El documento habla sobre Wirikuta, un sitio sagrado para el pueblo indígena Wixarika que es importante para su creación y rituales religiosos. A pesar de ser reconocido internacionalmente, el gobierno mexicano ha otorgado concesiones mineras que amenazan el ecosistema sensible y los derechos del pueblo Wixarika a practicar su religión en este lugar. La minería conlleva riesgos de contaminación del agua, deforestación y daños al medio ambiente que heredarían futuras generaciones.