Durante la primera y segunda semana del desarrollo embrionario, el cigoto se implanta en el endometrio y comienza a diferenciarse en varias capas de células, incluido el embrioblasto, trofoblasto, amnios y otros tejidos. El trofoblasto erosiona los vasos sanguíneos uterinos, permitiendo el inicio de la circulación placentaria. Al final de la segunda semana, el embrión ha alcanzado una mayor complejidad con la formación de varias estructuras importantes.