Los padres juegan un papel fundamental en el desarrollo de los niños, especialmente en los primeros 7 años cuando se forman los rasgos básicos de la personalidad. Los padres educan a través de la creación de un ambiente estructurado en el hogar y a través de la interacción positiva con los niños, proveyendo seguridad, energía y autoestima. Una interacción tóxica entre padres e hijos puede dañar el desarrollo del niño.