Este documento discute la tendencia a psicopatologizar y medicalizar la conducta de los niños. Se describen comportamientos como rebeldía, falta de respeto a normas e impulsividad que son comunes en la posmodernidad debido a una cultura de inmediatez y placer, pero que a veces son considerados patológicos. El documento también advierte sobre el uso de diagnósticos y medicamentos psiquiátricos para niños y enfatiza la responsabilidad de los adultos de establecer límites claros y escuchar a los niños.