El documento discute el papel de la mujer en la política y la revolución. Explica que la propiedad privada y el sistema patriarcal han sometido a la mujer históricamente. Señala que la mujer debe empoderarse y reconocer que sus derechos y los de la sociedad están siendo vulnerados. Argumenta que solo una organización política revolucionaria puede brindar las herramientas para que la mujer rompa las cadenas del patriarcado y luche por la igualdad mediante cambios estructurales. Finalmente, resalta que la participación de la mujer es necesaria para

1. Mujer, partido y revolución
A propósito de la Conferencia Nacional de Mujeres Comunistas. Bogotá, 1 y 2 de junio de
2012
El advenimiento de la propiedad privada en los medios de producción que trajo en su vientre la
monogamia como única forma de organización familiar, sentó las bases para la edificación del
sistema patriarcal que desde ese entonces ha impedido el libre desarrollo social y político de la
mujer, manteniéndola históricamente sometida no solo al dominio de la clase dominante – en el
caso de la mujer que engorda las filas del proletariado-, sino, al dominio del machismo cuyo
postulado central es la supremacía del sexo masculino sobre el sexo femenino en todas la áreas de la
vida en sociedad, ante esta injusta realidad se han venido gestado luchas femeninas por la
reivindicación del derecho a la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer.Sin embargo,
resaltando la cadena de logros del movimiento mujeril mundial, la mujer, como escribió alguna vez
María Cano “debe por fin, lograr hablar a través de ella misma y no por medio de su padre, de su
marido o del sacerdote”.Hablar por medio de su propia voz es sinónimo de empoderamiento,
adquisición de poder mediante el reconocimiento de su verdadero papel en la historia de las
sociedades, más allá de su labor reproductora o de la administración del hogar, el papel de agente
activo de cambio cuando la dialéctica marca el punto preciso donde se da el salto hacia un nuevo
momento histórico.
En ese sentido, la mujer debe reconocer que sus derechos al igual que los de toda la sociedad están
siendo vulnerados, y que es su deber poseer los argumentos necesarios para ser partícipe del debate
político, y utilizar este instrumento para hacer valer sus derechos y los derechos del pueblo, al decir
de Magda Rivera, la mujer debe ser primero política y luego desde la política debe reivindicar lo
femenino. No obstante, la gran mayoría de las mujeres desconocen lo profanadas que han sido por
siglos, y al igual que la mayoría de los desposeídos del mundo, viven ante la injusticia y le dan un
carácter justificable, reina el conformismo en el sentido Benjaminiano, y es por eso que hacen sus
planes de vida alejados de cualquier reivindicación social.
Es necesario entonces, que la mujer siga abonando el camino hacia su emancipación por medio de
la movilización social y el primer paso para incentivar la lucha femenina es la concientización que
promueva la organización de la masa mujeril, es aquí donde la organización política revolucionaria
cobra importancia, en la medida, que solo ella puede brindar a la mujer las herramientas necesarias
para romper las cadenas del patriarcado, debido a que su proyecto político implica cambios
estructurales en la sociedad y estos cambios a su vez, son una condición sine qua non para erradicar
la opresión que la mujer ha sufrido por siglos. Esta organización revolucionaria,al decir de Joaquín
Miras, debe utilizar la política no como medio electoral, sino como medio que incite la
organización de las mujeres para la lucha, la política debe inmiscuirse en la vida cotidiana de la
mujer, hacer que esta reconozca la injusticia que la rodea para que así comprenda la necesidad de
la lucha organizada para liberarse de su opresión, para emanciparse. Al igual, que los obreros de
Marx en Miseria de la Filosofía que comienzan uniéndose entre sí contra el explotador, para poder
ganar un poco más de salario, pero una vez descubren lo que pueden lograr organizados, son
capaces incluso de dar dinero para que la organización exista.

2. Finalmente, es preciso resaltar, primero, que la presencia de la mujer en el partido revolucionario es
de gran importancia al igual que necesaria, si tenemos en cuenta el objetivo de erradicar todo tipo
de opresión, ante esto, no debemos olvidar las enseñanzas de Lenin “El nivel de conciencia de los
pueblos se mide por la participación de las mujeres en la lucha”. Y segundo, que solamente
incursionando en el proyecto revolucionario, la existencia de la mujer va a chocar con el ser que le
han impuesto por siglos, y el radio de acción de su lucha ya no será solo “la soberanía sobre su
cuerpo y su reproducción”- Plataforma de lucha del feminismo tradicional- sino que llegará a las
verdaderas causas de su opresión y su gesta revolucionaria, abogará por un cambio estructural en la
sociedad, debido a que ya no verá una dicotomía entre lucha de clases y lucha de género, ahora
comprenderá que la segunda es consecuencia de la primera. ¡Allí se dará el paso, de la feminista
tradicional a la feminista revolucionaria!
Verónica Buelvas Ibáñez
Militante de la Juventud Comunista Colombiana
Local Alonso Corrales