Natascha Venter, una estudiante de 18 años, completó un voluntariado de dos semanas en una casa de acogida. Recibió evaluaciones positivas por su asistencia puntual, trato cariñoso con los niños, buena disposición y colaboración. Los comentarios indicaron que fue muy colaboradora y atenta con los niños y adultos, aunque se sugirió que podría mejorar su dominio del idioma para una mejor interacción.