El primer invento de hormigón armado fue un pequeño bote construido por el francés Joseph-Louis Lambot en 1855. Aunque al principio parecía un invento sin mucha importancia, posteriormente las barcazas de hormigón armado navegaron regularmente por Europa. Durante la Primera y Segunda Guerra Mundial, el hormigón armado se utilizó para construir barcos debido a la escasez de acero, jugando un papel importante en el transporte de suministros.