El documento describe los principios de una espiritualidad ignaciana para la acción educativa, incluyendo la importancia de la actitud, la reflexión sobre la experiencia, y el camino del discernimiento. Se discuten conceptos como la profundidad, la universalidad y la levedad, ilustrados por las historias de Perseo y Medusa y el jinete del cubo de Kafka. El documento concluye que la educación ignaciana es un camino continuo de experiencias y reflexiones para lograr una acción transformadora.