1. 24 de Enero de 2016 – Número 636
SE PERDIERON U$S 300 MIL MILLONES
DE INVERSION EXTRANJERA
La presencia del país en el Foro de Davos buscó convencer a los líderes mundiales
sobre la decisión de revertir las políticas que espantaron la inversión productiva en
la última década. De todas formas, se trata de un proceso largo y complejo que,
además de gestos políticos, requiere de un profundo proceso de reconstrucción
institucional. Lo más difícil será recuperar la reputación como un país creíble que
no volverá a caer en la tentación de la discrecionalidad y la arbitrariedad.
El Foro Económico Mundial, que se lleva a cabo todos los años en Davos, Suiza, es uno de
los eventos no gubernamentales más importantes a nivel internacional por la presencia
masiva de líderes políticos, empresariales y referentes de la sociedad civil. Además de
analizar temas de relevancia mundial y procurar consensuar estrategias y abordajes
mancomunados, el Foro constituye un ámbito de diálogo político global.
Marcando una clara ruptura respecto a años anteriores, en esta oportunidad las máximas
autoridades del gobierno nacional, junto con el principal referente de la oposición, asistieron
a la cumbre y tuvieron una intensa actividad. El objetivo subyacente fue restablecer el
diálogo con los dirigentes políticos de las naciones desarrolladas y entablar contacto
con hombres de negocios a fin de atraer inversiones al país.
Se puede evaluar la importancia del tema analizando la dinámica de las inversiones
extranjeras directas en los últimos años. Según datos de la CEPAL, si se compara la década
de los ‘90 con la comprendida entre los años 2004 y 2014, se observa que:
• En Argentina, el total de la inversión extranjera directa recibida por el país pasó de
U$S 68 mil millones a U$S 90 mil millones.
• En los principales países de la región (Brasil, Chile, Colombia y Perú), la inversión
extranjera directa pasó de U$S 171 mil millones a U$S 827 mil millones.
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2. • Es decir que mientras en Argentina la inversión extranjera directa creció sólo un
33%, en los principales países de la región aumentó un 384%.
Estos datos ilustran la enorme diferencia entre el flujo de inversiones que recibió la Argentina
respecto al que se canalizó hacia el resto de la región. Planteado de otra manera, por no
haber recibido inversiones en magnitudes similares a los países vecinos, la Argentina dejó
de recibir unos U$S 300 mil millones de inversión externa directa en una década. Cabe
resaltar que este indicador que elabora la CEPAL no incluye los capitales especulativos sino
sólo proyectos productivos que en la mayoría de los casos son de alta productividad y fuente
genuina de creación de empleos decentes.
La sistemática pérdida de oportunidades está asociada a las políticas aplicadas en la
última década. La inversión extranjera directa es muy sensible a reglas de juego que
garanticen la propiedad, la transparencia y la protección ante tratos discrecionales y
arbitrarios. En este sentido, las manipulaciones en el sistema estadístico nacional, las
interferencias en la Justicia, las expropiaciones, presiones y amenazas a empresas que
prevalecieron en los últimos años no conforman un entorno favorable. En contextos
adversos, los inversores eluden inversiones en el país o exigen rentas mucho más altas.
Esto impacta en una menor cantidad de empresas extranjeras que invierten en el país
y mayores dificultades para que las empresas argentinas accedan al crédito. En la
actualidad, idénticos proyectos productivos, si se ejecutan en países vecinos se pueden
financiar a un costo menor al 5% anual, mientras que si se hacen en la Argentina deben
pagar casi el doble de tasa de interés. Un ejemplo ilustrativo es YPF que no logra acceder a
financiamiento si no acepta tasas que dupliquen a las de sus colegas de países vecinos. El
resultado es menos inversión, menos empleos y menos calidad de vida.
Los esfuerzos desplegados por los líderes argentinos en Davos van en el sentido correcto
porque buscan mostrar que el país aspira a no seguir dilapidando oportunidades. De todas
formas, restablecer la confianza para tener acceso a financiamiento a tasas parecidas
a las que pagan los países vecinos exige resolver otros desafíos. No sólo incluye
destrabar el conflicto con los “fondos buitres” sino también corregir las distorsiones
generadas por las malas políticas de la última década. El indicador más simple y
contundente de la transformación necesaria para recuperar credibilidad y reputación es el
doble desafío de reducir el déficit fiscal junto con moderar la muy elevada presión tributaria.
Crecimiento de la inversión extranjera directa
Década del ’90 versus 2004 - 2014
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