Los bebés aprenden del mundo a través de estímulos en su entorno y desarrollan habilidades cognitivas en los primeros meses de vida. En particular, se ven atraídos por las caras humanas y pueden distinguir objetos de diferentes tamaños según las normas de la lógica. A medida que crecen, desarrollan la capacidad de retener la imagen de un objeto aunque no lo estén viendo, y para los 7 meses ya pueden encontrar y recuperar objetos ocultos.