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Resumen 1ª parte

     “No sé si debo entreteneros….que buscaba;
     En este primer fragmento, trata de la duda metódica, recurso epistemológico,
que Descartes emplea, para deshacerse de cualquier enunciado confuso o
impreciso. Centra su interés en establecer un tipo de filosofía rigurosa, exacta,
que pueda ser universalizable, (como lo es la ciencia matemática, por ejemplo), y
piensa que se tendría que rechazar toda idea que provocase una duda razonable,
deshaciéndose de los prejuicios. Le parece incorrecto afirmar como ciertas,
proposiciones sin haber comprobado fehacientemente, con anterioridad, su verdad.
     Esto lleva a Descartes a manifestar que hay que dudar de: los sentidos, los
razonamientos matemáticos, la distinción entre sueño y realidad.
     El filósofo se pregunta si habrá algún conocimiento absolutamente indubitable,
fundamento y base de su filosofía.
     Así llega a la conclusión de que mientras esta dudando, piensa, y es imposible,
dudar sin existir. De esta forma llegó a: Pienso, luego soy, primer principio de su
filosofía.

2ª PARTE:

    Resumen: Desde “Al examinar, después,…” hasta “…son las que concebimos
distintamente.”
    En este fragmento analiza más profundamente la cuestión de la naturaleza de
este yo que piensa. Y llega a la conclusión de que es esencial al ser humano la
actividad del pensamiento, ya que si dudamos del pensamiento, dudamos de la
existencia del propio ser. Argumenta, se puede fingir la existencia de todo lo
material (ya que funciona como una máquina,) pero no la de la actividad mental,
porque la duda es una actividad del pensamiento, y aunque el cuerpo no existiese,
el alma no dejaría de trabajar. Puesto que es absurdo pensar que el pensamiento
se puede ejercer en abstracto o en el vacío. Necesariamente lo lleva a cabo la res
cogitans o alma.

    Revisa el criterio que debe seguir para saber si algo es verdadero. Una cosa es
verdadera cuando la percibimos de forma clara y no la confundimos con las demás,
esto es, que nuestra mente no se confunde. Utiliza el Cogito ergo sum (pienso
luego existo) como modelo paradigmático, de tal modo, que si encontramos otra
proposición que tenga la misma claridad y distinción que éste, podremos
considerarla cierta y segura. Esta es la formulación de la primera regla del método,
la de la evidencia: no tomar por verdadero, sino lo que se presenta a mi mente de
manera clara y distinta

3ª PARTE:

   Resumen: Desde “Reflexionando, a continuación,…” hasta “…cualquier
demostración de la geometría.”

    En la tercera parte, Descartes reflexiona acerca del hecho de que siendo él un
ser imperfecto, (pues la mayor perfección se encuentra en conocer y no en dudar),
como es posible, que pueda concebir la perfección, (influencia de San Agustín). La
respuesta a esto parece hallarse en que dicha idea proviene de una naturaleza que
sí es perfecta. Sin embargo, esto no significa que él no pueda concebir
pensamientos correctos, pues aunque su mente es imperfecta, no lo es del todo.
Así, hablamos de cosas como el cielo o el calor, ideas que no le superan en
perfección, que sí puede conocer. Visto esto, aún queda la duda de la procedencia
de la idea de perfección y visto que no puede proceder de él, ni tampoco de la nada
(porque de la nada, nada se crea), sólo queda la posibilidad de remitirse a una
naturaleza más perfecta, es decir, a Dios, que la ha puesto en su mente (idea
innata).
También, analizando otras verdades, se da cuenta de que un razonamiento lógico,
como un desarrollo matemático, puede ser evidentemente correcto, pero que, por
otro lado, éste no tiene que existir por necesidad. Así pues, en un triángulo, sus
tres ángulos tienen que ser necesariamente iguales a dos rectos, pero esto no
quiere decir que exista triángulo alguno fuera del campo de la matemática. En
cambio, la existencia de Dios es tan evidente como lo puede ser un razonamiento
matemático, pero en la idea de Dios como ser perfecto se halla comprendida la
existencia, porque le es esencial. De este modo, Descartes expone cómo llega a la
conclusión de que Dios existe. (Vemos aquí claramente la influencia de S. Anselmo
y Avicena)

   2. NOCIONES

    2.1 DUDA Y CERTEZA.
        Descartes se propone en el “Discurso del Método” y en las “Meditaciones
Metafísicas” encontrar si es posible un juicio absolutamente cierto y esto
significa que no pueda ser cuestionada su verdad, ni por las más extravagantes
suposiciones de los escépticos. Descartes entiende el concepto de verdad como
certeza, es decir, como ausencia de toda duda.
Una vez determinado el objetivo, Descartes aclara el procedimiento
del que se va a servir para determinar si una certeza tal existe o no, a saber:
considerar como falso todo conocimiento, en cuanto se puedan encontrar
razones para dudar de su verdad.
¿De qué duda Descartes? A partir de aquí se exponen las diversas fases por las que
pasa la duda:
        - Duda de los sentidos: algunas veces nos engañan y nos inducen a error,
        por lo que no nos podemos fiar de ellos.
        - Duda del mundo exterior: a veces es imposible distinguir la realidad
        exterior del sueño. Yo lo percibo como real, pero también me ha pasado
        durante el sueño y creía que era real.
        - Duda de los propios razonamientos: mi entendimiento se puede
        equivocar cuando razona. En las Meditaciones metafísicas plantea la
        posibilidad de que exista un genio maligno que hubiese creado mi mente
        de suerte que por más claro que vea la verdad de un juicio matemático, este
        pueda ser falso.

    ¿Adónde quiere llegar?
A admitir como verdaderas las ideas evidentes, es decir, claras y distintas.
Para Descartes, el criterio de verdad del conocimiento se basa en la evidencia
objetiva. De este modo pretende alcanzar la certeza; Descartes define la certeza
como
un conocimiento que proporciona seguridad absoluta al entendimiento, no vale con
creer algo porque lo hayas imaginado, porque podría ser un sueño y ser falso.
Descartes obtiene la idea de certeza a partir de la primera verdad descubierta con
el ejercicio de la duda metódica y esa certeza es “pienso, luego soy”, para él la
verdad absoluta: El “cogito ergo sum” (pienso, luego existo), desvanece la duda.

   2.2 ALMA Y CUERPO (res cogitans y res extensa).
Descartes considera al alma como separada del cuerpo
   Por alma entendemos la sustancia espiritual, cuyo atributo esencial es el
pensamiento, mientras que por extensión (cuerpo) entendemos la sustancia
corpórea. Ademas está la sustancia infinita que se corresponde con Dios. Descartes
considera, pues, que hay tres sustancias.
Si bien, tanto la existencia de mi cuerpo como la de los otros cuerpos, por la
hipótesis del genio maligno sólo quedará garantizada si se prueba la existencia
de Dios y su bondad, cosa que hace Descartes.
Descartes opina que alma y cuerpo no son una sola sustancia.
Descartes define la substancia como "una cosa existente que no requiere más que
de sí misma para existir". Pero esa definición, si se entiende en su sentido literal,
solamente tiene aplicación a Dios. Ahora bien, lo que percibimos no son
substancias como tales, sino atributos de substancias. Los atributos son las
propiedades que se consideran esenciales.
Para Descartes el atributo principal de la substancia espiritual es el pensar.
En el ser humano, según Descartes, el alma está unida al cuerpo a través de la
glándula pineal, localizada en el cerebro.
Descartes cree que el cuerpo debe entenderse como materia constituida por la
extensión, el espacio lleno: los cuerpos son realidades extensas
 Para probar la existencia de los cuerpos, Descartes necesita probar previamente la
existencia de Dios.
Encontramos así pues dos líneas de pensamiento, a saber la que pone el acento en
la distinción entre alma y cuerpo y la que acepta y trata de explicar la
interacción y la unidad total del hombre.

2.3. PENSAMIENTO E IDEAS.

    Por pensamiento, entendemos de modo general, un acto mental de tipo
cognoscitivo. Sin embargo, Descartes se refiere con esta palabra a todo contenido
mental, a todo lo que se encuentra en la mente. Entiende por “pensar” “todo lo que
se produce en nosotros de modo que lo percibimos inmediatamente por nosotros
mismos; por esto, entender, querer, imaginar, sentir hacen referencia a la misma
cosa : pensar”. Incluye las impresiones, emociones o pasiones, en la medida en que
son procesos mentales conscientes.
Tenemos ya una verdad absolutamente cierta: la existencia del Yo como sujeto
pensante. No puedo dudar de mi pensamiento, y si pienso, es porque existo.
Indudablemente, ese criterio de verdad fue sugerido a Descartes por las
matemáticas. Una proposición matemática verdadera se impone a la mente. Sólo
las ideas claras y distintas dan lugar a juicios ciertos.
El problema es enorme, sin duda, ya que a Descartes no le queda más remedio que
deducir la existencia de la realidad a partir de la existencia del pensamiento.
Tenemos por un lado, el pensamiento como actividad (yo pienso) y por otro, las
ideas que piensa.
Las ideas son aquellas cosas que podemos pensar y que están en nuestra mente.
Por un lado estarían las ideas verdaderas y falsas, según su adecuación a la
realidad; según el criterio de verdad podemos diferenciar las ideas claras o
indudables frente a las ideas confusas; y finalmente según su origen, podemos
diferenciar por un lado las ideas adventicias, que son aquellas que parecen
provenir del exterior y por otro lado las facticias, producidas por la imaginación, y
las cuales no corresponden a la realidad. Finalmente las ideas innatas, que son
aquellas que ya se encuentran en el alma o la mente. Descartes deduce que dichas
ideas han debido ser puestas en el sujeto por Dios. Estas ideas serian
indudablemente verdaderas, pues la garantía del criterio de verdad es la existencia
de Dios, y si éste es la fuente de estas ideas, necesariamente han de ser
verdaderas. El principio, "pienso, luego existo", seria un ejemplo de este último
caso.

       3. Temas.

3.1. EL COGITO Y EL CRITERIO DE VERDAD.
Una vez que Descartes tiene la certeza del sujeto pensante y el criterio general
de certeza, es preciso indagar si existe alguna otra realidad de la cual no
quepa dudar y para ello utiliza el principio de causalidad que aplica a las ideas.
La cuestión es si el sujeto pensante puede ser la causa de todas las ideas que están
en su mente. Concluye que el sujeto pensante es la causa de todas las ideas que
están en su mente, excepto de la idea de Dios.
El criterio cartesiano de verdad está ya formulado en la primera regla del método:
podré estar seguro de que un conocimiento es verdadero cuando lo perciba clara y
distintamente, esto es, de tal modo que no puede dudar de su verdad. El criterio de
verdad ofrece dos dificultades:
    -Que es un criterio meramente formal.
    -Que el criterio de claridad y distinción vale para saber que aquello que el yo
percibe de forma clara y distinta es seguro subjetivamente.
La hipótesis del genio maligno no anula la certeza que uno tiene de su propia
existencia. La existencia de un Dios bondadoso es la garantía definitiva o
última del criterio de verdad. Puedo pensar que no existe Dios, que no existe el
mundo, las cosas… Pero no puedo pensar que yo, que pienso estas cosas, no existo
al mismo tiempo que las pienso.
Descartes opinaba que siguiendo las reglas del método, utilizando solamente la
razón, podríamos llegar a conocer todo cuanto quisiéramos. Quería llegar a
distinguir lo verdadero de lo falso y poder encontrar así, la certeza absoluta, el
fundamento sólido de su sistema filosófico.
Descartes desconfía de los sentidos y afirma únicamente el conocimiento basado
en la razón.
El cogito es la primera verdad en el orden del conocimiento, que tiene dos sentidos:
por una parte es la primera verdad a la que llegamos cuando hacemos uso de la
duda metódica, y en segundo lugar podemos fundamentar a partir de ella todas las
demás.
Por ello Descartes es escéptico en el planteamiento de su filosofía, pero no en su
desenlace en cuanto considera incuestionable la existencia de un sujeto pensante.
La certeza del sujeto tiene su antecedente en San Agustín: “si me equivoco,
existo”. El cuerpo en cuanto cosa extensa es completamente distinto de la mente y
queda cuestionada su existencia.
Hasta llegar a una certeza que resista todos los ataques de la duda y de la que sea
imposible dudar. En el cogito ergo sum encuentra Descartes la idea clara y
distinta, de la cual extrae la regla general que le guiará en los sucesivos pasos de la
investigación de la verdad.
La razón está controlada por el método y éste funcionará bien usando
correctamente las cuatro reglas: La evidencia es el criterio de verdad. La evidencia
se define por sus dos caracteres esenciales: La claridad y la distinción. El resto lo
constituye el análisis, la síntesis y la enumeración.

       3. 2. LAS DEMOSTRACIONES DE LA EXISTENCIA DE DIOS.

Antes de exponer las pruebas de la existencia de Dios es necesario realizar una
distinción entre tipos de ideas según su grado de evidencia:
        - Por un lado están las ideas que pueden ser innatas, es decir, que
           proceden de la mente y el alma, se encuentran dentro del sujeto pero no
           han sido producidas por él, han sido creadas por Dios.
        - Por otro lado están las ideas adventicias, que son las que provienen del
           exterior del sujeto y coinciden con la realidad que muestran los sentidos.
        - Por último se encuentran las facticias, producto de la imaginación e
           invenciones del sujeto. Todas ellas son falsas.
Las pruebas de la existencia de Dios presentan las siguientes características:
1.- Parten del cogito, que como hemos visto es la primera verdad.
2.- No pueden ser demostraciones fruto de la deducción. Deben ser una
prolongación del cogito.
3.- Las dos primeras pruebas parten del principio de causalidad, mientras que la
tercera es una idea a priori
Las pruebas que expone Descartes para demostrar la existencia de Dios son:
        - La primera parte de la idea innata de infinito de una sustancia eterna,
           inmutable y omnisciente.
        - La segunda está basada en la idea de que el sujeto pensante no
           puede ser la causa de sí mismo.
        - La tercera explica la existencia de Dios según la 5ª Meditación y parte de
           la prueba de San Anselmo, por lo que se le conoce como la prueba
           ontológica.
Tras demostrar la existencia de Dios a través del criterio de verdad, Descartes
establece las siguientes conclusiones:
- La existencia de Dios está creada a partir de la intuición absoluta, que
encontramos dentro de la teoría “Dios tiene realidad en sí”.
- La hipótesis del genio maligno queda cancelada.
- Todas aquellas que el yo percibe clara y distintamente son reales.

4. CONTEXTUALIZACION:
        Descartes nace en 1596 y muere en 1650, su filosofía se desarrolla a lo
largo del siglo XVII.
        El texto pertenece la cuarta parte de la obra “El discurso del método” .
En la cuarta parte, cuenta las conclusiones metafísicas a las que llegó ; dudó, de
todo lo que no tenía por cierto, hasta descubrir una verdad irrefutable: “pienso,
luego existo”. Unos años después publica las “Meditaciones metafísicas” en las que
se demuestra la existencia de Dios y la inmortalidad del alma.
En relación a la nueva ciencia. El surgimiento de la filosofía moderna, que se inicia
con Descartes, está en conexión con el triunfo de la ciencia moderna. Copérnico,
Galileo y Kepler asientan los pilares del edificio de la ciencia experimental. Las
matemáticas serán el auténtico modelo del saber.
Destacamos a San Agustín de Hipona, por su pensamiento de Dios como causa de
la idea de infinito y del ser del sujeto. Descartes, influenciado por él, piensa que si
se niega que Dios sea la causa de la existencia del sujeto, habrá que admitir que el
sujeto es causa de sí mismo.
        Puesto que comprobamos que el sujeto es un ser finito, imperfecto y
limitado, no puede haber sido su propia causa y, consiguientemente, debemos
concluir que Dios es su causa.
        La idea de la existencia de Dios como Ser perfecto proviene de San Anselmo
de Canterbury y es conocida con el nombre de prueba ontológica. Descartes
viene a decir que la esencia del Ser perfecto contiene la existencia y que, por ese
motivo, no es posible pensar el Ser perfecto como no existente, del mismo modo
que no se puede pensar un triángulo que no tenga tres ángulos. Por tanto, el Ser
perfecto ha de existir necesariamente.
        Cuando se expone la teoría del conocimiento cartesiana, es inevitable tener
a Platón en el horizonte. Veamos brevemente algunos reductos platónicos en la
obra de Descartes:

- Persigue la verdad única, incuestionable, eterna y accesible a la razón humana, lo
cual se parece mucho a la Idea del Bien platónica.

- La desconfianza en los sentidos como fuente de conocimiento.

- La consideración de la matemática como paradigma de la ciencia.

- La necesidad de Descartes de admitir las ideas innatas para justificar el mundo y
la realidad, presente en Platón cuando admite la existencia de la verdad en el
alma humana en su teoría de la reminiscencia.
Ahora vamos a relacionarlo con Santo Tomás en su demostración de la
existencia de Dios.
Muchos temas de Santo Tomás tienen una presencia en Descartes, que utilizó las
pruebas tomistas de la causalidad eficiente y por la contingencia, aunque con
importantes modificaciones en la demostración de la existencia de Dios.
Hay una gran diferencia entre estos autores en cuanto a la demostración de Dios.
Santo Tomás utiliza una argumentación que se llama “a posteriori”, porque parte de
la experiencia sensible, de los datos que nos proporcionan los sentidos y aplica los
principios metafísicos, concluyendo la existencia de Dios. Descartes demuestra “a
priori”, o sea, parte del pensamiento y de las cualidades que definen al mismo Dios,
para concluir que ese ser tiene que existir también en el orden ontológico o real.

       Por otro lado podemos mencionar a uno de sus detractores: el empirista
Hume, quien rechaza tanto la tesis de las ideas innatas como la de que la fuente
máxima de conocimiento resida en la razón y no en la experiencia, como él sugiere.
Y por último en Husserl es innovador en filosofía, por su fenomenología. La
fenomenología es un método trascendental en cuanto que somete a la propia vida a la
reducción fenomenológica: en primer lugar la epoché, el poner entre paréntesis
aquello que "estoy haciendo" (poner en suspenso la realidad) y la reducción eidética
en segundo lugar (para llegar a la esencia).

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  • 1. Resumen 1ª parte “No sé si debo entreteneros….que buscaba; En este primer fragmento, trata de la duda metódica, recurso epistemológico, que Descartes emplea, para deshacerse de cualquier enunciado confuso o impreciso. Centra su interés en establecer un tipo de filosofía rigurosa, exacta, que pueda ser universalizable, (como lo es la ciencia matemática, por ejemplo), y piensa que se tendría que rechazar toda idea que provocase una duda razonable, deshaciéndose de los prejuicios. Le parece incorrecto afirmar como ciertas, proposiciones sin haber comprobado fehacientemente, con anterioridad, su verdad. Esto lleva a Descartes a manifestar que hay que dudar de: los sentidos, los razonamientos matemáticos, la distinción entre sueño y realidad. El filósofo se pregunta si habrá algún conocimiento absolutamente indubitable, fundamento y base de su filosofía. Así llega a la conclusión de que mientras esta dudando, piensa, y es imposible, dudar sin existir. De esta forma llegó a: Pienso, luego soy, primer principio de su filosofía. 2ª PARTE: Resumen: Desde “Al examinar, después,…” hasta “…son las que concebimos distintamente.” En este fragmento analiza más profundamente la cuestión de la naturaleza de este yo que piensa. Y llega a la conclusión de que es esencial al ser humano la actividad del pensamiento, ya que si dudamos del pensamiento, dudamos de la existencia del propio ser. Argumenta, se puede fingir la existencia de todo lo material (ya que funciona como una máquina,) pero no la de la actividad mental, porque la duda es una actividad del pensamiento, y aunque el cuerpo no existiese, el alma no dejaría de trabajar. Puesto que es absurdo pensar que el pensamiento se puede ejercer en abstracto o en el vacío. Necesariamente lo lleva a cabo la res cogitans o alma. Revisa el criterio que debe seguir para saber si algo es verdadero. Una cosa es verdadera cuando la percibimos de forma clara y no la confundimos con las demás, esto es, que nuestra mente no se confunde. Utiliza el Cogito ergo sum (pienso luego existo) como modelo paradigmático, de tal modo, que si encontramos otra proposición que tenga la misma claridad y distinción que éste, podremos considerarla cierta y segura. Esta es la formulación de la primera regla del método, la de la evidencia: no tomar por verdadero, sino lo que se presenta a mi mente de manera clara y distinta 3ª PARTE: Resumen: Desde “Reflexionando, a continuación,…” hasta “…cualquier demostración de la geometría.” En la tercera parte, Descartes reflexiona acerca del hecho de que siendo él un ser imperfecto, (pues la mayor perfección se encuentra en conocer y no en dudar), como es posible, que pueda concebir la perfección, (influencia de San Agustín). La respuesta a esto parece hallarse en que dicha idea proviene de una naturaleza que sí es perfecta. Sin embargo, esto no significa que él no pueda concebir pensamientos correctos, pues aunque su mente es imperfecta, no lo es del todo. Así, hablamos de cosas como el cielo o el calor, ideas que no le superan en perfección, que sí puede conocer. Visto esto, aún queda la duda de la procedencia de la idea de perfección y visto que no puede proceder de él, ni tampoco de la nada (porque de la nada, nada se crea), sólo queda la posibilidad de remitirse a una
  • 2. naturaleza más perfecta, es decir, a Dios, que la ha puesto en su mente (idea innata). También, analizando otras verdades, se da cuenta de que un razonamiento lógico, como un desarrollo matemático, puede ser evidentemente correcto, pero que, por otro lado, éste no tiene que existir por necesidad. Así pues, en un triángulo, sus tres ángulos tienen que ser necesariamente iguales a dos rectos, pero esto no quiere decir que exista triángulo alguno fuera del campo de la matemática. En cambio, la existencia de Dios es tan evidente como lo puede ser un razonamiento matemático, pero en la idea de Dios como ser perfecto se halla comprendida la existencia, porque le es esencial. De este modo, Descartes expone cómo llega a la conclusión de que Dios existe. (Vemos aquí claramente la influencia de S. Anselmo y Avicena) 2. NOCIONES 2.1 DUDA Y CERTEZA. Descartes se propone en el “Discurso del Método” y en las “Meditaciones Metafísicas” encontrar si es posible un juicio absolutamente cierto y esto significa que no pueda ser cuestionada su verdad, ni por las más extravagantes suposiciones de los escépticos. Descartes entiende el concepto de verdad como certeza, es decir, como ausencia de toda duda. Una vez determinado el objetivo, Descartes aclara el procedimiento del que se va a servir para determinar si una certeza tal existe o no, a saber: considerar como falso todo conocimiento, en cuanto se puedan encontrar razones para dudar de su verdad. ¿De qué duda Descartes? A partir de aquí se exponen las diversas fases por las que pasa la duda: - Duda de los sentidos: algunas veces nos engañan y nos inducen a error, por lo que no nos podemos fiar de ellos. - Duda del mundo exterior: a veces es imposible distinguir la realidad exterior del sueño. Yo lo percibo como real, pero también me ha pasado durante el sueño y creía que era real. - Duda de los propios razonamientos: mi entendimiento se puede equivocar cuando razona. En las Meditaciones metafísicas plantea la posibilidad de que exista un genio maligno que hubiese creado mi mente de suerte que por más claro que vea la verdad de un juicio matemático, este pueda ser falso. ¿Adónde quiere llegar? A admitir como verdaderas las ideas evidentes, es decir, claras y distintas. Para Descartes, el criterio de verdad del conocimiento se basa en la evidencia objetiva. De este modo pretende alcanzar la certeza; Descartes define la certeza como un conocimiento que proporciona seguridad absoluta al entendimiento, no vale con creer algo porque lo hayas imaginado, porque podría ser un sueño y ser falso. Descartes obtiene la idea de certeza a partir de la primera verdad descubierta con el ejercicio de la duda metódica y esa certeza es “pienso, luego soy”, para él la verdad absoluta: El “cogito ergo sum” (pienso, luego existo), desvanece la duda. 2.2 ALMA Y CUERPO (res cogitans y res extensa). Descartes considera al alma como separada del cuerpo Por alma entendemos la sustancia espiritual, cuyo atributo esencial es el pensamiento, mientras que por extensión (cuerpo) entendemos la sustancia corpórea. Ademas está la sustancia infinita que se corresponde con Dios. Descartes considera, pues, que hay tres sustancias.
  • 3. Si bien, tanto la existencia de mi cuerpo como la de los otros cuerpos, por la hipótesis del genio maligno sólo quedará garantizada si se prueba la existencia de Dios y su bondad, cosa que hace Descartes. Descartes opina que alma y cuerpo no son una sola sustancia. Descartes define la substancia como "una cosa existente que no requiere más que de sí misma para existir". Pero esa definición, si se entiende en su sentido literal, solamente tiene aplicación a Dios. Ahora bien, lo que percibimos no son substancias como tales, sino atributos de substancias. Los atributos son las propiedades que se consideran esenciales. Para Descartes el atributo principal de la substancia espiritual es el pensar. En el ser humano, según Descartes, el alma está unida al cuerpo a través de la glándula pineal, localizada en el cerebro. Descartes cree que el cuerpo debe entenderse como materia constituida por la extensión, el espacio lleno: los cuerpos son realidades extensas Para probar la existencia de los cuerpos, Descartes necesita probar previamente la existencia de Dios. Encontramos así pues dos líneas de pensamiento, a saber la que pone el acento en la distinción entre alma y cuerpo y la que acepta y trata de explicar la interacción y la unidad total del hombre. 2.3. PENSAMIENTO E IDEAS. Por pensamiento, entendemos de modo general, un acto mental de tipo cognoscitivo. Sin embargo, Descartes se refiere con esta palabra a todo contenido mental, a todo lo que se encuentra en la mente. Entiende por “pensar” “todo lo que se produce en nosotros de modo que lo percibimos inmediatamente por nosotros mismos; por esto, entender, querer, imaginar, sentir hacen referencia a la misma cosa : pensar”. Incluye las impresiones, emociones o pasiones, en la medida en que son procesos mentales conscientes. Tenemos ya una verdad absolutamente cierta: la existencia del Yo como sujeto pensante. No puedo dudar de mi pensamiento, y si pienso, es porque existo. Indudablemente, ese criterio de verdad fue sugerido a Descartes por las matemáticas. Una proposición matemática verdadera se impone a la mente. Sólo las ideas claras y distintas dan lugar a juicios ciertos. El problema es enorme, sin duda, ya que a Descartes no le queda más remedio que deducir la existencia de la realidad a partir de la existencia del pensamiento. Tenemos por un lado, el pensamiento como actividad (yo pienso) y por otro, las ideas que piensa. Las ideas son aquellas cosas que podemos pensar y que están en nuestra mente. Por un lado estarían las ideas verdaderas y falsas, según su adecuación a la realidad; según el criterio de verdad podemos diferenciar las ideas claras o indudables frente a las ideas confusas; y finalmente según su origen, podemos diferenciar por un lado las ideas adventicias, que son aquellas que parecen provenir del exterior y por otro lado las facticias, producidas por la imaginación, y las cuales no corresponden a la realidad. Finalmente las ideas innatas, que son aquellas que ya se encuentran en el alma o la mente. Descartes deduce que dichas ideas han debido ser puestas en el sujeto por Dios. Estas ideas serian indudablemente verdaderas, pues la garantía del criterio de verdad es la existencia de Dios, y si éste es la fuente de estas ideas, necesariamente han de ser verdaderas. El principio, "pienso, luego existo", seria un ejemplo de este último caso. 3. Temas. 3.1. EL COGITO Y EL CRITERIO DE VERDAD. Una vez que Descartes tiene la certeza del sujeto pensante y el criterio general de certeza, es preciso indagar si existe alguna otra realidad de la cual no
  • 4. quepa dudar y para ello utiliza el principio de causalidad que aplica a las ideas. La cuestión es si el sujeto pensante puede ser la causa de todas las ideas que están en su mente. Concluye que el sujeto pensante es la causa de todas las ideas que están en su mente, excepto de la idea de Dios. El criterio cartesiano de verdad está ya formulado en la primera regla del método: podré estar seguro de que un conocimiento es verdadero cuando lo perciba clara y distintamente, esto es, de tal modo que no puede dudar de su verdad. El criterio de verdad ofrece dos dificultades: -Que es un criterio meramente formal. -Que el criterio de claridad y distinción vale para saber que aquello que el yo percibe de forma clara y distinta es seguro subjetivamente. La hipótesis del genio maligno no anula la certeza que uno tiene de su propia existencia. La existencia de un Dios bondadoso es la garantía definitiva o última del criterio de verdad. Puedo pensar que no existe Dios, que no existe el mundo, las cosas… Pero no puedo pensar que yo, que pienso estas cosas, no existo al mismo tiempo que las pienso. Descartes opinaba que siguiendo las reglas del método, utilizando solamente la razón, podríamos llegar a conocer todo cuanto quisiéramos. Quería llegar a distinguir lo verdadero de lo falso y poder encontrar así, la certeza absoluta, el fundamento sólido de su sistema filosófico. Descartes desconfía de los sentidos y afirma únicamente el conocimiento basado en la razón. El cogito es la primera verdad en el orden del conocimiento, que tiene dos sentidos: por una parte es la primera verdad a la que llegamos cuando hacemos uso de la duda metódica, y en segundo lugar podemos fundamentar a partir de ella todas las demás. Por ello Descartes es escéptico en el planteamiento de su filosofía, pero no en su desenlace en cuanto considera incuestionable la existencia de un sujeto pensante. La certeza del sujeto tiene su antecedente en San Agustín: “si me equivoco, existo”. El cuerpo en cuanto cosa extensa es completamente distinto de la mente y queda cuestionada su existencia. Hasta llegar a una certeza que resista todos los ataques de la duda y de la que sea imposible dudar. En el cogito ergo sum encuentra Descartes la idea clara y distinta, de la cual extrae la regla general que le guiará en los sucesivos pasos de la investigación de la verdad. La razón está controlada por el método y éste funcionará bien usando correctamente las cuatro reglas: La evidencia es el criterio de verdad. La evidencia se define por sus dos caracteres esenciales: La claridad y la distinción. El resto lo constituye el análisis, la síntesis y la enumeración. 3. 2. LAS DEMOSTRACIONES DE LA EXISTENCIA DE DIOS. Antes de exponer las pruebas de la existencia de Dios es necesario realizar una distinción entre tipos de ideas según su grado de evidencia: - Por un lado están las ideas que pueden ser innatas, es decir, que proceden de la mente y el alma, se encuentran dentro del sujeto pero no han sido producidas por él, han sido creadas por Dios. - Por otro lado están las ideas adventicias, que son las que provienen del exterior del sujeto y coinciden con la realidad que muestran los sentidos. - Por último se encuentran las facticias, producto de la imaginación e invenciones del sujeto. Todas ellas son falsas. Las pruebas de la existencia de Dios presentan las siguientes características: 1.- Parten del cogito, que como hemos visto es la primera verdad. 2.- No pueden ser demostraciones fruto de la deducción. Deben ser una prolongación del cogito.
  • 5. 3.- Las dos primeras pruebas parten del principio de causalidad, mientras que la tercera es una idea a priori Las pruebas que expone Descartes para demostrar la existencia de Dios son: - La primera parte de la idea innata de infinito de una sustancia eterna, inmutable y omnisciente. - La segunda está basada en la idea de que el sujeto pensante no puede ser la causa de sí mismo. - La tercera explica la existencia de Dios según la 5ª Meditación y parte de la prueba de San Anselmo, por lo que se le conoce como la prueba ontológica. Tras demostrar la existencia de Dios a través del criterio de verdad, Descartes establece las siguientes conclusiones: - La existencia de Dios está creada a partir de la intuición absoluta, que encontramos dentro de la teoría “Dios tiene realidad en sí”. - La hipótesis del genio maligno queda cancelada. - Todas aquellas que el yo percibe clara y distintamente son reales. 4. CONTEXTUALIZACION: Descartes nace en 1596 y muere en 1650, su filosofía se desarrolla a lo largo del siglo XVII. El texto pertenece la cuarta parte de la obra “El discurso del método” . En la cuarta parte, cuenta las conclusiones metafísicas a las que llegó ; dudó, de todo lo que no tenía por cierto, hasta descubrir una verdad irrefutable: “pienso, luego existo”. Unos años después publica las “Meditaciones metafísicas” en las que se demuestra la existencia de Dios y la inmortalidad del alma. En relación a la nueva ciencia. El surgimiento de la filosofía moderna, que se inicia con Descartes, está en conexión con el triunfo de la ciencia moderna. Copérnico, Galileo y Kepler asientan los pilares del edificio de la ciencia experimental. Las matemáticas serán el auténtico modelo del saber. Destacamos a San Agustín de Hipona, por su pensamiento de Dios como causa de la idea de infinito y del ser del sujeto. Descartes, influenciado por él, piensa que si se niega que Dios sea la causa de la existencia del sujeto, habrá que admitir que el sujeto es causa de sí mismo. Puesto que comprobamos que el sujeto es un ser finito, imperfecto y limitado, no puede haber sido su propia causa y, consiguientemente, debemos concluir que Dios es su causa. La idea de la existencia de Dios como Ser perfecto proviene de San Anselmo de Canterbury y es conocida con el nombre de prueba ontológica. Descartes viene a decir que la esencia del Ser perfecto contiene la existencia y que, por ese motivo, no es posible pensar el Ser perfecto como no existente, del mismo modo que no se puede pensar un triángulo que no tenga tres ángulos. Por tanto, el Ser perfecto ha de existir necesariamente. Cuando se expone la teoría del conocimiento cartesiana, es inevitable tener a Platón en el horizonte. Veamos brevemente algunos reductos platónicos en la obra de Descartes: - Persigue la verdad única, incuestionable, eterna y accesible a la razón humana, lo cual se parece mucho a la Idea del Bien platónica. - La desconfianza en los sentidos como fuente de conocimiento. - La consideración de la matemática como paradigma de la ciencia. - La necesidad de Descartes de admitir las ideas innatas para justificar el mundo y la realidad, presente en Platón cuando admite la existencia de la verdad en el alma humana en su teoría de la reminiscencia.
  • 6. Ahora vamos a relacionarlo con Santo Tomás en su demostración de la existencia de Dios. Muchos temas de Santo Tomás tienen una presencia en Descartes, que utilizó las pruebas tomistas de la causalidad eficiente y por la contingencia, aunque con importantes modificaciones en la demostración de la existencia de Dios. Hay una gran diferencia entre estos autores en cuanto a la demostración de Dios. Santo Tomás utiliza una argumentación que se llama “a posteriori”, porque parte de la experiencia sensible, de los datos que nos proporcionan los sentidos y aplica los principios metafísicos, concluyendo la existencia de Dios. Descartes demuestra “a priori”, o sea, parte del pensamiento y de las cualidades que definen al mismo Dios, para concluir que ese ser tiene que existir también en el orden ontológico o real. Por otro lado podemos mencionar a uno de sus detractores: el empirista Hume, quien rechaza tanto la tesis de las ideas innatas como la de que la fuente máxima de conocimiento resida en la razón y no en la experiencia, como él sugiere. Y por último en Husserl es innovador en filosofía, por su fenomenología. La fenomenología es un método trascendental en cuanto que somete a la propia vida a la reducción fenomenológica: en primer lugar la epoché, el poner entre paréntesis aquello que "estoy haciendo" (poner en suspenso la realidad) y la reducción eidética en segundo lugar (para llegar a la esencia).