El documento describe cómo la población de cisnes en el Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter comenzó a disminuir en 2004 coincidiendo con el inicio de operaciones de la planta de celulosa Arauco. A pesar de las promesas de Arauco de usar tecnología limpia, el santuario no ha mostrado señales de recuperación y sus aguas permanecen contaminadas. La fiscalía determinó que Arauco no es responsable de la muerte de los cisnes, aunque el caso civil por daño ambiental sigue pendiente.