La realidad aumentada enriquece el escenario físico real con información digital proporcionada por un sistema informático. Requiere hardware como cámaras, pantallas y procesadores potentes, así como software de reconocimiento de imágenes, GPS y tratamiento de imágenes. Puede aplicarse en ámbitos como la salud, educación, entretenimiento y turismo, ofreciendo tanto utilidad como diversión a través de experiencias interactivas.