Los 1290 días se refieren a 43 años proféticos. Al restar estos 43 años del año 70 d.C., cuando Roma destruyó Jerusalén e instauró la abominación desoladora, se obtiene el año 27 d.C., que marca el comienzo del ministerio de Jesucristo. Este cumplió las profecías al quitar el continuo sacrificio de la ley mosaica mediante su muerte en la cruz, inaugurando así el nuevo pacto.