicación en la Carta Natal, y sus aspectos, describen rasgos temperamentales que resul­ tarán potenciados en el psiquismo del niño, y que después re­ sultarán ser el recurso emocional que se va a configurar como el mecanismo de ajuste preferente ante cualquier situación previsible enmarcada en lo cotidiano. La Luna, de alguna ma­ nera, describiría cómo nuestras respuestas emocionales fluyen cuando lo que nos rodea es considerado como normal. La Luna Negra, su Signo y Casa de ubicación en la Carta Natal, y sus aspectos, describen rasgos de la personalidad que, aunque formando parte de su naturaleza, no forman parte del 65 comportamiento normal. Son recursos ocultos que afloran en situaciones anormales, críticas, de emergencia. Estas situacio­ nes pueden presentarse inesperadamente, o bien es uno mis­ mo quien las atrae. En cualquier caso, la Luna Negra describe cómo son nuestras respuestas emocionales cuando nuestro psiquismo está amenazado. De esta manera, la Luna Negra se perfila como nuestro mejor recurso en situaciones de crisis si nos hacemos conscientes de ello. La Luna guarda relación con el sistema reproductor. Y no solo en el sentido literal de la palabra. Reproducir no es solo generar una nueva vida. También significa volver a producir y propagar una conducta que ya existía en la familia. En la ubicación de la Luna en nuestra Carta Natal podemos tomar conciencia acerca de cómo y de qué cosas estamos repitiendo en nuestra vida emocional que ya existían en la vida de nues­ tros padres, abuelos, etc,... En cambio, a través de la Luna Negra desarrollamos facetas inéditas en nuestra familia, ya sea porque no fueron bien canalizadas o potenciadas, ya sea por­ que constituyeron tabú en un momento dado de la historia del clan. Nuestra Luna Negra representa un rasgo de nues­ tra personalidad ante el cual nuestros padres probablemente no se sintieron preparados para canalizar adecuadamente en nosotros (ni en ellos mismos). Este rasgo queda sin expre­ sar, y en determinadas situaciones resurge abruptamente a la espera de que se le preste atención. Los medios que utiliza para darse a conocer son los sueños, los anhelos inconscien­ tes que pueden ser reconocidos a poco honesto que uno sea para consigo mismo. Y todo ello aparece cuando los meca­ nismos de defensa han bajado la guardia. Esta transparencia, que surge como consecuencia de una desactivación de dichos mecanismos, puede venir dada ya sea como consecuencia de un trabajo personal, o bien por saturación psíquica debido a