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Revista Geográfica Venezolana, Vol. 50(2) 2009, 213-233
El valor estético y ecológico del paisaje urbano
y los asentamientos humanos sustentables
The aesthetic and ecological value of the urban landscape
and the sustainable human assessments
Briceño Ávila, Morella*
Recibido: octubre, 2008 / Aceptado: febrero, 2009
* Universidad de Los Andes, Facultad de Arquitectura y Diseño, Departamento de Composición Arquitectó-
nica, Mérida-Venezuela. E-mail: mba@ula.ve; mba@intercable.net.ve
Resumen
Se discute y argumenta a favor de la consideración del paisaje urbano como elemento rele-
vante en el desarrollo sustentable de la ciudad. Éste constituye un campo de investigación
incipiente para derivar acciones que fomenten el sentido de pertenencia de las personas con
su medio natural y construido, con alto valor estético y ecológico. La calidad de vida presen-
te y futura en los asentamientos humanos, depende en buena medida de la sustentabilidad
de la ciudad, una de cuyas dimensiones, la social, debe contemplar entre sus parámetros el
diseño y preservación del paisaje urbano, atendiendo a necesidades tanto individuales como
colectivas.
Palabras clave: Asentamientos humanos sustentables; dimensión social; paisaje urbano;
valor estético; valor ecológico.
Abstract
7KH FRQFHSW RI WKH XUEDQ ODQGVFDSH LV D VLJQL¿FDQW HOHPHQW LQ WKH VXVWDLQDEOH GHYHORSPHQW
RI WKH FLW 7KLV LV D QDVFHQW UHVHDUFK ¿HOG WKDW DOORZV GHULYLQJ DFWLRQV WKDW SURPRWH D VHQ-
se of belonging of people to their natural and built environment with a high aesthetic and
ecological value. The quality of present and future life in human settlements, largely depend
on the sustainability of the city, whose social dimension should include, among its design
parameters, the preservation of the urban landscape, in response to individual and collective
needs.
Key words: Sustainable human settlements; social dimension; urban landscape; aesthetic
value; ecological value.
214 Revista Geográfica Venezolana
Briceño Ávila M.
1. Introducción
Este artículo presenta una síntesis con-
ceptual sobre el valor estético y ecológico
del paisaje urbano vinculado a la dimen-
sión social en los asentamientos huma-
nos sustentables. El principal objetivo
del ensayo argumentativo es establecer
que los valores sociales atribuidos al pai-
saje urbano, están vinculados con el nivel
de satisfacción, bienestar y agrado que
sienten las personas; por ende, resulta
determinante considerar las necesidades
individuales y colectivas, materiales e in-
materiales, como factores fundamentales
de la calidad de vida y condición esencial
del desarrollo sustentable.
El artículo contiene cuatro partes. La
primera, expone una visión de los DVHQ
WDPLHQWRV KXPDQRV bajo el paradigma
de la sustentabilidad asumido por distin-
tos autores y organismos internaciona-
OHV VXV REMHWLYRV HQIRTXHV GH¿QLFLRQHV
JHQHUDOHV  HVSHFt¿FDV HQ OR DWLQHQWH D OD
ciudad, así como los programas de apli-
cación establecidos por el Centro de las
Naciones Unidas para los Asentamientos
Humanos (CNUAH-Hábitat, 2001). En la
segunda, intitulada OD GLPHQVLyQ VRFLDO 
HO SDLVDMH XUEDQR, se comenta sobre la
relación existente entre paisaje y socie-
dad como producto y creación; se plan-
tean factores que intervienen en el pai-
saje desde esta dimensión, los enfoques
para su estudio, necesidades individuales
y colectivas para llegar a la valoración
del paisaje. La tercera parte trata el tema
del YDORU HVWpWLFR  HFROyJLFR GHO SDLVDMH
XUEDQR, partiendo desde la percepción y
la experiencia estética en la adjudicación
de un valor, hasta los elementos, carac-
terísticas y cualidades del paisaje urbano
en tanto natural y construido, interrela-
cionando los factores condicionantes de
la percepción con los valores atribuidos.
Por último, en las FRQVLGHUDFLRQHV ¿QD
OHV se expresan algunos argumentos para
la actualización del concepto de paisaje,
tomando en cuenta lo descrito a lo largo
del artículo, así como los derivados de
algunos importantes organismos que tra-
tan este tema.
2. Asentamientos humanos
sustentables
Constituyen temas ampliamente conoci-
GRV ORV UHIHULGRV D ORV FRQÀLFWRV GH tQGROH
ecológico, ambiental, social y económico
que tienen lugar en nuestras ciudades.
De hecho, las ciudades son los principa-
les nodos emisores de residuos y conta-
minación a escala global, regional y local.
7DOHV FRQÀLFWRV DSXQWDQ D OD QHFHVLGDG
de poner freno a esta tendencia actual
e incluso hacer esfuerzos por revertirla,
relacionando los temas inherentes a la
ciudad con la sustentabilidad del medio
que la contiene y sirve de soporte a sus
actividades.
Durante el siglo XX, el incremento de
la población que vive en las ciudades con-
¿JXUD XQ IHQyPHQR GHWHUPLQDQWH SDUD VX
funcionamiento e incide recíprocamente
en la relación entre el hombre y su entor-
no. Al respecto, el Centro de las Naciones
Unidas para los Asentamientos Huma-
nos (CNUAH- Hábitat, 2001) señala que
en la época de 1900, una de cada 10 per-
215Vol. 50(2) 2009, julio-diciembre
El valor estético y ecológico del paisaje urbano..., 213-233
sonas vivía en las ciudades, y actualmen-
te casi 3.000 millones de personas -cerca
de la mitad de la humanidad- residen en
centros urbanos. Este fenómeno, junto al
papel que desempeña la ciudad en su re-
lación e impacto sobre el medio natural,
conforman el centro del debate sobre la
sustentabilidad.
El progreso humano ha ido de la mano
con la urbanización, lo cual ha constitui-
do una de las mayores intervenciones
antrópicas sobre el funcionamiento eco-
lógico del planeta, con el consecuente
desequilibrio y deterioro, en ocasiones
irreversible, de sus dimensiones bioló-
gicas y naturales. Los impactos sobre los
ecosistemas naturales y humanos son di-
versos; destacan entre otros, el consumo
de recursos naturales, la exportación y li-
beración de productos y desechos, la con-
taminación ambiental, los cambios en el
uso de la tierra, contaminación urbana y
riesgos sociales.
3XHGH D¿UPDUVH TXH HO KRPEUH KD VX-
perado su nivel de subsistencia y ha ido
PRGL¿FDQGR HO PHGLR TXH OH URGHD HQ
aras de mejorar su calidad de vida, es-
tableciendo así su propio ecosistema, el
urbano. La mayor preocupación está di-
ULJLGD WDQWR D ORV OtPLWHV GH OD VXSHU¿FLH
intervenida por el hombre y los recursos
o insumos que habrá de obtener para
garantizar esa subsistencia, así como a
la asimilación de los residuos, esto es, la
‘huella ecológica’ en una escala local, re-
gional y global.
La realidad actual reclama nuevos
paradigmas para abordar los asuntos del
desarrollo como conjunto, reconociendo
el lugar e importancia que representa
cada aspecto para la totalidad, así como
sus interrelaciones. Es el caso del plan-
teamiento sobre desarrollo sustentable,
el cual desde sus comienzos asume la
necesidad de un enfoque holístico e in-
tegrador basado en el análisis de los sis-
temas urbanos, con la idea de recoger y
ponderar, además de las dimensiones so-
cio-económica y territorial, la ecológica y
ambiental a la hora de tomar decisiones
1DFLRQHV 8QLGDV 81
@
Este enfoque ha encontrado su ma-
terialización a través de los aportes del
DQiOLVLV HVWUDWpJLFR SDUD OD SODQL¿FDFLyQ
 JHVWLyQ TXH SHUPLWH LGHQWL¿FDU LQWH-
rrelaciones básicas entre los problemas
ambientales y socio-económicos con
UHFXUVRV ¿QDQFLHURV  WHPSRUDOHV DFR-
tados, para modelar la relación hombre-
ambiente, y del enfoque ecosistémico que
deriva en la aplicación de los principios
de la ecología, tales como: determinar
el FRQWH[WR MHUiUTXLFR GH FRPSRQHQWHV
para conocer las conexiones entre los dis-
tintos niveles desde la perspectiva de la
teoría de sistemas; plantear las IURQWHUDV
HFROyJLFDV, dando mayor importancia a
las unidades ecológicas y biofísicas frente
a las administrativas; buscar la LQWHJUL
GDG HFROyJLFD, para mantener y proteger
la biodiversidad junto con sus modelos y
procesos naturales; utilizar las EDVHV GH
GDWRV para recoger información que per-
mita analizar las interrelaciones entre los
sujetos o componentes del sistema; bus-
car PDRU FRQWURO  XQD JHVWLyQ DGDS
WDWLYD porque el conocimiento de los
ecosistemas es incompleto y por lo tan-
to existen perturbaciones derivadas de
la incertidumbre, en donde la gestión es
216 Revista Geográfica Venezolana
Briceño Ávila M.
un proceso de aprendizaje en constante
revisión; buscar la FRRSHUDFLyQ que esta-
blece relaciones entre municipios, comu-
nidades, gobiernos, y organizaciones no
gubernamentales; precisar los FDPELRV
RUJDQL]DWLYRV en los que los actores y or-
ganismos de gestión estén estructurados
y orientados hacia una visión ecosisté-
mica; posicionar al KRPEUH FRPR SDUWH
LQWHJUDQWH GHO HFRVLVWHPD tanto más del
ecosistema natural; y por último, deter-
minar ORV YDORUHV que han de respetarse
y tenerse en cuenta en tanto provienen
GHO FRQRFLPLHQWR FLHQWt¿FR FRPR GH ODV
tradiciones locales y la evolución de los
propios valores sociales (Rodríguez G.,
2005).
El planteamiento sobre el desarrollo
sustentable hace énfasis en la ecología y
HV GH¿QLGR SRU OD RPLVLyQ %UXQGWODQG
como aquel que “VDWLVIDFH ODV QHFHVL
GDGHV GHO SUHVHQWH VLQ FRPSURPHWHU OD
FDSDFLGDG GH ODV JHQHUDFLRQHV IXWXUDV
GH VDWLVIDFHU VXV SURSLDV QHFHVLGDGHV”,
(The World Commission on Environment
DQG 'HYHORSPHQW
$FWXDO-
mente, el concepto incorpora el objetivo
de mantener la calidad general de vida,
para asegurar un acceso continuado a los
recursos naturales y evitar la persisten-
cia de daños ambientales. Los recursos
de los cuales dispone el hombre para su
H[SORWDFLyQ QDWXUDOHV R QR VRQ GH¿QL-
dos también por esta comisión, desde la
noción de ‘capital’, a saber: capital social,
económico, tecnológico, medioambiental
y ecológico, los cuales deben ser gestio-
nados racionalmente procurando un ma-
yor equilibrio entre el medio natural y el
humano.
(VWD GH¿QLFLyQ HQWUHPH]FOD ODV LGHDV
de desarrollo con otras disciplinas aso-
ciadas con los asentamientos humanos.
Tal es el caso del urbanismo. Los distin-
tos documentos (Haines-Young, 2000;
Rueda, 2000; Gallopín HW DO, 2001; Ro-
dríguez, 2005; Antrop, 2000, 2006; Ga-
baldón, 2006 y Holden HW DO, 2008) que
abordan el tema de la sustentabilidad ur-
bana concuerdan en que sus aspectos cla-
YHV UDGLFDQ HQ OD SODQL¿FDFLyQ LQWHJUDGD
(multi, inter y transdisciplinarmente), la
rehabilitación de áreas urbanas e indus-
triales deprimidas, el uso reducido y más
H¿FLHQWH GH ODV WLHUUDV  GH RWURV UHFXUVRV
naturales, la gestión local del transporte
y de la energía y la lucha contra la exclu-
sión social, el desempleo y la pobreza. Es-
tos aspectos se apoyan en valores como
la justicia e igualdad social en donde se
respetan las diferencias de cultura, sexo,
religión, raza y edad en un medio am-
biente sano y habitable, lo cual fomenta
acciones y políticas locales que generan
bienestar y reducen la ‘huella ecológica’.
De tal modo que el modelo de vida no de-
pende de la explotación de los seres hu-
manos y de la naturaleza y se orienta a
no causar daños ni traspasar cargas a las
generaciones venideras.
Por extensión, la ciudad sustentable
busca ordenar el crecimiento urbano
respetando la diversidad cultural y ciu-
dadana, reducir el impacto generado por
el proceso de urbanización, aumentar
la complejidad urbana, promover el ca-
rácter policéntrico, aumentar la calidad
ambiental urbana, desarrollar sistemas
de espacios verdes interconectados con
el exterior a través de corredores verdes
217Vol. 50(2) 2009, julio-diciembre
El valor estético y ecológico del paisaje urbano..., 213-233
 ¿QDOPHQWH YLQFXODU OD XUEDQL]DFLyQ
y equipamientos al desplazamiento en
transporte público, a pie y en bicicleta.
Desde el CNUAH (2001) se promueve
el desarrollo sustentable en términos del
acceso universal a la vivienda, mejoras en
la gestión pública urbana, en el entorno
de vida y en la gestión para la mitigación
de los desastres y rehabilitación posterior
D ORV FRQÀLFWRV HQWUH RWURV D WUDYpV GH OD
elaboración de políticas, fortalecimiento
de colaboraciones entre los gobiernos y
la sociedad, fomento de capacidades y
producción de conocimientos. Hábitat
contribuye, entre otros, con los siguien-
tes programas:
3URJUDPD GH SURPRFLyQ GH ODV PHMR
UHV SUiFWLFDV  IRUPDFLyQ GH GLULJHQ
WHV ORFDOHV: a través de la red mundial
de organismos gubernamentales,
autoridades locales y organizaciones
de la sociedad civil; se dedica a la
búsqueda y difusión de las mejores
prácticas locales para mejorar el en-
torno de vida y, a la aplicación de la
experiencia adquirida para elaborar
políticas e impulsar la creación de ca-
pacidad.
$OLDQ]D GH FLXGDGHV: es una iniciativa
conjunta entre Hábitat y el Programa
de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente (PNUMA), encaminada a
fomentar la capacidad en materia de
JHVWLyQ  SODQL¿FDFLyQ GHO PHGLR XU-
bano mediante métodos de participa-
ción.
3URJUDPD GH JHVWLyQ XUEDQD: es un
programa de cooperación técnica
supervisado por el Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD), cuyo objetivo consiste en
fortalecer las actividades que llevan
a cabo unas 80 ciudades de los paí-
ses en desarrollo, para promover la
reducción de la pobreza, la gestión
pública participativa y la ordenación
adecuada del medio urbano.
3URJUDPD GH PHMRUD GH OD VHJXUL
GDG HQ ODV FLXGDGHV: contribuye a
establecer un proceso comunitario de
consultas para reducir la delincuen-
cia y combatir sus causas, mediante
la elaboración de medidas, métodos y
estrategias de prevención del fenóme-
no.
3URJUDPD GH JHVWLyQ HQ FDVRV GH
GHVDVWUHV: presta asistencia a los go-
biernos nacionales y locales, así como
a las comunidades, para ejecutar pro-
gramas de reconstrucción y rehabili-
tación posterior a los desastres.
3URJUDPD GH DSOLFDFLyQ ORFDO GHO
3URJUDPD : aborda los problemas
actuales tratando de preparar al mun-
GR SDUD ORV GHVDItRV IXWXURV  UHÀHMD
un consenso mundial y un compro-
miso político al nivel más alto sobre
el desarrollo y la cooperación en la
esfera del medio ambiente. Su obje-
tivo consiste en traducir en medidas
locales los aspectos del Programa 21
relativos a los asentamientos huma-
nos sobre las dimensiones social y
económica, conservación y gestión de
recursos para el desarrollo, el fortale-
cimiento de grupos principales y los
medios de ejecución.
2EVHUYDWRULR PXQGLDO XUEDQR: se en-
carga de supervisar la ejecución del
218 Revista Geográfica Venezolana
Briceño Ávila M.
Programa de Hábitat sobre la base de
la elaboración y aplicación de indica-
dores urbanos para la formulación de
políticas y del intercambio de conoci-
mientos relativos a las mejores prácti-
cas.
Con estos programas se busca compro-
meter a los gobiernos, organismos y co-
munidades, en las distintas escalas, a
intercambiar información y apoyar ini-
FLDWLYDV TXH WLHQGDQ D PHMRUDU D¿DQ]DU
y garantizar la permanencia de la rela-
ción entre el hombre y su propio entorno
humano y ambiental, que comienza por
determinar del paisaje, sus atributos y
relaciones.
3. La dimensión social y el paisaje
urbano
La sustentabilidad del desarrollo pasa por
reconocer que el equilibrio necesario en-
tre la dimensión social y la ecológica, ra-
dica en una elevación sostenida de la cali-
dad de vida de la población, basada en el
GLVIUXWH GH OD OLEHUWDG LQJUHVR VX¿FLHQWH
buenas condiciones de salud y nutrición,
mejor educación, condiciones aceptables
del hábitat físico natural y construido,
disfrute de bienes y servicios culturales y
recreativos, igualdad de oportunidades,
seguridad personal, participación popu-
lar y seguridad social (Gabaldón, 2006).
Los asentamientos humanos mueven
a pensar en la manera como se logra la
condición de la sustentabilidad de su
desarrollo, para lo cual además de los
programas propuestos por las Naciones
Unidas, la profundización e investigación
sobre los factores que la determinan, son
consustanciales al concepto mismo, en
aras de su operacionalización y de cara
a la posibilidad que ofrece la elaboración
de proyectos en el marco de la ecología y
de la sustentabilidad urbana.
La dimensión social es abordada
desde el concepto de calidad de vida y
de aquellos aspectos más generales que
FRQWULEXHQ D GH¿QLU HVWD GLPHQVLyQ GHO
desarrollo. El trabajo de Edum-Fotwe y
Price (2008) sostiene la hipótesis de que
OD GLPHQVLyQ VRFLDO UHÀHMD OD UHDOLGDG GH
una comunidad que puede ser formal-
PHQWH GH¿QLGD HQ IXQFLyQ GH XQ iPELWR
GDGR  D¿UPD TXH HO FULWHULR PXOWLGL-
mensional de la sustentabilidad se basa
en la idea que el consumo de los recursos
naturales es impulsado por el comporta-
miento de las personas, a través de sus
decisiones en las diversas etapas del pro-
ceso de desarrollo, dentro del contexto de
zonas urbanas.
El resultado de la visión expuesta
contribuye al desarrollo de una guía, que
alienta a los principales encargados en la
toma de decisiones a evaluar sistemáti-
camente la sustentabilidad del ambien-
te urbano, teniendo en cuenta factores
como la escala espacial, el ciclo de vida,
la ubicación, el contexto y los valores de
todas las partes interesadas.
A continuación se presenta una sínte-
VLV GH HVWH HVWXGLR HQ GRQGH VH GH¿QH OD
dimensión social a partir de la interrela-
ción de tres grandes categorías: las esca-
las espaciales, el desarrollo de ciclos de
vida y la dimensión sustentable.
219Vol. 50(2) 2009, julio-diciembre
El valor estético y ecológico del paisaje urbano..., 213-233
/D HVFDOD HVSDFLDO UHÀHMD RFKR QLYHOHV
subsidiarios, a saber, mundiales, su-
pranacionales, nacionales, regionales,
ciudad, desarrollo urbano, la cons-
trucción y los elementos o materiales.
(La operatividad requiere centrarse
en los últimos tres para establecer co-
KHUHQFLD GH ORV QLYHOHV LGHQWL¿FDGRV
/DV IDVHV GHO FLFOR GH YLGD determinan
la instancia de existencia de cada ele-
mento construido dentro de una esca-
la seleccionada.
/D GLPHQVLyQ VXVWHQWDEOH DPELHQ
WDO VRFLDO  HFRQyPLFD considera la
interconexión entre los asuntos rela-
cionados con la escala espacial y/o las
fases del ciclo de vida, entre los temas
y subtemas de la misma dimensión
para las diferentes escalas espaciales
y en diferentes fases del ciclo de vida,
y también la interconexión entre los
temas y sus subtemas a través de cada
dimensión, para cada escala espacial
y fase del ciclo de vida.
Las cuestiones de sustentabilidad se re-
¿HUHQ WDQWR D ORV HOHPHQWRV FRQVWUXLGRV
como a las personas encargadas de su
construcción, operación, mantenimiento,
renovación y desmantelamiento. Se trata
de simular el proceso desde la sustenta-
bilidad, a manera de una fábrica, donde
todo elemento de la ciudad construido
por el hombre, implica la consideración
tanto del elemento mismo, como del
hombre, en todas sus facetas.
De allí que, el proceso planteado in-
corpora dos factores adicionales, las per-
VRQDV LQYROXFUDGDV  HO LPSDFWR 'H¿QH
a ORV LQWHUHVDGRV, como aquellos indivi-
duos o grupos que están directa y/o indi-
rectamente relacionados con las escalas
de intervención, cuyas vidas y medio am-
biente, se ven afectados por éstas. Entre
los principales interesados se encuentran
los individuos o grupos que toman deci-
siones, los que facilitan las decisiones y
quienes son afectados por las decisiones;
también están los encargados de formu-
lar políticas y los interesados en la ejecu-
ción. Se plantea HO LPSDFWR, porque cada
dimensión ambiental, social y económi-
ca, requiere indicar la escala espacial en
la cual se genera, así como la información
sobre los interesados y cómo pueden ver-
se afectados.
El artículo concluye destacando que
hacer frente a la dinámica de la interac-
ción entre los diversos factores, presenta
oportunidades para una mejor compren-
sión de la dimensión social en términos
conceptuales y para la elaboración de
proyectos, desarrollos y comunidades
sostenibles, donde la gente desee vivir y
trabajar. Proponer soluciones basadas
en esta información ayuda a satisfacer
las diversas necesidades de las actuales y
futuras comunidades, así como a atender
sus preocupaciones ambientales, favore-
ciendo una mayor calidad de vida.
La dimensión social toma forma en el
paisaje urbano en virtud que éste cons-
tituye tanto un producto como una crea-
ción humana. Sirve de soporte y recurso
para la vida, a la vez que incide sobre las
personas. Tiene una capacidad orienta-
dora, educativa y de sensibilización, al
tiempo que produce agrado y placer, tie-
ne potencial de desarrollo económico y es
XQ UHIHUHQWH EiVLFR SDUD OD SODQL¿FDFLyQ
220 Revista Geográfica Venezolana
Briceño Ávila M.
diseño urbano y ordenación del territo-
ULR ([SUHVD %DLOO
TXH HO SDLVDMH
nace del encuentro entre las organizacio-
nes humanas y naturales, y es a la vez so-
porte y producto del mundo vivo.
Tradicionalmente el concepto SDLVD
MH ha sido ampliamente estudiado por la
Geografía. Rodríguez (2005) y Palomares
(s/f) reconocen diversos enfoques que se
pueden agrupar en tres grandes corrien-
tes: una SHUFHSWLYD basada en métodos
visuales y de evaluación paisajística para
la cual la realidad exterior es percibida
por los sentidos. Esta corriente ha in-
ÀXHQFLDGR D RWUDV GLVFLSOLQDV FRPR OD
arquitectura, ingeniería y biología. En
HVWH VHQWLGR XOOHQ
LQWURGXFH DO-
gunas ideas básicas sobre calidad visual y
conceptos como coherencia, legibilidad,
VLJQL¿FDFLyQ VHJXULGDG  FDSDFLGDG GH
acogida, para evaluar el paisaje urbano;
otra VLVWpPLFD basada en métodos físico-
JHRJUi¿FRV SDUD OD FXDO HO SDLVDMHREMHWR
como un conjunto de elementos interre-
ODFLRQDGRV  PRGL¿FDGRV SRU IDFWRUHV
que conforman una estructura sistémica.
Aquí se atiende al paisaje sin considerar
su relación con el sujeto, ni como intér-
prete ni como integrante. Las escuelas
JHRJUi¿FDV FOiVLFDV FRPR OD DOHPDQD
(‘geoecología y ecología del paisaje’),
la rusa (‘complejo natural territorial’),
la norteamericana (método de ‘análisis
morfológico del paisaje’, que incorpora
el paisaje humano o cultural), la francesa
(método de ‘análisis integrado’) y la espa-
ñola, se ocuparon del estudio del paisaje
desde esta perspectiva como complejo
natural y cultural. Por último, existe una
corriente que integra PpWRGRV PL[WRV 
VLQySWLFRV orientados a obtener resulta-
dos rápidos, ágiles y a la integración de
aproximaciones objetivas y subjetivas. A
partir de un análisis sobre el terreno de
carácter cualitativo, acompañado de en-
cuestas de tipo socio-económico que per-
mitan visualizar estrategias, se proponen
políticas locales de desarrollo y medio
ambientales futuras. Tal enfoque es co-
mún en la agronomía.
En los últimos años, el estudio del
paisaje se ha orientado en términos de
VLVWHPDV VRFLRHFROyJLFRV, en los cuales
convergen los sistemas naturales, so-
ciales, económicos y culturales. En este
enfoque cobra valor la ELRJHRJUDItD KLV
WyULFD, que considera no sólo métodos
cuantitativos sobre la dinámica espacial
de los JHRVLVWHPDV, sino también intro-
duce su duración y contenido histórico
en el estudio.
/R DQWHULRU D¿UPD FDGD YH] PiV OD
profunda incidencia del hombre sobre
HO SDLVDMH QDWXUDO 3DUD OD SODQL¿FDFLyQ 
diseño urbano, ha reconducido los enfo-
ques actuales desde dos hechos -antaño
considerados antagónicos- el urbano y el
natural, “HO SDLVDMH XUEDQR SRU GHULYD
FLyQ GHO QDWXUDO R PHQRV KXPDQL]DGR
HV XQ HOHPHQWR GH HVWLPXODFLyQ HVSDFLDO
DO VHU FDSWDGR SRU ORV VHQWLGRV SHUFLEL
GR GH IRUPD LQGLVRFLDEOH MXQWR D VXV HOH
PHQWRV HVWUXFWXUDV IRUPDV WH[WXUDV
FRORUHV YRO~PHQHV GHQVLGDGHV GH OD
VXEMHWLYLGDG GHO REVHUYDGRU” (Paloma-
res, s/f: 9).
La UNESCO (1996) reconoce el paisa-
je cultural como un conjunto de bienes y
EHQH¿FLRV TXH GHEHQ VHU µ3DWULPRQLR GH
la Humanidad’, por lo cual adquiere el rol
221Vol. 50(2) 2009, julio-diciembre
El valor estético y ecológico del paisaje urbano..., 213-233
de ‘objeto de política pública internacio-
nal’. Para la Convención Europea sobre
el Paisaje, realizada en Florencia durante
el año 2000 (Consejo de Europa, 2000),
el paisaje adopta la categoría de Bien Co-
mún. En las conclusiones del Foro Urba-
no del Paisaje de Vitoria-Gasteiz, reali-
zado en el año 2005 (Verdaguer, 2005)
se asume el paisaje como elemento en
transformación acelerada que, a manera
de analogía entre paisaje y energía, no
se crea ni se destruye, sólo se transfor-
ma. También se vincula el concepto con
la idea central del Foro, según la cual el
nuevo papel de las periferias urbanas, ad-
TXLHUHQSURWDJRQLVPRHQODFRQ¿JXUDFLyQ
GHO WHUULWRULR (Q WDO VHQWLGR D¿UPDQ TXH
donde antes había naturaleza con TXLV
WHV XUEDQRV, hay ahora territorio mayo-
ritariamente antropizado con TXLVWHV GH
QDWXUDOH]D. El nuevo paisaje periférico
disperso ha generado segregación social
y una súper-especialización funcional, y
se ha convertido en una nueva naturaleza
ingobernable (Verdaguer, 2005).
De tal manera que el paisaje urbano
ha pasado a ser considerado como con-
cepto social y ecológico, sistema espa-
cial y temporal, complejo y abierto, que
se origina y evoluciona en la interfase
QDWXUDOH]DVRFLHGDG HQ GH¿QLWLYD FRPR
geosistema urbano.
Una investigación realizada por Se-
govia y Jordán (2005) en Chile acerca
de la incidencia de los espacios públicos
urbanos en la construcción del capital
social, señala que desde el paisaje se pue-
den abordar el sentido de pertenencia e
LGHQWLGDG  OD FRQGLFLyQ GH FRQ¿DQ]D
colectiva. Este documento aborda el ám-
bito del espacio público y su incidencia y
contribución a la calidad de vida social y
material en la ciudad, particularmente de
los sectores en situaciones de pobreza y
exclusión. Su objetivo es aportar elemen-
tos para el debate tanto conceptual como
metodológico y contribuir a la elabora-
ción de políticas de superación de la po-
breza y precariedad urbana.
Desde la Ecología del Paisaje, se rela-
ciona el concepto con múltiples y diversas
variables, pero resultan indispensables
aquellas que caracterizan las aspiracio-
nes humanas, o la satisfacción de las ne-
cesidades básicas, entre las cuales se en-
cuentran la cultura, tradición e identidad
de un asentamiento.
Es en el ámbito de las grandes ciuda-
des donde mejor se aprecia la amenaza
que se cierne sobre ellas, la Estrategia
para el Futuro de la Vida ‘Cuidar La Tie-
rra’ (UICN, PNUMA, WWF,1991) propo-
ne principios de mejora de la calidad de
vida dentro de los límites de la capacidad
de carga, entre los que destacan, el res-
peto y la salud de los asentamientos hu-
PDQRV OD PRGL¿FDFLyQ GH VXV SUiFWLFDV
y actividades, el conocimiento y respeto
por la historia, tradiciones y costumbres,
especialmente las locales o regionales,
entre otras. Todo lo cual construye el
puente entre el desarrollo sustentable y
OD QHFHVLGDG GH UHGH¿QLU  UHHTXLOLEUDU
el peso de los componentes conceptuales
del paisaje urbano.
$¿UPD %RUMD
TXH HO GHVDItR GHO
estudio y diseño del paisaje ciudadano
hoy, es la respuesta que pueda dar a una
UHJLyQ VX FRQWULEXFLyQ D FXDOL¿FDU OD FLX-
dad que surge en espacios generalmente
222 Revista Geográfica Venezolana
Briceño Ávila M.
FDUHQWHV GH VLJQL¿FDGR PHMRUDQGR VX FD-
lidad sensible y contribuyendo a alcanzar
el desarrollo sostenible. Al abordar cientí-
¿FDPHQWH HO HVWXGLR  FRPSUHQVLyQ GH DV-
pectos sociales, económicos, ambientales
e históricos, relacionados con el paisaje,
se requiere un enfoque inter y transdisci-
plinario, con la participación de profesio-
nales en interacción con las comunidades
involucradas. Se trata de comprender el
paisaje urbano desde su contribución a
la sustentabilidad de la vida humana, co-
menzando por visualizar la interrelación
entre la naturaleza y la sociedad, de forma
equilibrada y armónica, coexistiendo con
el medio que soporta, garantiza y genera
bienestar y calidad de vida.
Desde la perspectiva de la sustenta-
bilidad se considera fundamental que el
desarrollo propicie y genere condiciones
aceptables del ambiente en cuanto a cali-
dad de vida, esto incluye los aspectos de
salud. Diversos estudios sobre el paisaje
urbano evidencian que salud, bienestar y
calidad de vida están inextricablemente
vinculados a las condiciones ambientales,
en virtud de que las personas modelan y
transforman el paisaje, al tiempo que éste
las afecta. La hipótesis que se sostiene es
TXH HO GLVHxR GHO SDLVDMH XUEDQR LQÀX-
ye determinantemente en el bienestar y
comportamiento de sus usuarios.
5RGQH + 0DWVXRND  5DFKHO .DSODQ
(2008) hacen una revisión de noventa ar-
tículos publicados durante 16 años desde
1991 al 2006, provenientes de 23 países
distintos, desde América del Norte (Ca-
nadá y EEUU), Europa (Inglaterra, Fin-
landia, Alemania, Suecia, Suiza, Bélgica,
Grecia, Italia, Noruega y España), Asia
(Japón, China, Singapur y Taiwán), el
Medio Oriente (Turquía, Arabia Saudita
y Jordania), hasta Australia y Sur Amé-
rica. De ellos se estudiaron las necesi-
dades humanas que interactúan con el
ambiente urbano. Sus resultados fueron
FODVL¿FDGRV HQ GRV JUXSRV JHQHUDOHV TXH
contienen a su vez tres categorías. La pri-
mera guarda relación con las necesidades
primigeniasdecontactoconlanaturaleza,
las preferencias estéticas, la recreación y
el juego, para las cuales las característi-
cas del ambiente físico son determinan-
tes. La segunda categoría de necesidades
aparecen asociadas a la interacción social
y la privacidad, la participación ciudada-
na en el proceso de diseño y el sentido
de identidad comunitaria; aquí el rol de
las características físicas del ambiente es
menos determinante. La tercera catego-
ría se plantea como la interacción entre
las dos antes mencionadas. En total, su-
man seis necesidades que contribuyen al
bienestar con el paisaje urbano y aunque
son abordadas de diferentes maneras, en
diferentes regiones del mundo, se con-
cluye que la naturaleza de las mismas es
muy similar en diversas culturas y siste-
mas políticos, reforzando la idea de que
la condición humana como especie posee
características homologables.
Desde sus orígenes, el hombre cons-
truyó sus ciudades atendiendo al carácter
funcional y estético de sus elementos y
espacios, ya que serían su nuevo y per-
manente hábitat. Para lo cual y con el
paso del tiempo, fue introduciendo me-
joras e innovaciones tecnológicas, que
la aproximaran al medio natural, hasta
conseguir un medio urbano cada vez más
223Vol. 50(2) 2009, julio-diciembre
El valor estético y ecológico del paisaje urbano..., 213-233
verde, limpio y ecológico, que le hiciera
sentir la semejanza con aquellos primiti-
vos paisajes naturales que durante millo-
nes de años habitó la humanidad, y cuyo
peso e impronta aún llevamos impresos
en nuestra herencia genética y cultural
6MREHUJ
La consideración de las tres catego-
rías de necesidades favorece la creación
de ambientes sanos para la gente en un
nivel físico y mental. Jackson (2003) pro-
pone como esencial para los diseñadores
y los profesionales de la salud, hablar de
la implicación del diseño urbano en sus
múltiples escalas sobre la salud física,
PHQWDO VRFLDO  HFROyJLFD D¿UPDQGR TXH
un diseño urbano más saludable puede
ser aquel que provee de servicios básicos
WDOHV FRPR HGL¿FLRV S~EOLFRV SDUTXHV 
la conectividad para acceder a ellos, al
tiempo que ofrece una gama de oportuni-
dades a los ciudadanos para seleccionar
y dar forma a sus hogares y barrios, de
acuerdo con sus necesidades y preferen-
FLDV HVSHFt¿FDV
También la investigación en psico-
logía ambiental se ha volcado cada vez
más hacia la medición de la calidad del
medio ambiente percibido; su objetivo de
investigación es el estudio de la corres-
pondencia entre la calidad del entorno
y las expectativas de la gente, sus metas
y sus sistemas de valores. Por extensión,
la calidad visual del paisaje urbano es un
término utilizado por las personas para
valorar cualidades observadas de los ele-
mentos que lo conforman, de las partes
al conjunto y del conjunto como unidad,
en tanto agradan y/o satisfacen o no sus
expectativas.
Diversos autores apoyan este hecho y
D¿UPDQ TXH HO SDLVDMH XUEDQR GHEH RWRU-
gar a quien lo observa diversas opciones
FRQ OD ¿QDOLGDG GH DXPHQWDU ODV VHQVD-
ciones y sensibilidad hacia la ciudad. ³
TXH D OD JHQWH OH UHVXOWH IiFLO XWLOL]DU VXV
VHQWLGRV TXH SXHGD ROHU YHU VHQWLU 
RtU ELHQ /D VHQVDFLyQ UHFLELGD GHEHUi
VHU DJXGD GHVFULSWLYD DJUDGDEOH  GH
EHUi HVWDU VXMHWD DO FRQWURO GH TXLHQ OD
FDSWD 3RQHU HO PXQGR DO DOFDQFH GH ORV
VHQWLGRV LQFUHPHQWDU OD SURIXQGLGDG
 VXWLOH]D GH ODV VHQVDFLRQHV  FRQIHULU
HVH SODFHU LQPHGLDWR  HVH ELHQHVWDU TXH
DFRPSDxD OD SHUFHSFLyQ YtYLGD VRQ SUR
SyVLWRV PiV SRVLWLYRV QR VyOR OLPSLDU HO
DLUH VLQR OOHQDUOR GH GHWDOOHV FRPSOHMRV
SDUD PLUDU VRQLGRV PDUDYLOORVRV SDUD
HVFXFKDU
” (Lynch, 1992: 26).
Aumentar el nivel de sensaciones en
la ciudad que le permitan al hombre re-
conocer el entorno, se relaciona con el
concepto de la calidad sensible o perci-
bida, propuesto por Lynch. Tal concepto
surge como respuesta a la necesidad de
intervenir con un objetivo que acentúe la
relación hombre-ciudad, desde el punto
de vista de su percepción. Esto sugiere el
camino para intervenir sobre el paisaje
de la ciudad de acuerdo a la calidad per-
cibida por sus habitantes (Figura 1).
A tales efectos la calidad sensible se
entiende como el “FRQMXQWR GH SURSLH
GDGHV VLPEyOLFDV SHUFHSWLYDV FRJQRVFL
WLYDV DVt FRPR GH RWUDV FDUDFWHUtVWLFDV
VLPLODUHV TXH XQ JUXSR GDGR FRQVLGHUD
GHVHDEOH FRPR XQ JUXSR GDGR YH  YD
ORUD HO PXQGR HQ TXH YLYH  FyPR HVWD
YLVLyQ  HVWRV YDORUHV DIHFWDQ VX DFFLyQ”
224 Revista Geográfica Venezolana
Briceño Ávila M.
5DSRSRUW
(V SRU HOOR TXH
toda nueva intervención en la ciudad
debe orientarse a la búsqueda del mejo-
ramiento de la calidad sensible del pai-
VDMH XUEDQR 7DO FRPR D¿UPDED /QFK
la ciudad debe ser un objeto de arte que
sirva a los propósitos humanos.
De modo que, tanto espectadores
como espectáculo deben ser considera-
dos a la vez; es decir, se evalúa la calidad
de un paisaje particular, sentido por un
grupo de personas, también particular.
Las prioridades, propósitos y posibilida-
GHV HVSHFt¿FDV GHEHQ VHU MX]JDGRV SRU OD
gente de la localidad en situaciones con-
cretas.
El estudio del paisaje plantea consi-
derar los aspectos subjetivos, culturales,
simbólicos y estéticos en el comporta-
miento de los individuos, grupos sociales
y comunidades en interacción. Poner en
relación el medio ambiente y el paisaje
permite confrontar lo físico y lo intangi-
ble, lo inteligible y lo sensorial, lo objeti-
vo y lo subjetivo, lo ecológico y lo simbó-
lico, en una determinada escala espacial
con la singularidad de lugares concretos,
favoreciendo los modelos de desarrollo
que tienden a respetar la heterogeneidad
y complejidad del paisaje.
Llegado este punto es importante pre-
cisar que el término YDORU es, por un lado,
REMHWLYR  FXDQWL¿FDEOH SDUD HO PHGLR DP-
biente y sus elementos, la singularidad de
un ecosistema y su valor económico; por
otro lado, el valor es también subjetivo
por las cualidades observadas, que repre-
sentan para los diferentes individuos o
grupos sociales un valor también natural,
urbano, económico y estético.
La valoración del paisaje distingue dos
grandes líneas de trabajo. La primera, la
perceptual, que atiende sus característi-
cas y cualidades como escena, tiende a
YDORUDU OD FDOLGDG HVWpWLFD R OD LGHQWL¿-
cación de las personas con determinados
paisajes. La segunda, que se basa en los
estudios de la geografía física global bajo
distintas formas como la ecología del pai-
saje, cuyo objeto de estudio es reconocer
FRQ¿JXUDFLRQHV IXQFLRQHV  SURFHVRV GH
los sistemas-paisajes. Esta perspectiva ha
defendido la integración del hombre sólo
como una más de las variables del siste-
ma. Desde la Ecología Urbana se atiende
por una parte a la percepción, en concre-
Figura 1. Calidad sensible: a. Espacio dedicado al vehículo; b. Espacio ganado al peatón
a b

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Paiseje urbano

  • 1. Revista Geográfica Venezolana, Vol. 50(2) 2009, 213-233 El valor estético y ecológico del paisaje urbano y los asentamientos humanos sustentables The aesthetic and ecological value of the urban landscape and the sustainable human assessments Briceño Ávila, Morella* Recibido: octubre, 2008 / Aceptado: febrero, 2009 * Universidad de Los Andes, Facultad de Arquitectura y Diseño, Departamento de Composición Arquitectó- nica, Mérida-Venezuela. E-mail: mba@ula.ve; mba@intercable.net.ve Resumen Se discute y argumenta a favor de la consideración del paisaje urbano como elemento rele- vante en el desarrollo sustentable de la ciudad. Éste constituye un campo de investigación incipiente para derivar acciones que fomenten el sentido de pertenencia de las personas con su medio natural y construido, con alto valor estético y ecológico. La calidad de vida presen- te y futura en los asentamientos humanos, depende en buena medida de la sustentabilidad de la ciudad, una de cuyas dimensiones, la social, debe contemplar entre sus parámetros el diseño y preservación del paisaje urbano, atendiendo a necesidades tanto individuales como colectivas. Palabras clave: Asentamientos humanos sustentables; dimensión social; paisaje urbano; valor estético; valor ecológico. Abstract 7KH FRQFHSW RI WKH XUEDQ ODQGVFDSH LV D VLJQL¿FDQW HOHPHQW LQ WKH VXVWDLQDEOH GHYHORSPHQW RI WKH FLW 7KLV LV D QDVFHQW UHVHDUFK ¿HOG WKDW DOORZV GHULYLQJ DFWLRQV WKDW SURPRWH D VHQ- se of belonging of people to their natural and built environment with a high aesthetic and ecological value. The quality of present and future life in human settlements, largely depend on the sustainability of the city, whose social dimension should include, among its design parameters, the preservation of the urban landscape, in response to individual and collective needs. Key words: Sustainable human settlements; social dimension; urban landscape; aesthetic value; ecological value.
  • 2. 214 Revista Geográfica Venezolana Briceño Ávila M. 1. Introducción Este artículo presenta una síntesis con- ceptual sobre el valor estético y ecológico del paisaje urbano vinculado a la dimen- sión social en los asentamientos huma- nos sustentables. El principal objetivo del ensayo argumentativo es establecer que los valores sociales atribuidos al pai- saje urbano, están vinculados con el nivel de satisfacción, bienestar y agrado que sienten las personas; por ende, resulta determinante considerar las necesidades individuales y colectivas, materiales e in- materiales, como factores fundamentales de la calidad de vida y condición esencial del desarrollo sustentable. El artículo contiene cuatro partes. La primera, expone una visión de los DVHQ WDPLHQWRV KXPDQRV bajo el paradigma de la sustentabilidad asumido por distin- tos autores y organismos internaciona- OHV VXV REMHWLYRV HQIRTXHV GH¿QLFLRQHV JHQHUDOHV HVSHFt¿FDV HQ OR DWLQHQWH D OD ciudad, así como los programas de apli- cación establecidos por el Centro de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (CNUAH-Hábitat, 2001). En la segunda, intitulada OD GLPHQVLyQ VRFLDO HO SDLVDMH XUEDQR, se comenta sobre la relación existente entre paisaje y socie- dad como producto y creación; se plan- tean factores que intervienen en el pai- saje desde esta dimensión, los enfoques para su estudio, necesidades individuales y colectivas para llegar a la valoración del paisaje. La tercera parte trata el tema del YDORU HVWpWLFR HFROyJLFR GHO SDLVDMH XUEDQR, partiendo desde la percepción y la experiencia estética en la adjudicación de un valor, hasta los elementos, carac- terísticas y cualidades del paisaje urbano en tanto natural y construido, interrela- cionando los factores condicionantes de la percepción con los valores atribuidos. Por último, en las FRQVLGHUDFLRQHV ¿QD OHV se expresan algunos argumentos para la actualización del concepto de paisaje, tomando en cuenta lo descrito a lo largo del artículo, así como los derivados de algunos importantes organismos que tra- tan este tema. 2. Asentamientos humanos sustentables Constituyen temas ampliamente conoci- GRV ORV UHIHULGRV D ORV FRQÀLFWRV GH tQGROH ecológico, ambiental, social y económico que tienen lugar en nuestras ciudades. De hecho, las ciudades son los principa- les nodos emisores de residuos y conta- minación a escala global, regional y local. 7DOHV FRQÀLFWRV DSXQWDQ D OD QHFHVLGDG de poner freno a esta tendencia actual e incluso hacer esfuerzos por revertirla, relacionando los temas inherentes a la ciudad con la sustentabilidad del medio que la contiene y sirve de soporte a sus actividades. Durante el siglo XX, el incremento de la población que vive en las ciudades con- ¿JXUD XQ IHQyPHQR GHWHUPLQDQWH SDUD VX funcionamiento e incide recíprocamente en la relación entre el hombre y su entor- no. Al respecto, el Centro de las Naciones Unidas para los Asentamientos Huma- nos (CNUAH- Hábitat, 2001) señala que en la época de 1900, una de cada 10 per-
  • 3. 215Vol. 50(2) 2009, julio-diciembre El valor estético y ecológico del paisaje urbano..., 213-233 sonas vivía en las ciudades, y actualmen- te casi 3.000 millones de personas -cerca de la mitad de la humanidad- residen en centros urbanos. Este fenómeno, junto al papel que desempeña la ciudad en su re- lación e impacto sobre el medio natural, conforman el centro del debate sobre la sustentabilidad. El progreso humano ha ido de la mano con la urbanización, lo cual ha constitui- do una de las mayores intervenciones antrópicas sobre el funcionamiento eco- lógico del planeta, con el consecuente desequilibrio y deterioro, en ocasiones irreversible, de sus dimensiones bioló- gicas y naturales. Los impactos sobre los ecosistemas naturales y humanos son di- versos; destacan entre otros, el consumo de recursos naturales, la exportación y li- beración de productos y desechos, la con- taminación ambiental, los cambios en el uso de la tierra, contaminación urbana y riesgos sociales. 3XHGH D¿UPDUVH TXH HO KRPEUH KD VX- perado su nivel de subsistencia y ha ido PRGL¿FDQGR HO PHGLR TXH OH URGHD HQ aras de mejorar su calidad de vida, es- tableciendo así su propio ecosistema, el urbano. La mayor preocupación está di- ULJLGD WDQWR D ORV OtPLWHV GH OD VXSHU¿FLH intervenida por el hombre y los recursos o insumos que habrá de obtener para garantizar esa subsistencia, así como a la asimilación de los residuos, esto es, la ‘huella ecológica’ en una escala local, re- gional y global. La realidad actual reclama nuevos paradigmas para abordar los asuntos del desarrollo como conjunto, reconociendo el lugar e importancia que representa cada aspecto para la totalidad, así como sus interrelaciones. Es el caso del plan- teamiento sobre desarrollo sustentable, el cual desde sus comienzos asume la necesidad de un enfoque holístico e in- tegrador basado en el análisis de los sis- temas urbanos, con la idea de recoger y ponderar, además de las dimensiones so- cio-económica y territorial, la ecológica y ambiental a la hora de tomar decisiones 1DFLRQHV 8QLGDV 81
  • 4. @ Este enfoque ha encontrado su ma- terialización a través de los aportes del DQiOLVLV HVWUDWpJLFR SDUD OD SODQL¿FDFLyQ JHVWLyQ TXH SHUPLWH LGHQWL¿FDU LQWH- rrelaciones básicas entre los problemas ambientales y socio-económicos con UHFXUVRV ¿QDQFLHURV WHPSRUDOHV DFR- tados, para modelar la relación hombre- ambiente, y del enfoque ecosistémico que deriva en la aplicación de los principios de la ecología, tales como: determinar el FRQWH[WR MHUiUTXLFR GH FRPSRQHQWHV para conocer las conexiones entre los dis- tintos niveles desde la perspectiva de la teoría de sistemas; plantear las IURQWHUDV HFROyJLFDV, dando mayor importancia a las unidades ecológicas y biofísicas frente a las administrativas; buscar la LQWHJUL GDG HFROyJLFD, para mantener y proteger la biodiversidad junto con sus modelos y procesos naturales; utilizar las EDVHV GH GDWRV para recoger información que per- mita analizar las interrelaciones entre los sujetos o componentes del sistema; bus- car PDRU FRQWURO XQD JHVWLyQ DGDS WDWLYD porque el conocimiento de los ecosistemas es incompleto y por lo tan- to existen perturbaciones derivadas de la incertidumbre, en donde la gestión es
  • 5. 216 Revista Geográfica Venezolana Briceño Ávila M. un proceso de aprendizaje en constante revisión; buscar la FRRSHUDFLyQ que esta- blece relaciones entre municipios, comu- nidades, gobiernos, y organizaciones no gubernamentales; precisar los FDPELRV RUJDQL]DWLYRV en los que los actores y or- ganismos de gestión estén estructurados y orientados hacia una visión ecosisté- mica; posicionar al KRPEUH FRPR SDUWH LQWHJUDQWH GHO HFRVLVWHPD tanto más del ecosistema natural; y por último, deter- minar ORV YDORUHV que han de respetarse y tenerse en cuenta en tanto provienen GHO FRQRFLPLHQWR FLHQWt¿FR FRPR GH ODV tradiciones locales y la evolución de los propios valores sociales (Rodríguez G., 2005). El planteamiento sobre el desarrollo sustentable hace énfasis en la ecología y HV GH¿QLGR SRU OD RPLVLyQ %UXQGWODQG como aquel que “VDWLVIDFH ODV QHFHVL GDGHV GHO SUHVHQWH VLQ FRPSURPHWHU OD FDSDFLGDG GH ODV JHQHUDFLRQHV IXWXUDV GH VDWLVIDFHU VXV SURSLDV QHFHVLGDGHV”, (The World Commission on Environment DQG 'HYHORSPHQW
  • 6. $FWXDO- mente, el concepto incorpora el objetivo de mantener la calidad general de vida, para asegurar un acceso continuado a los recursos naturales y evitar la persisten- cia de daños ambientales. Los recursos de los cuales dispone el hombre para su H[SORWDFLyQ QDWXUDOHV R QR VRQ GH¿QL- dos también por esta comisión, desde la noción de ‘capital’, a saber: capital social, económico, tecnológico, medioambiental y ecológico, los cuales deben ser gestio- nados racionalmente procurando un ma- yor equilibrio entre el medio natural y el humano. (VWD GH¿QLFLyQ HQWUHPH]FOD ODV LGHDV de desarrollo con otras disciplinas aso- ciadas con los asentamientos humanos. Tal es el caso del urbanismo. Los distin- tos documentos (Haines-Young, 2000; Rueda, 2000; Gallopín HW DO, 2001; Ro- dríguez, 2005; Antrop, 2000, 2006; Ga- baldón, 2006 y Holden HW DO, 2008) que abordan el tema de la sustentabilidad ur- bana concuerdan en que sus aspectos cla- YHV UDGLFDQ HQ OD SODQL¿FDFLyQ LQWHJUDGD (multi, inter y transdisciplinarmente), la rehabilitación de áreas urbanas e indus- triales deprimidas, el uso reducido y más H¿FLHQWH GH ODV WLHUUDV GH RWURV UHFXUVRV naturales, la gestión local del transporte y de la energía y la lucha contra la exclu- sión social, el desempleo y la pobreza. Es- tos aspectos se apoyan en valores como la justicia e igualdad social en donde se respetan las diferencias de cultura, sexo, religión, raza y edad en un medio am- biente sano y habitable, lo cual fomenta acciones y políticas locales que generan bienestar y reducen la ‘huella ecológica’. De tal modo que el modelo de vida no de- pende de la explotación de los seres hu- manos y de la naturaleza y se orienta a no causar daños ni traspasar cargas a las generaciones venideras. Por extensión, la ciudad sustentable busca ordenar el crecimiento urbano respetando la diversidad cultural y ciu- dadana, reducir el impacto generado por el proceso de urbanización, aumentar la complejidad urbana, promover el ca- rácter policéntrico, aumentar la calidad ambiental urbana, desarrollar sistemas de espacios verdes interconectados con el exterior a través de corredores verdes
  • 7. 217Vol. 50(2) 2009, julio-diciembre El valor estético y ecológico del paisaje urbano..., 213-233 ¿QDOPHQWH YLQFXODU OD XUEDQL]DFLyQ y equipamientos al desplazamiento en transporte público, a pie y en bicicleta. Desde el CNUAH (2001) se promueve el desarrollo sustentable en términos del acceso universal a la vivienda, mejoras en la gestión pública urbana, en el entorno de vida y en la gestión para la mitigación de los desastres y rehabilitación posterior D ORV FRQÀLFWRV HQWUH RWURV D WUDYpV GH OD elaboración de políticas, fortalecimiento de colaboraciones entre los gobiernos y la sociedad, fomento de capacidades y producción de conocimientos. Hábitat contribuye, entre otros, con los siguien- tes programas: 3URJUDPD GH SURPRFLyQ GH ODV PHMR UHV SUiFWLFDV IRUPDFLyQ GH GLULJHQ WHV ORFDOHV: a través de la red mundial de organismos gubernamentales, autoridades locales y organizaciones de la sociedad civil; se dedica a la búsqueda y difusión de las mejores prácticas locales para mejorar el en- torno de vida y, a la aplicación de la experiencia adquirida para elaborar políticas e impulsar la creación de ca- pacidad. $OLDQ]D GH FLXGDGHV: es una iniciativa conjunta entre Hábitat y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), encaminada a fomentar la capacidad en materia de JHVWLyQ SODQL¿FDFLyQ GHO PHGLR XU- bano mediante métodos de participa- ción. 3URJUDPD GH JHVWLyQ XUEDQD: es un programa de cooperación técnica supervisado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), cuyo objetivo consiste en fortalecer las actividades que llevan a cabo unas 80 ciudades de los paí- ses en desarrollo, para promover la reducción de la pobreza, la gestión pública participativa y la ordenación adecuada del medio urbano. 3URJUDPD GH PHMRUD GH OD VHJXUL GDG HQ ODV FLXGDGHV: contribuye a establecer un proceso comunitario de consultas para reducir la delincuen- cia y combatir sus causas, mediante la elaboración de medidas, métodos y estrategias de prevención del fenóme- no. 3URJUDPD GH JHVWLyQ HQ FDVRV GH GHVDVWUHV: presta asistencia a los go- biernos nacionales y locales, así como a las comunidades, para ejecutar pro- gramas de reconstrucción y rehabili- tación posterior a los desastres. 3URJUDPD GH DSOLFDFLyQ ORFDO GHO 3URJUDPD : aborda los problemas actuales tratando de preparar al mun- GR SDUD ORV GHVDItRV IXWXURV UHÀHMD un consenso mundial y un compro- miso político al nivel más alto sobre el desarrollo y la cooperación en la esfera del medio ambiente. Su obje- tivo consiste en traducir en medidas locales los aspectos del Programa 21 relativos a los asentamientos huma- nos sobre las dimensiones social y económica, conservación y gestión de recursos para el desarrollo, el fortale- cimiento de grupos principales y los medios de ejecución. 2EVHUYDWRULR PXQGLDO XUEDQR: se en- carga de supervisar la ejecución del
  • 8. 218 Revista Geográfica Venezolana Briceño Ávila M. Programa de Hábitat sobre la base de la elaboración y aplicación de indica- dores urbanos para la formulación de políticas y del intercambio de conoci- mientos relativos a las mejores prácti- cas. Con estos programas se busca compro- meter a los gobiernos, organismos y co- munidades, en las distintas escalas, a intercambiar información y apoyar ini- FLDWLYDV TXH WLHQGDQ D PHMRUDU D¿DQ]DU y garantizar la permanencia de la rela- ción entre el hombre y su propio entorno humano y ambiental, que comienza por determinar del paisaje, sus atributos y relaciones. 3. La dimensión social y el paisaje urbano La sustentabilidad del desarrollo pasa por reconocer que el equilibrio necesario en- tre la dimensión social y la ecológica, ra- dica en una elevación sostenida de la cali- dad de vida de la población, basada en el GLVIUXWH GH OD OLEHUWDG LQJUHVR VX¿FLHQWH buenas condiciones de salud y nutrición, mejor educación, condiciones aceptables del hábitat físico natural y construido, disfrute de bienes y servicios culturales y recreativos, igualdad de oportunidades, seguridad personal, participación popu- lar y seguridad social (Gabaldón, 2006). Los asentamientos humanos mueven a pensar en la manera como se logra la condición de la sustentabilidad de su desarrollo, para lo cual además de los programas propuestos por las Naciones Unidas, la profundización e investigación sobre los factores que la determinan, son consustanciales al concepto mismo, en aras de su operacionalización y de cara a la posibilidad que ofrece la elaboración de proyectos en el marco de la ecología y de la sustentabilidad urbana. La dimensión social es abordada desde el concepto de calidad de vida y de aquellos aspectos más generales que FRQWULEXHQ D GH¿QLU HVWD GLPHQVLyQ GHO desarrollo. El trabajo de Edum-Fotwe y Price (2008) sostiene la hipótesis de que OD GLPHQVLyQ VRFLDO UHÀHMD OD UHDOLGDG GH una comunidad que puede ser formal- PHQWH GH¿QLGD HQ IXQFLyQ GH XQ iPELWR GDGR D¿UPD TXH HO FULWHULR PXOWLGL- mensional de la sustentabilidad se basa en la idea que el consumo de los recursos naturales es impulsado por el comporta- miento de las personas, a través de sus decisiones en las diversas etapas del pro- ceso de desarrollo, dentro del contexto de zonas urbanas. El resultado de la visión expuesta contribuye al desarrollo de una guía, que alienta a los principales encargados en la toma de decisiones a evaluar sistemáti- camente la sustentabilidad del ambien- te urbano, teniendo en cuenta factores como la escala espacial, el ciclo de vida, la ubicación, el contexto y los valores de todas las partes interesadas. A continuación se presenta una sínte- VLV GH HVWH HVWXGLR HQ GRQGH VH GH¿QH OD dimensión social a partir de la interrela- ción de tres grandes categorías: las esca- las espaciales, el desarrollo de ciclos de vida y la dimensión sustentable.
  • 9. 219Vol. 50(2) 2009, julio-diciembre El valor estético y ecológico del paisaje urbano..., 213-233 /D HVFDOD HVSDFLDO UHÀHMD RFKR QLYHOHV subsidiarios, a saber, mundiales, su- pranacionales, nacionales, regionales, ciudad, desarrollo urbano, la cons- trucción y los elementos o materiales. (La operatividad requiere centrarse en los últimos tres para establecer co- KHUHQFLD GH ORV QLYHOHV LGHQWL¿FDGRV
  • 10. /DV IDVHV GHO FLFOR GH YLGD determinan la instancia de existencia de cada ele- mento construido dentro de una esca- la seleccionada. /D GLPHQVLyQ VXVWHQWDEOH DPELHQ WDO VRFLDO HFRQyPLFD considera la interconexión entre los asuntos rela- cionados con la escala espacial y/o las fases del ciclo de vida, entre los temas y subtemas de la misma dimensión para las diferentes escalas espaciales y en diferentes fases del ciclo de vida, y también la interconexión entre los temas y sus subtemas a través de cada dimensión, para cada escala espacial y fase del ciclo de vida. Las cuestiones de sustentabilidad se re- ¿HUHQ WDQWR D ORV HOHPHQWRV FRQVWUXLGRV como a las personas encargadas de su construcción, operación, mantenimiento, renovación y desmantelamiento. Se trata de simular el proceso desde la sustenta- bilidad, a manera de una fábrica, donde todo elemento de la ciudad construido por el hombre, implica la consideración tanto del elemento mismo, como del hombre, en todas sus facetas. De allí que, el proceso planteado in- corpora dos factores adicionales, las per- VRQDV LQYROXFUDGDV HO LPSDFWR 'H¿QH a ORV LQWHUHVDGRV, como aquellos indivi- duos o grupos que están directa y/o indi- rectamente relacionados con las escalas de intervención, cuyas vidas y medio am- biente, se ven afectados por éstas. Entre los principales interesados se encuentran los individuos o grupos que toman deci- siones, los que facilitan las decisiones y quienes son afectados por las decisiones; también están los encargados de formu- lar políticas y los interesados en la ejecu- ción. Se plantea HO LPSDFWR, porque cada dimensión ambiental, social y económi- ca, requiere indicar la escala espacial en la cual se genera, así como la información sobre los interesados y cómo pueden ver- se afectados. El artículo concluye destacando que hacer frente a la dinámica de la interac- ción entre los diversos factores, presenta oportunidades para una mejor compren- sión de la dimensión social en términos conceptuales y para la elaboración de proyectos, desarrollos y comunidades sostenibles, donde la gente desee vivir y trabajar. Proponer soluciones basadas en esta información ayuda a satisfacer las diversas necesidades de las actuales y futuras comunidades, así como a atender sus preocupaciones ambientales, favore- ciendo una mayor calidad de vida. La dimensión social toma forma en el paisaje urbano en virtud que éste cons- tituye tanto un producto como una crea- ción humana. Sirve de soporte y recurso para la vida, a la vez que incide sobre las personas. Tiene una capacidad orienta- dora, educativa y de sensibilización, al tiempo que produce agrado y placer, tie- ne potencial de desarrollo económico y es XQ UHIHUHQWH EiVLFR SDUD OD SODQL¿FDFLyQ
  • 11. 220 Revista Geográfica Venezolana Briceño Ávila M. diseño urbano y ordenación del territo- ULR ([SUHVD %DLOO
  • 12. TXH HO SDLVDMH nace del encuentro entre las organizacio- nes humanas y naturales, y es a la vez so- porte y producto del mundo vivo. Tradicionalmente el concepto SDLVD MH ha sido ampliamente estudiado por la Geografía. Rodríguez (2005) y Palomares (s/f) reconocen diversos enfoques que se pueden agrupar en tres grandes corrien- tes: una SHUFHSWLYD basada en métodos visuales y de evaluación paisajística para la cual la realidad exterior es percibida por los sentidos. Esta corriente ha in- ÀXHQFLDGR D RWUDV GLVFLSOLQDV FRPR OD arquitectura, ingeniería y biología. En HVWH VHQWLGR XOOHQ
  • 13. LQWURGXFH DO- gunas ideas básicas sobre calidad visual y conceptos como coherencia, legibilidad, VLJQL¿FDFLyQ VHJXULGDG FDSDFLGDG GH acogida, para evaluar el paisaje urbano; otra VLVWpPLFD basada en métodos físico- JHRJUi¿FRV SDUD OD FXDO HO SDLVDMHREMHWR como un conjunto de elementos interre- ODFLRQDGRV PRGL¿FDGRV SRU IDFWRUHV que conforman una estructura sistémica. Aquí se atiende al paisaje sin considerar su relación con el sujeto, ni como intér- prete ni como integrante. Las escuelas JHRJUi¿FDV FOiVLFDV FRPR OD DOHPDQD (‘geoecología y ecología del paisaje’), la rusa (‘complejo natural territorial’), la norteamericana (método de ‘análisis morfológico del paisaje’, que incorpora el paisaje humano o cultural), la francesa (método de ‘análisis integrado’) y la espa- ñola, se ocuparon del estudio del paisaje desde esta perspectiva como complejo natural y cultural. Por último, existe una corriente que integra PpWRGRV PL[WRV VLQySWLFRV orientados a obtener resulta- dos rápidos, ágiles y a la integración de aproximaciones objetivas y subjetivas. A partir de un análisis sobre el terreno de carácter cualitativo, acompañado de en- cuestas de tipo socio-económico que per- mitan visualizar estrategias, se proponen políticas locales de desarrollo y medio ambientales futuras. Tal enfoque es co- mún en la agronomía. En los últimos años, el estudio del paisaje se ha orientado en términos de VLVWHPDV VRFLRHFROyJLFRV, en los cuales convergen los sistemas naturales, so- ciales, económicos y culturales. En este enfoque cobra valor la ELRJHRJUDItD KLV WyULFD, que considera no sólo métodos cuantitativos sobre la dinámica espacial de los JHRVLVWHPDV, sino también intro- duce su duración y contenido histórico en el estudio. /R DQWHULRU D¿UPD FDGD YH] PiV OD profunda incidencia del hombre sobre HO SDLVDMH QDWXUDO 3DUD OD SODQL¿FDFLyQ diseño urbano, ha reconducido los enfo- ques actuales desde dos hechos -antaño considerados antagónicos- el urbano y el natural, “HO SDLVDMH XUEDQR SRU GHULYD FLyQ GHO QDWXUDO R PHQRV KXPDQL]DGR HV XQ HOHPHQWR GH HVWLPXODFLyQ HVSDFLDO DO VHU FDSWDGR SRU ORV VHQWLGRV SHUFLEL GR GH IRUPD LQGLVRFLDEOH MXQWR D VXV HOH PHQWRV HVWUXFWXUDV IRUPDV WH[WXUDV FRORUHV YRO~PHQHV GHQVLGDGHV GH OD VXEMHWLYLGDG GHO REVHUYDGRU” (Paloma- res, s/f: 9). La UNESCO (1996) reconoce el paisa- je cultural como un conjunto de bienes y EHQH¿FLRV TXH GHEHQ VHU µ3DWULPRQLR GH la Humanidad’, por lo cual adquiere el rol
  • 14. 221Vol. 50(2) 2009, julio-diciembre El valor estético y ecológico del paisaje urbano..., 213-233 de ‘objeto de política pública internacio- nal’. Para la Convención Europea sobre el Paisaje, realizada en Florencia durante el año 2000 (Consejo de Europa, 2000), el paisaje adopta la categoría de Bien Co- mún. En las conclusiones del Foro Urba- no del Paisaje de Vitoria-Gasteiz, reali- zado en el año 2005 (Verdaguer, 2005) se asume el paisaje como elemento en transformación acelerada que, a manera de analogía entre paisaje y energía, no se crea ni se destruye, sólo se transfor- ma. También se vincula el concepto con la idea central del Foro, según la cual el nuevo papel de las periferias urbanas, ad- TXLHUHQSURWDJRQLVPRHQODFRQ¿JXUDFLyQ GHO WHUULWRULR (Q WDO VHQWLGR D¿UPDQ TXH donde antes había naturaleza con TXLV WHV XUEDQRV, hay ahora territorio mayo- ritariamente antropizado con TXLVWHV GH QDWXUDOH]D. El nuevo paisaje periférico disperso ha generado segregación social y una súper-especialización funcional, y se ha convertido en una nueva naturaleza ingobernable (Verdaguer, 2005). De tal manera que el paisaje urbano ha pasado a ser considerado como con- cepto social y ecológico, sistema espa- cial y temporal, complejo y abierto, que se origina y evoluciona en la interfase QDWXUDOH]DVRFLHGDG HQ GH¿QLWLYD FRPR geosistema urbano. Una investigación realizada por Se- govia y Jordán (2005) en Chile acerca de la incidencia de los espacios públicos urbanos en la construcción del capital social, señala que desde el paisaje se pue- den abordar el sentido de pertenencia e LGHQWLGDG OD FRQGLFLyQ GH FRQ¿DQ]D colectiva. Este documento aborda el ám- bito del espacio público y su incidencia y contribución a la calidad de vida social y material en la ciudad, particularmente de los sectores en situaciones de pobreza y exclusión. Su objetivo es aportar elemen- tos para el debate tanto conceptual como metodológico y contribuir a la elabora- ción de políticas de superación de la po- breza y precariedad urbana. Desde la Ecología del Paisaje, se rela- ciona el concepto con múltiples y diversas variables, pero resultan indispensables aquellas que caracterizan las aspiracio- nes humanas, o la satisfacción de las ne- cesidades básicas, entre las cuales se en- cuentran la cultura, tradición e identidad de un asentamiento. Es en el ámbito de las grandes ciuda- des donde mejor se aprecia la amenaza que se cierne sobre ellas, la Estrategia para el Futuro de la Vida ‘Cuidar La Tie- rra’ (UICN, PNUMA, WWF,1991) propo- ne principios de mejora de la calidad de vida dentro de los límites de la capacidad de carga, entre los que destacan, el res- peto y la salud de los asentamientos hu- PDQRV OD PRGL¿FDFLyQ GH VXV SUiFWLFDV y actividades, el conocimiento y respeto por la historia, tradiciones y costumbres, especialmente las locales o regionales, entre otras. Todo lo cual construye el puente entre el desarrollo sustentable y OD QHFHVLGDG GH UHGH¿QLU UHHTXLOLEUDU el peso de los componentes conceptuales del paisaje urbano. $¿UPD %RUMD
  • 15. TXH HO GHVDItR GHO estudio y diseño del paisaje ciudadano hoy, es la respuesta que pueda dar a una UHJLyQ VX FRQWULEXFLyQ D FXDOL¿FDU OD FLX- dad que surge en espacios generalmente
  • 16. 222 Revista Geográfica Venezolana Briceño Ávila M. FDUHQWHV GH VLJQL¿FDGR PHMRUDQGR VX FD- lidad sensible y contribuyendo a alcanzar el desarrollo sostenible. Al abordar cientí- ¿FDPHQWH HO HVWXGLR FRPSUHQVLyQ GH DV- pectos sociales, económicos, ambientales e históricos, relacionados con el paisaje, se requiere un enfoque inter y transdisci- plinario, con la participación de profesio- nales en interacción con las comunidades involucradas. Se trata de comprender el paisaje urbano desde su contribución a la sustentabilidad de la vida humana, co- menzando por visualizar la interrelación entre la naturaleza y la sociedad, de forma equilibrada y armónica, coexistiendo con el medio que soporta, garantiza y genera bienestar y calidad de vida. Desde la perspectiva de la sustenta- bilidad se considera fundamental que el desarrollo propicie y genere condiciones aceptables del ambiente en cuanto a cali- dad de vida, esto incluye los aspectos de salud. Diversos estudios sobre el paisaje urbano evidencian que salud, bienestar y calidad de vida están inextricablemente vinculados a las condiciones ambientales, en virtud de que las personas modelan y transforman el paisaje, al tiempo que éste las afecta. La hipótesis que se sostiene es TXH HO GLVHxR GHO SDLVDMH XUEDQR LQÀX- ye determinantemente en el bienestar y comportamiento de sus usuarios. 5RGQH + 0DWVXRND 5DFKHO .DSODQ (2008) hacen una revisión de noventa ar- tículos publicados durante 16 años desde 1991 al 2006, provenientes de 23 países distintos, desde América del Norte (Ca- nadá y EEUU), Europa (Inglaterra, Fin- landia, Alemania, Suecia, Suiza, Bélgica, Grecia, Italia, Noruega y España), Asia (Japón, China, Singapur y Taiwán), el Medio Oriente (Turquía, Arabia Saudita y Jordania), hasta Australia y Sur Amé- rica. De ellos se estudiaron las necesi- dades humanas que interactúan con el ambiente urbano. Sus resultados fueron FODVL¿FDGRV HQ GRV JUXSRV JHQHUDOHV TXH contienen a su vez tres categorías. La pri- mera guarda relación con las necesidades primigeniasdecontactoconlanaturaleza, las preferencias estéticas, la recreación y el juego, para las cuales las característi- cas del ambiente físico son determinan- tes. La segunda categoría de necesidades aparecen asociadas a la interacción social y la privacidad, la participación ciudada- na en el proceso de diseño y el sentido de identidad comunitaria; aquí el rol de las características físicas del ambiente es menos determinante. La tercera catego- ría se plantea como la interacción entre las dos antes mencionadas. En total, su- man seis necesidades que contribuyen al bienestar con el paisaje urbano y aunque son abordadas de diferentes maneras, en diferentes regiones del mundo, se con- cluye que la naturaleza de las mismas es muy similar en diversas culturas y siste- mas políticos, reforzando la idea de que la condición humana como especie posee características homologables. Desde sus orígenes, el hombre cons- truyó sus ciudades atendiendo al carácter funcional y estético de sus elementos y espacios, ya que serían su nuevo y per- manente hábitat. Para lo cual y con el paso del tiempo, fue introduciendo me- joras e innovaciones tecnológicas, que la aproximaran al medio natural, hasta conseguir un medio urbano cada vez más
  • 17. 223Vol. 50(2) 2009, julio-diciembre El valor estético y ecológico del paisaje urbano..., 213-233 verde, limpio y ecológico, que le hiciera sentir la semejanza con aquellos primiti- vos paisajes naturales que durante millo- nes de años habitó la humanidad, y cuyo peso e impronta aún llevamos impresos en nuestra herencia genética y cultural 6MREHUJ
  • 18. La consideración de las tres catego- rías de necesidades favorece la creación de ambientes sanos para la gente en un nivel físico y mental. Jackson (2003) pro- pone como esencial para los diseñadores y los profesionales de la salud, hablar de la implicación del diseño urbano en sus múltiples escalas sobre la salud física, PHQWDO VRFLDO HFROyJLFD D¿UPDQGR TXH un diseño urbano más saludable puede ser aquel que provee de servicios básicos WDOHV FRPR HGL¿FLRV S~EOLFRV SDUTXHV la conectividad para acceder a ellos, al tiempo que ofrece una gama de oportuni- dades a los ciudadanos para seleccionar y dar forma a sus hogares y barrios, de acuerdo con sus necesidades y preferen- FLDV HVSHFt¿FDV También la investigación en psico- logía ambiental se ha volcado cada vez más hacia la medición de la calidad del medio ambiente percibido; su objetivo de investigación es el estudio de la corres- pondencia entre la calidad del entorno y las expectativas de la gente, sus metas y sus sistemas de valores. Por extensión, la calidad visual del paisaje urbano es un término utilizado por las personas para valorar cualidades observadas de los ele- mentos que lo conforman, de las partes al conjunto y del conjunto como unidad, en tanto agradan y/o satisfacen o no sus expectativas. Diversos autores apoyan este hecho y D¿UPDQ TXH HO SDLVDMH XUEDQR GHEH RWRU- gar a quien lo observa diversas opciones FRQ OD ¿QDOLGDG GH DXPHQWDU ODV VHQVD- ciones y sensibilidad hacia la ciudad. ³ TXH D OD JHQWH OH UHVXOWH IiFLO XWLOL]DU VXV VHQWLGRV TXH SXHGD ROHU YHU VHQWLU RtU ELHQ /D VHQVDFLyQ UHFLELGD GHEHUi VHU DJXGD GHVFULSWLYD DJUDGDEOH GH EHUi HVWDU VXMHWD DO FRQWURO GH TXLHQ OD FDSWD 3RQHU HO PXQGR DO DOFDQFH GH ORV VHQWLGRV LQFUHPHQWDU OD SURIXQGLGDG VXWLOH]D GH ODV VHQVDFLRQHV FRQIHULU HVH SODFHU LQPHGLDWR HVH ELHQHVWDU TXH DFRPSDxD OD SHUFHSFLyQ YtYLGD VRQ SUR SyVLWRV PiV SRVLWLYRV QR VyOR OLPSLDU HO DLUH VLQR OOHQDUOR GH GHWDOOHV FRPSOHMRV SDUD PLUDU VRQLGRV PDUDYLOORVRV SDUD HVFXFKDU
  • 19. ” (Lynch, 1992: 26). Aumentar el nivel de sensaciones en la ciudad que le permitan al hombre re- conocer el entorno, se relaciona con el concepto de la calidad sensible o perci- bida, propuesto por Lynch. Tal concepto surge como respuesta a la necesidad de intervenir con un objetivo que acentúe la relación hombre-ciudad, desde el punto de vista de su percepción. Esto sugiere el camino para intervenir sobre el paisaje de la ciudad de acuerdo a la calidad per- cibida por sus habitantes (Figura 1). A tales efectos la calidad sensible se entiende como el “FRQMXQWR GH SURSLH GDGHV VLPEyOLFDV SHUFHSWLYDV FRJQRVFL WLYDV DVt FRPR GH RWUDV FDUDFWHUtVWLFDV VLPLODUHV TXH XQ JUXSR GDGR FRQVLGHUD GHVHDEOH FRPR XQ JUXSR GDGR YH YD ORUD HO PXQGR HQ TXH YLYH FyPR HVWD YLVLyQ HVWRV YDORUHV DIHFWDQ VX DFFLyQ”
  • 20. 224 Revista Geográfica Venezolana Briceño Ávila M. 5DSRSRUW
  • 21. (V SRU HOOR TXH toda nueva intervención en la ciudad debe orientarse a la búsqueda del mejo- ramiento de la calidad sensible del pai- VDMH XUEDQR 7DO FRPR D¿UPDED /QFK la ciudad debe ser un objeto de arte que sirva a los propósitos humanos. De modo que, tanto espectadores como espectáculo deben ser considera- dos a la vez; es decir, se evalúa la calidad de un paisaje particular, sentido por un grupo de personas, también particular. Las prioridades, propósitos y posibilida- GHV HVSHFt¿FDV GHEHQ VHU MX]JDGRV SRU OD gente de la localidad en situaciones con- cretas. El estudio del paisaje plantea consi- derar los aspectos subjetivos, culturales, simbólicos y estéticos en el comporta- miento de los individuos, grupos sociales y comunidades en interacción. Poner en relación el medio ambiente y el paisaje permite confrontar lo físico y lo intangi- ble, lo inteligible y lo sensorial, lo objeti- vo y lo subjetivo, lo ecológico y lo simbó- lico, en una determinada escala espacial con la singularidad de lugares concretos, favoreciendo los modelos de desarrollo que tienden a respetar la heterogeneidad y complejidad del paisaje. Llegado este punto es importante pre- cisar que el término YDORU es, por un lado, REMHWLYR FXDQWL¿FDEOH SDUD HO PHGLR DP- biente y sus elementos, la singularidad de un ecosistema y su valor económico; por otro lado, el valor es también subjetivo por las cualidades observadas, que repre- sentan para los diferentes individuos o grupos sociales un valor también natural, urbano, económico y estético. La valoración del paisaje distingue dos grandes líneas de trabajo. La primera, la perceptual, que atiende sus característi- cas y cualidades como escena, tiende a YDORUDU OD FDOLGDG HVWpWLFD R OD LGHQWL¿- cación de las personas con determinados paisajes. La segunda, que se basa en los estudios de la geografía física global bajo distintas formas como la ecología del pai- saje, cuyo objeto de estudio es reconocer FRQ¿JXUDFLRQHV IXQFLRQHV SURFHVRV GH los sistemas-paisajes. Esta perspectiva ha defendido la integración del hombre sólo como una más de las variables del siste- ma. Desde la Ecología Urbana se atiende por una parte a la percepción, en concre- Figura 1. Calidad sensible: a. Espacio dedicado al vehículo; b. Espacio ganado al peatón a b
  • 22. 225Vol. 50(2) 2009, julio-diciembre El valor estético y ecológico del paisaje urbano..., 213-233 to a la caracterización y valoración del paisaje que hace la población, y por otro a su estructura. Destaca que las necesidades humanas respecto al paisaje urbano, individuales y colectivas, están asociadas con el gra- do de satisfacción, bienestar y agrado que sienten las personas con lo natural y construido, por lo que interpretan y atribuyen un valor material e inmaterial, tangible e intangible al paisaje en térmi- nos de lo estético-perceptual, ecológico, social-cultural, histórico (espacio-tem- poral) y político-económico. Las líneas a continuación discuten el valor estético y ecológico del paisaje ur- bano. El estudio de las preferencias por algunos de sus elementos (construidos y naturales), está condicionado por la ca- pacidad perceptiva del observador, sus valores, cultura, educación y experien- cias pasadas, que se integran como un todo a la experiencia individual. Esto, au- nado a las aspiraciones humanas, resulta fundamental para establecer el grado de satisfacción de las necesidades básicas de calidad del paisaje, y su contribución a la calidad de vida. 4. El valor estético y ecológico del paisaje urbano El valor estético del paisaje urbano par- te de la percepción o experiencia sensi- ble de los objetos observados. Distintos DXWRUHV XOOHQ $UQKHLP %DLOO /QFK 7UYlLQHQ HW DO %ULFHxR *LO
  • 23. D¿UPDQ que las experiencias estéticas tienen una integridad, coherencia y unidad que las KDFH UHVDOWDU GH ODV H[SHULHQFLDV HO ÀXMR de la vida cotidiana. Se dice que una ex- SHULHQFLD HV LQWUtQVHFDPHQWH JUDWL¿FDQWH VL GHULYD HQ XQ SODFHU WDPELpQ JUDWL¿FDQ- te simplemente observando el paisaje. 3DUD .DQW OD GLPHQVLyQ GH OD EHOOH]D la singularidad de la experiencia estéti- ca, adquieren un lugar fundamental en la UtWLFD GHO -XLFLR UH¿ULpQGRVH D pVWDV FRPR SODFHU µGHVLQWHUHVDGR¶ (OOR VLJQL¿- ca que durante la experiencia estética se observa un objeto sin querer adquirirlo, poseerlo, usarlo, consumirlo, en otras palabras, por la utilidad potencial que re- SUHVHQWD $¿UPD TXH REVHUYDQGR HO REMH- to, éste produce una experiencia especial y placer simplemente al verlo. También agrega que existe un juicio ‘adherente’, es decir, que los objetos pueden agradar porque suponen la satisfacción de alguna necesidad o porque tienen carácter utili- WDULR 0RUHQWH
  • 24. /D QDWXUDOH]D GH la experiencia estética es inherente a los pensamientos, sentimientos y emociones subjetivas, expresadas por un individuo durante el curso de esa experiencia (Che- noweth y Gobster, 1990). Mientras otros sentidos también LQÀXHQ HQ OD SHUFHSFLyQ OD H[SHULHQFLD del paisaje, la percepción estética se produce principalmente a través de la vista. El paisaje requiere un sujeto que perciba. Sin percepción no hay paisaje. Su puesta en valor incluye, por un lado, sus cualidades intrínsecas desde un enfoque sensorial. “/D SHUFHSFLyQ YLVXDO FRQVLVWH HQ OD DSUHKHQVLyQ GH IRUPDV HGL¿FDGDV RUGHQDGDV VLJQL¿FDWLYDV TXH VH HQFXHQWUDQ HQ HO HQWRUQR XUEDQR
  • 25. 226 Revista Geográfica Venezolana Briceño Ávila M. /D SHUFHSFLyQ VH RUJDQL]D FRPR VLVWHPD HVWDEOH HQ OD UHODFLyQ GH ODV SDUWHV FRQ HO WRGR GH ODV SDUWHV HQWUH Vt GH DFXHUGR D HVTXHPDV R FRQFHSWRV HVWi FRQGLFLRQDGD SRU OD QDWXUDOH]D KXPDQD VXV YDORUHV REMHWLYRV H[SHFWDWLYDV OD FDSDFLGDG VHQVLWLYD SURSLD GHO LQGL YLGXR´ (Briceño y Gil, 2005). Por otro lado, las condicionantes de tipo social y cultural, en el sentido que la experiencia estética que se tiene del paisaje, supone y/o representa la satisfacción de alguna necesidad. El estudio del paisaje como represen- tación considera la percepción que tienen los habitantes de su propio medio, su ma- RU R PHQRU LGHQWL¿FDFLyQ FRQ HO PLVPR las formas de apropiación simbólica del espacio. La adjudicación de un valor es- tético tiene una connotación espacial y temporal, social, cultural, histórica y eco- lógica, a la vez que está determinada por la naturaleza de quien observa, sus capa- cidades, conocimiento, educación, expe- riencias pasadas, nivel socio económico, edad, sexo, etc. El valor estético implica determinar los diversos elementos del paisaje urbano que son objeto de tal valor; ello incluye los construidos y no construidos, natu- rales o no. Del valor estético perceptual habrán de estudiarse cualitativa y cuan- titativamente, los elementos visuales que FRQ¿JXUDQ HO SDLVDMH XUEDQR GHVGH VX composición y diseño (buscando la arti- culación de los elementos del paisaje bajo principios de diseño como orden, unidad, balance, proporción, escala, jerarquía, si- metría, ritmo, contraste, contexto, deta- lles, textura, armonía y belleza) hasta la H[SUHVLyQ GH VX VLJQL¿FDGR D WUDYpV GH OD actividad y carácter utilitario. Ian McHarg (2000) asocia el sistema de valores sociales con los procesos na- turales, en donde la tierra, el aire y los recursos hidrológicos son indispensables para la vida humana. Para este autor, ta- les valores deben preceder a las indica- ciones sobre el uso de los recursos natu- rales para asegurar su óptima utilización y consecuentemente la mejora de esos valores sociales. De hecho, la evaluación del paisaje tiene una estrecha relación HPRFLRQDO FRQ ODV UHVSXHVWDV SVLFR¿VLR- lógicas, en donde las preferencias sobre el medio ambiente son vistas como una parte sustancial de la base genética evo- OXWLYD 7UYlLQHQ HW DO, 2003). La mayo- UtD GH ODV SHUVRQDV SUH¿HUHQ ORV SDLVDMHV urbanos cuya calidad estética está aso- ciada a aquellos que poseen abundante agua y vegetación. Esta valoración “… VH FRQFUHWD HQ GRV JUDQGHV DSHWHQFLDV XQLYHUVDOHV SUREDEOHPHQWH LQQDWDV GH QRPLQDGDV µ¿WR¿OLD¶ H µKLGUR¿OLD¶ TXH WLH QHQ PDQLIHVWDFLRQHV SVLFR¿VLROyJLFDV UHSUHVHQWDQ UHVSXHVWDV DIHFWLYDV D OD SUHVHQFLD GH UHFXUVRV PHGLRV IDYRUD EOHV SDUD OD H[LVWHQFLD KXPDQD” (Rodrí- JXH] *
  • 26. 9HU ¿JXUD WRPDGD de Suescún y Villavona (2008). Además de las preferencias naturales y entendiendo la fortaleza de estas con- sideraciones, las comunidades pueden XWLOL]DU VXV SURSLRV YDORUHV LGHQWL¿FDQGR ]RQDV OXJDUHV HGL¿FLRV R HVSDFLRV VLQJX- lares especialmente apreciados e incor- porarlos al sistema de valores. Así como es evaluado el espacio pú- blico y su utilización desde el paisaje en
  • 27. 227Vol. 50(2) 2009, julio-diciembre El valor estético y ecológico del paisaje urbano..., 213-233 algunas ciudades de Chile, en otros paí- ses de Latinoamérica como Brasil y Costa Rica, la sustentabilidad aporta elementos que informan al investigador sobre la segregación residencial socioeconómica producida en el espacio metropolitano. (VWXGLDU OD FRQ¿JXUDFLyQ ItVLFD GHO WHUUL- torio, permite determinar los patrones de ORV DVHQWDPLHQWRV FRQIRUPH D OD VXSHU¿- cie habitada. Se sugiere, entre otras, to- mar medidas de accesibilidad en cuanto a distancia recorrida y tiempo invertido, así como medidas para la homogeneidad y heterogeneidad del paisaje. Es posible incidir sobre las inequidades en relación con el medio físico y, para ello, resulta esencial incorporar los elementos del paisaje, los contenidos urbanos y la fami- liaridad nacida de la costumbre. 3DUD OD SODQL¿FDFLyQ GLVHxR GH iUHDV urbanas, la integración de diferentes grupos de usuarios es fundamental. Un método para la integración de los puntos de vista de los residentes está basado en HO HQIRTXH GH SODQL¿FDFLyQ HVWUDWpJLFD participativa, que ofrece a los residentes ORFDOHV OD RSRUWXQLGDG GH LQÀXLU HQ OD IRU- ma en que se gestiona el paisaje urbano en sus inmediaciones. (Q HO SURFHVR GH SODQL¿FDFLyQ ORV participantes o interesados, como los llamáramos anteriormente, expresan sus expectativas y preferencias, con fre- FXHQWHV FRQÀLFWRV GH RSLQLyQ VREUH OR TXH FRQVLGHUDQ GHVHDEOH (VWRV FRQÀLFWRV suelen ser causados por diferentes actitu- des y valores que la gente tiene hacia el paisaje urbano. La participación es nece- saria para hacer frente a la intensidad y Figura 2. Incorporación al sistema de valores sociales de abundantes espacios públicos verdes
  • 28. 228 Revista Geográfica Venezolana Briceño Ávila M. condiciones desfavorables de los usos del suelo, cuestiones de seguridad y motivos estéticos, pero también para obtener in- formación sobre las raíces culturales que conducen el comportamiento; es decir, ODV WUDGLFLRQHV TXH KDQ LQÀXLGR HQ OD FRQ¿JXUDFLyQ GHO SDLVDMH XUEDQR (Q RFD- siones, las preferencias dependen más de las reacciones afectivas que de cualquier conocimiento basado en operaciones ló- gicas, en donde la percepción visual no necesariamente se corresponde con las ideas preconcebidas. Las preferencias estéticas sobre los elementos o escenas del paisaje urba- no se vinculan con las características de fondo de los evaluadores, esto es, sexo, edad, educación, lugar de nacimiento y de residencia, entre otras. Los resulta- dos de tales evaluaciones se pueden cua- OL¿FDU FXDQWL¿FDU D WUDYpV GH PpWRGRV estadísticos, cuyos resultados incluyen las respuestas con base en las preferen- cias visuales (belleza escénica del paisaje, FRQWUDVWH GH HVFHQDV PDO R ELHQ SODQL¿- FDGDV FDUHQWHV GH SODQL¿FDFLyQ R HQ PDO HVWDGR
  • 29. OD PRGL¿FDFLyQ TXH VH LQWURGX- ce en ellas, dadas las características de los evaluadores. Las preferencias individuales pueden HVWDU WDPELpQ LQÀXHQFLDGDV SRU IDFWRUHV tales como la accesibilidad, visibilidad y la seguridad del paisaje o elementos del mismo. Los distintos estudios mantienen la tesis que el conocimiento incide en el grado de aceptación de un determinado paisaje. Por ejemplo, los bosques urba- nos se consideran más como una parte del entorno de vida, y como principal proveedor de actividades recreativas. Ha sido demostrado que para los niños, los lugares naturales estructuralmente diver- sos son más inspiradores e imaginativos, incluso cuando se les compara con un OXJDU ELHQ RUJDQL]DGR GH MXHJRV 7UYlL- nen, HW DO, 2003). También las preferen- cias son evaluadas a través de sus modos HVSHFt¿FRV GH XWLOL]DFLyQ SRU HMHPSOR XQ residente que observa un bosque a través de la ventana de su residencia, reacciona de manera diferente que un visitante. El valor ecológico del paisaje urbano está estrechamente vinculado al uso y consumo de los recursos naturales, den- tro y fuera del contexto de zonas urbanas. Se origina y evoluciona como sistema, en la interfase naturaleza-sociedad. Consti- tuye un concepto social complejo y abier- to, que varía espacial y temporalmente, de acuerdo a las aspiraciones humanas y a la satisfacción de las necesidades bási- cas. En el paisaje urbano se evidencian la salud, bienestar y calidad de vida de los habitantes así como la salud del medio que le sirve de soporte, el natural, esto es una condición para el urbanismo actual y futuro. Por tanto el paisaje urbano ideal in- tegra la naturaleza al hombre y a su sis- tema de valores, bajo los principios de la ecología en sus elementos naturales y construidos, materiales e inmateriales. Para lo cual es fundamental reconocer y establecer la interrelación del contexto jerárquico de componentes, las fronteras ecológicas, la integridad ecológica, las bases de datos, un mayor control y una gestión adaptativa, la cooperación y los cambios organizativos.
  • 30. 229Vol. 50(2) 2009, julio-diciembre El valor estético y ecológico del paisaje urbano..., 213-233 5. Consideraciones finales Se ha hecho énfasis en que la calidad estética y el valor ecológico del paisaje urbano dependen de sus características intrínsecas y el proceso de percepción que estas características evocan en un ser humano. Puede ser que los valores estéticos sólo suban en importancia y considera- ción cuando los intereses prácticos o eco- nómicos no sean los únicos motivos de orientación para una evaluación. Tales consideraciones contribuyen a incentivar OD FDOL¿FDFLyQ GH ORV SDLVDMHV FRQ UHODFLyQ a los valores que les atribuyen las partes interesadas, de acuerdo a lo expresado en el Convenio Europeo del Paisaje (2000). El Comité del Patrimonio Mundial su- giere además la necesidad de reconocer los valores asociativos de los paisajes para las poblaciones locales, y la importancia de proteger la diversidad biológica me- diante la diversidad cultural en los paisa- jes culturales. Más que para protegerlos se trata de incrementar esos valores. Desde los valores sociales es necesa- rio incorporar una buena red de espacios públicos verdes en los proyectos urbanos. Aún cuando en el pasado el estándar ur- banístico se ha resuelto con la creación de grandes parques aislados, sin optimi- zar la continuidad de los corredores ver- des para el mejor funcionamiento de los espacios abiertos, hoy en día los munici- pios temen el exceso de zonas verdes por su responsabilidad futura en su manteni- miento. El inadecuado diseño y la erró- nea ubicación pueden hacer que, efecti- vamente, ese mantenimiento suponga un peso económico para el municipio. No obstante, hay soluciones en las que la co- laboración con la naturaleza contribuye a procesos de gestión que reducen notable- mente la factura sobre la conservación de espacios verdes. Cada vez más la teoría urbanística se inclina a la defensa y colaboración con la naturaleza. Aun cuando el respeto a la vocación del territorio y del medio natu- ral ha sido un objetivo secundario de la SODQL¿FDFLyQ HO XUEDQLVPR DFWXDO SUR- mueve una mayor sensibilidad hacia el medio natural y rural, reconociendo los aportes de la Geografía y de la Ecología. Otro aspecto importante es el referido a la educación ciudadana sobre el medio ambiente, preferentemente a una edad temprana, si se desea que el público en general acepte el sonido de la naturaleza. Cualquier cambio en las actitudes y valo- res hacia lo natural en la ciudad, requiere largos períodos de tiempo. Se considera que la naturaleza debe estar presente desde la concepción de la ciudad como aspecto material y como hecho simbólico, esto nos acerca a algunos principios de la ecología, su integridad, interrelaciones y a ubicar al hombre como parte integrante del ecosistema. El potencial para desarrollar lo natu- ral, depende del tamaño y la presión del visitante en el uso de áreas forestales ur- banas. Cuanto más fragmentadas están estas áreas en la estructura de la ciudad, HV PiV LPSRUWDQWH XQD EXHQD SODQL¿FD- ción y gestión para mantenerlas viables y atractivas. Cuanto más pequeño es el tamaño de un área natural urbana, más difícil es llegar a la diversidad ecológica,
  • 31. 230 Revista Geográfica Venezolana Briceño Ávila M. pues se trata de buscar una relación de convivencia en armonía con la natura- leza. Cuidar este patrimonio, procurar y generar las condiciones para conocer la biodiversidad, incrementa la calidad de vida humana y permite atesorar cada va- ORU LGHQWL¿FDGR GHO SDLVDMH SURIXQGL]DQ- do el sentido de pertenencia de las comu- nidades urbanas. En el Foro Urbano del Paisaje (Verda- guer, 2005) se sugieren algunas conclu- siones que pueden orientar la discusión y actitud frente al concepto mismo en los actuales momentos. En primer lugar, la QHFHVLGDG GH UHGH¿QLU UHHTXLOLEUDU ORV componentes del concepto de paisaje ur- bano,desdesudimensiónSHUFHSWLYD,que frente a la idea estática de paisaje urbano como algo que se contempla, antepone la idea de escena urbana o paisaje habitado como espacio que se vive y se experimen- ta con todos los sentidos. La dimensión VRFLRFXOWXUDO, en donde frente a la idea del paisaje como elemento exclusiva- mente identitario y patrimonial ligado a la idea de excelencia visual, coloca la idea de que los elementos clave de iden- tidad pueden estar presentes también hasta en aquellas partes del territorio, en apariencia, desprovistas de valores. La dimensión SROtWLFDHFRQyPLFD, que con- FHGH SULPDFtD DO VLJQL¿FDGR HFRQyPLFR GHO SDLVDMH D ¿Q GH SRGHU DUWLFXODU QXHYDV formas de intervención sobre el mismo. (VWH VLJQL¿FDGR HFRQyPLFR GHEH WHQHU presente, por una parte, la interpretación del paisaje como escenario y expresión de ORV FRQÀLFWRV HQWUH LQWHUHVHV FRQWUDSXHV- tos, lo cual evidencia el aspecto político, al momento de plantear cualquier inter- vención y, por otra, la viabilidad econó- mica de las actividades y procesos que afectan al paisaje. La dimensión HFROyJL FD, que incorpora ideas de biodiversidad, ecosistema, equilibrio y límites como fac- tores de interpretación de las dinámicas del paisaje, entendiéndolo en continui- dad con lo natural. Tal situación favorece la interpenetración de la naturaleza en el tejido urbano a través del sistema de espacios libres. El objetivo es incremen- tar no sólo la diversidad, sino el grado de complejidad dentro del sistema urbano medido en términos de información. Los valores naturales, desde esta perspectiva, se entienden como íntimamente ligados a la dimensión socio-cultural. Y por últi- mo la dimensión HVSDFLRWHPSRUDO, que frente al énfasis tradicional del paisaje como elemento pasivo a contemplar y admirar, hace hincapié en la idea del pai- saje como elemento activo y dinámico, como proceso de incertidumbre en el que intervienen multitud de factores, desde los económicos y socio-culturales hasta los urbanísticos y ambientales. En segundo lugar, la necesidad de pro- teger el paisaje existente y de responder con nuevas intervenciones a los procesos acelerados de degradación y transforma- ción, en el sentido de protegerlo para in- tervenirlo e intervenirlo para protegerlo. En tercer lugar, la gestión del paisaje y la necesaria vinculación e interrelación de los distintos niveles administrativos. Se requiere un enfoque multidisciplinar y supralocal, con capacidad de articulación y de establecer cambios legislativos a SDUWLU GH GLVWLQWDV ¿JXUDV FRPR OD SURWHF- FLyQ OD UHFXSHUDFLyQ OD UHFXDOL¿FDFLyQ R
  • 32. 231Vol. 50(2) 2009, julio-diciembre El valor estético y ecológico del paisaje urbano..., 213-233 creación de nuevos valores. Por último, es necesaria la implicación ciudadana en la gestión del paisaje, porque la defensa de los valores de un territorio sólo es posible si existe una participación directa de la comunidad. La premisa según la cual el paisaje se construye colectivamente en la realidad y en el imaginario, se puede lograr a través de la comprensión de la compleja red de interrelaciones horizon- tales entre los ciudadanos. Reconocer la importancia del paisaje como continuidad de lo natural y cons- truido, así como resituar el papel del hombre en esa relación, sienta las bases de cualquier actuación que busque la sus- tentabilidad urbana. 6. Agradecimientos La autora agradece al ingeniero Arnoldo José Gabaldón, profesor del seminario ‘Desarrollo Sustentable’ del Programa de Doctorado en Ciencias Humanas de la Universidad de Los Andes, en cuyo mar- co se produjeron las primeras ideas de este artículo. También se agradece a los iUELWURV GH OD 5HYLVWD *HRJUi¿FD 9HQH]R- lana, por sus valiosas observaciones para mejorar este trabajo. 7. Referencias citadas ANTROP, M. 2000. )URP KROLVWLF ODQGVFDSH VQWKHVLV WR WUDQVGLVFLSOLQDU ODQGVFDSH PDQDJHPHQW 2Q OLQH@ KWWSOLEUDUZXU nl/frontis/landscape_research/03_antrop. pdf. (Consultado en mayo, 2008) ANTROP, M. 2006. 6XVWDLQDEOH ODQGVFDSHV FRQWUDGLFWLRQ ¿FWLRQ RU XWRSLD Landsca- pe and urban planning. $51+(,0 5 La forma visual de la Arquitectura. Editorial Gustavo Gili. Bar- celona-España. 229 p. %$,// $ La percepción del espacio urbano. Colección Nuevo Urbanismo. Ins- tituto de Estudios de Administración Local. Madrid-España. 326 p. BORJA, J. 2002. /D FLXGDG FRPR RIHUWD OD LQ QRYDFLyQ XUEDQtVWLFD. Curso: El Marketing como estrategia de desarrollo metropolita- no. Donosita-España. 50 p. BRICEÑO, M y B. GIL. 2005. LXGDG LPDJHQ SHUFHSFLyQ. 5HYLVWD *HRJUi¿FD 9HQH]R- lana. 46 (1): 11-33. CENTRO DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LOS ASENTAMIENTOS HUMANOS (CNU- AH). 2001. ,QIRUPH VREUH HO HVWDGR GH ODV FLXGDGHV GHO PXQGR New York: UN-Hábitat. 2Q OLQH@ KWWSZZZFLQXRUJP[WHPDV desarrollo/dessocial/asentamientos/asenta- mientos.htm. (Consultado en julio, 2008). CHENOWETH, R. and P. GOBSTER. 1990. 7KH QDWXUH DQG HFRORJ RI DHVWKHWLF H[SHULHQFHV LQ WKH ODQGVFDSH. Landscape Journal. 9(1): 1-9. CONSEJO DE EUROPA. 2000. RQYHQLR HX URSHR GHO SDLVDMH 6HFUHWDUtD *HQHUDO Florencia-Italia. (20 de octubre). 8//(1 * El paisaje urbano: tra- tado de estética urbanística. Editorial Blume, Barcelona-España. 200 p. EDUM-FOTWE F.T. and A.D.F. PRICE. 2008. $ VRFLDO RQWRORJ IRU DSSUDLVLQJ VXVWDL QDELOLW RI FRQVWUXFWLRQ SURMHFWV DQG GH YHORSPHQWV International Journal Project Management, Article in Press. doi:10.1016/j.ijproman.2008.04.003
  • 33. 232 Revista Geográfica Venezolana Briceño Ávila M. GABALDÓN, A. 2006. Desarrollo sustenta- ble. La salida de América Latina. Edi- torial Grijalbo. Caracas-Venezuela. 489 p. GALLOPÍN, G.; FUNTOWICZ, S.; O’CONNOR, M. and J. RAVETZ. 2001. 6FLHQFH IRU WKH WZHQW¿UVW FHQWXU IURP VRFLDO FRQWUDFW WR WKH VFLHQFH FRUH International Jour- nal of Social Science. 53 (2): 219-229. HAINES-YOUNG, R. 2000. 6XVWDLQDEOH GHYH ORSPHQW DQG VXVWDLQDEOH ODQGVFDSHV GH ¿QLQJ D QHZ SDUDGLJP IRU ODQGVFDSH HFR ORJ. Fennia, International Journal of Geography.
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