El documento define el ruido en la comunicación como una interferencia que enmascara el habla y dificulta la comprensión. Explica que los más vulnerables son los ancianos, niños y personas no familiarizadas con el idioma. Usa un ejemplo que muestra cómo un mensaje se distorsiona a medida que pasa por varias personas hasta cambiar completamente su significado original. Concluye que los problemas de comunicación pueden generar mucha confusión si ocurren entre políticos debido a su ignorancia e ideología rígida.