El documento describe la ciudad de Trujillo, Perú en la primera mitad del siglo XX. Menciona que Trujillo conservaba su arquitectura colonial con casonas señoriales y amplios salones. Las actividades culturales eran insignificantes y la universidad se concentraba principalmente en las clases y eventos académicos. La ciudad también contaba con varias escuelas primarias y colegios religiosos para educar a los jóvenes de la época.