Elena, la esposa del narrador, muere tras dar a luz debido a la falta de recursos. El narrador siente culpa por haberla acompañado en su huida embarazada de los fascistas. Comparte los últimos momentos con Elena y su recién nacido, sintiéndolos cerca pero a la vez lejos. El narrador cree que sus muertes servirán para que en el futuro se reconozcan las injusticias del conflicto y se mejore la sociedad, como la poesía mejora la vida.