Siempre recuerdo a Sócrates "Obsérvate sin ceguera y di con precisión y coraje lo que estás sintiendo." Que Fácil Decir: ¡Olvídalo! Estoy de pie… frente a las puertas del averno Contemplando un descomunal paisaje de cadáveres Pude ver sus caras, se retuercen, son hienas entre estiércol Gran jugada bajo sucias sabanas la de los falsos profetas Entre cerebros podridos el pensamiento lúcido era imposible Sucumbió el líder ante las bragas fosforescente de la hechicera Ideales, amistad y lealtad convirtiéranse en utopías perversas Conveniente fue la entrega y premiada la incompetencia Encendiendo estoy las intermitentes páginas Deponiendo la ira de lo que ya sospechaba Ríos de sangre desbordaron las tristes lunas Los cuervos felices retozaban sin importar a quién sacrificaban Que fácil decir: ¡Olvídalo! Cuando insectos y larvas arrancaron las entrañas Que fácil decir: ¡Olvídalo! Cuando el cuerpo volviérase feto y la vida se escapaba Que fácil decir: ¡Olvídalo! Cuando la comida se te atragantaba en la garganta Que fácil decir: ¡Olvídalo! Para quien todo lo tiene y del muerto no sabe nada El pico de fuego le fue clavado una y mil veces con alevosía y ventaja Danzaba la bestia sobre sus sueños y nadie dijo: ¡Basta! Provocación, desdén y falsos testimonios Fueron su tela de araña y nadie dijo: ¡Basta! Mientras la victima quedaba calva y retorcía entre la mierda que no controlaba Temporales y desalientos fueron interminables peldaños fatigosos Escondida entre corredores y escaleras solitarias Apartándose de quienes dejaron de ser sus amigos y cambiaban de bando Sucios mentirosos, mascaras funestas, nunca fue lo mejor lo que buscaban Ni lo ideal para los niños solo fueron siempre sus ganas Criaturas desnudas de lealtad solo importaban sus hambres y sus joyas La circunferencia infernal seguirá girando entre luces intensas Regresando al punto de inicio porque dolor con dolor se paga No será mi voz la condena sobre sus millonarias laderas de falsedades El falso prestigio caerá por su propio peso porque todo se sabe Las caretas de los venerados moralistas no serán eternas Falsos expertos sonrían todavía su senda es ancha Las nuevas ideas se les perderán en profundos abismos No hay que olvidar que la falsa gloria está guardada en saco sin fondo Lo que se construye sobre el dolor de otro se desplomará en caída libre En esta selva prefiero seguir siendo humana a pesar de mis imperfecciones Porque nunca obtuve nada que con esfuerzo no ganara Rodarán quizás las hojas del amarillo calendario Mañana las cabezas de los cuervos, nadie es indispensable Pero siempre renaceré de las cenizas aunque el silencio de Dios Sea para mí hoy indiferencia y frialdad elocuente Y entre oscilaciones solitarias y entre tumbos la razón se desmorone Nunca podrán callar lo que alma y el corazón clama FANNY JEM WONG 25.09.2006 Está escrito ¡Así sea! El orgullo engendra al tirano. El orgullo, cuando inútilmente ha llegado a acumular imprudencias y excesos, remontándose sobre el más alto pináculo, se precipita en un abismo de males, del que no hay posibilidad de salir. Sócrates