Las plantas evolucionaron de organismos acuáticos a terrestres, desarrollando tejidos y semillas. Las más primitivas como musgos y helechos carecían de semillas. Las gimnospermas como coníferas transportaban semillas por el viento. Las angiospermas son las más evolucionadas, encerando semillas en frutos. La fotosíntesis les permitió producir oxígeno y alimentos a partir de la luz solar.