Este documento discute cómo las emociones del informante y del investigador pueden influir en la información provista y su análisis. Las emociones del informante, como el miedo o la vergüenza, pueden limitar la información compartida, mientras que emociones como la tranquilidad permiten una comunicación más abierta. Del mismo modo, las emociones, pensamientos y suposiciones del investigador pueden influir en su análisis de los datos si no se tienen en cuenta y separan de las observaciones reales. Es importante que tanto el informante como el investigador