Este documento resume varias profecías bíblicas sobre el fin de la era actual y el establecimiento del reino mesiánico. Predice que Jerusalén será asediada por las naciones pero que Dios la defenderá, y que cuando regrese establecerá su reino eterno desde el Monte de los Olivos. También profetiza que todas las naciones acudirán a Jerusalén cada año y que no habrá más guerras, sino paz universal bajo el reinado mesiánico de Dios.