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SAFO (C. 600-? A.C.)
Poeta lírica griega cuya fama
hizo que Platón se refiriera a
ella dos siglos después de su
muerte como la décima musa.
Nació en la isla de Lesbos,
probablemente en Mitilene.
Aunque no se sabe mucho
acerca de su vida, perteneció
al parecer a una familia noble y fue
contemporánea del poeta lírico Alceo, de quien se
supone fue su amante, y de Stesichorus. También se
dice que se casó con un hombre rico de la isla de
Andros y que tuvo una hija llamada Cleis.
Igual parece a los eternos Dioses
quien logra verse frente a ti sentado.
¡Feliz si goza tu palabra suave,
Suave tu risa!
A mí en el pecho el corazón se oprime
Sólo en mirarte; ni la voz acierta
De mi garganta a prorrumpir, y rota
Calla la lengua.
Fuego sutil dentro de mi cuerpo todo
Presto discurre; los inciertos ojos
Vagan sin rumbo; los oídos hacen
Ronco zumbido.
Cúbrome toda de sudor helado;
Pálida quedo cual marchita yerba;
Y ya sin fuerzas, sin aliento, inerte,
Muerta parezco.
Un Epigrama
Estas son las cenizas de Timade. Muertas antes de
la boda, fue a parar al oscuro tálamo de Perséfone.
Y una vez que ella pereció, con un acero recién
afilado, todas sus compañeras colocaron aquí como
ofrenda la graciosa cabellera de sus cabezas.
I
La luna luminosa
huyó con las Pleyadas;
la noche silenciosa
ya llega a la mitad; la hora pasó, y en vela
sola en mi lecho, en tanto
suelto la rienda al llanto
sin esperar piedad.
II
Amor, que el pecho mío
continamente agita,
es dulce y es impío,
y es más que una avecita
volátil y ligero.
¡Ay! de su dardo fiero,
¿quién consiguió victoria?
Renueva, amada mía,
renueva la memoria
de cuando Atis ardía,
tu dulce amor odiaba
y a Andr6meda estimaba.
III
Desciende, Venus bella,
y en las doradas copas
con el suave néctar,
mezcla purpúreas rosas,
y a mis dulces amigos
que tu deidad adoran,
con divinal bebida
inspira y alboroza.
IV
Será tal vez hallada
simplecilla labriega,
si dulce amor hirióla
con su dorada flecha,
Amor el rapazuelo
de Venus Citerea,
que con su blanda mano
doma las bravas fieras.
Y la joven hermosa
nacida en la floresta,
siendo de amor tocada,
ya suaviza y templa,
las rústicas costumbres,
la esquivez de la selva,
plegando sus vestidos
con gracia y gentileza.
V
De los verdes manzanos
en las frondosas cimas,
con estruendoso ruido
las aguas se deslizan,
las puras frescas aguas
que el peñasco destila;
el delicioso estruendo
de las hojas movidas
del apacible viento
süave sueño inspira,
y con Venus hermosa
soñaba que dormía;
mas de las altas ramas,
del viento sacudida,
una roja manzana
de mi sueño me priva.
VI
Al Olimpo volara
si alitas yo tuviera,
cual cándida paloma,
y a Pafia la risueña
mis cuitas contara,
mis amorosas quejas,
y de allí a las alturas
de los montes viniera,
y enlazaran mis brazos
la causa de mi pena:
que el amor dulce amargo
con fiera violencia
mi corazón impele,
le arrebata y le lleva,
cual viento impetuoso
arranca por las selvas
en los excelsos montes
a las encinas gruesas.
VII
La graciosa doncella
en apartada estanza
pasa su edad florida
de delicias privada;
sus cuidadosos padres
dicen: -Amor la espanta,
allí vive contenta,
que no quiere de Pafia
las süaves caricias-;
mas, ¡ay!, niña cuitada,
que ya siente tu pecho
las amorosas llamas,
triste, cerrada y sola,
niña y enamorada.
VIII
Morirás, bella joven;
ni servirá ser bella,
ni quedará memoria
de ti sobre la tierra,
porque las frescas rosas
no has gozado de Pieria:
y así desconocida
irás a las cavernas
del horroroso Dite,
ni será quien te vea
cuando en las vanas sombras
des fugitivas vueltas.
IX
Alzad, alzad la casa,
artífices, que viene
el esposo gallardo,
que a Marte se parece:
al menos muy más alto,
muy más robusto y fuerte
que los más esforzados
que la ciudad contiene.
Todos de una vez toman
y de sus asas tienen
la gran Carkesia copa,
y libación ofrecen,
felicidad, delicias,
eternos, justos bienes,
al esposo desean,
y el dulce vino beben.
De todas las doncellas,
tu venturosa suerte
la más linda te ha dado,
ni hallarse otra tal puede:
la dulce joven bella,
por quien tú tantas veces
tiernos suspiros dabas,
hoy a tus brazos viene;
no envidies a los dioses,
si tu ventura entiendes.
X
Amor bulle en mi pecho
y sin cesar voltea
mi corazón amante
y acá y allá le lleva;
mis miembros desenlaza
su poderosa diestra,
y en viéndome rendido
ya me desprecia y vuela;
tiene sus lindas alas
cual ave, mas es fiera,
y dulce y apacible,
y de indomable fuerza.
Atis, de tu abandono
al crudo Amor te queja,
que en los ojos me abrasa
de Andrómeda la bella.
XI
Esperio, luz hermosa
de Venus la rosada,
que los tiernos deseos
y enamoradas ansias
benigna satisfaces,
tú conduces a casa
el delicioso fruto
que las almas encanta,
el manchado rebaño
de las ligeras Cabras,
y con su dulce madre
la niña que las guarda.
WILLIAN
SHAKESPEARE
William Shakespearenació en
Stratford Avon (Reino Unido)
en 1564 en el seno de una
familia bien posicionada; pese
a ello, abandonó la escuela a
temprana edad porque su
padre tuvo grandes
dificultades económicas y
políticas.
Existen muchas leyendas en
torno a la vida de este
escritor, la más popular dice
que en realidad William no
escribía sus textos, sino que era el rostro de
unescritor que deseaba quedar en el anonimato,
todo esto ha sido alimentado por la inexistente
correspondencia del autor, resulta raro creer que
tan sólo escribió versos e historias.
Entre sus obras poéticas puede mencionarse "La
violación de Lucrecia"; también fue autor de un
grupo numeroso de comedias, que lograron gran
popularidad en la época y consiguieron dotar al
teatro de una naturalidad inusual para su tiempo.
Además, escribió varias tragedias como "Romeo y
Julieta" y "Hamlet", tocando interesantes y
profundos temas y obteniendo un caluroso
recibimiento por parte del público. En nuestra web
podrás leer algunos de sus poemas, tales como
"Cuando en sesiones dulces y calladas", "De los
hermosos el retoño ansiamos" y "No dejes, pues, sin
destilar tu savia".Shakespeare falleció el 3 de mayo
de 1616; un dato curioso es que, habiendo sido
reconocido como el mejor escritor anglosajón, su
muerte tuvo lugar el mismo año que la de
Cervantes, el escritor españolmas grande de todos
los tiempos.
CUANDO EN SESIONES DULCES
Y CALLADAS…
Cuando en sesiones dulces y calladas
hago comparecer a los recuerdos,
suspiro por lo mucho que he deseado
y lloro el bello tiempo que he perdido,
la aridez de los ojos se me inunda
por los que envuelve la infinita noche
y renuevo el plañir de amores muertos
y gimo por imágenes borradas.
Así, afligido por remotas penas,
puedo de mis dolores ya sufridos
la cuenta rehacer, uno por uno,
y volver a pagar lo ya pagado.
Pero si entonces pienso en ti, mis pérdidas se
compensan, y cede mi amarguara.
AMOR VERDADERO
No, no aparta a dos almas amadoras
adverso caso ni crüel porfía:
nunca mengua el amor ni se desvía,
y es uno y sin mudanza a todas horas.
Es fanal que borrascas bramadoras
con inmóviles rayos desafía;
estrella fija que los barcos guía;
mides su altura, mas su esencia ignoras.
Amor no sigue la fugaz corriente
de la edad, que deshace los colores
de los floridos labios y mejillas.
Eres eterno, Amor: si esto desmiente
mi vida, no he sentido tus ardores,
ni supe comprender tus maravillas.
FRANSISCO DE
QUEVEDO
Recordado tanto por su impecable
uso de la lengua como por
sufuerte y controversial
personalidad, Francisco de
Quevedo nació enMadrid en 1580
y falleció en Villanueva de los
Infantes en 1645. Este escritor, a
quien el sabio humanista Justo
Lipsio describió como la"gloria
excelsa de los españoles", llevó una
vida tan productiva
literariamente comoturbulenta en el ámbito social
y político. Fue de trascendente fama su rivalidad
con Luis de Góngora, objeto de muchas de sus obras
satíricas, siendo especialmente recordado su
"Soneto" y "A un hombre de gran nariz". Estudió
varios idiomas, que aprovechó tanto para la
traducción de obras extranjeras como para su
propia producción.
Su obra abarcó todos los géneros literarios de su
época. Así, tenemos sus escritos burlescos, pero
también poemas en que vemos reflejadas sus ideas,
y otros, de amor, que se ven ensombrecidos por su
obsesión con el paso del tiempo y la muerte. Suestilo
es complejo pero sin dejar en segundo plano la
belleza; "Sermón estoico de censura moral" es un
claro ejemplo de la maestría de este poeta. Pero
también dejó su huella en la narrativa, donde
destacan "La cuna y la sepultura" y su novela
picaresca "Historia de la vida del Buscón, llamado
don Pablos", publicada en forma clandestina
durante mucho tiempo.
AMOR CONSTANTE MÁS ALLÁ
DE LA MUERTE
Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;
Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.
DEFINICIÓN DEL AMOR
Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo;
enfermedad que crece si es curada.
Éste es el niño Amor, éste es su abismo.¿Mírad cuál
amistad tendrá con nada el que en todo
es contrario de si mismo!
PABLO NERUDA
Pablo Neruda es un poeta chileno
galardonado con el premio
nacional de literatura y el premio
Novel de Literatura. También de
desempeño como diplomático y fue
miembro activo del partido
comunista, compromiso político
que muchas veces se ve plasmado
en sus obras. Ampliamente
conocido por sus obras Veinte
poemas de amor y una canción desesperada y Cien
sonetos de amor, también es el autor de poemas
tales como Ahora es Cuba, Alturas de Macchu
Picchu, Los enemigos y Si tú me olvidas, entre
tantas otras
AMIGA, NO TE MUERAS.
Óyeme estas palabras que me salen ardiendo,
y que nadie diría si yo no las dijera.
Amiga, no te mueras.
Yo soy el que te espera en la estrellada noche.
El que bajo el sangriento sol poniente te espera.
Miro caer los frutos en la tierra sombría.
Miro bailar las gotas del rocío en las hierbas.
En la noche al espeso perfume de las rosas,
cuando danza la ronda de las sombras inmensas.
Bajo el cielo del Sur, el que te espera cuando
el aire de la tarde como una boca besa.
Amiga, no te mueras.
Yo soy el que cortó las guirnaldas rebeldes
para el lecho selvático fragante a sol y a selva.
El que trajo en los brazos jacintos amarillos.
Y rosas desgarradas. Y amapolas sangrientas.
El que cruzó los brazos por esperarte, ahora.
El que quebró sus arcos. El que dobló sus flechas.
Yo soy el que en los labios guarda sabor de uvas.
Racimos refregados. Mordeduras bermejas.
El que te llama desde las llanuras brotadas.
Yo soy el que en la hora del amor te desea.
El aire de la tarde cimbra las ramas altas.
Ebrio, mi corazón. bajo Dios, tambalea.
El río desatado rompe a llorar y a veces
se adelgaza su voz y se hace pura y trémula.
Retumba, atardecida, la queja azul del agua.
Amiga, no te mueras!
Yo soy el que te espera en la estrellada noche,
sobre las playas áureas, sobre las rubias eras.
El que cortó jacintos para tu lecho, y rosas.
Tendido entre las hierbas yo soy el que te espera!
BELLA
BELLA,
como en la piedra fresca
del manantial, el agua
abre un ancho relámpago de espuma,
así es la sonrisa en tu rostro,
bella.
Bella,
de finas manos y delgados pies
como un caballito de plata,
andando, flor del mundo,
así te veo,
bella.
Bella,
con un nido de cobre enmarañado
en tu cabeza, un nido
color de miel sombría
donde mi corazón arde y reposa,
bella.
Bella,
no te caben los ojos en la cara,
no te caben los ojos en la tierra.
Hay países, hay ríos
en tus ojos,
mi patria está en tus ojos,
yo camino por ellos,
ellos dan luz al mundo
por donde yo camino,
bella.
Bella,
tus senos son como dos panes hechos
de tierra cereal y luna de oro,
bella.
Bella,
tu cintura
la hizo mi brazo como un río cuando
pasó mil años por tu dulce cuerpo,
bella.
Bella,
no hay nada como tus caderas,
tal vez la tierra tiene
en algún sitio oculto
la curva y el aroma de tu cuerpo,
tal vez en algún sitio,
bella.
Bella, mi bella,
tu voz, tu piel, tus uñas
bella, mi bella,
tu ser, tu luz, tu sombra,
bella,
todo eso es mío, bella,
todo eso es mío, mía,
cuando andas o reposas,
cuando cantas o duermes,
cuando sufres o sueñas,
siempre,
cuando estás cerca o lejos,
siempre,
eres mía, mi bella,
siempre.
MARIO BENEDETTI
Benedetti fue un
escritor y poeta
uruguayo
integrante de la
Generación del
'45. Es autor de
libros como La
Tregua y Gracias
por el fuego, entre
otros. Corazón coraza, Currículum, Defensa de la
alegría, El Sur también existe, Hagamos un trato,
Los formales y el frío, No te salves, Táctica y
estrategia y Viceversa son algunos de sus poemas
más famosos. Su lenguaje sencillo, para que sus
obras puedan ser accesibles a todo el mundo,
además de combinar con su propia personalidad,
tiene defensores y detractores.
AMOR DE TARDE
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.
DEFENSA DE LA ALEGRÍA
Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.
RUBÉN DARÍO
Nacido como Félix Rubén
García Sarmiento en Nicaragua
en 1867, es hoy mundialmente
conocido por su seudónimo:
Rubén Darío. Referente del
modernismo en nuestro idioma
por su obra "Azul...", en sus
poemas se perciben fuertes
influencias de escritores
franceses. Fue también
representante de su país en el
exterior ostentando distintos
cargos, haciéndose evidente su compromiso
sociopolítico también en sus obras como en "A
Colón". Son otras obras fundamentales "Sonatina",
"Lo fatal" y "Canción de otoño en primavera".
LA ROSA NIÑA
Cristal, oro y rosa. Alba en Palestina.
Salen los tres reyes de adorar al rey,
flor de infancia llena de una luz divina
que humaniza y dora la mula y el buey.
Baltasar medita, mirando la estrella
que guía en la altura. Gaspar sueña en
la visión sagrada. Melchor ve en aquella
visión la llegada de un mágico bien.
Las cabalgaduras sacuden los cuellos
cubiertos de sedas y metales. Frío
matinal refresca belfos de camellos
húmedos de gracia, de azul y rocío.
Las meditaciones de la barba sabia
van acompasando los plumajes flavos,
los ágiles trotes de potros de Arabia
y las risas blancas de negros esclavos.
¿De dónde vinieron a la Epifanía?
¿De Persia? ¿De Egipto? ¿De la India? Es en vano
cavilar. Vinieron de la luz, del Día,
del Amor. Inútil pensar, Tertuliano.
El fin anunciaban de un gran cautiverio
y el advenimiento de un raro tesoro.
Traían un símbolo de triple misterio,
portando el incienso, la mirra y el oro.
En las cercanías de Belén se para
el cortejo. ¿A causa? A causa de que
una dulce niña de belleza rara
surge ante los magos, todo ensueño y fe.
¡Oh, reyes! ?les dice?. Yo soy una niña
que oyó a los vecinos pastores cantar,
y desde la próxima florida campiña
miró vuestro regio cortejo pasar.
Yo sé que ha nacido Jesús Nazareno,
que el mundo está lleno de gozo por El,
y que es tan rosado, tan lindo y tan bueno,
que hace al sol más sol, y a la miel más miel.
Aún no llega el día... ¿Dónde está el establo?
Prestadme la estrella para ir a Belén.
No tengáis cuidado que la apague el diablo,
con mis ojos puros la cuidaré bien.
Los magos quedaron silenciosos. Bella
de toda belleza, a Belén tornó
la estrella y la niña, llevada por ella
al establo, cuna de Jesús, entró.
Pero cuando estuvo junto a aquel infante,
en cuyas pupilas miró a Dios arder,
se quedó pasmada, pálido el semblante,
porque no tenía nada que ofrecer.
La Madre miraba a su niño lucero,
las dos bestias buenas daban su calor;
sonreía el santo viejo carpintero,
la niña estaba temblando de amor.
Allí había oro en cajas reales,
perfumes en frascos de hechura oriental,
incienso en copas de finos metales,
y quesos, y flores, y miel de panal.
Se puso rosada, rosada, rosada...
ante la mirada del niño Jesús.
(Felizmente que era su madrina un hada,
de Anatole France o el doctor Mardrús).
¡Qué dar a ese niño, qué dar sino ella!
¿Qué dar a ese tierno divino Señor?
Le hubiera ofrecido la mágica estrella,
la de Baltasar, Gaspar y Melchor...
Mas a los influjos del hada amorosa,
que supo el secreto de aquel corazón,
se fue convirtiendo poco a poco en rosa,
en rosa más bella que las de Sarón.
La metamorfosis fue santa aquel día
(la sombra lejana de Ovidio aplaudía),
pues la dulce niña ofreció al Señor,
que le agradecía y le sonreía,
en la melodía de la Epifanía,
su cuerpo hecho pétalos y su alma hecha olor.
TÚ Y YO
I
Yo vi un ave
que süave
sus cantares
entonó
y voló...
Y a lo lejos,
los reflejos
de la luna en alta cumbre
que, argentando las espumas
bañaba de luz sus plumas
de tisú...
¡y eras tú!
Y vi un alma
que, sin calma,
sus amores
cantaba en tristes rumores;
y su ser
conmover
a las rocas parecía;
miró la azul lejanía...
tendió la vista anhelante,
suspiró, y cantando amante
prosiguió...
¡y era
yo!
II
¿Viste triste sol?
Tan triste como él,
¡sufro mucho yo!
Yo en una doncella
mi estrella miré...
Y dile, amante,
constante fe.
Pero ingrata olvidóme,
y no sabe que padezco
cual no puede nunca, nunca
comprender...
¡Que mi pecho
no suspira,
ni mi lira
tiene acordes
de placer!
Yo vi en la noche
plácida luna
que en la laguna
se retrató;
y vi una nube,
que allá en el cielo,
con denso velo
la obscureció.
Yo vi a la aurora,
bañada en rosa,
dorar la hermosa
faz de la mar...
Y vi los rayos
de un sol ardiente
que rudamente
borraron luego,
con rojo fuego,
su bella faz...
Así vi que bella
naciera en un día,
con dulce alegría,
la aurora luciente
de un plácido amor;
¡mas hoy yo contemplo,
no más en mi vida,
de negro vestida,
la estatua tremenda
de amargo dolor!
¡Hoy sólo me complace
oír la queja amarga,
que al cielo envía tierna
la tórtola del monte
con moribundo son!
Sentir cómo susurra
la brisa entre las hojas...
¡Mirar el arroyuelo
que al eco de la selva
confunde su rumor!
Canto cuando las estrellas
esparcen su claridad:
cuando argentan las espumas;
¡las espumas de la mar!
Canto cuando el ancho río
murmurando triste va...
Cuando el ruiseñor encanta
¡con su arpegio celestial!
Y al ronco mugir de las olas;
la noche con su lobreguez;
y el trueno que silva en los aires,
¡me encanta y embriaga a la vez!
Me place lo triste y lo alegre;
me gusta la selva y el mar,
y a todos saludo contento...
¡Y algunos se ríen al verme!...
Y, a veces, ¡me pongo a llorar!
Yo adoré a una mujer con el fuego
de mi joven y audaz corazón:
mas ya he dicho que aquélla olvidóme,
y que vivo en tremendo dolor.
¿Estoy loco? No sé: lo que siento,
no lo puedo jamás explicar.
Es un rudo y feroce tormento...
Nada más; nada más... ¡nada más!
¿Qué soy? ¡Gota de agua desprendida
del raudal turbulento de la vida!
Soy... algo doloroso cual lamento...
Arista débil que arrebata el viento!
Soy ave de los bosques solitaria!...
Deshojada y marchita pasionaria!...
Pasionaria, ave, arista, llanto, espuma...
¡perdido de este mundo entre la bruma!
¡Felices aquellos que nunca han amado!
¡Felices!... ¡Felices que no han apurado
el cáliz terrible de un fiero dolor!
Y ¿qué es el amor?
¿Amor?... Germen fecundo de la dolencia humana...
Origen venturoro de sin igual placer...
con algo de la tarde y algo de la mañana...
¡Con algo de la dicha y algo del padecer!
¿No veis a la luna, que brilla fulgente en el cielo?
¿No oís del arroyo el süave y callado rumor?
¡Pues eso que brinda la luna tranquila, es consuelo!
¡Pues eso que dice el arroyo en el bosque, es amor!
¡Y amé! Tal vez mi vida no fuera dolorosa
si hubiera conservado por siempre mi niñez,
si nunca hubiera visto los ojos de una hermosa,
lo rojo de sus labios, lo blanco de su tez!
¡Felices aquellos que nunca han amado!
¡Felices!... ¡Felices que no han apurado
el cáliz terrible de un fiero dolor!
¡Qué amargo es el amor!
¡Qué amargo es el amor! ¡Así exclamando,
yo cruzaré el desierto de mi vida,
mostrando a todos mi profunda herida,
que lágrimas y sangre está manando!
Y al compás de canciones sombrías,
cantaré de mi amor la memoria...
Y sin gloria,
llorando siempre, pasaré mis días
¡entre polvo, entre lodo, entre escoria!
Y al ronco mugir de las olas;
la noche con su lobreguez;
y el trueno que silva en los aires,
serán mi tormento también.
Me place lo triste y lo alegre:
me gusta la selva y el mar...
Yo siempre estaréme contento;
y algunos, reirán al mirarme,
¡y a veces, pondréme a llorar!
Cantaré si el ancho río
murmurando triste va;
si el ruiseñor me encantare
con su arpegio celestial;
cuando mire a las estrellas
esparcir su claridad
sobre las peñas negruzcas
y las espumas del mar.
¿Por qué?... Porque sin amor,
vuelan dolientes, sin calma,
las avecillas del alma
entre el viento del dolor.
¡Daré dulces canciones
a los fugaces vientos,
para que entre sus alas
las lleven lejos, lejos,
del mundo hasta el confín!
Iréme a las montañas...
iréme a los oteros...
y allí tal vez, ¡Dios santo!,
tal vez seré feliz.
¡Y en las alas del viento,
oirá mis canciones
la ingrata!... La ingrata
a quien adoré.
Aquélla que rióse
de ver mi desgracia...
Aquélla a quien dile
mi amor y mi fe!
¡Triste es la noche!
Triste es la selva...
Y del arroyo
lo es el rumor;
pero es más triste
que el arroyuelo
y que la noche,
mi corazón.
Mis acentos, en los vientos
cual lamentos moribundos
sonarán, como el eco
que en el hueco del árbol seco,
tiernos forman los Favonios
al pasar.
¡Aprendan los bardos
mi historia de amor;
y cántela todo
el que es Trovador!
¿Viste triste sol?
¡Tan triste como él,
sufro mucho yo!
GUSTAVO ADOLFO
BÉCQUER
Este poeta español, uno de los
últimos representantes del
Romanticismo del siglo XIX,
cobró reconocimiento luego de
su muerte cuando vieron la luz muchas de sus
obras. Un claro ejemplo fue su libro "Rimas", que se
perdió en 1868 y gracias a su memoria y las
publicaciones donde algunas ya habían aparecido,
pudo reconstruir su obra más famosa, que terminó
lanzándose junto a sus "Leyendas" en 1871, a un año
de su desaparición física, como gesto de sus amigos
para ayudar a su familia.
RIMA LII
Olas gigantes que os rompéis bramando
en las playas desiertas y remotas,
envuelto entre la sábana de espumas,
¡llevadme con vosotras!
Ráfagas de huracán que arrebatáis
del alto bosque las marchitas hojas,
arrastrado en el ciego torbellino,
¡llevadme con vosotras!
Nube de tempestad que rompe el rayo
y en fuego ornáis las sangrientas orlas,
arrebatado entre la niebla oscura,
¡llevadme con vosotras!.
Llevadme, por piedad, a donde el vértigo
con la razón me arranque la memoria.
¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme
con mi dolor a solas!.
RIMA LXIII
Como enjambre de abejas irritadas,
de un oscuro rincón de la memoria
salen a perseguirme los recuerdos
de las pasadas horas.
Yo los quiero ahuyentar. ¡Esfuerzo inútil!
Me rodean, me acosan,
y unos tras otros a clavarme vienen
el agudo aguijón que el alma encona.
Federico García Lorca
Este poeta español, miembro de la
mítica Generación del 27, es el
mayor referente de la literatura
española del siglo XX. También
escribió numerosas obras de
teatro, género en el que también se lo considera
autoridad e ícono del siglo pasado, destacándose
Bodas de sangre y La casa de Bernarda Alba. Fue
asesinado en Granada durante la Guerra Civil
Española por su condición de republicano y
homosexual. Entre sus poemas podemos encontrar
Gacela de la terrible presencia, Alba, Alma
ausente, La casada infiel, Muerto de amor y Ciudad
sin sueño.
CANCIÓN PRIMAVERAL
I
Salen los niños alegres
De la escuela,
Poniendo en el aire tibio
Del abril, canciones tiernas.
¡Que alegría tiene el hondo
Silencio de la calleja!
Un silencio hecho pedazos
por risas de plata nueva.
II
Voy camino de la tarde
Entre flores de la huerta,
Dejando sobre el camino
El agua de mi tristeza.
En el monte solitario
Un cementerio de aldea
Parece un campo sembrado
Con granos de calaveras.
Y han florecido cipreses
Como gigantes cabezas
Que con órbitas vacías
Y verdosas cabelleras
Pensativos y dolientes
El horizonte contemplan.
¡Abril divino, que vienes
Cargado de sol y esencias
Llena con nidos de oro
Las floridas calaveras!
GACELA DEL AMOR
IMPREVISTO
Nadie comprendía el perfume
de la oscura magnolia de tu vientre.
Nadie sabía que martirizabas
un colibrí de amor entre los dientes.
Mil caballitos persas se dormían
en la plaza con luna de tu frente,
mientras que yo enlazaba cuatro noches
tu cintura, enemiga de la nieve.
Entre yeso y jazmines, tu mirada
era un pálido ramo de simientes.
Yo busqué, para darte, por mi pecho
las letras de marfil que dicen siempre.
Siempre, siempre: jardín de mi agonía,
tu cuerpo fugitivo para siempre,
la sangre de tus venas en mi boca,
tu boca ya sin luz para mi muerte.
GARCILASO DE LA
VEGA
Garcilaso de la Vega, uno de los
más grandes exponentes del Siglo
de Oro español, nació en Toledo
alrededor del año 1496 y falleció
en Niza en el año 1536. De crianza
noble, se implicó en la política
castellana desde muy joven.
Participó de varias batallas, tanto militares como
políticas, bajo el mando del emperador Carlos I, a
quien acompañó a Bolonia para su coronación. Un
año más tarde, por razones que no han sido
desveladas, de la Vega fue desterrado dos veces,
siendo Nápoles su última residencia conocida. El
suelo francés vio sus últimos días, ya que las
heridas que sufrió en un enfrentamiento en
Provenza, lo llevaron a morir a la ciudad de Niza,
probablemente sin siquiera haber cumplido
cuarenta años.
Se supone que toda la obra de este excelente poeta,
la cual incluye cuarenta sonetos y siete coplas
castellanas, fue escrita entre los años 1526 y 1535.
Casi una década después de su fallecimiento, sus
escritos fueron publicados por primera vez, sin
gozar de su propio espacio, en el libro titulado "Las
obras de Boscán con algunas de Garcilaso de la
Vega". Aunque no existen pruebas de que se
conociese su faceta artística antes de esta edición,
dado su inconmensurable talento y la innovación
que impulsaban sus versos, esto es bastante
probable.
SONETO XXXI
Dentro de mi alma fue de mí engendrado
un dulce amor, y de mi sentimiento
tan aprobado fue su nacimiento
como de un solo hijo deseado;
mas luego de él nació quien ha estragado
del todo el amoroso pensamiento:
que en áspero rigor y en gran tormento
los primeros deleites ha tornado.
¡Oh crudo nieto, que das vida al padre,
y matas al abuelo! ¿por qué creces
tan disconforme a aquel de que has nacido?
¡Oh, celoso temor! ¿a quién pareces?
¡que la envidia, tu propia y fiera madre,
se espanta en ver el monstruo que ha parido!
SONETO X
¡Oh dulces prendas, por mí mal halladas,
dulces y alegres cuando Dios quería,
Juntas estáis en la memoria mía,
y con ella en mi muerte conjuradas!
¿Quién me dijera, cuando las pasadas
horas que en tanto bien por vos me vía,
que me habiáis de ser en algún día
con tan grave dolor representadas?
Pues en una hora junto me llevastes
todo el bien que por términos me distes,
lleváme junto el mal que me dejastes;
si no, sospecharé que me pusistes
en tantos bienes, porque deseastes
verme morir entre memorias tristes
EDGAR ALLAN POE
Poeta, novelista y ensayista
norteamericano nacido en
Boston en 1809.
Huérfano desde pequeño, fue
adoptado por un rico
comerciante de quien heredó el
apellido Allan. Durante cinco
años vivió con sus padres en Inglaterra donde fue
internado en un colegio privado. A partir de 1820,
de regreso a Estados Unidos, su carácter
melancólico y rebelde, sumado a la afición por el
alcohol, se convirtieron en un obstáculo para que
sus padres adoptivos pudieran facilitarle el
complemento a la educación que deseaban para él.
En 1831, ante la ruptura total con sus padres, se
trasladó definitivamente
a Baltimore donde publicó "Poemas", seguido de su
primer triunfo como escritor, "Manuscrito
encontrado en una botella".
Entre sus poemas más famosos
figuran "Leonore" en 1831,"El cuervo" en
1845, "Annabel Lee" en 1849 y "Las campanas" en
1849. Su mayor producción literaria está contenida
en numerosos cuentos y novelas de corte policíaco
que lo llevaron a la fama.
Falleció en Baltimore en octubre de 1849.
EL VALLE DE LA INQUIETUD
HUBO aquí un valle antaño, callado y sonriente,
donde nadie habitaba:
partiéronse las gentes a la guerra,
dejando a los luceros, de ojos dulces,
que velaran, de noche, desde azuladas torres,
las flores, y en el centro del valle, cada día,
la roja luz del sol se posaba, indolente.
Mas ya quien lo visite advertiría
la inquietud de ese valle melancólico.
No hay en él nada quieto,
sino el aire, que ampara
aquella soledad de maravilla.
¡Ah! Ningún viento mece aquellos árboles,
que palpitan al modo de los helados mares
en torno de las Hébridas brumosas.
¡Ah! Ningún viento arrastra aquellas nubes,
que crujen levemente por el cielo intranquilo,
turbadas desde el alba hasta la noche,
sobre las violetas que allí yacen,
como ojos humanos de mil suertes,
sobre ondulantes lirios,
que lloran en las tumbas ignoradas.
Ondulan, y de sus fragantes cimas
cae eterno rocío, gota a gota.
Lloran, y por sus tallos delicados,
como aljófar, van lágrimas perennes.
LA DURMIENTE
Era la medianoche, en junio, tibia, bruna.
Yo estaba bajo un rayo de la mística luna,
Que de su blanco disco como un encantamiento
Vertía sobre el valle un vapor soñoliento.
Dormitaba en las tumbas el romero fragante,
Y al lago se inclinaba el lirio agonizante,
Y envueltas en la niebla en el ropaje acuoso,
Las ruinas descansaban en vetusto reposo.
¡Mirad! También el lago semejante al Leteo,
Dormita entre las sombras con lento cabeceo,
Y del sopor consciente despertarse no quiere
Para el mundo que en torno lánguidamente muere
Duerme toda belleza y ved dónde reposa
Irene, dulcemente, en calma deleitosa.
Con la ventana abierta a los cielos serenos,
De claros luminares y de misterios llenos.
¡Oh, mi gentil señora, ¿no te asalta el espanto?
¿Por qué está tu ventana, así, en la noche abierta?
Los aires juguetones desde el bosque frondoso,
Risueños y lascivos en tropel rumoroso
Inundan tu aposento y agitan la cortina
Del lecho en que tu hermosa cabeza se reclina,
Sobre los bellos ojos de copiosas pestañas,
Tras los que el alma duerme en regiones extrañas,
Como fantasmas tétricos, por el sueño y los muros
Se deslizan las sombras de perfiles oscuros.
Oh, mi gentil señora, ¿no te asalta el espanto?
¿Cuál es, di, de tu ensueño el poderoso encanto?
Debes de haber venido de los lejanos mares
A este jardín hermoso de troncos seculares.
Extraños son, mujer, tu palidez, tu traje,
Y de tus largas trenzas el flotante homenaje;
Pero aún es más extraño el silencio solemne
En que envuelves tu sueño misterioso y perenne.
La dama gentil duerme. ¡Que duerman para el
mundo!
Todo lo que es eterno tiene que ser profundo.
El cielo lo ha amparado bajo su dulce manto,
Trocando este aposento por otro que es más santo,
Y por otro más triste, el lecho en que reposa.
Yo le ruego al Señor, que con mano piadosa,
La deje descansar con sueño no turbado,
Mientras que los difuntos desfilan por su lado.
Ella duerme, amor mío. ¡Oh!, mi alma le desea
Que así como es eterno, profundo el sueño sea;
Que los viles gusanos se arrastren suavemente
En torno de sus manos y en torno de su frente;
Que en la lejana selva, sombría y centenaria,
Le alcen una alta tumba tranquila y solitaria
Donde flotan al viento, altivos y triunfales,
De su ilustre familia los paños funerales;
Una lejana tumba, a cuya puerta fuerte
Piedras tiró, de niña, sin temor a la muerte,
Y a cuyo duro bronce no arrancará más sones,
Ni los fúnebres ecos de tan tristes mansiones
¡Qué triste imaginarse pobre hija del pecado.
Que el sonido fatídico a la puerta arrancado,
Y que quizá con gozo resonara en tu oído,
de la muerte terrífica era el triste gemido!
JOHN MILTON
John Milton nació el 9
de diciembre de 1608 en
Londres (Inglaterra) en
el seno de una
adinerada familia. Hijo
de Sarah Jeffrey y del
compositor y escribano
John Milton Sr.
Falleció el 8 de noviembre de 1674. Tenía 66 años.
EL PARAÍSO PERDIDO
Canta celeste Musa la primera desobediencia del
hombre.
Y el fruto de aquel árbol prohibido cuyo funesto
manjar
Trajo la muerte al mundo y todos nuestros males
Con la pérdida del Edén, hasta que un Hombre, más
grande,
Reconquistó para nosotros la mansión
bienaventurada.
En la secreta cima del Oreb o del Sinaí tú inspiraste
A aquel pastor que fue el primero en enseñar a la
escogida grey
Cómo en su principio salieron del caos los cielos y la
tierra;
Y si te place más la colina de Sión o el arroyo de
Siloé
Que se deslizaba rápido junto al oráculo de Dios,
Allí invocaré tu auxilio en favor de mi osado canto;
Que no con débil vuelo pretendo remontarme
Sobre el monte Aonio al empeñarme en un asunto
Que ni en prosa ni en verso nadie intentó jamás.
Y tú singularmente ¡Oh Espíritu! que prefieres
A todos los templos un corazón recto y puro,
Inspírame tu sabiduría. Tú estabas presente desde
el principio
Y desplegando como una paloma tus poderosas alas
Cubriste el vasto abismo haciéndolo fecundo,
Ilumina mi oscuridad; realza y alienta mi bajeza
Para que desde la altura de este gran propósito
Pueda glorificar a la Providencia eterna
Justificando las miras de Dios para con los
hombres.
Di ante todo, ya que ni la celestial esfera
Ni la profunda extensión del infierno ocultan nada
a tu vista,
Di qué causa movió a nuestros primeros padres,
Tan favorecidos del cielo en su feliz estado,
A separarse de su Creador e incurrir en la única
prohibición
Que les impuso siendo señores del mundo todo.
¿Quién fue el primero que los incitó a su infame
rebelión?
La infernal Serpiente. Ella con su malicia animada
Por la envidia y el deseo de venganza
Engañó a la Madre del género humano.
Por su orgullo había sido arrojada del cielo
Con toda su hueste de ángeles rebeldes
Y con el auxilio de éstos, no bastándole eclipsar
La gloria de sus próceres, confiaba en igualarse
Al Altísimo si el Altísimo se le oponía.
SONETO XIX. CUANDO PIENSO
CÓMO MI LUZ SE AGOTA
Cuando pienso cómo mi luz se agota
Tan pronto en este oscuro y ancho mundo
Y ese talento que es la muerte esconder
Alojado en mí, inútil; aunque mi alma se ha
inclinado
Para servir así a mi Creador, y presentarle
Mis culpas y ganar su aprecio
¿Qué trabajo el mandaría ya que me negó la luz?
Pregunto afectuosamente. Pero la paciencia, para
prevenir
Ese murmullo, pronto responde: "Dios no necesita
Ni la obra del hombre ni sus dones: quienes mejor
Soporten su leve yugo mejor le sirven. Su mandato
Es noble; miles se apresuran a su llamada
Y recorren tierra y mar sin descanso.
Pero también le sirven quienes solo están de pie y
esperan.
CHARLES
BAUDELAIRE
Charles Pierre Baudelaire (9 de
abril de 1821 - 31 de
agosto de 1867) fue
un poeta,crítico de
arte y traductor francés. Paul
Verlaine lo incluyó entre
los poetas malditos, debido a su
vida de bohemia y excesos, y a la
visión del mal que impregna
suobra.Barbey d'Aurevilly,
periodista y escritor francés, dijo de él que
fue el Dante de una época decadente. Fue el poeta
de mayor impacto en el simbolismo francés. Las
influencias más importantes sobre él
fueron Théophile Gautier, Joseph de Maistre (de
quien dijo que le había enseñado a pensar) y, en
particular, Edgar Allan Poe, a quien tradujo
extensamente.
TRISTEZAS DE LA LUNA
Esta noche la luna sueña con más pereza,
Cual si fuera una bella hundida entre cojines
Que acaricia con mano discreta y ligerísima,
Antes de adormecerse, el contorno del seno.
Sobre el dorso de seda de deslizantes nubes,
Moribunda, se entrega a prolongados éxtasis,
Y pasea su mirada sobre visiones blancas,
Que ascienden al azul igual que floraciones.
Cuando sobre este globo, con languidez ociosa,
Ella deja rodar una furtiva lágrima,
Un piadoso poeta, enemigo del sueño,
De su mano en el hueco, coge la fría gota
como un fragmento de ópalo de irisados reflejos.
Y la guarda en su pecho, lejos del sol voraz.
EL LOCO Y LA VENUS
¡Qué admirable día! El vasto parque desmaya ante
la mirada abrasadora del Sol, como la juventud
bajo el dominio del Amor.
El éxtasis universal de las cosas no se expresa por
ruido ninguno; las mismas aguas están como
dormidas. Harto diferente de las fiestas humanas,
ésta es una orgía silenciosa.
Diríase que una luz siempre en aumento da a las
cosas un centelleo cada vez mayor; que las flores
excitadas arden en deseos de rivalizar con el azul
del cielo por la energía de sus colores, y que el calor,
haciendo visibles los perfumes, los levanta hacia el
astro como humaredas.
Pero entre el goce universal he visto un ser afligido.
A los pies de una Venus colosal, uno de esos locos
artificiales, uno de esos bufones
voluntarios que se encargan de hacer reír a los
reyes cuando el remordimiento o el hastío los
obsesiona, emperejilado con un traje brillante y
ridículo, con tocado de cuernos y cascabeles,
acurrucado junto al pedestal, levanta los ojos
arrasados en lágrimas hacia la inmortal diosa.
Y dicen sus ojos: Soy el último, el más solitario de
los seres humanos, privado de amor y de amistad;
soy inferior en mucho al animal más imperfecto.
Hecho estoy, sin embargo, yo también, para
comprender y sentir la inmortal belleza. ¡Ay!
¡Diosa! ¡Tened piedad de mi tristeza y de mi
delirio!»
ARTHUR RIMBAUD
Poeta francés nacido en
Charleville en 1854.
Mostró desde pequeño un gran
talento para la literatura.
Muy joven
se trasladó a Paris donde trabó
amistad con importantes
poetas de la época,
especialmente con Paul
Verlaine con quien sostuvo
una tormentosa relación
amorosa que terminó dos años
después a raíz de serias
disputas entre ambos. De esta época datan las
primeras publicaciones "El barco borracho" en 1871
y "Una temporada en el infierno" en 1873.
Su obra, de marcado tono simbolista, está
profundamente influida por Baudelaire, por su
interés en el ocultismo, en la religión y en la
exploración sobre el subconsciente individual.
La vida licenciosa lo obligó a dejar por algún
tiempo la poesía, viajó por Europa, se dedicó al
comercio en el
EL ÁNGEL Y EL NIÑO
El nuevo año ha consumido ya la luz del primer
día;
luz tan agradable para los niños, tanto tiempo
esperada y tan pronto olvidada,
y, envuelto en sueño y risa, el niño adormecido se
ha callado...
Está acostado en su cuna de plumas; y el sonajero
ruidoso calla, junto a él, en el suelo.
Lo recuerda y tiene un sueño feliz:
tras los regalos de su madre, recibe los de los
habitantes del cielo.
Su boca se entreabre, sonriente, y parece que sus
labios entornados invocan a Dios.
Junto a su cabeza, un ángel aparece inclinado:
espía los susurros de un corazón inocente y, como
colgado de su propia imagen,
contempla esta cara celestial: admira sus mejillas,
su frente serena, los gozos de su alma,
esta flor que no ha tocado el Mediodía :
«¡Niño que a mí te pareces, vente al cielo conmigo!
Entra en la morada divina;
habita el palacio que has visto en tu sueño;
¡eres digno! ¡Que la tierra no se quede ya con un hijo
del cielo!
Aquí abajo, no podemos fiamos de nadie; los
mortales no acarician nunca con dicha sincera;
incluso del olor de la flor brota un algo amargo;
y los corazones agitados sólo gozan de alegrías
tristes;
nunca la alegría reconforta sin nubes y una
lágrima luce en la risa que duda.
¿Acaso tu frente pura tiene que ajarse en esta vida
amarga, las preocupaciones turbar
los llantos de tus ojos color cielo y la sombra del
ciprés dispersar las rosas de tu cara?
¡No ocurrirá! te llevaré conmigo a las tierras
celestes,
para que unas tu voz al concierto de los habitantes
del cielo.
Velarás por los hombres que se han quedado aquí
abajo.
¡Vamos! Una Divinidad rompe los lazos que te atan
a la vida.
¡Y que tu madre no se vele con lúgubre luto;
que no mire tu féretro con ojos diferentes de los que
miraban tu cuna;
que abandone el entrecejo triste y que tus funerales
no entristezcan su cara,
sino que lance azucenas a brazadas,
pues para un ser puro su último día es el más
bello!»
De pronto acerca, leve, su ala a la boca rosada...
y lo siega, sin que se entere, acogiendo en sus alas
azul cielo el alma del niño,
llevándolo a las altas regiones, con un blando
aleteo.
Ahora, el lecho guarda sólo unos miembros
empalidecidos, en los que aún hay belleza,
pero ya no hay un hálito que los alimente y les dé
vida.
Murió... Mas en sus labios, que los besos perfuman
aún, se muere la risa,
y ronda el nombre de su madre;
y según se muere, se acuerda de los regalos del año
que nace.
Se diría que sus ojos se cierran, pesados, con un
sueño tranquilo.
Pero este sueño, más que nuevo honor de un
mortal,
rodea su frente de una luz celeste desconocida,
atestiguando que ya no es hijo de la tierra, sino
criatura del Cielo.
¡Oh! con qué lágrimas la madre llora a su muerto
¡cómo inunda el querido sepulcro con el llanto que
mana!
Mas, cada vez que cierra los ojos para un dulce
sueño,
le aparece, en el umbral rosa del cielo, un ángel
pequeñito que disfruta
llamando a la dulce madre que sonríe al que sonríe.
De pronto, resbalando en el aire, en tomo a la
madre extrañada,
revolotea con sus alas de nieve
y a sus labios delicados une sus labios divinos.
PRIMERA VELADA
Desnuda, casi desnuda;
y los árboles cotillas
a la ventana arrimaban,
pícaros, su fronda pícara.
Asentada en mi sillón,
desnuda, juntó las manos.
Y en el suelo, trepidaban,
de gusto, sus pies, tan parvos.
-Vi cómo, color de cera,
un rayo con luz de fronda
revolaba por su risa
y su pecho -en la flor, mosca ,
-Besé sus finos tobillos.
Y estalló en risa, tan suave,
risa hermosa de cristal.
desgranada en claros trinos...
Bajo el camisón, sus pies
-¡Basta, basta!» -se escondieron.
-¡La risa, falso castigo
del primer atrevimiento!
Trémulos, pobres, sus ojos
mis labios besaron, suaves:
-Echó, cursi, su cabeza
hacia atrás: «Mejor, si cabe...!
Caballero, dos palabras...»»
-Se tragó lo que faltaba
con un beso que le hizo
reírse... ¡qué a gusto estaba!
-Desnuda, casi desnuda;
y los árboles cotillas
a la ventana asomaban,
pícaros, su fronda pícara.
PAUL VERLAINE
Poeta francés nacido en
Metz en en 1844.
Cursó estudios en el Liceo
Bonaparte de Paris, y muy
pronto, atraído por la
lectura de Baudelaire,
trabó amistad con los
poetas del grupo
parnasiano liderado por
Leconte de Lisle. Con los
primeros libros de
poemas, "Poemas
saturnianos" 1866, "Fiestas
galantes" 1869, y "La buena canción" 1870, se dio a
conocer como poeta y empezó a ejercer gran
influencia en los círculos literarios.
MI SUEÑO
Sueño a menudo el sueño sencillo y penetrante
de una mujer ignota que adoro y que me adora,
que, siendo igual, es siempre distinta a cada hora
y que las huellas sigue de mi existencia errante.
Se vuelve transparente mi corazón sangrante
para ella, que comprende lo que mi mente añora;
ella me enjuga el llanto del alma cuando llora
y lo perdona todo con su sonrisa amante.
¿Es morena ardorosa? ¿Frágil rubia? Lo ignoro.
¿Su nombre? Lo imagino por lo blando y sonoro,
el de virgen de aquellas que adorando murieron.
Como el de las estatuas es su mirar de suave
y tienen los acordes de su voz, lenta y grave,
un eco de las voces queridas que se fueron...
SOÑÉ CONTIGO ESTA NOCHE...
Soñé contigo esta noche:
Te desfallecías de mil maneras
Y murmurabas tantas cosas...
Y yo, así como se saborea una fruta
Te besaba con toda la boca
Un poco por todas partes, monte, valle, llanura.
Era de una elasticidad,
De un resorte verdaderamente admirable:
Dios... ¡Qué aliento y qué cintura!
Y tú, querida, por tu parte,
Qué cintura, qué aliento y
Qué elasticidad de gacela...
Al despertar fue, en tus brazos,
Pero más aguda y más perfecta,
¡Exactamente la misma fiesta!
WILLIAM BLAKE
Poeta, pintor y filósofo inglés
nacido en Londres en 1757.
Desde muy pequeño tomó cursos
de dibujo y grabado en las
escuelas de Henry Pars y James
Basire, explorando al mismo
tiempo el campo literario con la
lectura de grandes poetas y
escritores de la época.
La marcada tendencia mística, producto de sus
alucinaciones,
quedó claramente expresada en su obra pictórica y
poética,
tal como se observa en su primera colección de
poemas publicados en 1783 como "Poetical
Sketches". Con la "Canción de inocencia" en 1789
y "Canciones de experiencia" en 1794, el poeta quiso
reafirmar su creencia sobre la fuerza creativa de
la imaginación humana frente a la razón.
Entre 1793 y 1818, escribió un conjunto de poemas
breves y una obra satírica, "Una isla en la luna",
referente a su niñez.
Falleció en medio de la pobreza en agosto de 1827.
ALEGRÍA
"No poseo nombre:
pero nací hace dos días."
¿Cómo te llamaré?
"Soy feliz.
Me llamo alegría."
¡Que el dulce júbilo sea contigo!
¡Bonita alegría!
Dulce alegría, de apenas dos días,
te llamo dulce alegría:
así tú sonríes,
mientras yo canto.
¡Que el dulce júbilo sea contigo!
CANTO PARA ACUNAR
Dulces sueños, formad una pantalla
Sobre la linda cabeza de mi niño;
dulces sueños de agradables corrientes
bajo rayos de luna felices y silenciosos.
Dulce sueño, que tus cejas tejan
con suave felpa una corona infantil;
dulce sueño, Ángel terso,
fluctúa sobre mi niño dichoso.
Dulces sonrisas, durante la noche
meceos sobre mi encanto;
dulces sonrisas, sonrisas de Madre,
cautivad la noche interminable.
Dulces lamentos, suspiros de paloma,
no alejéis el letargo de tus ojos,
dulces lamentos, sonrisas aún más dulces,
cautivad todos los lamentos de paloma.
Duerme, duerme, niño afortunado,
que toda la creación duerme y sonríe;
duerme, duerme felices sueños,
mientras tu madre llora sobre ti.
Dulce bebé, en tu rostro
puedo discernir la santa imagen;
dulce bebé, otrora como tú
yacía tu hacedor y lloraba por mí.
Lloró por mí, por ti, por todos
cuando era apenas un pequeñito.
Su imagen siempre verás,
rostro celestial que sobre ti sonríe,
A ti, a mí, a todos les sonríe;
quien se volvió un pequeñito.
Las sonrisas infantiles son sus mismas
sonrisas;
y cautivan con paz el cielo y la tierra.
CONSTANTINO
CAVAFIS
Constantino Petrou
Cavafis Alejandría,
Egipto; 29 de abril de 1863 –
29 de abril de 1933) fue
un poeta griego, una de las
figuras literarias más
importantes del siglo XX y
uno de los mayores exponentes del renacimiento de
la lengua griega moderna.
Trabajó como periodista y como funcionario, y
publicó relativamente poco en vida, aunque tras su
muerte su obra cobró paulatinamente influencia.
Su atípica temática —fuertemente urbana e
introspectiva, y sin tapujos acerca de la
orientación homosexualdel poeta— demoró su
aceptación, pero lo convirtió luego, en la década de
1960, en un icono de la cultura gay.
LA CIUDAD
Dijiste: "Iré a otra ciudad, iré a otro mar.
Otra ciudad ha de hallarse mejor que ésta.
Todo esfuerzo mío es una condena escrita;
y está mi corazón - como un cadáver - sepultado.
Mi espíritu hasta cuándo permanecerá en este
marasmo.
Donde mis ojos vuelva, donde quiera que mire
oscuras ruinas de mi vida veo aquí,
donde tantos años pasé y destruí y perdí".
Nuevas tierras no hallarás, no hallarás otros
mares.
La ciudad te seguirá. Vagarás
por las mismas calles. Y en los mismos barrios te
harás viejo
y en estas mismas casas encanecerás.
Siempre llegarás a esta ciudad. Para otro lugar -no
esperes-
no hay barco para ti, no hay camino.
Así como tu vida la arruinaste aquí
en este rincón pequeño, en toda tierra la destruiste.
VUELVE
Vuelve a menudo y tómame,
amada sensación, vuelve y tómame -
cuando del cuerpo la memoria se despierta,
y un antiguo deseo vuelve a pasar por la sangre;
cuando los labios y la piel recuerdan
y las manos sienten como que tocan otra vez.
Vuelve a menudo y tómame en la noche,
cuando los labios y la piel recuerdan...
WALT WHITMAN
Desde niño leyó con avidez los
clásicos, interesándose muy
especialmente en Goethe,
Hegel y Emerson, quienes se
convirtieron luego en su
fuente de
inspiración. Abandonó los
estudios básicos para emplearse como ayudante de
imprenta y más tarde ofició como maestro y
periodista, escribiendo artículos para diversas
revistas y periódicos.
En 1850 se trasladó a New Orleans para trabajar
en el campo de la construcción. Cinco años más
tarde, tras un gran esfuerzo económico, publicó su
famosa obra "Hojas de hierba", alabada en todos los
medios literarios y reeditada un sinnúmero de
veces.
Durante la Guerra Civil norteamericana sirvió
como ayudante de enfermería. Al terminar el
conflicto continuó añadiendo poemas para las
nuevas ediciones de su obra y escribiendo ensayos
de contenido político.
Aquejado por varias enfermedades, se estableció en
New Jersey donde falleció en marzo de 1892.
DE "CANTO A MÍ MISMO":
1. Me celebro y me canto a mí mismo.
Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti,
porque lo que yo tengo lo tienes tú
y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también.
Vago... e invito a vagar a mi alma.
Vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierra
para ver cómo crece la hierba del estío.
Mi lengua y cada molécula de mi sangre nacieron
aquí,
de esta tierra y de estos vientos.
Me engendraron padres que nacieron aquí,
de padres que engendraron otros padres que
nacieron aquí,
de padres hijos de esta tierra y de estos vientos
también.
Tengo treinta y siete años. Mi salud es perfecta.
Y con mi aliento puro
comienzo a cantar hoy
y no terminaré mi canto hasta que muera.
Que se callen ahora las escuelas y los credos.
Atrás. A su sitio.
Sé cuál es su misión y no la olvidaré;
que nadie la olvide.
Pero ahora yo ofrezco mi pecho lo mismo al bien
que al mal,
dejo hablar a todos sin restricción,
y abro de para en par las puertas a la energía
original de la naturaleza
desenfrenada.
¡ADIÓS, FANTASÍA MÍA!
¡Adiós, Fantasía mía!
¡Adiós, querida compañera, amor mío!
Me voy, no sé adónde
ni hacia qué azares, ni sé si te volveré a ver jamás.
¡Adiós, pues, Fantasía mía!
Déjame mirar atrás por última vez.
Siento en mí el leve y menguante tic tac del reloj.
Muerte, noche, y pronto se detendrá el latir de mi
corazón.
Durante mucho tiempo hemos vivido, gozado, y
acariciado juntos,
en deliquio.
Ahora hemos de separarnos. ¡Adiós, Fantasía mía!
Pero no nos apresuremos.
Largo tiempo, ciertamente, hemos vivido, dormido,
nos hemos
mezclado el
uno con el otro.
Si morimos, pues, moriremos juntos (sí,
continuaremos
siendo uno),
si vamos a algún sitio, iremos juntos a afrontar lo
que ocurra:
quizás seremos más libres y alegres, y
aprenderemos algo,
quizás me estés ya guiando hacia las verdaderas
canciones,
(¿quién lo sabe?),
quizás eres tú el mortal pomo de la puerta que
deshace, gira...
Finalmente, pues, te digo:
FERNANDO PESSOA
Poeta, ensayista y traductor
portugués nacido en Lisboa
en 1888.
Es la figura más
representativa de la poesía
portuguesa del siglo XX. Sus
primeros años
transcurrieron en Ciudad del
Cabo mientras su padrastro
ocupaba el consulado de
Portugal en Sudáfrica. A los
diecisiete años viajó a Lisboa, donde después de
interrumpir estudios de Letras alternó el trabajo de
oficinista con su interés por la actividad literaria.
COMO SI CADA BESO...
Como si cada beso
Fuera de despedida,
Cloé mía, besémonos, amando.
Tal vez ya nos toque
En el hombro la mano que llama
A la barca que no viene sino vacía;
Y que en el mismo haz
Ata lo que fuimos mutuamente
Y la ajena suma universal de la vida.
Coróname de rosas...*
Coróname de rosas,
de verdad coróname
De rosas
Rosas que al quemar
Sobre una frente queman
Demasiado Rápido!
Coróname de rosas
Y con el volátil follaje,
Que así sea.
He pasado toda la noche sin
dormir, viendo...
He pasado toda la noche sin dormir, viendo,
sin espacio tu figura.
Y viéndola siempre de maneras diferentes
de como ella me parece.
Hago pensamientos con el recuerdo de lo que
es ella cuando me habla,
y en cada pensamiento cambia ella de acuerdo
con su semejanza.
Amar es pensar.
Y yo casi me olvido de sentir sólo pensando en ella.
No sé bien lo que quiero, incluso de ella, y no
pienso más que en ella.
Tengo una gran distracción animada.
Cuando deseo encontrarla
casi prefiero no encontrarla,
Para no tener que dejarla luego.
No sé bien lo que quiero, ni quiero saber lo que
quiero. Quiero tan solo
Pensar en ella.
Nada le pido a nadie, ni a ella, sino pensar.
ELIZABETH BAEET
Poeta inglesa nacida en
marzo de 1806 en Coxhoe
Hall, Durham.
Hija de un rico
terrateniente, recibió una
esmerada educación, gracias
a la cual se interesó desde
muy pequeña por la lectura
de los clásicos.
En 1920 publicó su primer
poema "La batalla de Maratón", seguida
por "Ensayo sobre el hombre y otros poemas" en
1826, "El serafín y otros poemas" en 1838 -
publicación ésta que la elevó a la fama
internacional-, "El lamento de los niños" en 1841
y "El galanteo de Lady Geraldine" en 1844.
Falleció en Florencia en 1861. Después de su muerte,
se editó, en 1863, su última producción
poética: "Últimos poemas".
OH, AMOR MÍO, AMOR MÍO...
Oh, amor mío, amor mío, cuando pienso
que existías ya entonces, hace un año,
cuando yo estaba sola aquí en la nieve
y no vi tus pisadas ni escuché
tu voz en el silencio... Mi cadena,
eslabón a eslabón, iba midiendo
como si no pudiese verme libre
por tu posible mano... ¡Hasta beber
la prodigiosa copa de la vida!
¡Qué extraño no sentirte en el temblor
del día o de la noche, voz, presencia,
ni adivinarte en esas flores blancas!
Yo era ciega lo mismo que el ateo
que no descubre a Dios al que no ve.
SI HAS DE AMARME QUE SEA
SOLAMENTE...
Si has de amarme que sea solamente
por amor de mi amor. No digas nunca
que es por mi aspecto, mi sonrisa, el modo
de hablar o por un rasgo de carácter
que concuerda contigo o que aquel día
hizo que nos sintiéramos felices...
Porque, amor mío, todas estas cosas
pueden cambiar, y hasta el amor se muere.
No me quieras tampoco por las lágrimas
que compasivo enjugas en mi rostro...
¡Porque puedo olvidarme de llorar
gracias a ti, y así perder tu amor!
Por amor de mi amor quiero que me ames,
para que dure amor eternamente.
Y NO OBSTANTE EL AMOR POR
SER AMOR...
Y no obstante el amor por ser amor
es bello. Igual llamea reluciente
un gran templo y la hierba. El mismo fuego
arde quemando el cedro y la cizaña.
Y el amor es un fuego; y cuando digo
te quiero, oh Dios, te quiero, ante tus ojos
me transfiguro en esplendor y siento
mi cara centelleante que deslumbra.
En el amor no puede haber ruindad
aunque amen los más ruines de los seres,
que cuando aman a Dios Él los acepta.
Y en la apariencia ruin de lo que soy
refulge el sentimiento y purifica
por ser fruto de amor lo que es de carne.
T.S. ELIOT
Thomas Stearns
Eliot, conocido
como T. S. Eliot (St.
Louis, Misuri; 26 de
septiembre de 1888 -
f. Londres; 4 de
enero de 1965) fue
un poeta, dramaturgo ycrítico literario anglo-
estadounidense. Eliot nació en los Estados Unidos y
se trasladó al Reino Unido en 1914, con 25 años. El
crítico Edmund Wilson afirmó de Eliot: «Es uno de
nuestros auténticos poetas únicos».[3]
En 1948 le fue concedido el Premio Nobel de
Literatura «por su contribución sobresaliente y
pionera a la poesía moderna»
LA MUERTE DE SAN NARCISO
VEN BAJO LA sombra de esta roca gris
Entra bajo la sombra de esta roca gris,
Y te mostraré algo distinto, lo mismo de
Tu sombra extendiéndose sobre la arena al alba, o
Tu sombra saltando tras el fuego contra la piedra
carmesí:
Te mostraré su ropa y miembros manchados de
sangre
Y la sombra gris sobre sus labios.
Una vez caminaba entre el mar y los
acantilados
Cuando el viento le hizo consciente dé sus miembros
sucediéndose suavemente
Y de sus brazos cruzados sobre el pecho.
Al caminar por la pradera
Estaba ahogado y sosegado por su propio ritmo.
En el río
Sus ojos se percataron de los ángulos agudos de sus
ojos
Y sus manos, de las puntas agudas de sus dedos.
Sobrecogido por tal conocimiento
No pudo vivir al modo de los hombres, y se
convirtió
en un danzante ante Dios
Si caminaba en las calles citadinas
Parecía pisotear los rostros, convulsos muslos y
rodillas.
Así que surgió del fondo de la roca.
Al principio estaba seguro que había sido un
árbol,
Entreverando sus ramas una con otra
Y trenzando sus raíces una con otra.
Luego supo que había sido un pez
Con el vientre blanco y resbaladizo atrapado entre
sus dedos,
Retorciéndose en su propio puño, su antigua belleza
Fija por un instante en las puntas rosáceas de su
nueva belleza.
Después había sido una muchacha
Acorralada en los bosques por un viejo borracho
Y así conoció al final el sabor de su propia blancura
El horror de su propia tersura,
Y se sintió borracho y viejo.
Se convirtió entonces en un danzante ante Dios.
Como su carne estaba enamorada de las flechas en
llamas
Danzó en la arena ardiente
Hasta que las flechas llegaron.
Mientras las abrazaba, su carne blanca se rindió a
lo rojo
de su sangre, y halló satisfacción.
Ahora él es verde, seco y manchado
Con la sombra en los labios.
EL PRIMER CORO DE LA ROCA
«SE CÍERNE EL águila en la cumbre del cielo,
El cazador y la jauría cumplen su círculo.
¡Oh revolución incesante de configuradas estrellas!
¡Oh perpetuo recurso de estaciones determinadas!
¡Oh mundo del estío y del otoño, de muerte y
nacimiento!
El infinito ciclo de las ideas y de los actos,
infinita invención, experimento infinito,
Trae conocimiento de la movilidad, pero no de la
quietud;
Conocimiento del habla, pero no dei silencio;
Conocimiento de las palabras e ignorancia de la
Palabra.
Todo nuestro conocimiento nos acerca a nuestra
ignorancia,
Toda nuestra ignorancia nos acerca a la muerte,
Pero la cercanía de la muerte no nos acerca a Dios.
¿Dónde está la vida que hemos perdido en vivir?
¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en
conocimiento?
¿Dónde el conocimiento que hemos perdido en
información?
Los ciclos celestiales en veinte siglos
Nos apartan de Dios y nos aproximan al polvo.»
RAINE MARIA
RILKE
Poeta y novelista austro-
germano nacido en Praga en
1875.
Cuando fijó la residencia en
Paris en 1902, ya era
reconocido como el más
importante escritor en lengua
alemana. Allí publicó obras importantes
como "Nuevos poemas" 1907, "Réquiem" 1909 y la
novela "Los cuadernos de Malte
LauridsBrigge" 1910.
La primera guerra mundial lo sorprendió en
Munich donde se vio obligado a prestar servicios
como oficinista. En 1919 logró establecerse en Suiza
y terminó las famosas creaciones "Elegías de
Duino", "Los sonetos a Orfeo",
"Gong" 1924 y "Mausoleo" 1926.
Víctima de leucemia, falleció en Suiza en diciembre
de 1926.
CANCIÓN DE AMOR
¿Cómo sujetar mi alma para
que no roce la tuya?
¿Cómo debo elevarla
hasta las otras cosas, sobre ti?
Quisiera cobijarla bajo cualquier objeto perdido,
en un rincón extraño y mudo
donde tu estremecimiento no pudiese esparcirse.
Pero todo aquello que tocamos, tú y yo,
nos une, como un golpe de arco,
que una sola voz arranca de dos cuerdas.
¿En qué instrumento nos tensaron?
¿Y qué mano nos pulsa formando ese sonido?
¡Oh, dulce canto!
POR TI, PARA QUE TÚ UN DÍA
LLEGARAS...
Por ti, para que tú un día llegaras,
¿no respiraba yo a media noche
el flujo que ascendía de las noches?
Porque esperaba, con magnificencias
casi inagotables, saciar tu rostro
cuando reposó una vez contra el mío
en infinita suposición.
Silencioso se hizo espacio en mis rasgos;
para responder a tu gran mirada
se espejaba, se ahondaba mi sangre.
¡Qué expresión fue sembrada en mi interior
para que, cuando crece tu sonrisa,
proyecte sobre ti espacio cósmico!
Pero tú no vienes, o vienes demasiado tarde.
Precipitaros, ángeles, sobre este
linar azul. ¡Segad, segad, oh ángeles!
LORD BYRON
Jorge Noel Gordon, poeta
inglés nacido en Londres
en 1788.
Estudió en el colegio
Harrow y en la
Universidad de
Cambridge.
En 1798 heredó de su tío
abuelo el titulo de Barón
y en 1809 ocupó un
escaño en la Cámara de
los Lores.
Su primera colección de
poemas se publicó en 1807 con el nombre de"Horas
de ocio", seguida por "Bardos ingleses y críticos
escoceses" en 1809 como réplica a las críticas que
recibía. Viajó durante dos años por España,
Portugal y Grecia y a su regresó publicó en 1812 los
primeros cantos de"Childe Harold", poema que lo
llevó a la fama convirtiéndolo en uno de los
escritores más versátiles e importantes del
romanticismo.
"Don Juan", considerada su mejor obra poética, fue
publicada en 1823. En enero de 1824 por su apoyo a
los griegos en la lucha contra los turcos, fue
nombrado Comandante en Jefe. Falleció tres meses
después.
ACUÉRDATE DE MÍ
Llora en silencio mi alma solitaria,
excepto cuando está mi corazón
unido al tuyo en celestial alianza
de mutuo suspirar y mutuo amor.
Es la llama de mi alma cual lumbrera,
que brilla en el recinto sepulcral:
casi extinta, invisible, pero eterna...
ni la muerte la puede aniquilar.
¡Acuérdate de mí!... Cerca a mi tumba
no pases, no, sin darme una oración;
para mi alma no habrá mayor tortura
que el saber que olvidaste mi dolor.
Oye mi última voz. No es un delito
rogar por los que fueron. Yo jamás
te pedí nada: al expirar te exijo
que vengas a mi tumba a sollozar.
CUANDO NOS SEPARAMOS...
Cuando nos separamos en silencio y con lágrimas,
con el corazón medio roto,
para apartarnos por años,
tu mejilla se tornó pálida y fría
y tu beso aún más frío...
Aquella hora predijo
en verdad todo este dolor.
El rocío de la mañana
resbaló frío por mi frente
y fue como un anuncio
de lo que ahora siento.
Tus juramentos se han roto
y tu fama ya es muy frágil;
cuando escucho tu nombre
comparto su vergüenza.
Cuando te nombran delante de mí,
un toque lúgubre llega a mi oído
y un estremecimiento me sacude.
¿Por qué te quise tanto?
Aquellos que te conocen bien
no saben que te conocí:
Por mucho, mucho tiempo
habré de arrepentirme de ti
tan hondamente,
que no puedo expresarlo.
En secreto nos encontramos,
y en silencio me lamento
de que tu corazón pueda olvidar
y tu espíritu engañarme.
Si llegara a encontrarte
tras largos años,
¿cómo habría de saludarte?
¡Con silencio y con lágrimas!
PERCY BYSSHE
SHELLEY
Poeta inglés nacido en Field
Place, Sussex, en 1792.
Estudió en EtonCollege y Oxford,
gracias a que nació en el seno de
una rica familia aristócrata.
Dueño de un temperamento
independiente y rebelde, se
inclinó desde joven por los temas
metafísicos, tratando de
encontrar una verdad que se ajustara al
agnosticismo que siempre profesó. Por esta razón
fue expulsado de Oxford en 1811, y desde entonces,
alternó las investigaciones filosóficas con el
ejercicio literario produciendo obras como "Himno
a la belleza intelectual" y "MontBlanc".
Después de sostener algunas aventuras amorosas,
se casó en 1814 y se radicó en Italia donde produjo
la parte más importante de su obra, representada
especialmente por
"La Reforma", "Prometeo liberado", "Oda al viento
delOeste", "Himno de Apolo" y "Adonais" entre
otros.
Falleció en 1822
FILOSOFÍA DEL AMOR
Las fuentes se unen con el río
y los ríos con el Océano.
Los vientos celestes se mezclan
por siempre con calma emoción.
Nada es singular en el mundo:
todo por una ley divina
se encuentra y funde en un espíritu.
¿Por qué no el mío con el tuyo?
Las montañas besan el Cielo,
las olas se engarzan una a otra.
¿Qué flor sería perdonada
si menospreciase a su hermano?
La luz del sol ciñe a la tierra
y la luna besa a los mares:
¿para qué esta dulce tarea
si luego tú ya no me besas?
TEMO TUS BESOS
Temo tus besos, dulce dama.
Tú no necesitas temer los míos;
Mi espíritu va tan hondamente abrumado,
Que no puede agobiar el tuyo.
Temo tu porte, tus modos, tu movimiento.
Tú no necesitas temer los míos;
Es inocente la devoción del corazón
con la que yo te adoro.
SOY COMO UN ESPÍRITU QUE MORA...
Soy como un espíritu que mora
en lo más hondo del corazón.
Siento sus sentimientos,
pienso sus pensamientos
y escucho las conversaciones más íntimas del alma,
la voz que sólo se oye en el rumor de la sangre,
cuando el vaivén de los latidos
se asemeja al sosegado oleaje del océano estival.
He desatado la melodía dorada
de su alma profunda y me he zambullido en ella
y, como el águila en medio de la bruma y la
tormenta,
he dejado que mis alas se adornasen
con el fulgor de los rayos.
JOHN KEATS
Poeta inglés nacido en Londres
en 1795.
Huérfano desde muy pequeño,
fue educado en una escuela de
Enfield donde antes de los
quince años ya traducía a
Virgilio. Se graduó luego como
farmacéutico, pero sólo ejerció
la profesión durante dos años,
después de los cuales se dedicó
por completo a la poesía.
En 1817 apareció su primera
colección.titulada "Poemas", seguida
por "Hiperión", "Oda a Psyche", "Oda a una
urna griega" y "Oda a un ruiseñor", entre otras.
Aquejado por la tuberculosis, enfermedad que
había diezmado a su familia, y decepcionado por su
divorcio de una joven vecina de quien se había
enamorado profundamente, se trasladó a Roma,
donde pese a su enfermedad y a sus problemas
económicos, produjo una parte muy importante de
su obra, consistente en poemas y cartas, entre las
que se cuentan, "La Belle Dame
sansMerci" y "ToAutumn".
Falleció en Roma en febrero de 1821
A UN AMIGO QUE ME ENVIÓ
UNAS ROSAS
Cuando ya tarde paseaba por los campos felices,
A la hora en que la alondra sacude el trémulo
rocío
De su exuberante escondite de trébol; -cuando de
nuevo
Los bravos caballeros cogen sus abollados escudos:
Vi la flor más linda que haya ofrecido la
naturaleza silvestre,
Una rosa almizcleña recién mecida por el
viento; la primera en desprender
Su fragancia al verano: crecía encantadora,
Como si fuera el cetro que empuñara la reina
Titania.
Y mientras me regalaba con su aroma,
Pensé en la rosa de jardín, con mucho superada:
Pero cuando, ¡Oh Wells!, tus rosas llegaron a mí,
Mi sentido con su exquisitez quedó presagiado:
Dulces voces tenían, que con tierna súplica,
Me susurraban sobre paz, verdad e invencible
cordialidad.
BIEN VENIDA ALEGRÍA,
BIENVENIDO PESAR
Bien venida alegría, bien venido pesar,
la hierba del Leteo y de Hermes la pluma:
vengan hoy y mañana,
que los quiero lo mismo.
Me gusta ver semblantes tristes en tiempo claro
y alguna alegre risa oír entre los truenos;
bello y feo me gustan:
dulces prados, con llamas ocultas en su verde,
y un reírse zumbón ante una maravilla;
ante una pantomima, un rostro grave;
doblar a muerto y alegre repique;
el juego de algún niño con una calavera;
mañana pura y barco naufragado;
las sombras de la noche besando a madreselvas;
sierpes silbando entre encarnadas rosas;
Cleopatra con regios atavíos
y el áspid en el seno;
la música de danza y la música triste,
juntas las dos, prudente y loca;
musas resplandecientes, musas pálidas;
el sombrío Saturno y el saludable Momo:
risa y suspiro y nueva risa...
¡Oh, qué dulzura, el sufrimiento!
Musas resplandecientes, musas pálidas,
de vuestro rostro alzad el velo,
que pueda veros y que escriba
sobre el día y la noche
a un tiempo; que se apague
mi sed de dulces penas;
ramas de tejo sean mi refugio,
entrelazadas con el mirto nuevo,
y pinos y limeros florecidos,
y mi lecho la hierba de una fosa.
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  • 1. SAFO (C. 600-? A.C.) Poeta lírica griega cuya fama hizo que Platón se refiriera a ella dos siglos después de su muerte como la décima musa. Nació en la isla de Lesbos, probablemente en Mitilene. Aunque no se sabe mucho acerca de su vida, perteneció al parecer a una familia noble y fue contemporánea del poeta lírico Alceo, de quien se supone fue su amante, y de Stesichorus. También se dice que se casó con un hombre rico de la isla de Andros y que tuvo una hija llamada Cleis. Igual parece a los eternos Dioses quien logra verse frente a ti sentado. ¡Feliz si goza tu palabra suave, Suave tu risa! A mí en el pecho el corazón se oprime Sólo en mirarte; ni la voz acierta De mi garganta a prorrumpir, y rota Calla la lengua. Fuego sutil dentro de mi cuerpo todo Presto discurre; los inciertos ojos Vagan sin rumbo; los oídos hacen Ronco zumbido.
  • 2. Cúbrome toda de sudor helado; Pálida quedo cual marchita yerba; Y ya sin fuerzas, sin aliento, inerte, Muerta parezco. Un Epigrama Estas son las cenizas de Timade. Muertas antes de la boda, fue a parar al oscuro tálamo de Perséfone. Y una vez que ella pereció, con un acero recién afilado, todas sus compañeras colocaron aquí como ofrenda la graciosa cabellera de sus cabezas. I La luna luminosa huyó con las Pleyadas; la noche silenciosa ya llega a la mitad; la hora pasó, y en vela sola en mi lecho, en tanto suelto la rienda al llanto sin esperar piedad. II Amor, que el pecho mío continamente agita, es dulce y es impío, y es más que una avecita volátil y ligero. ¡Ay! de su dardo fiero, ¿quién consiguió victoria? Renueva, amada mía,
  • 3. renueva la memoria de cuando Atis ardía, tu dulce amor odiaba y a Andr6meda estimaba. III Desciende, Venus bella, y en las doradas copas con el suave néctar, mezcla purpúreas rosas, y a mis dulces amigos que tu deidad adoran, con divinal bebida inspira y alboroza. IV Será tal vez hallada simplecilla labriega, si dulce amor hirióla con su dorada flecha, Amor el rapazuelo de Venus Citerea, que con su blanda mano doma las bravas fieras. Y la joven hermosa nacida en la floresta, siendo de amor tocada, ya suaviza y templa, las rústicas costumbres, la esquivez de la selva,
  • 4. plegando sus vestidos con gracia y gentileza. V De los verdes manzanos en las frondosas cimas, con estruendoso ruido las aguas se deslizan, las puras frescas aguas que el peñasco destila; el delicioso estruendo de las hojas movidas del apacible viento süave sueño inspira, y con Venus hermosa soñaba que dormía; mas de las altas ramas, del viento sacudida, una roja manzana de mi sueño me priva. VI Al Olimpo volara si alitas yo tuviera, cual cándida paloma, y a Pafia la risueña mis cuitas contara, mis amorosas quejas, y de allí a las alturas de los montes viniera,
  • 5. y enlazaran mis brazos la causa de mi pena: que el amor dulce amargo con fiera violencia mi corazón impele, le arrebata y le lleva, cual viento impetuoso arranca por las selvas en los excelsos montes a las encinas gruesas. VII La graciosa doncella en apartada estanza pasa su edad florida de delicias privada; sus cuidadosos padres dicen: -Amor la espanta, allí vive contenta, que no quiere de Pafia las süaves caricias-; mas, ¡ay!, niña cuitada, que ya siente tu pecho las amorosas llamas, triste, cerrada y sola, niña y enamorada. VIII Morirás, bella joven; ni servirá ser bella,
  • 6. ni quedará memoria de ti sobre la tierra, porque las frescas rosas no has gozado de Pieria: y así desconocida irás a las cavernas del horroroso Dite, ni será quien te vea cuando en las vanas sombras des fugitivas vueltas. IX Alzad, alzad la casa, artífices, que viene el esposo gallardo, que a Marte se parece: al menos muy más alto, muy más robusto y fuerte que los más esforzados que la ciudad contiene. Todos de una vez toman y de sus asas tienen la gran Carkesia copa, y libación ofrecen, felicidad, delicias, eternos, justos bienes, al esposo desean, y el dulce vino beben. De todas las doncellas, tu venturosa suerte
  • 7. la más linda te ha dado, ni hallarse otra tal puede: la dulce joven bella, por quien tú tantas veces tiernos suspiros dabas, hoy a tus brazos viene; no envidies a los dioses, si tu ventura entiendes. X Amor bulle en mi pecho y sin cesar voltea mi corazón amante y acá y allá le lleva; mis miembros desenlaza su poderosa diestra, y en viéndome rendido ya me desprecia y vuela; tiene sus lindas alas cual ave, mas es fiera, y dulce y apacible, y de indomable fuerza. Atis, de tu abandono al crudo Amor te queja, que en los ojos me abrasa de Andrómeda la bella. XI Esperio, luz hermosa de Venus la rosada,
  • 8. que los tiernos deseos y enamoradas ansias benigna satisfaces, tú conduces a casa el delicioso fruto que las almas encanta, el manchado rebaño de las ligeras Cabras, y con su dulce madre la niña que las guarda. WILLIAN SHAKESPEARE William Shakespearenació en Stratford Avon (Reino Unido) en 1564 en el seno de una familia bien posicionada; pese a ello, abandonó la escuela a temprana edad porque su padre tuvo grandes dificultades económicas y políticas. Existen muchas leyendas en torno a la vida de este escritor, la más popular dice que en realidad William no escribía sus textos, sino que era el rostro de
  • 9. unescritor que deseaba quedar en el anonimato, todo esto ha sido alimentado por la inexistente correspondencia del autor, resulta raro creer que tan sólo escribió versos e historias. Entre sus obras poéticas puede mencionarse "La violación de Lucrecia"; también fue autor de un grupo numeroso de comedias, que lograron gran popularidad en la época y consiguieron dotar al teatro de una naturalidad inusual para su tiempo. Además, escribió varias tragedias como "Romeo y Julieta" y "Hamlet", tocando interesantes y profundos temas y obteniendo un caluroso recibimiento por parte del público. En nuestra web podrás leer algunos de sus poemas, tales como "Cuando en sesiones dulces y calladas", "De los hermosos el retoño ansiamos" y "No dejes, pues, sin destilar tu savia".Shakespeare falleció el 3 de mayo de 1616; un dato curioso es que, habiendo sido reconocido como el mejor escritor anglosajón, su muerte tuvo lugar el mismo año que la de Cervantes, el escritor españolmas grande de todos los tiempos. CUANDO EN SESIONES DULCES Y CALLADAS… Cuando en sesiones dulces y calladas
  • 10. hago comparecer a los recuerdos, suspiro por lo mucho que he deseado y lloro el bello tiempo que he perdido, la aridez de los ojos se me inunda por los que envuelve la infinita noche y renuevo el plañir de amores muertos y gimo por imágenes borradas. Así, afligido por remotas penas, puedo de mis dolores ya sufridos la cuenta rehacer, uno por uno, y volver a pagar lo ya pagado. Pero si entonces pienso en ti, mis pérdidas se compensan, y cede mi amarguara. AMOR VERDADERO No, no aparta a dos almas amadoras adverso caso ni crüel porfía: nunca mengua el amor ni se desvía, y es uno y sin mudanza a todas horas.
  • 11. Es fanal que borrascas bramadoras con inmóviles rayos desafía; estrella fija que los barcos guía; mides su altura, mas su esencia ignoras. Amor no sigue la fugaz corriente de la edad, que deshace los colores de los floridos labios y mejillas. Eres eterno, Amor: si esto desmiente mi vida, no he sentido tus ardores, ni supe comprender tus maravillas. FRANSISCO DE QUEVEDO Recordado tanto por su impecable uso de la lengua como por sufuerte y controversial personalidad, Francisco de Quevedo nació enMadrid en 1580 y falleció en Villanueva de los Infantes en 1645. Este escritor, a quien el sabio humanista Justo Lipsio describió como la"gloria excelsa de los españoles", llevó una vida tan productiva literariamente comoturbulenta en el ámbito social
  • 12. y político. Fue de trascendente fama su rivalidad con Luis de Góngora, objeto de muchas de sus obras satíricas, siendo especialmente recordado su "Soneto" y "A un hombre de gran nariz". Estudió varios idiomas, que aprovechó tanto para la traducción de obras extranjeras como para su propia producción. Su obra abarcó todos los géneros literarios de su época. Así, tenemos sus escritos burlescos, pero también poemas en que vemos reflejadas sus ideas, y otros, de amor, que se ven ensombrecidos por su obsesión con el paso del tiempo y la muerte. Suestilo es complejo pero sin dejar en segundo plano la belleza; "Sermón estoico de censura moral" es un claro ejemplo de la maestría de este poeta. Pero también dejó su huella en la narrativa, donde destacan "La cuna y la sepultura" y su novela picaresca "Historia de la vida del Buscón, llamado don Pablos", publicada en forma clandestina durante mucho tiempo. AMOR CONSTANTE MÁS ALLÁ DE LA MUERTE Cerrar podrá mis ojos la postrera Sombra que me llevare el blanco día, Y podrá desatar esta alma mía Hora, a su afán ansioso lisonjera;
  • 13. Mas no de esotra parte en la ribera Dejará la memoria, en donde ardía: Nadar sabe mi llama el agua fría, Y perder el respeto a ley severa. Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido, Venas, que humor a tanto fuego han dado, Médulas, que han gloriosamente ardido, Su cuerpo dejará, no su cuidado; Serán ceniza, mas tendrá sentido; Polvo serán, mas polvo enamorado. DEFINICIÓN DEL AMOR Es hielo abrasador, es fuego helado, es herida que duele y no se siente, es un soñado bien, un mal presente, es un breve descanso muy cansado. Es un descuido que nos da cuidado, un cobarde con nombre de valiente, un andar solitario entre la gente, un amar solamente ser amado. Es una libertad encarcelada, que dura hasta el postrero paroxismo; enfermedad que crece si es curada. Éste es el niño Amor, éste es su abismo.¿Mírad cuál amistad tendrá con nada el que en todo es contrario de si mismo!
  • 14. PABLO NERUDA Pablo Neruda es un poeta chileno galardonado con el premio nacional de literatura y el premio Novel de Literatura. También de desempeño como diplomático y fue miembro activo del partido comunista, compromiso político que muchas veces se ve plasmado en sus obras. Ampliamente conocido por sus obras Veinte poemas de amor y una canción desesperada y Cien sonetos de amor, también es el autor de poemas tales como Ahora es Cuba, Alturas de Macchu Picchu, Los enemigos y Si tú me olvidas, entre tantas otras AMIGA, NO TE MUERAS. Óyeme estas palabras que me salen ardiendo, y que nadie diría si yo no las dijera. Amiga, no te mueras. Yo soy el que te espera en la estrellada noche. El que bajo el sangriento sol poniente te espera.
  • 15. Miro caer los frutos en la tierra sombría. Miro bailar las gotas del rocío en las hierbas. En la noche al espeso perfume de las rosas, cuando danza la ronda de las sombras inmensas. Bajo el cielo del Sur, el que te espera cuando el aire de la tarde como una boca besa. Amiga, no te mueras. Yo soy el que cortó las guirnaldas rebeldes para el lecho selvático fragante a sol y a selva. El que trajo en los brazos jacintos amarillos. Y rosas desgarradas. Y amapolas sangrientas. El que cruzó los brazos por esperarte, ahora. El que quebró sus arcos. El que dobló sus flechas. Yo soy el que en los labios guarda sabor de uvas. Racimos refregados. Mordeduras bermejas. El que te llama desde las llanuras brotadas. Yo soy el que en la hora del amor te desea. El aire de la tarde cimbra las ramas altas. Ebrio, mi corazón. bajo Dios, tambalea.
  • 16. El río desatado rompe a llorar y a veces se adelgaza su voz y se hace pura y trémula. Retumba, atardecida, la queja azul del agua. Amiga, no te mueras! Yo soy el que te espera en la estrellada noche, sobre las playas áureas, sobre las rubias eras. El que cortó jacintos para tu lecho, y rosas. Tendido entre las hierbas yo soy el que te espera! BELLA BELLA, como en la piedra fresca del manantial, el agua abre un ancho relámpago de espuma, así es la sonrisa en tu rostro, bella. Bella, de finas manos y delgados pies como un caballito de plata, andando, flor del mundo,
  • 17. así te veo, bella. Bella, con un nido de cobre enmarañado en tu cabeza, un nido color de miel sombría donde mi corazón arde y reposa, bella. Bella, no te caben los ojos en la cara, no te caben los ojos en la tierra. Hay países, hay ríos en tus ojos, mi patria está en tus ojos, yo camino por ellos, ellos dan luz al mundo por donde yo camino, bella. Bella, tus senos son como dos panes hechos de tierra cereal y luna de oro, bella.
  • 18. Bella, tu cintura la hizo mi brazo como un río cuando pasó mil años por tu dulce cuerpo, bella. Bella, no hay nada como tus caderas, tal vez la tierra tiene en algún sitio oculto la curva y el aroma de tu cuerpo, tal vez en algún sitio, bella. Bella, mi bella, tu voz, tu piel, tus uñas bella, mi bella, tu ser, tu luz, tu sombra, bella, todo eso es mío, bella, todo eso es mío, mía, cuando andas o reposas, cuando cantas o duermes, cuando sufres o sueñas, siempre, cuando estás cerca o lejos,
  • 19. siempre, eres mía, mi bella, siempre. MARIO BENEDETTI Benedetti fue un escritor y poeta uruguayo integrante de la Generación del '45. Es autor de libros como La Tregua y Gracias por el fuego, entre otros. Corazón coraza, Currículum, Defensa de la alegría, El Sur también existe, Hagamos un trato, Los formales y el frío, No te salves, Táctica y estrategia y Viceversa son algunos de sus poemas más famosos. Su lenguaje sencillo, para que sus obras puedan ser accesibles a todo el mundo, además de combinar con su propia personalidad, tiene defensores y detractores.
  • 20. AMOR DE TARDE Es una lástima que no estés conmigo cuando miro el reloj y son las cuatro y acabo la planilla y pienso diez minutos y estiro las piernas como todas las tardes y hago así con los hombros para aflojar la espalda y me doblo los dedos y les saco mentiras. Es una lástima que no estés conmigo cuando miro el reloj y son las cinco y soy una manija que calcula intereses o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas o un oído que escucha como ladra el teléfono o un tipo que hace números y les saca verdades. Es una lástima que no estés conmigo cuando miro el reloj y son las seis. Podrías acercarte de sorpresa y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos yo con la mancha roja de tus labios tú con el tizne azul de mi carbónico.
  • 21. DEFENSA DE LA ALEGRÍA Defender la alegría como una trinchera defenderla del escándalo y la rutina de la miseria y los miserables de las ausencias transitorias y las definitivas defender la alegría como un principio defenderla del pasmo y las pesadillas de los neutrales y de los neutrones de las dulces infamias y los graves diagnósticos defender la alegría como una bandera defenderla del rayo y la melancolía de los ingenuos y de los canallas de la retórica y los paros cardiacos de las endemias y las academias defender la alegría como un destino defenderla del fuego y de los bomberos de los suicidas y los homicidas de las vacaciones y del agobio de la obligación de estar alegres defender la alegría como una certeza defenderla del óxido y la roña de la famosa pátina del tiempo
  • 22. del relente y del oportunismo de los proxenetas de la risa defender la alegría como un derecho defenderla de dios y del invierno de las mayúsculas y de la muerte de los apellidos y las lástimas del azar y también de la alegría. RUBÉN DARÍO Nacido como Félix Rubén García Sarmiento en Nicaragua en 1867, es hoy mundialmente conocido por su seudónimo: Rubén Darío. Referente del modernismo en nuestro idioma por su obra "Azul...", en sus poemas se perciben fuertes influencias de escritores franceses. Fue también representante de su país en el exterior ostentando distintos
  • 23. cargos, haciéndose evidente su compromiso sociopolítico también en sus obras como en "A Colón". Son otras obras fundamentales "Sonatina", "Lo fatal" y "Canción de otoño en primavera". LA ROSA NIÑA Cristal, oro y rosa. Alba en Palestina. Salen los tres reyes de adorar al rey, flor de infancia llena de una luz divina que humaniza y dora la mula y el buey. Baltasar medita, mirando la estrella que guía en la altura. Gaspar sueña en la visión sagrada. Melchor ve en aquella visión la llegada de un mágico bien. Las cabalgaduras sacuden los cuellos cubiertos de sedas y metales. Frío matinal refresca belfos de camellos húmedos de gracia, de azul y rocío. Las meditaciones de la barba sabia van acompasando los plumajes flavos, los ágiles trotes de potros de Arabia y las risas blancas de negros esclavos.
  • 24. ¿De dónde vinieron a la Epifanía? ¿De Persia? ¿De Egipto? ¿De la India? Es en vano cavilar. Vinieron de la luz, del Día, del Amor. Inútil pensar, Tertuliano. El fin anunciaban de un gran cautiverio y el advenimiento de un raro tesoro. Traían un símbolo de triple misterio, portando el incienso, la mirra y el oro. En las cercanías de Belén se para el cortejo. ¿A causa? A causa de que una dulce niña de belleza rara surge ante los magos, todo ensueño y fe. ¡Oh, reyes! ?les dice?. Yo soy una niña que oyó a los vecinos pastores cantar, y desde la próxima florida campiña miró vuestro regio cortejo pasar. Yo sé que ha nacido Jesús Nazareno, que el mundo está lleno de gozo por El, y que es tan rosado, tan lindo y tan bueno, que hace al sol más sol, y a la miel más miel. Aún no llega el día... ¿Dónde está el establo? Prestadme la estrella para ir a Belén. No tengáis cuidado que la apague el diablo,
  • 25. con mis ojos puros la cuidaré bien. Los magos quedaron silenciosos. Bella de toda belleza, a Belén tornó la estrella y la niña, llevada por ella al establo, cuna de Jesús, entró. Pero cuando estuvo junto a aquel infante, en cuyas pupilas miró a Dios arder, se quedó pasmada, pálido el semblante, porque no tenía nada que ofrecer. La Madre miraba a su niño lucero, las dos bestias buenas daban su calor; sonreía el santo viejo carpintero, la niña estaba temblando de amor. Allí había oro en cajas reales, perfumes en frascos de hechura oriental, incienso en copas de finos metales, y quesos, y flores, y miel de panal. Se puso rosada, rosada, rosada... ante la mirada del niño Jesús. (Felizmente que era su madrina un hada, de Anatole France o el doctor Mardrús). ¡Qué dar a ese niño, qué dar sino ella! ¿Qué dar a ese tierno divino Señor?
  • 26. Le hubiera ofrecido la mágica estrella, la de Baltasar, Gaspar y Melchor... Mas a los influjos del hada amorosa, que supo el secreto de aquel corazón, se fue convirtiendo poco a poco en rosa, en rosa más bella que las de Sarón. La metamorfosis fue santa aquel día (la sombra lejana de Ovidio aplaudía), pues la dulce niña ofreció al Señor, que le agradecía y le sonreía, en la melodía de la Epifanía, su cuerpo hecho pétalos y su alma hecha olor. TÚ Y YO I Yo vi un ave que süave sus cantares entonó y voló... Y a lo lejos, los reflejos de la luna en alta cumbre
  • 27. que, argentando las espumas bañaba de luz sus plumas de tisú... ¡y eras tú! Y vi un alma que, sin calma, sus amores cantaba en tristes rumores; y su ser conmover a las rocas parecía; miró la azul lejanía... tendió la vista anhelante, suspiró, y cantando amante prosiguió... ¡y era yo! II ¿Viste triste sol? Tan triste como él, ¡sufro mucho yo! Yo en una doncella mi estrella miré... Y dile, amante, constante fe.
  • 28. Pero ingrata olvidóme, y no sabe que padezco cual no puede nunca, nunca comprender... ¡Que mi pecho no suspira, ni mi lira tiene acordes de placer! Yo vi en la noche plácida luna que en la laguna se retrató; y vi una nube, que allá en el cielo, con denso velo la obscureció. Yo vi a la aurora, bañada en rosa, dorar la hermosa faz de la mar... Y vi los rayos de un sol ardiente que rudamente borraron luego, con rojo fuego,
  • 29. su bella faz... Así vi que bella naciera en un día, con dulce alegría, la aurora luciente de un plácido amor; ¡mas hoy yo contemplo, no más en mi vida, de negro vestida, la estatua tremenda de amargo dolor! ¡Hoy sólo me complace oír la queja amarga, que al cielo envía tierna la tórtola del monte con moribundo son! Sentir cómo susurra la brisa entre las hojas... ¡Mirar el arroyuelo que al eco de la selva confunde su rumor! Canto cuando las estrellas esparcen su claridad: cuando argentan las espumas; ¡las espumas de la mar! Canto cuando el ancho río
  • 30. murmurando triste va... Cuando el ruiseñor encanta ¡con su arpegio celestial! Y al ronco mugir de las olas; la noche con su lobreguez; y el trueno que silva en los aires, ¡me encanta y embriaga a la vez! Me place lo triste y lo alegre; me gusta la selva y el mar, y a todos saludo contento... ¡Y algunos se ríen al verme!... Y, a veces, ¡me pongo a llorar! Yo adoré a una mujer con el fuego de mi joven y audaz corazón: mas ya he dicho que aquélla olvidóme, y que vivo en tremendo dolor. ¿Estoy loco? No sé: lo que siento, no lo puedo jamás explicar. Es un rudo y feroce tormento... Nada más; nada más... ¡nada más! ¿Qué soy? ¡Gota de agua desprendida del raudal turbulento de la vida! Soy... algo doloroso cual lamento... Arista débil que arrebata el viento! Soy ave de los bosques solitaria!... Deshojada y marchita pasionaria!...
  • 31. Pasionaria, ave, arista, llanto, espuma... ¡perdido de este mundo entre la bruma! ¡Felices aquellos que nunca han amado! ¡Felices!... ¡Felices que no han apurado el cáliz terrible de un fiero dolor! Y ¿qué es el amor? ¿Amor?... Germen fecundo de la dolencia humana... Origen venturoro de sin igual placer... con algo de la tarde y algo de la mañana... ¡Con algo de la dicha y algo del padecer! ¿No veis a la luna, que brilla fulgente en el cielo? ¿No oís del arroyo el süave y callado rumor? ¡Pues eso que brinda la luna tranquila, es consuelo! ¡Pues eso que dice el arroyo en el bosque, es amor! ¡Y amé! Tal vez mi vida no fuera dolorosa si hubiera conservado por siempre mi niñez, si nunca hubiera visto los ojos de una hermosa, lo rojo de sus labios, lo blanco de su tez! ¡Felices aquellos que nunca han amado! ¡Felices!... ¡Felices que no han apurado el cáliz terrible de un fiero dolor! ¡Qué amargo es el amor! ¡Qué amargo es el amor! ¡Así exclamando,
  • 32. yo cruzaré el desierto de mi vida, mostrando a todos mi profunda herida, que lágrimas y sangre está manando! Y al compás de canciones sombrías, cantaré de mi amor la memoria... Y sin gloria, llorando siempre, pasaré mis días ¡entre polvo, entre lodo, entre escoria! Y al ronco mugir de las olas; la noche con su lobreguez; y el trueno que silva en los aires, serán mi tormento también. Me place lo triste y lo alegre: me gusta la selva y el mar... Yo siempre estaréme contento; y algunos, reirán al mirarme, ¡y a veces, pondréme a llorar! Cantaré si el ancho río murmurando triste va; si el ruiseñor me encantare con su arpegio celestial; cuando mire a las estrellas esparcir su claridad sobre las peñas negruzcas y las espumas del mar. ¿Por qué?... Porque sin amor,
  • 33. vuelan dolientes, sin calma, las avecillas del alma entre el viento del dolor. ¡Daré dulces canciones a los fugaces vientos, para que entre sus alas las lleven lejos, lejos, del mundo hasta el confín! Iréme a las montañas... iréme a los oteros... y allí tal vez, ¡Dios santo!, tal vez seré feliz. ¡Y en las alas del viento, oirá mis canciones la ingrata!... La ingrata a quien adoré. Aquélla que rióse de ver mi desgracia... Aquélla a quien dile mi amor y mi fe! ¡Triste es la noche! Triste es la selva... Y del arroyo lo es el rumor; pero es más triste que el arroyuelo
  • 34. y que la noche, mi corazón. Mis acentos, en los vientos cual lamentos moribundos sonarán, como el eco que en el hueco del árbol seco, tiernos forman los Favonios al pasar. ¡Aprendan los bardos mi historia de amor; y cántela todo el que es Trovador! ¿Viste triste sol? ¡Tan triste como él, sufro mucho yo! GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER Este poeta español, uno de los últimos representantes del Romanticismo del siglo XIX, cobró reconocimiento luego de
  • 35. su muerte cuando vieron la luz muchas de sus obras. Un claro ejemplo fue su libro "Rimas", que se perdió en 1868 y gracias a su memoria y las publicaciones donde algunas ya habían aparecido, pudo reconstruir su obra más famosa, que terminó lanzándose junto a sus "Leyendas" en 1871, a un año de su desaparición física, como gesto de sus amigos para ayudar a su familia. RIMA LII Olas gigantes que os rompéis bramando en las playas desiertas y remotas, envuelto entre la sábana de espumas, ¡llevadme con vosotras! Ráfagas de huracán que arrebatáis del alto bosque las marchitas hojas, arrastrado en el ciego torbellino, ¡llevadme con vosotras! Nube de tempestad que rompe el rayo y en fuego ornáis las sangrientas orlas, arrebatado entre la niebla oscura, ¡llevadme con vosotras!. Llevadme, por piedad, a donde el vértigo con la razón me arranque la memoria.
  • 36. ¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme con mi dolor a solas!. RIMA LXIII Como enjambre de abejas irritadas, de un oscuro rincón de la memoria salen a perseguirme los recuerdos de las pasadas horas. Yo los quiero ahuyentar. ¡Esfuerzo inútil! Me rodean, me acosan, y unos tras otros a clavarme vienen el agudo aguijón que el alma encona. Federico García Lorca Este poeta español, miembro de la mítica Generación del 27, es el mayor referente de la literatura española del siglo XX. También escribió numerosas obras de
  • 37. teatro, género en el que también se lo considera autoridad e ícono del siglo pasado, destacándose Bodas de sangre y La casa de Bernarda Alba. Fue asesinado en Granada durante la Guerra Civil Española por su condición de republicano y homosexual. Entre sus poemas podemos encontrar Gacela de la terrible presencia, Alba, Alma ausente, La casada infiel, Muerto de amor y Ciudad sin sueño. CANCIÓN PRIMAVERAL I Salen los niños alegres De la escuela, Poniendo en el aire tibio Del abril, canciones tiernas. ¡Que alegría tiene el hondo Silencio de la calleja! Un silencio hecho pedazos por risas de plata nueva. II Voy camino de la tarde
  • 38. Entre flores de la huerta, Dejando sobre el camino El agua de mi tristeza. En el monte solitario Un cementerio de aldea Parece un campo sembrado Con granos de calaveras. Y han florecido cipreses Como gigantes cabezas Que con órbitas vacías Y verdosas cabelleras Pensativos y dolientes El horizonte contemplan. ¡Abril divino, que vienes Cargado de sol y esencias Llena con nidos de oro Las floridas calaveras! GACELA DEL AMOR IMPREVISTO Nadie comprendía el perfume de la oscura magnolia de tu vientre. Nadie sabía que martirizabas un colibrí de amor entre los dientes.
  • 39. Mil caballitos persas se dormían en la plaza con luna de tu frente, mientras que yo enlazaba cuatro noches tu cintura, enemiga de la nieve. Entre yeso y jazmines, tu mirada era un pálido ramo de simientes. Yo busqué, para darte, por mi pecho las letras de marfil que dicen siempre. Siempre, siempre: jardín de mi agonía, tu cuerpo fugitivo para siempre, la sangre de tus venas en mi boca, tu boca ya sin luz para mi muerte. GARCILASO DE LA VEGA Garcilaso de la Vega, uno de los más grandes exponentes del Siglo de Oro español, nació en Toledo alrededor del año 1496 y falleció en Niza en el año 1536. De crianza noble, se implicó en la política castellana desde muy joven.
  • 40. Participó de varias batallas, tanto militares como políticas, bajo el mando del emperador Carlos I, a quien acompañó a Bolonia para su coronación. Un año más tarde, por razones que no han sido desveladas, de la Vega fue desterrado dos veces, siendo Nápoles su última residencia conocida. El suelo francés vio sus últimos días, ya que las heridas que sufrió en un enfrentamiento en Provenza, lo llevaron a morir a la ciudad de Niza, probablemente sin siquiera haber cumplido cuarenta años. Se supone que toda la obra de este excelente poeta, la cual incluye cuarenta sonetos y siete coplas castellanas, fue escrita entre los años 1526 y 1535. Casi una década después de su fallecimiento, sus escritos fueron publicados por primera vez, sin gozar de su propio espacio, en el libro titulado "Las obras de Boscán con algunas de Garcilaso de la Vega". Aunque no existen pruebas de que se conociese su faceta artística antes de esta edición, dado su inconmensurable talento y la innovación que impulsaban sus versos, esto es bastante probable.
  • 41. SONETO XXXI Dentro de mi alma fue de mí engendrado un dulce amor, y de mi sentimiento tan aprobado fue su nacimiento como de un solo hijo deseado; mas luego de él nació quien ha estragado del todo el amoroso pensamiento: que en áspero rigor y en gran tormento los primeros deleites ha tornado. ¡Oh crudo nieto, que das vida al padre, y matas al abuelo! ¿por qué creces tan disconforme a aquel de que has nacido? ¡Oh, celoso temor! ¿a quién pareces? ¡que la envidia, tu propia y fiera madre, se espanta en ver el monstruo que ha parido! SONETO X ¡Oh dulces prendas, por mí mal halladas, dulces y alegres cuando Dios quería, Juntas estáis en la memoria mía,
  • 42. y con ella en mi muerte conjuradas! ¿Quién me dijera, cuando las pasadas horas que en tanto bien por vos me vía, que me habiáis de ser en algún día con tan grave dolor representadas? Pues en una hora junto me llevastes todo el bien que por términos me distes, lleváme junto el mal que me dejastes; si no, sospecharé que me pusistes en tantos bienes, porque deseastes verme morir entre memorias tristes EDGAR ALLAN POE Poeta, novelista y ensayista norteamericano nacido en Boston en 1809. Huérfano desde pequeño, fue adoptado por un rico comerciante de quien heredó el apellido Allan. Durante cinco
  • 43. años vivió con sus padres en Inglaterra donde fue internado en un colegio privado. A partir de 1820, de regreso a Estados Unidos, su carácter melancólico y rebelde, sumado a la afición por el alcohol, se convirtieron en un obstáculo para que sus padres adoptivos pudieran facilitarle el complemento a la educación que deseaban para él. En 1831, ante la ruptura total con sus padres, se trasladó definitivamente a Baltimore donde publicó "Poemas", seguido de su primer triunfo como escritor, "Manuscrito encontrado en una botella". Entre sus poemas más famosos figuran "Leonore" en 1831,"El cuervo" en 1845, "Annabel Lee" en 1849 y "Las campanas" en 1849. Su mayor producción literaria está contenida en numerosos cuentos y novelas de corte policíaco que lo llevaron a la fama. Falleció en Baltimore en octubre de 1849. EL VALLE DE LA INQUIETUD HUBO aquí un valle antaño, callado y sonriente, donde nadie habitaba: partiéronse las gentes a la guerra, dejando a los luceros, de ojos dulces, que velaran, de noche, desde azuladas torres,
  • 44. las flores, y en el centro del valle, cada día, la roja luz del sol se posaba, indolente. Mas ya quien lo visite advertiría la inquietud de ese valle melancólico. No hay en él nada quieto, sino el aire, que ampara aquella soledad de maravilla. ¡Ah! Ningún viento mece aquellos árboles, que palpitan al modo de los helados mares en torno de las Hébridas brumosas. ¡Ah! Ningún viento arrastra aquellas nubes, que crujen levemente por el cielo intranquilo, turbadas desde el alba hasta la noche, sobre las violetas que allí yacen, como ojos humanos de mil suertes, sobre ondulantes lirios, que lloran en las tumbas ignoradas. Ondulan, y de sus fragantes cimas cae eterno rocío, gota a gota. Lloran, y por sus tallos delicados, como aljófar, van lágrimas perennes. LA DURMIENTE
  • 45. Era la medianoche, en junio, tibia, bruna. Yo estaba bajo un rayo de la mística luna, Que de su blanco disco como un encantamiento Vertía sobre el valle un vapor soñoliento. Dormitaba en las tumbas el romero fragante, Y al lago se inclinaba el lirio agonizante, Y envueltas en la niebla en el ropaje acuoso, Las ruinas descansaban en vetusto reposo. ¡Mirad! También el lago semejante al Leteo, Dormita entre las sombras con lento cabeceo, Y del sopor consciente despertarse no quiere Para el mundo que en torno lánguidamente muere Duerme toda belleza y ved dónde reposa Irene, dulcemente, en calma deleitosa. Con la ventana abierta a los cielos serenos, De claros luminares y de misterios llenos. ¡Oh, mi gentil señora, ¿no te asalta el espanto? ¿Por qué está tu ventana, así, en la noche abierta? Los aires juguetones desde el bosque frondoso, Risueños y lascivos en tropel rumoroso Inundan tu aposento y agitan la cortina Del lecho en que tu hermosa cabeza se reclina, Sobre los bellos ojos de copiosas pestañas, Tras los que el alma duerme en regiones extrañas, Como fantasmas tétricos, por el sueño y los muros
  • 46. Se deslizan las sombras de perfiles oscuros. Oh, mi gentil señora, ¿no te asalta el espanto? ¿Cuál es, di, de tu ensueño el poderoso encanto? Debes de haber venido de los lejanos mares A este jardín hermoso de troncos seculares. Extraños son, mujer, tu palidez, tu traje, Y de tus largas trenzas el flotante homenaje; Pero aún es más extraño el silencio solemne En que envuelves tu sueño misterioso y perenne. La dama gentil duerme. ¡Que duerman para el mundo! Todo lo que es eterno tiene que ser profundo. El cielo lo ha amparado bajo su dulce manto, Trocando este aposento por otro que es más santo, Y por otro más triste, el lecho en que reposa. Yo le ruego al Señor, que con mano piadosa, La deje descansar con sueño no turbado, Mientras que los difuntos desfilan por su lado. Ella duerme, amor mío. ¡Oh!, mi alma le desea Que así como es eterno, profundo el sueño sea; Que los viles gusanos se arrastren suavemente En torno de sus manos y en torno de su frente; Que en la lejana selva, sombría y centenaria, Le alcen una alta tumba tranquila y solitaria
  • 47. Donde flotan al viento, altivos y triunfales, De su ilustre familia los paños funerales; Una lejana tumba, a cuya puerta fuerte Piedras tiró, de niña, sin temor a la muerte, Y a cuyo duro bronce no arrancará más sones, Ni los fúnebres ecos de tan tristes mansiones ¡Qué triste imaginarse pobre hija del pecado. Que el sonido fatídico a la puerta arrancado, Y que quizá con gozo resonara en tu oído, de la muerte terrífica era el triste gemido! JOHN MILTON John Milton nació el 9 de diciembre de 1608 en Londres (Inglaterra) en el seno de una adinerada familia. Hijo de Sarah Jeffrey y del compositor y escribano John Milton Sr.
  • 48. Falleció el 8 de noviembre de 1674. Tenía 66 años. EL PARAÍSO PERDIDO Canta celeste Musa la primera desobediencia del hombre. Y el fruto de aquel árbol prohibido cuyo funesto manjar Trajo la muerte al mundo y todos nuestros males Con la pérdida del Edén, hasta que un Hombre, más grande, Reconquistó para nosotros la mansión bienaventurada. En la secreta cima del Oreb o del Sinaí tú inspiraste A aquel pastor que fue el primero en enseñar a la escogida grey Cómo en su principio salieron del caos los cielos y la tierra; Y si te place más la colina de Sión o el arroyo de Siloé Que se deslizaba rápido junto al oráculo de Dios, Allí invocaré tu auxilio en favor de mi osado canto; Que no con débil vuelo pretendo remontarme Sobre el monte Aonio al empeñarme en un asunto Que ni en prosa ni en verso nadie intentó jamás. Y tú singularmente ¡Oh Espíritu! que prefieres A todos los templos un corazón recto y puro, Inspírame tu sabiduría. Tú estabas presente desde
  • 49. el principio Y desplegando como una paloma tus poderosas alas Cubriste el vasto abismo haciéndolo fecundo, Ilumina mi oscuridad; realza y alienta mi bajeza Para que desde la altura de este gran propósito Pueda glorificar a la Providencia eterna Justificando las miras de Dios para con los hombres. Di ante todo, ya que ni la celestial esfera Ni la profunda extensión del infierno ocultan nada a tu vista, Di qué causa movió a nuestros primeros padres, Tan favorecidos del cielo en su feliz estado, A separarse de su Creador e incurrir en la única prohibición Que les impuso siendo señores del mundo todo. ¿Quién fue el primero que los incitó a su infame rebelión? La infernal Serpiente. Ella con su malicia animada Por la envidia y el deseo de venganza Engañó a la Madre del género humano. Por su orgullo había sido arrojada del cielo Con toda su hueste de ángeles rebeldes Y con el auxilio de éstos, no bastándole eclipsar La gloria de sus próceres, confiaba en igualarse Al Altísimo si el Altísimo se le oponía.
  • 50. SONETO XIX. CUANDO PIENSO CÓMO MI LUZ SE AGOTA Cuando pienso cómo mi luz se agota Tan pronto en este oscuro y ancho mundo Y ese talento que es la muerte esconder Alojado en mí, inútil; aunque mi alma se ha inclinado Para servir así a mi Creador, y presentarle Mis culpas y ganar su aprecio ¿Qué trabajo el mandaría ya que me negó la luz? Pregunto afectuosamente. Pero la paciencia, para prevenir Ese murmullo, pronto responde: "Dios no necesita Ni la obra del hombre ni sus dones: quienes mejor Soporten su leve yugo mejor le sirven. Su mandato Es noble; miles se apresuran a su llamada Y recorren tierra y mar sin descanso. Pero también le sirven quienes solo están de pie y esperan.
  • 51. CHARLES BAUDELAIRE Charles Pierre Baudelaire (9 de abril de 1821 - 31 de agosto de 1867) fue un poeta,crítico de arte y traductor francés. Paul Verlaine lo incluyó entre los poetas malditos, debido a su vida de bohemia y excesos, y a la visión del mal que impregna suobra.Barbey d'Aurevilly, periodista y escritor francés, dijo de él que fue el Dante de una época decadente. Fue el poeta de mayor impacto en el simbolismo francés. Las influencias más importantes sobre él fueron Théophile Gautier, Joseph de Maistre (de quien dijo que le había enseñado a pensar) y, en particular, Edgar Allan Poe, a quien tradujo extensamente. TRISTEZAS DE LA LUNA
  • 52. Esta noche la luna sueña con más pereza, Cual si fuera una bella hundida entre cojines Que acaricia con mano discreta y ligerísima, Antes de adormecerse, el contorno del seno. Sobre el dorso de seda de deslizantes nubes, Moribunda, se entrega a prolongados éxtasis, Y pasea su mirada sobre visiones blancas, Que ascienden al azul igual que floraciones. Cuando sobre este globo, con languidez ociosa, Ella deja rodar una furtiva lágrima, Un piadoso poeta, enemigo del sueño, De su mano en el hueco, coge la fría gota como un fragmento de ópalo de irisados reflejos. Y la guarda en su pecho, lejos del sol voraz. EL LOCO Y LA VENUS ¡Qué admirable día! El vasto parque desmaya ante la mirada abrasadora del Sol, como la juventud bajo el dominio del Amor. El éxtasis universal de las cosas no se expresa por ruido ninguno; las mismas aguas están como
  • 53. dormidas. Harto diferente de las fiestas humanas, ésta es una orgía silenciosa. Diríase que una luz siempre en aumento da a las cosas un centelleo cada vez mayor; que las flores excitadas arden en deseos de rivalizar con el azul del cielo por la energía de sus colores, y que el calor, haciendo visibles los perfumes, los levanta hacia el astro como humaredas. Pero entre el goce universal he visto un ser afligido. A los pies de una Venus colosal, uno de esos locos artificiales, uno de esos bufones voluntarios que se encargan de hacer reír a los reyes cuando el remordimiento o el hastío los obsesiona, emperejilado con un traje brillante y ridículo, con tocado de cuernos y cascabeles, acurrucado junto al pedestal, levanta los ojos arrasados en lágrimas hacia la inmortal diosa. Y dicen sus ojos: Soy el último, el más solitario de los seres humanos, privado de amor y de amistad; soy inferior en mucho al animal más imperfecto. Hecho estoy, sin embargo, yo también, para comprender y sentir la inmortal belleza. ¡Ay! ¡Diosa! ¡Tened piedad de mi tristeza y de mi delirio!»
  • 54. ARTHUR RIMBAUD Poeta francés nacido en Charleville en 1854. Mostró desde pequeño un gran talento para la literatura. Muy joven se trasladó a Paris donde trabó amistad con importantes poetas de la época, especialmente con Paul Verlaine con quien sostuvo una tormentosa relación amorosa que terminó dos años después a raíz de serias disputas entre ambos. De esta época datan las primeras publicaciones "El barco borracho" en 1871 y "Una temporada en el infierno" en 1873. Su obra, de marcado tono simbolista, está profundamente influida por Baudelaire, por su interés en el ocultismo, en la religión y en la exploración sobre el subconsciente individual. La vida licenciosa lo obligó a dejar por algún tiempo la poesía, viajó por Europa, se dedicó al comercio en el
  • 55. EL ÁNGEL Y EL NIÑO El nuevo año ha consumido ya la luz del primer día; luz tan agradable para los niños, tanto tiempo esperada y tan pronto olvidada, y, envuelto en sueño y risa, el niño adormecido se ha callado... Está acostado en su cuna de plumas; y el sonajero ruidoso calla, junto a él, en el suelo. Lo recuerda y tiene un sueño feliz: tras los regalos de su madre, recibe los de los habitantes del cielo. Su boca se entreabre, sonriente, y parece que sus labios entornados invocan a Dios. Junto a su cabeza, un ángel aparece inclinado: espía los susurros de un corazón inocente y, como colgado de su propia imagen, contempla esta cara celestial: admira sus mejillas, su frente serena, los gozos de su alma, esta flor que no ha tocado el Mediodía : «¡Niño que a mí te pareces, vente al cielo conmigo! Entra en la morada divina; habita el palacio que has visto en tu sueño; ¡eres digno! ¡Que la tierra no se quede ya con un hijo
  • 56. del cielo! Aquí abajo, no podemos fiamos de nadie; los mortales no acarician nunca con dicha sincera; incluso del olor de la flor brota un algo amargo; y los corazones agitados sólo gozan de alegrías tristes; nunca la alegría reconforta sin nubes y una lágrima luce en la risa que duda. ¿Acaso tu frente pura tiene que ajarse en esta vida amarga, las preocupaciones turbar los llantos de tus ojos color cielo y la sombra del ciprés dispersar las rosas de tu cara? ¡No ocurrirá! te llevaré conmigo a las tierras celestes, para que unas tu voz al concierto de los habitantes del cielo. Velarás por los hombres que se han quedado aquí abajo. ¡Vamos! Una Divinidad rompe los lazos que te atan a la vida. ¡Y que tu madre no se vele con lúgubre luto; que no mire tu féretro con ojos diferentes de los que miraban tu cuna; que abandone el entrecejo triste y que tus funerales no entristezcan su cara, sino que lance azucenas a brazadas,
  • 57. pues para un ser puro su último día es el más bello!» De pronto acerca, leve, su ala a la boca rosada... y lo siega, sin que se entere, acogiendo en sus alas azul cielo el alma del niño, llevándolo a las altas regiones, con un blando aleteo. Ahora, el lecho guarda sólo unos miembros empalidecidos, en los que aún hay belleza, pero ya no hay un hálito que los alimente y les dé vida. Murió... Mas en sus labios, que los besos perfuman aún, se muere la risa, y ronda el nombre de su madre; y según se muere, se acuerda de los regalos del año que nace. Se diría que sus ojos se cierran, pesados, con un sueño tranquilo. Pero este sueño, más que nuevo honor de un mortal, rodea su frente de una luz celeste desconocida, atestiguando que ya no es hijo de la tierra, sino criatura del Cielo. ¡Oh! con qué lágrimas la madre llora a su muerto
  • 58. ¡cómo inunda el querido sepulcro con el llanto que mana! Mas, cada vez que cierra los ojos para un dulce sueño, le aparece, en el umbral rosa del cielo, un ángel pequeñito que disfruta llamando a la dulce madre que sonríe al que sonríe. De pronto, resbalando en el aire, en tomo a la madre extrañada, revolotea con sus alas de nieve y a sus labios delicados une sus labios divinos. PRIMERA VELADA Desnuda, casi desnuda; y los árboles cotillas a la ventana arrimaban, pícaros, su fronda pícara. Asentada en mi sillón, desnuda, juntó las manos. Y en el suelo, trepidaban, de gusto, sus pies, tan parvos.
  • 59. -Vi cómo, color de cera, un rayo con luz de fronda revolaba por su risa y su pecho -en la flor, mosca , -Besé sus finos tobillos. Y estalló en risa, tan suave, risa hermosa de cristal. desgranada en claros trinos... Bajo el camisón, sus pies -¡Basta, basta!» -se escondieron. -¡La risa, falso castigo del primer atrevimiento! Trémulos, pobres, sus ojos mis labios besaron, suaves: -Echó, cursi, su cabeza hacia atrás: «Mejor, si cabe...! Caballero, dos palabras...»» -Se tragó lo que faltaba con un beso que le hizo reírse... ¡qué a gusto estaba!
  • 60. -Desnuda, casi desnuda; y los árboles cotillas a la ventana asomaban, pícaros, su fronda pícara. PAUL VERLAINE Poeta francés nacido en Metz en en 1844. Cursó estudios en el Liceo Bonaparte de Paris, y muy pronto, atraído por la lectura de Baudelaire, trabó amistad con los poetas del grupo parnasiano liderado por Leconte de Lisle. Con los primeros libros de poemas, "Poemas saturnianos" 1866, "Fiestas galantes" 1869, y "La buena canción" 1870, se dio a conocer como poeta y empezó a ejercer gran influencia en los círculos literarios.
  • 61. MI SUEÑO Sueño a menudo el sueño sencillo y penetrante de una mujer ignota que adoro y que me adora, que, siendo igual, es siempre distinta a cada hora y que las huellas sigue de mi existencia errante. Se vuelve transparente mi corazón sangrante para ella, que comprende lo que mi mente añora; ella me enjuga el llanto del alma cuando llora y lo perdona todo con su sonrisa amante. ¿Es morena ardorosa? ¿Frágil rubia? Lo ignoro. ¿Su nombre? Lo imagino por lo blando y sonoro, el de virgen de aquellas que adorando murieron. Como el de las estatuas es su mirar de suave y tienen los acordes de su voz, lenta y grave, un eco de las voces queridas que se fueron... SOÑÉ CONTIGO ESTA NOCHE... Soñé contigo esta noche: Te desfallecías de mil maneras Y murmurabas tantas cosas... Y yo, así como se saborea una fruta Te besaba con toda la boca Un poco por todas partes, monte, valle, llanura.
  • 62. Era de una elasticidad, De un resorte verdaderamente admirable: Dios... ¡Qué aliento y qué cintura! Y tú, querida, por tu parte, Qué cintura, qué aliento y Qué elasticidad de gacela... Al despertar fue, en tus brazos, Pero más aguda y más perfecta, ¡Exactamente la misma fiesta! WILLIAM BLAKE Poeta, pintor y filósofo inglés nacido en Londres en 1757. Desde muy pequeño tomó cursos de dibujo y grabado en las escuelas de Henry Pars y James Basire, explorando al mismo tiempo el campo literario con la lectura de grandes poetas y escritores de la época.
  • 63. La marcada tendencia mística, producto de sus alucinaciones, quedó claramente expresada en su obra pictórica y poética, tal como se observa en su primera colección de poemas publicados en 1783 como "Poetical Sketches". Con la "Canción de inocencia" en 1789 y "Canciones de experiencia" en 1794, el poeta quiso reafirmar su creencia sobre la fuerza creativa de la imaginación humana frente a la razón. Entre 1793 y 1818, escribió un conjunto de poemas breves y una obra satírica, "Una isla en la luna", referente a su niñez. Falleció en medio de la pobreza en agosto de 1827. ALEGRÍA "No poseo nombre: pero nací hace dos días." ¿Cómo te llamaré? "Soy feliz. Me llamo alegría." ¡Que el dulce júbilo sea contigo! ¡Bonita alegría! Dulce alegría, de apenas dos días,
  • 64. te llamo dulce alegría: así tú sonríes, mientras yo canto. ¡Que el dulce júbilo sea contigo! CANTO PARA ACUNAR Dulces sueños, formad una pantalla Sobre la linda cabeza de mi niño; dulces sueños de agradables corrientes bajo rayos de luna felices y silenciosos. Dulce sueño, que tus cejas tejan con suave felpa una corona infantil; dulce sueño, Ángel terso, fluctúa sobre mi niño dichoso. Dulces sonrisas, durante la noche meceos sobre mi encanto; dulces sonrisas, sonrisas de Madre, cautivad la noche interminable. Dulces lamentos, suspiros de paloma, no alejéis el letargo de tus ojos, dulces lamentos, sonrisas aún más dulces, cautivad todos los lamentos de paloma. Duerme, duerme, niño afortunado, que toda la creación duerme y sonríe; duerme, duerme felices sueños,
  • 65. mientras tu madre llora sobre ti. Dulce bebé, en tu rostro puedo discernir la santa imagen; dulce bebé, otrora como tú yacía tu hacedor y lloraba por mí. Lloró por mí, por ti, por todos cuando era apenas un pequeñito. Su imagen siempre verás, rostro celestial que sobre ti sonríe, A ti, a mí, a todos les sonríe; quien se volvió un pequeñito. Las sonrisas infantiles son sus mismas sonrisas; y cautivan con paz el cielo y la tierra. CONSTANTINO CAVAFIS Constantino Petrou Cavafis Alejandría, Egipto; 29 de abril de 1863 – 29 de abril de 1933) fue un poeta griego, una de las figuras literarias más importantes del siglo XX y
  • 66. uno de los mayores exponentes del renacimiento de la lengua griega moderna. Trabajó como periodista y como funcionario, y publicó relativamente poco en vida, aunque tras su muerte su obra cobró paulatinamente influencia. Su atípica temática —fuertemente urbana e introspectiva, y sin tapujos acerca de la orientación homosexualdel poeta— demoró su aceptación, pero lo convirtió luego, en la década de 1960, en un icono de la cultura gay. LA CIUDAD Dijiste: "Iré a otra ciudad, iré a otro mar. Otra ciudad ha de hallarse mejor que ésta. Todo esfuerzo mío es una condena escrita; y está mi corazón - como un cadáver - sepultado. Mi espíritu hasta cuándo permanecerá en este marasmo. Donde mis ojos vuelva, donde quiera que mire oscuras ruinas de mi vida veo aquí, donde tantos años pasé y destruí y perdí". Nuevas tierras no hallarás, no hallarás otros mares. La ciudad te seguirá. Vagarás por las mismas calles. Y en los mismos barrios te harás viejo
  • 67. y en estas mismas casas encanecerás. Siempre llegarás a esta ciudad. Para otro lugar -no esperes- no hay barco para ti, no hay camino. Así como tu vida la arruinaste aquí en este rincón pequeño, en toda tierra la destruiste. VUELVE Vuelve a menudo y tómame, amada sensación, vuelve y tómame - cuando del cuerpo la memoria se despierta, y un antiguo deseo vuelve a pasar por la sangre; cuando los labios y la piel recuerdan y las manos sienten como que tocan otra vez. Vuelve a menudo y tómame en la noche, cuando los labios y la piel recuerdan... WALT WHITMAN Desde niño leyó con avidez los clásicos, interesándose muy especialmente en Goethe, Hegel y Emerson, quienes se convirtieron luego en su fuente de inspiración. Abandonó los
  • 68. estudios básicos para emplearse como ayudante de imprenta y más tarde ofició como maestro y periodista, escribiendo artículos para diversas revistas y periódicos. En 1850 se trasladó a New Orleans para trabajar en el campo de la construcción. Cinco años más tarde, tras un gran esfuerzo económico, publicó su famosa obra "Hojas de hierba", alabada en todos los medios literarios y reeditada un sinnúmero de veces. Durante la Guerra Civil norteamericana sirvió como ayudante de enfermería. Al terminar el conflicto continuó añadiendo poemas para las nuevas ediciones de su obra y escribiendo ensayos de contenido político. Aquejado por varias enfermedades, se estableció en New Jersey donde falleció en marzo de 1892. DE "CANTO A MÍ MISMO": 1. Me celebro y me canto a mí mismo. Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti, porque lo que yo tengo lo tienes tú y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también. Vago... e invito a vagar a mi alma. Vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierra para ver cómo crece la hierba del estío. Mi lengua y cada molécula de mi sangre nacieron
  • 69. aquí, de esta tierra y de estos vientos. Me engendraron padres que nacieron aquí, de padres que engendraron otros padres que nacieron aquí, de padres hijos de esta tierra y de estos vientos también. Tengo treinta y siete años. Mi salud es perfecta. Y con mi aliento puro comienzo a cantar hoy y no terminaré mi canto hasta que muera. Que se callen ahora las escuelas y los credos. Atrás. A su sitio. Sé cuál es su misión y no la olvidaré; que nadie la olvide. Pero ahora yo ofrezco mi pecho lo mismo al bien que al mal, dejo hablar a todos sin restricción, y abro de para en par las puertas a la energía original de la naturaleza desenfrenada. ¡ADIÓS, FANTASÍA MÍA! ¡Adiós, Fantasía mía! ¡Adiós, querida compañera, amor mío!
  • 70. Me voy, no sé adónde ni hacia qué azares, ni sé si te volveré a ver jamás. ¡Adiós, pues, Fantasía mía! Déjame mirar atrás por última vez. Siento en mí el leve y menguante tic tac del reloj. Muerte, noche, y pronto se detendrá el latir de mi corazón. Durante mucho tiempo hemos vivido, gozado, y acariciado juntos, en deliquio. Ahora hemos de separarnos. ¡Adiós, Fantasía mía! Pero no nos apresuremos. Largo tiempo, ciertamente, hemos vivido, dormido, nos hemos mezclado el uno con el otro. Si morimos, pues, moriremos juntos (sí, continuaremos siendo uno), si vamos a algún sitio, iremos juntos a afrontar lo que ocurra:
  • 71. quizás seremos más libres y alegres, y aprenderemos algo, quizás me estés ya guiando hacia las verdaderas canciones, (¿quién lo sabe?), quizás eres tú el mortal pomo de la puerta que deshace, gira... Finalmente, pues, te digo: FERNANDO PESSOA Poeta, ensayista y traductor portugués nacido en Lisboa en 1888. Es la figura más representativa de la poesía portuguesa del siglo XX. Sus primeros años transcurrieron en Ciudad del Cabo mientras su padrastro ocupaba el consulado de Portugal en Sudáfrica. A los diecisiete años viajó a Lisboa, donde después de interrumpir estudios de Letras alternó el trabajo de oficinista con su interés por la actividad literaria.
  • 72. COMO SI CADA BESO... Como si cada beso Fuera de despedida, Cloé mía, besémonos, amando. Tal vez ya nos toque En el hombro la mano que llama A la barca que no viene sino vacía; Y que en el mismo haz Ata lo que fuimos mutuamente Y la ajena suma universal de la vida. Coróname de rosas...* Coróname de rosas, de verdad coróname De rosas Rosas que al quemar Sobre una frente queman Demasiado Rápido! Coróname de rosas Y con el volátil follaje, Que así sea.
  • 73. He pasado toda la noche sin dormir, viendo... He pasado toda la noche sin dormir, viendo, sin espacio tu figura. Y viéndola siempre de maneras diferentes de como ella me parece. Hago pensamientos con el recuerdo de lo que es ella cuando me habla, y en cada pensamiento cambia ella de acuerdo con su semejanza. Amar es pensar. Y yo casi me olvido de sentir sólo pensando en ella. No sé bien lo que quiero, incluso de ella, y no pienso más que en ella. Tengo una gran distracción animada. Cuando deseo encontrarla casi prefiero no encontrarla, Para no tener que dejarla luego. No sé bien lo que quiero, ni quiero saber lo que quiero. Quiero tan solo Pensar en ella. Nada le pido a nadie, ni a ella, sino pensar.
  • 74. ELIZABETH BAEET Poeta inglesa nacida en marzo de 1806 en Coxhoe Hall, Durham. Hija de un rico terrateniente, recibió una esmerada educación, gracias a la cual se interesó desde muy pequeña por la lectura de los clásicos. En 1920 publicó su primer poema "La batalla de Maratón", seguida por "Ensayo sobre el hombre y otros poemas" en 1826, "El serafín y otros poemas" en 1838 - publicación ésta que la elevó a la fama internacional-, "El lamento de los niños" en 1841 y "El galanteo de Lady Geraldine" en 1844. Falleció en Florencia en 1861. Después de su muerte, se editó, en 1863, su última producción poética: "Últimos poemas".
  • 75. OH, AMOR MÍO, AMOR MÍO... Oh, amor mío, amor mío, cuando pienso que existías ya entonces, hace un año, cuando yo estaba sola aquí en la nieve y no vi tus pisadas ni escuché tu voz en el silencio... Mi cadena, eslabón a eslabón, iba midiendo como si no pudiese verme libre por tu posible mano... ¡Hasta beber la prodigiosa copa de la vida! ¡Qué extraño no sentirte en el temblor del día o de la noche, voz, presencia, ni adivinarte en esas flores blancas! Yo era ciega lo mismo que el ateo que no descubre a Dios al que no ve. SI HAS DE AMARME QUE SEA SOLAMENTE... Si has de amarme que sea solamente por amor de mi amor. No digas nunca que es por mi aspecto, mi sonrisa, el modo
  • 76. de hablar o por un rasgo de carácter que concuerda contigo o que aquel día hizo que nos sintiéramos felices... Porque, amor mío, todas estas cosas pueden cambiar, y hasta el amor se muere. No me quieras tampoco por las lágrimas que compasivo enjugas en mi rostro... ¡Porque puedo olvidarme de llorar gracias a ti, y así perder tu amor! Por amor de mi amor quiero que me ames, para que dure amor eternamente. Y NO OBSTANTE EL AMOR POR SER AMOR... Y no obstante el amor por ser amor es bello. Igual llamea reluciente un gran templo y la hierba. El mismo fuego arde quemando el cedro y la cizaña. Y el amor es un fuego; y cuando digo
  • 77. te quiero, oh Dios, te quiero, ante tus ojos me transfiguro en esplendor y siento mi cara centelleante que deslumbra. En el amor no puede haber ruindad aunque amen los más ruines de los seres, que cuando aman a Dios Él los acepta. Y en la apariencia ruin de lo que soy refulge el sentimiento y purifica por ser fruto de amor lo que es de carne. T.S. ELIOT Thomas Stearns Eliot, conocido como T. S. Eliot (St. Louis, Misuri; 26 de septiembre de 1888 - f. Londres; 4 de enero de 1965) fue un poeta, dramaturgo ycrítico literario anglo-
  • 78. estadounidense. Eliot nació en los Estados Unidos y se trasladó al Reino Unido en 1914, con 25 años. El crítico Edmund Wilson afirmó de Eliot: «Es uno de nuestros auténticos poetas únicos».[3] En 1948 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura «por su contribución sobresaliente y pionera a la poesía moderna» LA MUERTE DE SAN NARCISO VEN BAJO LA sombra de esta roca gris Entra bajo la sombra de esta roca gris, Y te mostraré algo distinto, lo mismo de Tu sombra extendiéndose sobre la arena al alba, o Tu sombra saltando tras el fuego contra la piedra carmesí: Te mostraré su ropa y miembros manchados de sangre Y la sombra gris sobre sus labios. Una vez caminaba entre el mar y los acantilados Cuando el viento le hizo consciente dé sus miembros sucediéndose suavemente Y de sus brazos cruzados sobre el pecho. Al caminar por la pradera Estaba ahogado y sosegado por su propio ritmo. En el río
  • 79. Sus ojos se percataron de los ángulos agudos de sus ojos Y sus manos, de las puntas agudas de sus dedos. Sobrecogido por tal conocimiento No pudo vivir al modo de los hombres, y se convirtió en un danzante ante Dios Si caminaba en las calles citadinas Parecía pisotear los rostros, convulsos muslos y rodillas. Así que surgió del fondo de la roca. Al principio estaba seguro que había sido un árbol, Entreverando sus ramas una con otra Y trenzando sus raíces una con otra. Luego supo que había sido un pez Con el vientre blanco y resbaladizo atrapado entre sus dedos, Retorciéndose en su propio puño, su antigua belleza Fija por un instante en las puntas rosáceas de su nueva belleza. Después había sido una muchacha Acorralada en los bosques por un viejo borracho Y así conoció al final el sabor de su propia blancura El horror de su propia tersura, Y se sintió borracho y viejo.
  • 80. Se convirtió entonces en un danzante ante Dios. Como su carne estaba enamorada de las flechas en llamas Danzó en la arena ardiente Hasta que las flechas llegaron. Mientras las abrazaba, su carne blanca se rindió a lo rojo de su sangre, y halló satisfacción. Ahora él es verde, seco y manchado Con la sombra en los labios. EL PRIMER CORO DE LA ROCA «SE CÍERNE EL águila en la cumbre del cielo, El cazador y la jauría cumplen su círculo. ¡Oh revolución incesante de configuradas estrellas! ¡Oh perpetuo recurso de estaciones determinadas! ¡Oh mundo del estío y del otoño, de muerte y nacimiento! El infinito ciclo de las ideas y de los actos, infinita invención, experimento infinito, Trae conocimiento de la movilidad, pero no de la quietud; Conocimiento del habla, pero no dei silencio; Conocimiento de las palabras e ignorancia de la Palabra. Todo nuestro conocimiento nos acerca a nuestra ignorancia,
  • 81. Toda nuestra ignorancia nos acerca a la muerte, Pero la cercanía de la muerte no nos acerca a Dios. ¿Dónde está la vida que hemos perdido en vivir? ¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento? ¿Dónde el conocimiento que hemos perdido en información? Los ciclos celestiales en veinte siglos Nos apartan de Dios y nos aproximan al polvo.» RAINE MARIA RILKE Poeta y novelista austro- germano nacido en Praga en 1875. Cuando fijó la residencia en Paris en 1902, ya era reconocido como el más importante escritor en lengua
  • 82. alemana. Allí publicó obras importantes como "Nuevos poemas" 1907, "Réquiem" 1909 y la novela "Los cuadernos de Malte LauridsBrigge" 1910. La primera guerra mundial lo sorprendió en Munich donde se vio obligado a prestar servicios como oficinista. En 1919 logró establecerse en Suiza y terminó las famosas creaciones "Elegías de Duino", "Los sonetos a Orfeo", "Gong" 1924 y "Mausoleo" 1926. Víctima de leucemia, falleció en Suiza en diciembre de 1926. CANCIÓN DE AMOR ¿Cómo sujetar mi alma para que no roce la tuya? ¿Cómo debo elevarla hasta las otras cosas, sobre ti? Quisiera cobijarla bajo cualquier objeto perdido, en un rincón extraño y mudo donde tu estremecimiento no pudiese esparcirse. Pero todo aquello que tocamos, tú y yo, nos une, como un golpe de arco, que una sola voz arranca de dos cuerdas.
  • 83. ¿En qué instrumento nos tensaron? ¿Y qué mano nos pulsa formando ese sonido? ¡Oh, dulce canto! POR TI, PARA QUE TÚ UN DÍA LLEGARAS... Por ti, para que tú un día llegaras, ¿no respiraba yo a media noche el flujo que ascendía de las noches? Porque esperaba, con magnificencias casi inagotables, saciar tu rostro cuando reposó una vez contra el mío en infinita suposición. Silencioso se hizo espacio en mis rasgos; para responder a tu gran mirada se espejaba, se ahondaba mi sangre. ¡Qué expresión fue sembrada en mi interior para que, cuando crece tu sonrisa, proyecte sobre ti espacio cósmico! Pero tú no vienes, o vienes demasiado tarde. Precipitaros, ángeles, sobre este linar azul. ¡Segad, segad, oh ángeles!
  • 84. LORD BYRON Jorge Noel Gordon, poeta inglés nacido en Londres en 1788. Estudió en el colegio Harrow y en la Universidad de Cambridge. En 1798 heredó de su tío abuelo el titulo de Barón y en 1809 ocupó un escaño en la Cámara de los Lores. Su primera colección de poemas se publicó en 1807 con el nombre de"Horas de ocio", seguida por "Bardos ingleses y críticos escoceses" en 1809 como réplica a las críticas que recibía. Viajó durante dos años por España, Portugal y Grecia y a su regresó publicó en 1812 los primeros cantos de"Childe Harold", poema que lo llevó a la fama convirtiéndolo en uno de los escritores más versátiles e importantes del romanticismo. "Don Juan", considerada su mejor obra poética, fue publicada en 1823. En enero de 1824 por su apoyo a los griegos en la lucha contra los turcos, fue
  • 85. nombrado Comandante en Jefe. Falleció tres meses después. ACUÉRDATE DE MÍ Llora en silencio mi alma solitaria, excepto cuando está mi corazón unido al tuyo en celestial alianza de mutuo suspirar y mutuo amor. Es la llama de mi alma cual lumbrera, que brilla en el recinto sepulcral: casi extinta, invisible, pero eterna... ni la muerte la puede aniquilar. ¡Acuérdate de mí!... Cerca a mi tumba no pases, no, sin darme una oración; para mi alma no habrá mayor tortura que el saber que olvidaste mi dolor. Oye mi última voz. No es un delito rogar por los que fueron. Yo jamás te pedí nada: al expirar te exijo que vengas a mi tumba a sollozar.
  • 86. CUANDO NOS SEPARAMOS... Cuando nos separamos en silencio y con lágrimas, con el corazón medio roto, para apartarnos por años, tu mejilla se tornó pálida y fría y tu beso aún más frío... Aquella hora predijo en verdad todo este dolor. El rocío de la mañana resbaló frío por mi frente y fue como un anuncio de lo que ahora siento. Tus juramentos se han roto y tu fama ya es muy frágil; cuando escucho tu nombre comparto su vergüenza. Cuando te nombran delante de mí, un toque lúgubre llega a mi oído y un estremecimiento me sacude. ¿Por qué te quise tanto? Aquellos que te conocen bien no saben que te conocí: Por mucho, mucho tiempo habré de arrepentirme de ti tan hondamente, que no puedo expresarlo.
  • 87. En secreto nos encontramos, y en silencio me lamento de que tu corazón pueda olvidar y tu espíritu engañarme. Si llegara a encontrarte tras largos años, ¿cómo habría de saludarte? ¡Con silencio y con lágrimas! PERCY BYSSHE SHELLEY Poeta inglés nacido en Field Place, Sussex, en 1792. Estudió en EtonCollege y Oxford, gracias a que nació en el seno de una rica familia aristócrata. Dueño de un temperamento independiente y rebelde, se inclinó desde joven por los temas metafísicos, tratando de encontrar una verdad que se ajustara al
  • 88. agnosticismo que siempre profesó. Por esta razón fue expulsado de Oxford en 1811, y desde entonces, alternó las investigaciones filosóficas con el ejercicio literario produciendo obras como "Himno a la belleza intelectual" y "MontBlanc". Después de sostener algunas aventuras amorosas, se casó en 1814 y se radicó en Italia donde produjo la parte más importante de su obra, representada especialmente por "La Reforma", "Prometeo liberado", "Oda al viento delOeste", "Himno de Apolo" y "Adonais" entre otros. Falleció en 1822 FILOSOFÍA DEL AMOR Las fuentes se unen con el río y los ríos con el Océano. Los vientos celestes se mezclan por siempre con calma emoción. Nada es singular en el mundo: todo por una ley divina se encuentra y funde en un espíritu. ¿Por qué no el mío con el tuyo? Las montañas besan el Cielo, las olas se engarzan una a otra. ¿Qué flor sería perdonada si menospreciase a su hermano?
  • 89. La luz del sol ciñe a la tierra y la luna besa a los mares: ¿para qué esta dulce tarea si luego tú ya no me besas? TEMO TUS BESOS Temo tus besos, dulce dama. Tú no necesitas temer los míos; Mi espíritu va tan hondamente abrumado, Que no puede agobiar el tuyo. Temo tu porte, tus modos, tu movimiento. Tú no necesitas temer los míos; Es inocente la devoción del corazón con la que yo te adoro. SOY COMO UN ESPÍRITU QUE MORA... Soy como un espíritu que mora en lo más hondo del corazón. Siento sus sentimientos, pienso sus pensamientos y escucho las conversaciones más íntimas del alma, la voz que sólo se oye en el rumor de la sangre, cuando el vaivén de los latidos se asemeja al sosegado oleaje del océano estival. He desatado la melodía dorada de su alma profunda y me he zambullido en ella
  • 90. y, como el águila en medio de la bruma y la tormenta, he dejado que mis alas se adornasen con el fulgor de los rayos. JOHN KEATS Poeta inglés nacido en Londres en 1795. Huérfano desde muy pequeño, fue educado en una escuela de Enfield donde antes de los quince años ya traducía a Virgilio. Se graduó luego como farmacéutico, pero sólo ejerció la profesión durante dos años, después de los cuales se dedicó por completo a la poesía. En 1817 apareció su primera colección.titulada "Poemas", seguida por "Hiperión", "Oda a Psyche", "Oda a una urna griega" y "Oda a un ruiseñor", entre otras. Aquejado por la tuberculosis, enfermedad que había diezmado a su familia, y decepcionado por su divorcio de una joven vecina de quien se había enamorado profundamente, se trasladó a Roma, donde pese a su enfermedad y a sus problemas
  • 91. económicos, produjo una parte muy importante de su obra, consistente en poemas y cartas, entre las que se cuentan, "La Belle Dame sansMerci" y "ToAutumn". Falleció en Roma en febrero de 1821 A UN AMIGO QUE ME ENVIÓ UNAS ROSAS Cuando ya tarde paseaba por los campos felices, A la hora en que la alondra sacude el trémulo rocío De su exuberante escondite de trébol; -cuando de nuevo Los bravos caballeros cogen sus abollados escudos: Vi la flor más linda que haya ofrecido la naturaleza silvestre, Una rosa almizcleña recién mecida por el viento; la primera en desprender Su fragancia al verano: crecía encantadora, Como si fuera el cetro que empuñara la reina Titania. Y mientras me regalaba con su aroma, Pensé en la rosa de jardín, con mucho superada: Pero cuando, ¡Oh Wells!, tus rosas llegaron a mí, Mi sentido con su exquisitez quedó presagiado: Dulces voces tenían, que con tierna súplica, Me susurraban sobre paz, verdad e invencible cordialidad.
  • 92. BIEN VENIDA ALEGRÍA, BIENVENIDO PESAR Bien venida alegría, bien venido pesar, la hierba del Leteo y de Hermes la pluma: vengan hoy y mañana, que los quiero lo mismo. Me gusta ver semblantes tristes en tiempo claro y alguna alegre risa oír entre los truenos; bello y feo me gustan: dulces prados, con llamas ocultas en su verde, y un reírse zumbón ante una maravilla; ante una pantomima, un rostro grave; doblar a muerto y alegre repique; el juego de algún niño con una calavera; mañana pura y barco naufragado; las sombras de la noche besando a madreselvas; sierpes silbando entre encarnadas rosas; Cleopatra con regios atavíos y el áspid en el seno; la música de danza y la música triste, juntas las dos, prudente y loca; musas resplandecientes, musas pálidas; el sombrío Saturno y el saludable Momo: risa y suspiro y nueva risa... ¡Oh, qué dulzura, el sufrimiento! Musas resplandecientes, musas pálidas, de vuestro rostro alzad el velo,
  • 93. que pueda veros y que escriba sobre el día y la noche a un tiempo; que se apague mi sed de dulces penas; ramas de tejo sean mi refugio, entrelazadas con el mirto nuevo, y pinos y limeros florecidos, y mi lecho la hierba de una fosa. http://www.poemas-del-alma.com