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El SECRETO
DE LA
REENCARNACIÓN
4
Cartas de respaldo de
los Rabinos
5
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9
Índice
Cartas Rabíbicas
Introducción
Capítulo 1
Conceptos básicos
El origen de las almas
La creación
El pecado
La reparación
Nuestra misión
¿Cómo podemos saber qué vinimos a reparar?
Las fallas con el prójimo
¿Por qué a la gente buena le pasan cosas malas?
¿Puede cambiarse el destino?
¿Existe el libre albedrío?
¿Por qué esto no está escrito con claridad en la Torá?
Capítulo 2
La ciencia reconoce la reencarnación
Introducción
Capítulo 3
¿Quién reencarnó en quién?
La Reparación de Adam Harishón
Abraham Abinu repara el pecado pe Adam
La reparación de Javá
La reparación
Cáin y Hébel
Moshé Rabenu Repara A Hébel
Cáin: Egipcio, Itró Y Kóraj
Cáin - El Egipcio
Cáin - Itró
Cáin - Kóraj
La Familia De Abraham Abinu
Téraj-Iyob
Amtelai-Janá
4
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81
86
86
90
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Najor-Jur, Arán-Aharón
Lot-Najum Ish Gam Zu
Yaacov Y Esav
Shejem, Zimrí y Rabí Akivá
Shejem-Zimrí
Rajel Imenu y Rajel, La esposa de Rabí Akivá
Las Doce Tribus
Elifaz-Onkelós
Amram-El Rey Jizquiahu
Mijá-El Rey Menashé
Moshé-Nóaj
Javá-Batiá
Tziporá-La Profetisa Deborá
Moshé-Rabí Shimón Bar YoJai-El Arizal
Rut y la hija de Lot
La sierva de Ishay y Hagar
Ishay-Rabí Jiyá Bar Ashí
El Rey Shaul- El Emorá Shemuel-Rambam
El Emorá Shemuel
Rambam- Maimónides
Bat Sheva-Beruriá
El Rey David
Abshalom y El Nazareo
Amnón y Tamar
La esposa de On-Mijal
Yael-Esther-Yehudit
Ajashverosh y Vashtí
El Rey Shelomó y Sus Reencarnaciones
El Rey Shelomó-El Profeta Irmiyahu
(Segunda Reencarnación)
El Rey Shelomó-Hilel Hazakén (Tercera Reencarnación)
El Rey Shelomó-Rabí Tarfón (Cuarta Reencaranación)
El Rey Shelomó-Rabí Abraham Haleví (Quinta Reencarnación)
El Espíritu de Pileguesh Baguivhá
Capítulo 4
Preguntas y Respuestas
¿La reencarnación es voluntaria?
¿Es posible saber quién regresa por jésed
y quién por castigo?
¿Cómo podemos saber si vinimos a reparar
muchos errores o sólo uno?
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193
197
197
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199
11
¿Existe la posibilidad de reencarnar en seres
que no son humanos (animales, plantas o frutos, etc.)?
¿Cuántas veces se le da al alma la oportunidad
de regresar para reparar?
¿De qué depende la familia en la cual vendremos a reparar?
¿La homosexualidad tiene que ver
con la reencarnación pasada?
Si un alma reencarnó en varias personas,
¿cuál de todas se levantará en la resurrección de los muertos?
¿Qué pasa con la tarea de reparación
de los que se suicidaron antes de completarla?
¿Cómo se hace teshuvá por los pecados cometidos
en la reencarnación pasada?
¿Las pérdidas monetarias tienen que ver con
las reencarnaciones pasadas?
¿Es posible que un hombre reencarne en mujer o viceversa?
¿Un judío puede reencarnar en un goy?
¿Hay posibilidad de que un goy reencarne en un judío?
¿Cuál es la razon de que unos conceptos de la Cabalá aparez-
can tanto en el Lejano Oriente, como en China y La India?
¿Cuándo interviene dios y nos ayuda a reparar?
¿La forma en que uno muere,
tiene que ver con su reencarnación?
¿Cómo podemos desarrollar nuestra alma?
¿Cuál es el secreto del Ibur?
¿Cuál es la relación espiritual entre un rabino y su alumno?
Capítulo 5
Resumen, Conclusión y Meditación
Resumen
La vida después de la vida
La luz divina
El túnel y los seres queridos
Reencarnación y regresión
Vidas semejantes
Recuerdos de vidas anteriores
Traumas y recuerdos de la vida anterior
Aceptación de la reencarnación
Conclusión y meditación
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203
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262
264
266
Introducción
13
El tema de la reencarnación siem-
pre perteneció a la parte mística
de nuestra religión. Para muchos,
la palabra reencarnación equivale a
miedo, a terror, a inculcar la fe con
amenazas, etc. Yo crecí con ese tipo
de enseñanzas, pero cuando logré
romper la barrera de la imagen ne-
gativa que se daba al tema, descubrí
un mundo maravilloso e interesan-
te, una faceta positiva de este tema.
La reencarnación no siempre es un
castigo, sino que la mayoría de las
veces es un regalo y una muestra de
la misericordia de Dios al darnos la
oportunidad de regresar y reparar.
Por eso no es casual que en hebreo
la palabra bondad equivalga en su
valor numérico a la palabra reen-
carnación.
reencarnación bondad
En este libro analizaremos y en-
tenderemos la raíz de toda nuestra
existencia, de dónde provienen las
almas, para qué vienen al mundo,
cuál es nuestra misión y cómo sa-
ber qué vinimos a reparar y por qué.
Especialmente desarrollaré, con la
ayuda de Dios, un capítulo muy in-
teresante sobre quién reencarnó en
quién a lo largo la historia bíblica,
para que entendamos mejor las his-
torias que nos relata la Torá. Obvia-
mente, no omitiré la opinión cien-
tífica actual, para mostrar cómo ha
cambiado últimamente y reconoce
la existencia del alma y la reencar-
nación.
Les pido que no lean este libro, sino
que lo estudien, que lo analicen con
calma y abran su mente a conceptos
quizá nuevos hoy, pero antiguos y
básicos en nuestra religión.
Éste es mi sexto libro (con el favor
de Dios, hasta 120… libros). Cada
uno de ellos tiene un tema y estilo
distintos. El primero, Las alturas
de mi pueblo, contiene casi 100
conferencias para compartir con
la familia en la mesa de Shabat; el
segundo, Casados o cansados, está
dirigido a los jóvenes en edad de
casarse, para los recién casados y
para los “cansados”; el tercero, In-
terpretación de sueños, trata sobre
qué son los sueños, de dónde pro-
vienen y cuál es su significado; el
cuarto, Arqueología y Toralogía, se
basa en muchas pruebas arqueo-
lógicas para mostrar que lo escrito
en la Torá no es ciencia ficción sino
realidad; el quinto, Señal de Tefilín,
contiene una gama completa sobre
el tefilín, desde cómo se hacen, qué
contienen, cómo se ponen, el por-
qué de cada uno de sus detalles y
sus secretos místicos, para motivar
a cada yehudí a ponérselo todos lo
días. Y este sexto libro, con el favor
de Dios, tocará de forma un poco
profunda la parte mística de nues-
tra religión, abordando el tema de
la reencarnación y revelando quién
reencarnó en quién en toda la his-
toria bíblica y los tiempos posterio-
res a ella.
Estos libros tratan de una amplia
variedad de temas, ya que todos
14
nosotros somos y pensamos dife-
rente y a cada uno le atrae un tema
distinto. Sin lugar a dudas, no hay
nada como estar abierto a todos los
temas y estilos, ya que es la única
forma de enriquecer nuestra mente
con un arco iris de conocimientos
en busca de la verdad.
El tema de la reencarnación, como
mencioné, pertenece a la parte mís-
tica catalogada como sod.
La Torá tiene cuatro fases de estu-
dio, identificadas con las iniciales
PARDÉS, esto es: Peshat, rémez,
derash, sod.
15
Peshat, que se refiere al estudio li-
teral de los versículos. A conocer la
historia, las leyes y las recomenda-
ciones tal como están escritas.
Rémez es el estudio de la Torá que
permite ir descubriendo las insi-
nuaciones escondidas en la Torá,
por ejemplo, con el “salteo” de le-
tras o con el valor numérico de
palabras, o en letras que aparente-
mente faltan o están de más, para
hallar así un mundo de mensajes y
profecías ocultas.
Derash proviene de la palabra de-
rashá (discurso, plática o enseñan-
za) y es la parte correspondiente a
los oradores, que se forma con base
en textos y moralejas que sirven de
enseñanza para el público, sean
halájicas (como el Talmud) o éticas
y morales (Mussar).
Sod refleja la parte profunda y mís-
tica de la Torá, conocida más como
la Cabalá, fase que fue desarrollada
y mantenida en secreto, como lo
indica la misma palabra: sod signi-
fica en hebreo “secreto”.
Esta parte fue trasmitida de maes-
tro a alumno hasta que fue escri-
ta en el siglo II de la era común
por Rabí Shimón Bar Yojai en el
Zóhar, y ampliada y bien explica-
da en el año 1570 por el Arizal.
Los cuatro niveles espirituales del
PARDÉS están en distinta com-
binación en nuestra alma; es por
esto que que cada uno nos senti-
mos atraídos hacia una área, más
que hacia las otras.
Así explicó el Arizal a su alumno,
Rabí Jaim Vital: la diferencia entre
Maimónides y Najmánides. “Naj-
mánides era atraído por la mística
y la Cabalá mientras que, Maimó-
nides era muy apático hacia ella:
El motivo de la diferencia entre
ellos proviene de la combinación
de sus respectivas almas. Y éste es
el motivo, querido alumno, de que
uno de ellos haya sido atraído por
el sod y el otro no” (Shaar HaGuil-
gulim 36).
Hoy por hoy, estamos viviendo en
una generación de mucho sod, es
decir, de generaciones que se dedi-
can a revelar el secreto y la mística
de la Creación.
En su lado terrenal, se refleja en
todos los descubrimientos tec-
nológicos, en todos los secretos
ocultos en la naturaleza y que han
sido revelados y aprovechados en
las últimas décadas. Por eso resul-
ta impresionante ver cómo hace
ya 1800 años el Zóhar profetizó:
“Prepárense para el año 5600 de
la Creación (en el calendario gre-
goriano, 1840 aproximadamente),
cuando bajará al mundo una sa-
biduría muy grande y se revelarán
muchos secretos a la humanidad”
(Zóhar, Parashat Nóaj).
Si nos ponemos a analizar, en esas
fechas fue que comenzaron los
grandes descubrimientos en todas
las áreas de la ciencia:
16
El teléfono, en 1876,
por Alexander Graham Bell.
La dinamita, en 1867,
por Alfred Nobel.
El telégrafo, en 1837,
por Samuel Morse.
17
La electricidad, en 1892,
por Nicola Tesla.
El fonógrafo, en 1877,
por Thomas Alva Edison.
La vacuna contra la viruela, en 1877,
por Louis Pasteur.
18
La máquina de escribir, en 1869, por
Christopher Scholes
y Karl Leyden.
La radio, en 1886,
por Heinrich Hertz.
Los yacimientos petroleros,
en 1859, por Edwin Drick.
19
También el mundo místico espiri-
tual tuvo un apogeo, tanto en el as-
pecto positivo de la religión —con
los alumnos del Baal Shem Tov,
el Jasidut y grandes cabalistas que
vivieron en las últimas décadas,
etc.— así como en el aspecto nega-
tivo con el surgimiento de centros y
sectas cabalísticas que dan un mal
uso y una mala interpretación a
toda la parte sagrada de la Cabalá.
Esto provoca hoy en día, que mu-
chos rabinos eviten escribir, ha-
blar o enseñar partes hermosas del
Zóhar, porque se creó una imagen
negativa por esos centros y sectas
de Cabalá, y no quieren que se les
confunda con ellos, pues al públi-
co en general le es difícil diferen-
ciar entre un verdadero rabino y
un imitador.
Aprovecho la oportunidad para
orientar a los que quieran recibir de
mí un pequeño consejo: no todo es
lo que parece; no todo lo que brilla
es oro.
No porque alguna persona adivine
nuestro pasado, nos “lea la mente”
concentrándose con los ojos cerra-
dos y nos hable de Cabalá, estamos
ante una persona sagrada y santa,
conectada con Dios.
El mundo fue creado con equilibrio
y para que exista el libre albedrío
también se dio poder a las fuerzas
negativas. Aparentemente uno po-
dría alcanzar los mismos resulta-
dos con la santidad o con la magia
negra; sin embargo, la primera está
permitida y la segunda prohibida.
Lamentablemente, la gente, por cu-
riosidad, desesperación o proble-
mas personales, acude con quien
sea con tal de que les digan algo y
no entienden el daño que acarrea
usar el lado negativo. El que mal
anda, mal acaba.
Por tanto, eviten ustedes califi-
car y catalogar por anticipado a
las personas y a las instituciones.
Consulten siempre con rabinos
desinteresados y reconocidos, or-
todoxos, por supuesto, quienes
podrán aconsejarles.
Pero no porque otros hagan mal
uso del sod yo dejaré de dar una in-
formación bella y profunda, a uste-
des mis queridos amigos, alumnos
y lectores.
Por consiguiente, los invito a na-
vegar en este océano de conceptos
místicos y hondos, desarrollando
y satisfaciendo la parte del sod
que hay en todos y cada uno de
nosotros.
Una cosa les aseguro: después de
leer este libro, el mundo tendrá
para ustedes otro color y otro en-
foque; será un color alegre y un
mundo con significado, meta y mi-
sión. Así que pónganse los lentes de
“infrasod” y salgamos a conocer el
mundo magnífico de Dios, el mun-
do de la espiritualidad que se ocul-
ta detrás de todo lo físico y munda-
no que vemos.
Capítulo 1
Conceptos Básicos
21
Para muchos este tema es nuevo;
otros ya escucharon algunos
conceptos pero tienen muchas du-
das. Por tanto, creo que sería ade-
cuado comenzar con los conceptos
básicos analizando, por ejemplo, el
origen de las almas y el motivo de la
creación, y responder interrogantes
como: ¿se puede cambiar la suer-
te? ¿El mal de ojo puede estropear
nuestra misión en la vida? ¿Existe
el libre albedrío? ¿Por qué a veces
al justo le va mal y al malvado le
va bien? Y, si la reencarnación es la
base de toda nuestra misión, ¿por
qué no está mencionada claramen-
te en la Torá?
A éstas y muchas más preguntas de-
dicaremos este capítulo, para sentar
la plataforma y los cimientos para
poder entender el concepto de las
reencarnaciones.
El origen de las almas
La primera pregunta que debemos
analizar es de dónde provenimos
y el motivo por el cual este mun-
do fue creado. ¿Acaso Dios estaba
aburrido y nos creó para jugar a
las guerras y apostar al ganador?
¿Qué pasó antes de Bereshit, que
provocó el Bará, la Creación? Debe
existir una razón y un plan. En los
libros de mística judía se explica lo
siguiente: Antes de la Creación, la
luz de Dios Todopoderoso llenaba
todo y como Él es bueno y genero-
so, creó las almas para darles placer
y regocijo espiritual.
Como dice en el libro Peri Jajam,
(pág. 37), del cabalista Rabí Yehu-
dá Ashlag:
“Antes de la Creación estaban to-
das las almas cerca de Dios y Él las
adornaba con coronas”. Por supues-
to todo esto es metafórico y hace
alusión a un regocijo inimaginable
para un ser humano materializado.
Sin embargo, ese placer no era com-
pleto, ya que las almas no hacían
nada para merecerlo, lo que se ca-
talogó como Nahamá dekisufá, “el
pan de la vergüenza” (Ramjal, Daat
Tevunot 12:18). Es decir, el hecho de
no trabajar y aun así recibir se com-
para a la tzedaká, en el sentido de
limosna. Sin embargo, esforzarse
y trabajar y recibir al final un pago
es motivo de orgullo y satisfacción.
Por ello, pidieron las almas a Dios
que creara una “fábrica” donde pu-
dieran trabajar y esforzarse para
servirle, y al final regresar a Él y go-
zar de Su Presencia, pero esta vez
como pago y no como tzedaká.
Rabí Yehudá Ashlag 1884-1954,
autor del Baal Sulam sobre el Zóhar.
22
Esa petición llevó a Dios a pre-
guntar a las almas cuáles querían
trabajar y cuáles querían tzedaká.
Unas dijeron: “Así estamos bien”
y otras respondieron: “Queremos
trabajar”. Al primer grupo de almas
Dios las convirtió en ángeles, los
seres espirituales que no necesitan
trabajar para estar cerca de Dios, y
al segundo grupo en seres huma-
nos que deberán luchar para alcan-
zar esta cercanía. Esto convierte a
los ángeles en criaturas inferiores
al ser humano.
Explicaré esto por medio de un
ejemplo: en cualquier competencia
deportiva nos enfrentamos a un
rival y sólo esforzándonos y ven-
ciéndolo merecemos una medalla.
Los ángeles “juegan futbol” contra
nadie, ni siquiera tienen un por-
tero en frente, por lo que al meter
un gol no sienten regocijo. Así es el
mundo angelical. Relatan nuestros
Sabios que el Gran Ángel Mijael, el
denominado ministro espiritual de
Israel y uno de los ángeles más im-
portantes en el Cielo, se aproximó
a Dios pidiéndole: “Estoy dispuesto
a renunciar a toda mi grandeza con
tal de que me conviertas en un ye-
hudí para ponerme tzitzit una vez
y poder servirte desde el mundo te-
rrenal, un lugar tan difícil y tenta-
dor”. Respondió Dios: “No, porque
ya se hizo la división de las almas
antes de la Creación”.
A las almas que respondieron que
querían un pago con dignidad,
Dios les construyó un mundo don-
de trabajar, un lugar opuesto a la
espiritualidad, un planeta lleno
de materialismo y tentaciones, y
les dio un cuerpo lleno de deseos
carnales, monetarios, sensuales,
etc. Además de una ley de vida en
la que lo más prohibido es lo más
placentero, y con un yétzer hará,
instinto malo, que lo seduce cons-
tantemente. Y como si todo esto no
fuera suficiente, el hombre estaría
en un lugar donde la Presencia Di-
vina no fuera visible y comproba-
ble. Por otro lado, al alma pura que
poseerá, el instinto bueno, y la Torá
Sagrada que se le entregará, causará
un equilibrio en el libre albedrío.
Es decir, si quiere ser ateo encon-
trará muchas pruebas y argumen-
tos; y si quiere ser creyente, tam-
bién las encontrara, pero ninguna
de las dos alternativas será tajante,
para que no se rompa el equilibrio
del libre albedrío. A pesar de todo
esto, tendrá que trabajar, combatir
y esforzarse para servir a Dios para
finalmente volver ante Él gozando
con dignidad de Su Presencia.
La Creación
En el libro de Bereshit se detallan
cuáles fueron las etapas de la Crea-
ción. En resumen, el trabajo se en-
focó en dos mundos, el espiritual y
el material, como lo indica la Torá:
“Al principio creó Dios el cielo (el
mundo espiritual) y la Tierra (el
mundo material)”. El primer día
23
creó Dios la base de esos dos mun-
dos; el segundo día trabajó arriba,
haciendo los Siete Cielos; el tercer
día, abajo, haciendo la vegetación;
el cuarto día, arriba, para hacer las
galaxias, las estrellas, el sol y la luna;
el quinto día, abajo, para hacer los
peces, las aves, los reptiles, etc.
Por decirlo de alguna manera, has-
ta ahora el “marcador” estaba igual:
tres a tres. Llegó el último día de
la Creación y dijo Dios: “Hagamos
un hombre”, dirigiéndose a los dos
mundos; es decir, “hagamos con-
juntamente un ser con cuerpo de la
tierra y alma de los cielos”.
A ese ser lo llamó Adam, y el mo-
tivo del nombre es el siguiente: el
alma que Dios nos dio consta de
100 niveles, 50 de pureza y 50 de
impureza, y según se encomendó al
ser humano podrá, con su esfuerzo,
elevarse hasta el grado 50, y con su
descuido caer hasta el “menos 50”.
Esto se insinúa en el origen del
nombre HaAdam, que en hebreo se
escribe ‫,האדם‬ que son las mismas
letras de Edamé, ‫אדמה‬ que viene del
versículo: Edamé Leelión, “Tengo
un alma que proviene de Dios”.
Y Adam también proviene de la
palabra Adamá ‫אדמה‬ que significa
“tierra”, es decir, un ser creado de
tierra con alma de Dios. Ambas
palabras tienen un valor numérico
de 50, para indicarnos los 50 ni-
veles espirituales y los 50 niveles
terrenales.
La neshamá (alma) simboliza la par-
te proveniente de Dios y por eso que
en hebreo se escribe ‫,נשמה‬ es decir,
cincuenta niveles para llegar a Dios,
y la palabra opuesta que es “impure-
za”, ‫,טמא‬ también suma 50.
Cada uno, con su libre albedrío, de-
cide a qué nivel llega. Pero la meta
es llegar al máximo nivel.
Lo explicaremos de forma más
profunda y detallada. El alma que
tenemos está dividida en cinco
partes, llamadas: nefesh, rúaj, nes-
hamá, jayá y yejidá. El nefesh está
en el hígado, el rúaj en el corazón y
la neshamá en el cerebro, es decir,
son internas; la jayá y la yejidá son
externas. A este concepto nos refe-
rimos todas las mañanas cuando
pronunciamos la primera oración
al abrir los ojos y recibir de nuevo
nuestra alma: Modé aní lefaneja
Mélej Jay… La palabra Mélej, Rey,
hace alusión a las tres partes inter-
nas, que están ubicadas en el cere-
bro, el corazón y el hígado, cuyas
iniciales en hebreo forman la pala-
bra Mélej, ‫,מלך‬ es decir, “Gracias a
Ti, el Rey de todo el Universo, que
pusiste en mí Tu chispa Divina”.
24
Y la palabra Jay hace alusión a las
dos partes externas, Jayá y Yejidá,
cuyas iniciales forman la palabra
Jay, ‫,חי‬ vida. Cada una de estas cin-
co partes está dividida en diez cate-
gorías, denominadas sefirot, lo que
nos da el total de 50 niveles que el
ser humano debe alcanzar.
Por ejemplo, durante la esclavitud
del pueblo de Israel en Egipto todos
llegaron al grado 49 de impureza.
Por eso, cuando salieron, Dios les
ordenó que se prepararan durante
siete semanas, que son 49 días de
Sefirat HaÓmer, para la entrega de
la Torá, y de esta manera, eliminar
los grados de impureza. Moshé Ra-
benu, por ejemplo, es el único ser
humano que en vida logró llegar
al nivel 49 de pureza y sólo cuan-
do falleció logró alcanzar el nivel
50. Por ello la montaña donde fue
enterrado se llama Nebó, ‫,נבו‬ “cin-
cuenta en él”.
También más adelante en el Ta-
naj, cuando se habla del nieto de
Moshé, dice: “Yehonatán hijo de
Guershóm, hijo de…”, y en lugar
de decir Moshé dice Menashé. El
motivo es que Menashé en hebreo
contiene las letras del nombre Mos-
hé más una letra nun, cuyo valor
numérico es 50, lo que indica que
Moshé alcanzó el nivel 50, que es
el máximo nivel de la neshamá.
Por ello, el nombre Menashé está
conformado por las mismas letras
de neshamá en hebreo.
La montaña de Nebó con la vista hacia Israel. De esta montaña
ubicada hoy en día en Jordania observó Moshé, la tierra de Israel.
25
El Pecado
Adam y Javá fueron los primeros se-
res humanos. En ellos Dios insufló
directamente la neshamá. Cuando
fueron puestos en Gan Eden, Dios
les ordenó Leovdá ulshomrá, “para
trabajar y cuidar”. Parecería que el
texto se refiere al Jardín del Edén,
pero en realidad se refiere a la nes-
hamá tan poderosa que Dios les
dio, que debían cuidar y trabajar.
Pero, como ya dijimos, el trabajo
consiste en enfrentar tentaciones y
seducciones, y por ello se les aproxi-
mó la serpiente. Sobre esto el Zóhar
explica que no se trata de una víbo-
ra aburrida en el campo que viene
y habla, ya que las víboras no ha-
blan ni jamás hablaron, sino del
ángel denominado S.M., (usamos
abreviaturas porque su nombre no
debe pronunciarse), que es el jefe
de todas las fuerzas negativas que
creó Dios para que exista equili-
brio en el libre albedrío. Este ángel
se aproximó a ellos cabalgando so-
bre la serpiente y así dio inicio el
proceso de “trabajo”, con el cual lo-
gró hacer pecar a Javá y, por medio
de ella, a Adam.
El pecado causó un daño muy
grande en su alma e incrementó el
trabajo, ya que ahora la tarea era
doble: 1. Reparar el daño, y 2. Ele-
varse espiritualmente; y, como di-
jimos, a mayor trabajo y esfuerzo,
mayor recompensa. Por eso, al fina-
lizar el día viernes de la Creación,
es decir, después de que Adam y
Javá se estropearon espiritualmen-
te, dice la Torá: “Y vio Dios todo lo
que hizo y vio que era muy bueno”
(Bereshit 1:31). ¿Cómo puede decir
“muy bueno” si acababan de co-
meter un pecado tan grave? La res-
puesta, basándonos en el concepto
que hemos manejado hasta ahora
es que, si el mundo empezó con el
pie izquierdo esto causó mayor di-
ficultad y mucho más trabajo en el
servicio a Dios; y, de nuevo, a ma-
yor trabajo, mayor recompensa… Y
esta situación es muy buena para
el ser humano, o más bien, para
su alma, ya que cuando termine de
trabajar, gozará de un mayor pago
y no lo recibirá de tzedaká.
La reparación
En el libro Shaar HaGuilgulim (In-
troducción 33) dice Rabí Jaim Vital,
en nombre de su maestro, el Arizal,
que después de su pecado, Adam
se quedó con el 2% de su alma y
el 98% restante quedó en una es-
pecie de depósito para ser repara-
da. Después de 1948 años desde la
creación de Adam vino al mundo
Abraham Abinu, quien inició una
búsqueda del Creador y descubrió
la misión del ser humano en la Tie-
rra. Al conocer a Dios, Abraham
Abinu pidió ser Su servidor y el
iniciador de un pueblo elegido, a
lo que Dios respondió: “Está bien.
Pero tu descendencia será esclavi-
zada y afligida durante 400 años
bajo un régimen extraño” (Génesis
26
14:13). Esto no se entiende. ¿Acaso
Abraham Abinu pidió algo malo?
Aparentemente, Dios tendría que
haberlo recibido con los brazos
abiertos y con buenas noticias, no
anunciándole dificultades para sus
descendientes.
Esta pregunta se debe a la falta de
entendimiento que tenemos sobre
lo que pidió exactamente Abra-
ham. No pidió solamente llamar-
se “Pueblo Elegido”, sino la repara-
ción del alma de Adam y Javá. Eso
significa ser el pueblo especial, ya
que esa alma era la más especial,
la única insuflada directamente
por Dios. Por ello Dios le respon-
dió así, porque quiso que supieran
él y su descendencia, exactamen-
te lo que significaba reparar eso,
pues implicaría dos cosas: reparar
el daño, ya sea por medio de teshu-
vá, sufrimientos y dificultades físi-
cas para seguir creyendo en Dios;
y, recibir la Torá con todas las 613
misiones de trabajo y cumplirla en
cualquier momento y bajo cual-
quier circunstancia.
Nuestro padre Abraham Abinu sa-
bía que el trabajo sería largo, difícil
y de vez en cuando doloroso, pero
también conocía la recompensa
que se lograría cuando terminara el
tiempo de la “fábrica mundana” y
regresáramos al mundo espiritual.
Por eso contestó sin dudarlo: “Cla-
ro que sí… ¡y manos a la obra!”.
Desde entonces empezó un trabajo
de reparación que se podría ejem-
plificar de la siguiente manera:
imaginen una maqueta con infini-
dad de pequeños focos; de repente,
recibe una sobrecarga eléctrica y
los focos se funden, y queda guar-
dada en una bodega abandonada
en espera de que alguien venga a
repararla. Esa maqueta era Adam.
Cuando vino Abraham Abinu cons-
truyó una nueva maqueta, llena de
sockets nuevos, y empezó la tarea
de remplazar los focos fundidos de
la maqueta vieja, repararlos, y co-
locarlos en la maqueta nueva. El
foco fundido que salió de la mano
derecha irá al mismo lugar en la
maqueta nueva. Y así también el
foco que salió del pie izquierdo de
la maqueta fundida, irá al mismo
lugar en la maqueta nueva.
Todos y cada uno de los miembros
del pueblo de Israel somos esos fo-
cos fundidos, que vinimos al mun-
do a reparar y a volver a iluminar.
Por esta razón, los antiguos gran-
des cabalistas podían identificar a
la persona y saber de qué parte de
la maqueta provenía. Por ejemplo,
las personas muy bondadosas y
generosas que extienden su mano
para ayudar provienen de la mano
derecha —jésed—; los jueces, abo-
gados y dictaminadores de leyes
provienen de la mano izquierda
—gueburá—. Las personas inter-
mediadoras, personas de paz, que
buscan incesantemente la verdad
provienen del torso —tiféret—; las
personas que buscan mucho los
placeres sexuales, o al contrario,
las personas muy sagradas provie-
27
nen de la cadera —yesod—; las per-
sonas muy conflictivas, guerreros,
que discuten mucho, sea para mal
o para bien, como los rabinos que
discuten la halajá, provienen del
pie derecho —nétzaj—; las perso-
nas muy presumidas, ostentosas o
que tienen un don de gracia ante la
gente provienen del pie izquierdo
—Od—. Y las personas muy espe-
ciales, los lideres, reyes, goberna-
dores o rabinos principales, nor-
malmente provienen de la cabeza
—maljut—.
Normalmente es así cuando ve-
nimos en nuestro primer viaje al
mundo y ésa es la tarea general
de todos nosotros como pueblo
de Israel; los hombres reparan la
maqueta de Adam y las mujeres re-
paran la maqueta de Javá. Por eso
tenemos la obligación de corregir,
orientar y reprochar al prójimo, y
todos nosotros somos un solo bar-
co que navega hacia la misma mi-
sión de reparación. Y como dijeron
nuestros Sabios: “El Mashíaj ven-
drá cuando terminen de salir todas
las almas del Guf (cuerpo)” (Yomá
19a). La explicación a esta frase es
que el Mashíaj vendrá cuando ter-
minemos de reparar los focos fun-
didos de la maqueta vieja. Por eso,
esta generación final se denomina
Ikvetá Dimshijá, “Los talones de
Mashíaj”; es decir, de la misma for-
ma que los talones son el final del
cuerpo, así estamos nosotros en la
parte final de la reparación de las
almas. Esperemos que sea en nues-
tros días.
Nuestra misión
Cada uno de nosotros vinimos al
mundo para trabajar y merecer el
“pago” espiritual divino.
La vida nos presenta tentaciones y
obstáculos contra los que debemos
luchar para ir elevándonos cada vez
más y alcanzar la perfección espiri-
tual de nuestra alma. Por tanto, la
primera vez que venimos al mundo
tenemos, por decirlo así, el 100% de
nuestra neshamá; después de ciertos
añosdevidasubimosanteelCreador
para rendirle cuentas y someternos
a un balance espiritual, en el que el
porcentaje de la parte espiritual re-
parada, digamos el 60%, es “depo-
sitado” en el Paraíso para gozar del
fruto de nuestro trabajo en la Tierra;
y el porcentaje restante, es decir, el
40%, que está “dañado”, imperfecto
y manchado por nuestros pecados,
sea contra Dios o contra nuestro
prójimo, debe ser devuelto al mun-
do para ser reparado.
Por ello en hebreo las letras que
componen la palabra “bebé” son las
mismas letras de la palabra “repara-
ción”, para indicarnos que cada ser
que llega al mundo viene con una
misión de reparar lo dañado.
Cuando termine su segundo viaje,
volverá a evaluarse cuánto del 40%
que tuvo en esta vida se reparó. Y si,
28
por ejemplo, fue 20% del porcenta-
je anterior, es decir, la mitad, esta
parte espiritual se unirá al 60% que
fue depositado en el Paraíso en el
primer viaje, resultando un 80% ya
reparado y 20% que debe volver al
mundo para repararse y limpiar sus
pecados.
Los pecados son como manchas
en el alma y nosotros debemos
limpiarla al 100%. Es por eso que
en hebreo la palabra “pecar” ‫לחטא‬
se escribe de la misma forma que
“limpiar”, ‫,לחטא‬ indicando así que
el pecado tiene que ser limpiado.
Claro, depende mucho de qué tipo
de suciedad se ha adherido al alma;
al igual que la limpieza de un traje
manchado depende de la clase de
suciedad que tenga. Por ejemplo, si
se manchó con polvo, bastará con
pasarle un cepillo por encima, o si
es una mancha de alimento como
leche o mermelada, hay que uti-
lizar un trapo húmedo y frotarlo;
pero si se trata de una mancha de
grasa, es necesario mandarlo a la
tintorería. Así son las manchas de
nuestra alma: dependiendo de la
gravedad será la reparación.
Por ejemplo, una persona que en su
vida anterior robó o engañó mone-
tariamente a su socio y se negó a
pagarle, provocó un tipo de man-
cha que ni el día de Kipur puede
perdonar, ya que es un pecado que
tiene él con su prójimo. Por tanto,
sólo el prójimo tiene derecho a per-
donarlo. Así, el deudor deberá re-
gresar al mundo para devolver ese
dinero, sea al dueño, si aún vive, o
a sus herederos. Claro que toda esa
escena estará disfrazada de una pér-
dida monetaria que tuvo, aparente-
mente casual, justo con esa fami-
lia. Ninguno de los dos entenderá
el porqué, pero Dios planeó todo
para que al final regrese el dinero a
su legítimo dueño.
O por ejemplo, una persona pecó
comiendo no kosher y al final de
sus días se arrepintió y prometió
que de ahora en adelante comerá
sólo kosher. De acuerdo con Mai-
mónides, en ese momento su arre-
pentimiento está bien, pero no
es completo, y la única forma de
completarlo sería sometiéndose a
la misma tentación y esta vez no
pecar. Por tanto, esa persona, que se
arrepintió los últimos días de vida y
no tuvo oportunidad de someterse a
una tentación y comprobar su arre-
pentimiento, tendrá que volver y
reencarnar para someterse a las mis-
mas tentaciones y esta vez no pecar.
Por este motivo, cuando en el rezo
pedimos perdón a Dios por nues-
tros pecados, lo decimos en plural:
“Perdónanos, Dios, porque roba-
mos, traicionamos, mentimos, etc.”
¿Por qué el texto está en plural si el
perdón es personal? Si nunca en mi
vida robé, ¿tengo que pedir perdón
por eso? La respuesta es que no pe-
dimos perdón sólo por lo que hici-
mos en este viaje, sino también por
cualquier mal que hayamos hecho
en los viajes anteriores. Por eso lo
decimos en plural, para referirnos a
29
nosotros mismos, en nuestras dis-
tintas vidas. Y aunque es la misma
alma, por estar en distintos cuer-
pos debemos decirlo en plural.
De esta forma, la vida tiene un sen-
tido y una misión que cumplir.
¿Cómo podemos saber
qué vinimos a reparar?
Esto es algo fundamental en nues-
tra vida, ya que si estamos aquí
para cumplir una misión, ¿cómo
saber cuál es?. Sobre eso nos con-
testan nuestros Sabios:
Cada uno de nosotros es como una
batería: tiene un polo positivo y un
polo negativo, y estos son los dos
medios para conocer nuestra mi-
sión en el mundo.
1.Lo positivo en ti son las herra-
mientas que te dio Dios para lograr
tu misión. Por este motivo es que el
Rabino Eliahu Dessler en su libro
MijtabMeeliyahutraducelapalabra
mazal no como “suerte”, “fortuna”
o “destino”, sino como HERRA-
MIENTAS, ya que todo el mazal
que nos rodea son herramientas de
trabajo que nos proporcionó Dios
para que cumplamos nuestra mi-
sión. Es como una maestra en un
colegio que le da a un alumno la
tarea de pintar un árbol y a otro
alumno la tarea de construir una
casa con palitos de madera. Cada
uno de ellos tiene una misión dis-
tinta; por tanto, la maestra tiene la
obligación de proporcionar a cada
uno, sus herramientas de trabajo
distintas. Así también Dios dio a
cada uno de nosotros el mazal de-
pendiendo de nuestra misión. En
consecuencia, al analizar nuestra
“caja de herramientas” podremos
saber, más o menos, cuál es nuestra
misión particular. El problema está
en que nos pasamos la vida vien-
do qué nos falta, qué no tenemos,
en lugar de observar qué es lo que
sí tenemos. Vemos siempre la mi-
tad del vaso vacío, en lugar de ser
sabios y ver la mitad del vaso lle-
no. Por eso en hebreo las letras que
componen la palabra “sabio”, ‫החכם‬
son las iniciales de “Ve la mitad de
tu vaso lleno”, ‫מלאה‬ ‫כוס‬ ‫חצי‬ ‫.הרואה‬
Además, somos expertos en ver,
observar y envidiar la “caja de he-
rramientas” de los demás y nos
quejamos ante Dios: “¿por qué él
tiene y no yo?” Esto equivale a que
el primer alumno reclamara a la
maestra por qué no recibió palitos
y pegamento para hacer su dibujo,
a lo que seguro ella respondería
porque no los necesita para realizar
su tarea. De la misma manera nos
responde Dios: “¿Por qué envidias
lo que tienen los demás si no lo
necesitas para tu misión de vida?”
Por eso, en lugar de observar el jar-
dín verde del vecino y pasarnos la
vida mirándolo, más vale que nos
concentremos en nuestra vida, que
abramos nuestra propia “caja de
herramientas”, que observemos lo
que Dios nos concedió y deduzca-
mos cuál es nuestra misión.
30
Por ejemplo, si Dios te dio poder
de convencimiento, quizá en tu
vida pasada lo utilizaste negativa-
mente para atraer a la gente a luga-
res prohibidos, o seduciéndola para
robar, drogarse, etc. Esta vez regre-
saste con el mismo don, pero con
la esperanza de que lo utilices para
acercar a la gente a Dios, al bien. O
por ejemplo, una persona que tiene
mucho dinero, quizá la vida pasada
lo utilizó para mal, no ayudó, no
tuvo tiempo para su familia, no se
dedicó a Dios, y esta vez tendrá que
utilizar lo que tiene para el bien,
para ayudar a los necesitados, vivir
tranquilo, sin preocupaciones, de-
dicando más tiempo al estudio de
la Torá y a sus hijos, etc. Observa y
conoce tus virtudes y aprovéchalas
en tu vida.
A eso nos referimos cuando nos
bendecimos unos a otros: Mazal
Tov. No queremos decir que tengas
buenas herramientas, porque segu-
ro Dios ya te las dio, ya que si la
maestra no diera herramientas de
trabajoasusalumnos,nuncapodría
reclamar por qué no cumplieron su
tarea. Sin lugar a dudas Dios te dio
las herramientas. La bendición que
damos es que des buen uso a tus he-
rramientas, ya que la vida pasada no
lo hiciste. Por tanto, esperemos que
esta vez tengamos Mazal Tov.
2.La segunda forma para conocer
nuestra misión es observando el
lado negativo de la “batería”, es de-
cir, nuestros defectos, y entender que
esa tendencia negativa que tenemos
es justamente la que tuvimos en la
vida anterior y no la reparamos, y
esta vez fuimos enviados al mundo
teniendo el mismo defecto con la
misión de corregirlo.
Esto es algo que todos los padres
pueden comprobar al observar a
sus hijos pequeños. ¿Cómo es que
desde tan temprana edad cada uno
tiene su forma de ser tan definida?
¿Cuántas veces los hijos no parecen
ni siquiera vecinos entre ellos, pues
cada uno es “otro mundo”? Uno sa-
lió enojón, el otro apático, ese bon-
dadoso y aquel muy espiritual.
No puede ser por nosotros, los pa-
dres, ya que tenemos una sola for-
ma de ser y nos comportamos igual
con todos nuestros hijos. Siendo
así, todos nuestros hijos deberían
tener las mismas cualidades, espe-
cialmente porque crecieron en el
mismo hogar y fueron a la misma
escuela. ¿Por qué son tan distintos?
Obviamente, la respuesta no está en
su formación biológica, sino en su
alma, que posee defectos y virtudes
de su viaje anterior que deberán ser
reparados en éste.
Por ello, al analizar nuestro lado
negativo entenderemos nuestra
misión. Por ejemplo, si la vez pa-
sada fuimos muy agresivos y por
eso, golpeamos, maltratamos, pe-
leamos y causamos mucho daño a
los demás, no cabe en la mente que
en la nueva vida regresemos como
personas muy apacibles y tranqui-
las, porque si fuese así, no se consi-
31
deraría nunca que reparamos nues-
tro defecto. Debemos regresar con
el mismo defecto, con la misma
intensidad, para luchar contra él,
dominarlo y corregirlo.
Otro ejemplo: una mujer que haya
tenido “lengua de víbora” y con
ella hirió a mucha gente, difamó y
habló lashón hará, no es concebi-
ble que regrese como sordomuda
(aunque se lo merezca). Ella reen-
carnará con la misma lengua afila-
da, pero esta vez tendrá que utili-
zarla para elogiar, animar, educar,
enseñar. Esa sería su reparación.
Claro que desde pequeña, en este
viaje, notará sus deseos de difamar,
su poder para humillar; eso le dará
pistas de su falla anterior.
En conclusión, la clave de nuestra
misión personal está en los dos po-
los de nuestra “batería”.
Las fallas con el prójimo
Hasta ahora entendemos cómo re-
parar nuestras fallas personales,
pero, ¿cómo saber a quién le debe-
mos dinero desde la vida anterior?
¿A quién necesitamos ayudar en
nuestra vida presente por haber sido
crueles con él en la vida anterior?
En la época del Arizal, o la de otros
grandes cabalistas, ellos podían ver
y descubrir la misión de cada uno.
Por ejemplo, se relata que un joven
se presentó ante el Arizal y le pidió
una bendición para que encontra-
ra a su pareja. El Arizal le dijo que
viajara a cierta aldea y que aceptara
a la primera muchacha que le pre-
sentaran, y que se casara con ella.
El muchacho, confiando por com-
pleto en la visión del Arizal, lo hizo
así y, en efecto, al llegar a la aldea le
presentaron una joven, con la que
al poco tiempo se casó. Al terminar
los siete días de sheva berajot, las
siete bendiciones, lamentablemen-
te la novia falleció.
Al terminar el luto, el suegro se
acercó a su desafortunado yerno y
le dijo: “Por desgracia, no tuvimos
la oportunidad de convivir, pero
por ley te corresponde parte de la
herencia de mi hija. Aquí está todo
el dinero y que Dios te ayude en la
vida”. El joven regresó a la ciudad
de Tzefat y se dirigió de inmediato
al templo del Arizal, para decirle:
“Quería una esposa, no dinero”.
El Arizal se sentó junto a él y le dijo:
“Ella fue tu socia en la vida pasada;
te estafó y te robó la misma canti-
dad que tienes en las manos hoy.
Vino al mundo sólo para regresár-
telo. Terminó su misión y se fue”.
En la actualidad no tenemos al
Arizal a nuestro lado. ¿Quién nos
orientará para descubrir a la perso-
na correcta con la cual, o por me-
dio de la cual, cumpliremos nues-
tra misión? La respuesta está en el
Talmud, que pregunta: “¿Qué hace
Dios todos los días?”, y responde:
“Hace parejas”. En su explicación
literal, quiere decir que Dios optó
32
por el oficio de casamentero, pero
en la Cabalá se explica de manera
más profunda y real: “parejas” no
se refiere a marido y mujer, sino a
parejas de reparación.
En esta vida Dios me presentará di-
versas situaciones y circunstancias
en las cuales me encontraré con
personas con las que debo reparar
algo. Es decir, si yo en mi vida ante-
rior humillé y pisoteé a una perso-
na, mi reparación en este viaje será
enaltecerla y respetarla. Dios pla-
neará nuestro encuentro donde ten-
dré la oportunidad para ayudarla y
enaltecerla, reparando así el daño
que le hice en mi vida pasada.
Por ejemplo: camino por la calle y
se me caen cien dólares. Yo los doy
por perdidos. Pasa un hombre, los
encuentra y se los queda (como in-
dica la ley). A simple vista, fue mala
suerte mía y buena de él. Sin em-
bargo, Dios acaba de hacer parejas,
ya que en la reencarnación pasada
yo le robé precisamente cien dóla-
res; Dios me ayudó esta vez a que
se me cayeran a mí y llegaran a él.
De tal forma, reparé mi error gra-
cias al “casamentero” Dios.
Otro ejemplo: un padre de familia
con su libre albedrío desvió del ca-
mino de la Torá a todos sus descen-
dientes. Se convirtieron en una fa-
milia “tradicionalista light”, lo que
ocasionó que la siguiente genera-
ción fuera “laica light”. Ese abuelo
o bisabuelo regresará a la familia,
quizá como nieto o bisnieto, pero
con la energía de un ferrocarril que
tiene ganas de devolver todos los
vagones familiares a las vías de la
Torá. Claro, los padres se quedan
sorprendidos y se preguntan: “¿De
dónde nos salió éste así?”, y no en-
tienden que vino a reparar su des-
viación. Y a eso se refiere el versí-
culo de Veeshiv lev banim al avot,
“Y retornará el corazón de los hijos
sobre sus padres” (Malají 3:24). Es
decir, en el corazón del hijo hay de-
seos de retornar para reparar lo que
hizo como padre de familia.
Lo único que debemos hacer es
pedir a Dios que nos encamine al
encuentro de las personas con las
que debemos reparar, y que nos dé
las fuerzas y el entendimiento para
lograrlo. A eso nos referimos todas
las mañanas con la bendición de
Bircot HaShajar: Amejin mitzadé
gáber, “Bendito Dios que prepara el
camino de cada ser”, refiriéndonos
a los caminos de la vida que nos
llevan con las personas y a los luga-
res con quienes tenemos que hacer
nuestra reparación.
En resumen, la reparación se divide
en dos partes: una está en tus ma-
nos y la otra en manos de Dios.
1.-En tus manos está tu “batería” y
tu obligación es conocerla, analizar-
la y trabajar en base a ella. Es decir,
aprovechando lo positivo para el
bien y reparando lo negativo en ti.
2.-Cuando Dios ve cuánto te es-
fuerzas para reparar y perfeccio-
33
narte, te presentará durante la vida
a los seres o a los descendientes de
aquéllos a quienes les debes, ya sea
dinero o perdón.
De esta manera, podremos cumplir
nuestra misión o, por lo menos,
una gran parte de ella.
¿Porquéalagentebuena
le pasan cosas malas?
¿Quién no se ha hecho en su vida
esta pregunta? Incluso, el mismo
Moshé Rabenu se la planteó a Dios,
cuando le pidió: Odiení na et de-
rajeja, “Explícame, Dios, Tus cami-
nos” (Shemot, 33:13); es decir, ¿por
qué al malvado le va bien y al justo
le va mal?
Nuestros Sabios en el Talmud (Be-
rajot 7a) amplían la pregunta y, apa-
rentemente, complican la respuesta.
“¿Por qué hay malvados a los que les
va mal, y hay malvados a que les va
bien? ¿Por qué hay justos a los que
les va bien y hay justos a los que les
va mal?” Nuestros Sabios fueron
realistas; no a todos los malvados
les va bien y no a todos los justos les
va mal, por tanto, ¿cuál es la fórmu-
la y el sistema de comportamiento
de Dios con la gente? Si no depende
de la actitud espiritual, ¿de qué de-
pende entonces?
La respuesta, como dije, complica
más la pregunta y, además, no es
cierta… aparentemente. Respon-
de el Talmud: “Al justo hijo de un
justo le va bien. Al justo hijo de un
malvado le va mal. Al malvado hijo
de un malvado le va mal. Al malva-
do hijo de justo le va bien”.
Esta respuesta es difícil de com-
prender por varias razones:
1.-No parece justo que los hijos pa-
guen los “platos rotos” de sus pa-
dres. Dios se comporta de manera
recta con cada uno y, por tanto, la
persona debería vivir de acuerdo a
lo que hizo o dejó de hacer, y no
vivir con cuentas pendientes de la
generación pasada.
2.-En la realidad podemos compro-
bar que esto no es así. ¿A cuántos
malvados, hijos de malvados les
va bien? ¿Cuántos justos, hijos de
grandes justos, sufren?
3.-Si esta fórmula fuera correc-
ta, los hijos de un padre malvado
tendrían todos que sufrir, ya que
todos los hermanos son hijos de
un malvado; o por el contrario, no
debería haber ninguna diferencia
entre los hijos de un justo. Y sin
embargo, sabemos que en la prác-
tica no es así: los hermanos son
distintos unos de otros; a unos les
va bien, y a otros no.
Todas estas preguntas son produc-
to de la forma literal y superficial
con que estudiamos los textos de
nuestros Sabios. Profundizaremos
en ellos para entender a qué se re-
ferían.
34
Explica el Ben Ish Jay en el libro
Adéret Eliahu, que cuando decimos
“Justo hijo de…”, no nos referimos
al padre biológico, sino a él mismo
en su reencarnación pasada. Es de-
cir, si Moshé fue en su reencarna-
ción anterior Eliahu, se considera
Moshé como hijo de Eliahu, ya que
es su continuación, al igual que un
hijo es continuación de su padre.
De la misma manera que el hijo
contiene, en sentido biológico, los
genes de su padre, Moshé contiene
los “genes espirituales” de Eliahu,
los cuales vino a reparar.
Por tanto, a una persona justa en
este viaje, pero que en su vida an-
terior fue malvada, es decir, tzadik
hijo de rashá, le va ir mal, es decir,
va a tener mucha tarea de repara-
ción, que consistirá en enfrentar
tentaciones, quizá algunas pér-
didas monetarias o sufrimientos
en general; todo depende de cuán
malvado fue en su vida anterior y
cuán graves son las manchas que
contiene su alma.
Sin embargo, si en su vida pasada
fue una persona justa, y esta vez
también es justa, es decir, lo que
vino a reparar un solo pecado, di-
gamos que tal vez no quiso tener
hijos en esa vida, esta vez tendrá
que casarse para cumplir con el
precepto de traer hijos al mundo y
educarlos bien. En este tipo de mi-
sión no es necesario que el justo su-
fra y tenga una vida difícil, ya que
en esta vida y en la anterior, se ha
portado bien.
Pero el malvado que fue justo qui-
zá está gozando de una buena vida
por su viaje anterior, ya que no vino
a reparar mucho porque era tza-
dik, pero su mal comportamiento
de hoy tendrá consecuencias en su
próxima reencarnación, a menos
que aproveche su vida actual para
reparar y limpiar todo.
A eso se refirió la Torá cuando dijo:
Poked avón avot al banim, al shi-
leshim, veal rebiím. “Dios castiga
a los hijos, a los nietos y a los bis-
nietos por los pecados que come-
tió el padre” (Shemot 34:7). Aho-
ra entendemos que no se trata de
que el nieto pague los platos rotos
de su abuelo, ya que no que se re-
fiere a hijos, nietos y bisnietos bio-
lógicos, sino a reencarnaciones de
uno mismo. En su primer regreso
es considerado hijo, en el segundo,
nieto, etc., y tendrá que reparar los
pecados no de sus padres, sino los
pecados iniciales de él mismo de
sus viajes anteriores desde que fue
catalogado como padre.
Ahora podemos empezar a enten-
der las cosas buenas y malas que
nos pasan en la vida; o por lo me-
nos, entender que no podemos
entender, pues nos falta la parte
principal de la “película”. De algo
estamos seguros: todo está “fría-
mente calculado”.
Sólo mediante el concepto de las
reencarnaciones podemos enten-
der muchísimas cosas en la vida.
Por ejemplo, ¿por qué mueren be-
35
bés o niños si todavía no han peca-
do? Esta pregunta contiene una alta
carga sentimental y emocional. Por
consiguiente, les pido que dejemos
de lado por un momento los sen-
timientos y pensemos como Dios
“piensa” y veamos cómo Él ve el
panorama completo.
Supongamos que Eliahu falleció y
sus hijos no hicieron nada para la
elevación de su alma: ni kadish ni
rezos ni donaciones, etc. A Eliahu
no le faltaba mucho para termi-
nar de reparar y con una pequeña
ayuda de sus hijos podría haberlo
logrado; pero al ser ellos malagra-
decidos y apáticos a la necesidad
del alma de su padre, esta alma
necesitó regresar al mundo y vino
como Moshé. Después de dos años,
los hijos de Eliahu recapacitaron y
decidieron cumplir con su deber, e
hicieron acciones que elevaron mu-
cho el alma de Eliahu, hasta conse-
guir el 100% de su pureza. Anali-
cemos: ¿quién está ahora “de más”
en el mundo? Ciertamente Moshé,
ya que su alma, que es la misma de
Eliahu, alcanzó ya su perfección to-
tal, y dejar vivo a Moshé hasta los
120 años sería injusto de parte de
Dios, porque:
1.-El alma quiere integrarse al por-
centaje que ya se encontraba depo-
sitado en el paraíso para gozar de
su plenitud y reparación total, que
por fin se logró.
2.-La estadía de Moshé en esta Tie-
rra no puede aportar más pureza al
alma porque ya alcanzó el 100%.
Lo que sí podría provocar es estro-
pearla con los posibles pecados que
cometiera, lo cual implicaría otra
reencarnación. Por tanto, decide
Dios llevarse de este mundo al pe-
queño Moshé.
Claro que para nosotros esto es muy
doloroso porque vemos todo con
los “lentes terrenales”, mundanos, y
creemos que este mundo es el fin, y
no el medio hacia el fin. Pero para
Dios, que hizo todo desde la Crea-
ción y lo sigue haciendo en nuestros
días, y terminará de hacerlo con la
llegada del Mashíaj, lo que sucede
es por el bien de las almas, indepen-
dientemente del cuerpo.
¿Puede cambiarse
el destino?
Si todo está tan precisamente calcu-
lado y cada persona vino al mundo
con una misión, al parecer no hay
forma de cambiar nuestra suerte y
destino. Entonces, ¿para qué reza-
mos y para qué nos esforzamos?.
Aprovecharé aquí para abordar otra
pregunta ya que la respuesta es la
misma para las dos: ¿afecta el mal
de ojo? Sabemos que existe el mal
de ojo, pero no se entiende cómo
puede afectarnos ya que si vinimos
con una misión y con herramientas
para cumplirla, ¿cómo puede ser
que alguien con su mal de ojo nos
quite o nos elimine las herramien-
tas? Si fuese así, no podríamos
cumplir nuestra misión.
36
Una pregunta más: ¿de qué nos sir-
ve pedir una bendición a un tzadik
para que nos vaya bien en los nego-
cios, que tengamos hijos, etc.? Si no
es nuestra misión, no obtendremos
eso nunca y, si es una herramienta
para nuestra misión, igual Dios nos
la mandará. Entonces, ¿para qué re-
zar o ser bendecido?
Cuando busqué la respuesta en los
tratados talmúdicos, aparentemen-
te se complicó más la pregunta.
Por ejemplo, en el tratado de Sha-
bat 156a se discute justamente este
punto: ¿existe el destino o no? Rabí
Yojanán opina que “No hay mazal
para pueblo de Israel”, es decir, no
existe el destino definitivo para el
pueblo de Israel sino que estamos
por encima del mazal y podemos
cambiarlo con rezos y plegarias.
Pero Rabí Janiná opina que “Hay
mazal para Israel”, es decir, ya todo
está calculado y planeado. Y ya no
queda nada por hacer.
De forma más clara cuando Rashí
explicó la opinión de Rabí Janiná
dijo: “Y aunque reces y des tzedaká,
no podrás cambiar tu destino”. Esto
es difícil de entender. ¿Cómo pue-
de ser que el gran sabio Rabí Janiná
opine que los rezos no ayudan ni
cambian las cosas? Prácticamente
nos derrumbó todas las bases de la
fe y la esperanza.
En otro tratado del Talmud (Taanit
24) se relata que el rabino Elazar
Ben Pedat se lamentaba ante Dios
sobre su gran pobreza, y Dios le
respondió que para resolver su pro-
blema tendría que reiniciar la Crea-
ción del mundo y empezar la his-
toria de la humanidad de nuevo, y
quizás, sólo quizás, eso ayudaría.
Cualquiera que lea este texto queda
confundido. ¿Por qué hay que rei-
niciar el mundo para dar solución
al problema de Rabí Elazar? ¿Cómo
es que Dios le dijo “y quizás eso
ayude”? ¿Acaso Dios Todopodero-
so no puede?
La respuesta nos dará las reglas del
juego de la vida y será entendida a
través de un ejemplo: Imagínenos
que mandamos a alguien a otro país
para comprarnos mercancía de ropa;
ésa es su misión. Hay ciertas cosas
que puede pedirnos y otras que no.
Por ejemplo, no podrá pedirnos via-
jar a otro lugar, ya que su misión es
comprar la mercancía en ese lugar
específico; no podrá pedirnos viajar
en barco en vez de avión, pues su
misión es también hacerlo rápido.
Y obviamente no podrá pedirnos
traer juguetes en lugar de ropa. Sin
embargo, sí puede pedirnos un Ipod
para escuchar música en el camino,
una chaqueta por si hace frío y co-
mida láctea en lugar de vegetariana.
Eso quizá podremos dárselo ya que
no afecta la misión misma. Es más,
tal vez se la haga más agradable y,
por tanto, si lo pide de buena ma-
nera, se lo daremos. Entonces, hay
misión y hay acompañantes de la
misión. La misión es incambiable y
los acompañantes que no afectan la
misión pueden variar.
37
Así ocurre en nuestra vida. Está di-
vidida en dos: en misión y acom-
pañantes. En lo relacionado a la
misión no habrá cambios ni será
afectada por mal de ojo, maldi-
ción, etc., ni será mejorada por tefi-
lá, mitzvot, o tzedaká. Ya que si así
fuera perderíamos la misión por la
cual vinimos. Sería incorrecto que,
por medio de un rezo o una ben-
dición de un gran tzadik consiga-
mos lo que deberíamos lograr sólo
con nuestro esfuerzo. Si así fuera,
no podría considerarse que fuimos
nosotros quienes reparamos.
En los acompañantes sí puede re-
caer el mal de ojo, la maldición, el
daño físico, y también pueden ser
mejorados a través de rezos, bendi-
ciones y tzedaká.
Por lo tanto, no hay contradicción
entre Rabí Yojanán y Rabí Janiná.
Uno habló sobre la misión y por
lo tanto opinó que es incambiable
y el otro sobre los acompañantes.
Imaginen un joven que nunca qui-
so casarse y, por tanto, no formó
una familia ni tuvo descendientes.
Además incitaba a sus amigos ca-
sados a separarse y provocó bas-
tantes divorcios durante su vida. Él
reencarna y tiene varias misiones:
1. Casarse, 2. Tener descendencia,
3. Salvar y reparar matrimonios
que están a punto de deshacerse
(aparte del cumplimiento cabal
de todas las leyes de la Torá, rezos,
estudio, etc.). Él vendrá al mundo
con las herramientas necesarias
para lograr todo esto. Por ejem-
plo, tendrá aspectos positivos para
conseguir rápidamente una novia;
también será fértil para tener hi-
jos y tendrá poderes de convenci-
miento de la misma manera que
los tuvo para separar, y esta vez los
utilizará para unir.
En estos puntos no le afectará el
mal de ojo. No requerirá de muchí-
simas bendiciones y rezos, ya que
éste es el motivo de este viaje y, por
tanto, el Maestro, Dios, lo mandó
ya con todo. Entonces, hay mazal,
es decir hay destino. Pero hay co-
sas que lo acompañarán en la vida:
su negocio, su salud en general, sus
depresiones y alegrías, etc. Todas
esas cosas y otras más, que no influ-
yen directamente en la misión, son
vulnerables a maldiciones y al mal
de ojo y son mejoradas con rezos
y bendiciones. En otras palabras, el
mazal de esas cosas no es definiti-
vo, es decir, en mazal leIsrael.
Es por eso que Dios le dijo a Rabí
Elazar que no puede resolver el pro-
blema de su pobreza, ya que ésa es
su misión en su vida actual. Y si Dios
le da dinero y lo hace rico, es verdad
que vivirá cómodamente, pero no
cumplirá su misión. Por eso le dijo
que debería reiniciar la humanidad
y, si se comporta bien, entonces no
tendrá que reencarnar como pobre.
Y como todo depende de cómo se
comportaría Rabí Elazar, Dios le
dijo “quizás”, es decir, “No puedo
garantizarte cuáles serán tus errores
ni tu tarea de reparación. Por eso,
quizás no serás pobre”.
38
Nosotros, cuando rezamos a Dios,
pedimos muchas cosas y, como no
sabemos con certeza cuál es nues-
tra misión ni cuáles son sus acom-
pañantes, pedimos todo, pero cul-
minamos diciendo: Malé mishalot
libenu letová, “Cumple nuestros
deseos, Dios, siempre y cuando
sean para nuestro bien”. No duda-
mos de que Dios nos haya dado las
herramientas necesarias para nues-
tra tarea, sin embargo, le pedimos
que nos ayude a utilizarlas para
bien, que nos oriente para hacerlo
bien; o quizás le pedimos a Dios
que nos dé herramientas más so-
fisticadas, de manera que en lugar
de tener que hacer el trayecto en bi-
cicleta, por decirlo así, le pedimos
que nos dé una motocicleta; que
nos mande personas buenas o rabi-
nos sabios que puedan orientarnos.
Es resumen, todas las plegarias las
dirigimos a los acompañantes de la
misión, pero la misión es la misión
y punto.
¿Existe el libre albedrío?
¿Cómo se entiende el libre albe-
drío bajo el concepto de la reen-
carnación? Parecería que somos
como borreguitos dirigidos a cier-
tas escenas, lugares, tentaciones.
¿Dónde, entonces, está nuestro li-
bre albedrío?
Obviamente, cada uno de nosotros
tiene libre albedrío, ya que si no
fuera así, nadie sería responsable
de sus actos. No existiría el paraí-
so y el infierno, el castigo y la re-
compensa, pues el justo no mere-
cería recompensa celestial, ya que
fue programado para ser justo y lo
mismo el malvado.
Cada uno de nosotros somos res-
ponsables de nuestros actos, por-
que con nuestro libre albedrío
decidimos hacerlos o no. Pero la
consecuencia de nuestra decisión
ya no está en nuestras manos. Del
mismo modo que si a un hombre
le ponen veneno delante de él, ten-
drá libre albedrío para tomarlo o
no; pero una vez que lo tomó ya
no dependerá de él si se intoxica o
no. Por ejemplo cuando una per-
sona da su diezmo para obras de
caridad, a pobres o necesitados, lo
hace con su libre albedrío. Cuando
Dios decida recompensarle y man-
darle abundancia, no tendrá libre
albedrío para recibirla o no. Haga
lo que haga, le llegará. Después, de
nuevo tendrá libre albedrío para
apostar ese dinero en un casino,
comprar una casa o ayudar a su
hijo, etcétera.
Desde el punto de vista de la reen-
carnación funciona de la siguiente
manera: Digamos que Moshé atro-
pella a Eliahu y le quita la vida. En
la reencarnación siguiente, Moshé
tendrá que reparar su agravio, y la
reparación sería haciendo lo con-
trario, es decir, salvando la vida
de Eliahu. Moshé nació en Euro-
pa; Eliahu vive en América y está
en una situación de salud crítica,
en la que necesita una donación de
39
50 mil dólares para ser operado y
salvar su vida. Moshé, en Europa,
vive tranquilo con su libre albedrío
diario, pero cuando llega la hora
de la reparación, Dios le quita el
libre albedrío y le planea un viaje
a América, obviamente disfrazado
de viaje de negocios, boda de un
amigo, viaje de placer, etc. Quiera
o no, Moshé va a estar montado en
un avión rumbo a América. Al lle-
gar, lo desee o no, se enterará del
caso de un desconocido llamado
Eliahu, que está en una situación
crítica y requiere de una donación.
Sin que tenga libre albedrío, a Mos-
hé se le aproximará el recaudador,
justamente a él y le insistirá de una
forma casi anormal que sea él el
donador y a la vez el salvador, ya
que tiene muchísimo dinero, por-
que en su caso es la herramienta
para cumplir su misión.
Hasta ahora, Moshé no tenía libre
albedrío y, como ya explicamos con
la bendición de todas las mañanas:
Hamejín mitzadé gáber, “Bendito
Dios que planea y prepara los cami-
nos de la persona”, nos quita el li-
bre albedrío para llevarnos al punto
de reparación. Pero cuando ya nos
pone ahí, nos regresa el libre albe-
drío y ahora somos nosotros los que
decidimos si lo hacemos o no.
Así que la respuesta a si hay o no
libre albedrío es que hay y no hay.
Como nuestros Sabios explican de
manera un poco más detallada:
“Tres miembros domina la persona
y tres no”. Domina sus manos, pies
y boca, ya que uno es quien deci-
de qué toca o agarra, por dónde
camina y qué dice. Pero no domi-
na sus ojos, oídos y nariz, ya que
en un paisaje no puede seleccionar
qué ver o no, sino que ve todo lo
que tiene enfrente. En una reunión
no puede seleccionar el audio sino
que escucha todos los sonidos. Y
así también con el olfato: no puede
decidir que el buen olor entre y que
el malo no entre. Y cuando llega el
momento de cumplir la misión de
la vida, Dios quita a la persona el
dominio sobre las piernas o manos
o boca, y termina llegando al lugar
en el que Dios quiere que esté, in-
dependientemente de sus planes
originales. De repente dirá cosas
que no quiso mencionar, ocasio-
nándole nuevas situaciones que
no planeó, y todo eso para ponerlo
en el lugar de reparación. Y en el
momento que llegue y esté parado
ante su misión de vida o ante una
de las muchas misiones de su vida,
se le regresará su total dominio físi-
co y mental así como la libertad de
su libre albedrío para poder decidir
si hacer o no hacer, si reparar o no
reparar.
¿Por qué esto no está
escrito con claridad en
la Torá?
Si todo esto es tan importante, ¿por
qué la Torá no escribe claramente
sobre el alma, el paraíso, la reencar-
nación, la resurrección, etc.? ¿Por qué
40
estos temas aparecen sólo en los li-
bros de la Cabalá, el Zóhar y otros?
En primer lugar, la pregunta no es
precisa, ya que la Torá sí habla del
alma, especialmente en Bereshit,
cuando trata el tema de la crea-
ción del hombre. Relata la Torá
que, después de hacer el cuerpo
del hombre, Dios insufló en él un
alma viviente. También habla del
Paraíso. De forma muy clara rela-
ta la Torá que Adam y Javá fueron
colocados en el Paraíso, pecaron y
fueron expulsados al mundo para
reparar y perfeccionarse, y por lo
tanto, sólo entonces, después de
morir podrían regresar ahí.
También el tema de la reencarna-
ción se toca en varios versículos
de la Torá que fueron recopilados
en el libro Nishmat jaim, del Ra-
bino Menashé Ben Israel (1604-
1657), que fue un gran rabino en
Amsterdam.
Por ejemplo, el versículo en Kohé-
let (8:10): “Vi a los pecadores que
murieron y fueron enterrados y re-
gresaron desde un lugar sagrado, y
caminan en estas ciudades olvidán-
dose de su misión”. O por ejemplo,
el versículo de Amós (2:4-6) que
dice: Al sheloshá pishé Israel veal
arbahá lo ashibenu, “Sobre los pe-
cados que cometa la persona, tres
veces reencarnará, para darle opor-
tunidad de reparar. No habrá una
cuarta vez”. Y así trae el rabino Me-
nashé muchísimos versículos.
(Respecto a cuántas veces podemos
reencarnar, se analizará en el Capí-
tulo de preguntas y respuestas de
este libro.)
Por eso, la pregunta anterior se
debe al hecho de que no conoce-
mos bien la Torá, pues normalmen-
te sólo la estudiamos con ojos de
peshat, es decir, con la traducción
literal del texto, o como máximo
La tumba del Rabino Menashé Ben Israel, ubicada en Amsterdam.
41
llegamos a analizarla según su de-
rash o rémez. Pero si lográramos,
por lo menos, asomarnos y leer el
mismo texto con “lentes de sod”,
descubriríamos mensajes maravi-
llosos, que justamente pertenecen
a todo lo que tiene que ver con la
mística de la Torá; es decir, lo lite-
ral está escrito de forma literal y lo
místico en forma mística y oculta.
Veamos algunos ejemplos. Todos
conocemos la parte de la Torá donde
prácticamente se inicia el judaísmo
con Abraham y Sará. Analicemos en
forma breve la historia como la lee-
mos con visión de peshat, es decir,
literalmente, y después volveremos
a estudiarla con la visión profun-
da del sod, para que tengamos una
leve idea de las distintas dimensio-
nes de nuestra Sagrada Ley.
“Dios dijo a Abraham: Vete de tu
país, de tu ciudad y de la casa de
tus padres, a la tierra que te indi-
caré”, “allá te haré muy grande y
te bendeciré”, “bendeciré al que te
bendiga y maldeciré al que te mal-
diga”, “Y tomó Abraham a Sará y se
fue, y con ellos se fue Lot a la tierra
de Kenaan”. Abraham llegó a los
lugares de Shejem y Elón Moré. “Y
hubo hambruna en la tierra y en
el camino a Egipto dijo Abraham
a Sará: ‘Qué bella eres’”. En Egipto,
Paró intentó tomar a Sará, Sará se
negó a ser seducida y finalmente
salieron Abraham y Sará de Egipto
muy ricos, por los regalos que les
dio Paró. “Y también Lot, que ca-
minaba con Abraham, se enrique-
ció.” “Y hubo una pelea entre los
pastores de Abraham y los pasto-
res de Lot”, “Y dijo Abraham a Lot:
‘No quiero pelear contigo. Sepára-
te de mí’”.
El Zóhar (Sitré Torá, Lej Lejá) nos
indica que si queremos entender
no sólo la base histórica del ju-
daísmo, sino la base espiritual y
la tarea diaria de cada judío, debe-
mos remplazar tres palabras en to-
dos estos textos y ésa será la puerta
para entrar a la dimensión del sod
en este capítulo. “Remplaza la pa-
labra Abraham por neshamá; Sará
por ‘cuerpo’ y Lot por yétzer hará
(el instinto malo)”. Ahora, volva-
mos a leer.
“Y dijo Dios a la neshamá: ‘Vete
desde el Cielo, que es tu ciudad, el
lugar donde naciste, desde el Pa-
raíso, que es la casa de tu Padre,
Dios, a la tierra que te indicaré”.
La persona nace donde debe estar:
con una familia específica y en el
entorno donde debe reparar…”
“Lej Lejá… La orden que Dios dio
a Abraham de que se marchara a la
Tierra Santa se dice en hebreo Lej
Lejá, “Vete para ti…”, pero en la
visión del sod indica Dios al alma
dos cosas: 1. “Vete por tu bien, por
tu elevación espiritual”, y 2. “No te
olvides que puedes alcanzar 50 ni-
veles de pureza ó 50 de impureza”.
Por eso la palabra Lej suma 50 y
Lejá suma también 50, para indi-
car así los dos caminos que tiene
el alma para escoger.
42
“Allá te engrandecerás y te bendeci-
ré…”, ya que el alma viene al mun-
do para engrandecerse y elevarse
más, y ése es el medio para regresar
a Dios y recibir su pago como me-
recedores.
“Bendeciré al que te bendiga…”
Es decir, Dios dice al alma: “Ben-
deciré al cuerpo que te “bendiga”,
desarrolle, te purifique y haga ac-
tos buenos contigo, con bendición
terrenal y celestial. Y lo contrario
pasará con el que te maldiga.
“Y tomó (Abraham) la neshamá (a
Sará), al cuerpo…” Es decir, a cada
neshamá se le asigna el cuerpo in-
dicado para su misión, con todas
sus implicaciones físicas, de salud,
belleza, etcétera.
“Y se fue con ellos (Lot) el instinto
malo…” A cada neshamá, depen-
diendo de su potencial y nivel, se le
asigna un rival espiritual para que
la lucha sea justa y equilibrada; di-
gamos, peso pluma contra peso
pluma, peso pesado contra peso
pesado, manteniendo así el equili-
brio del libre albedrío.
“Y se fueron a Kenaan…” Kenaan
en hebreo proviene de la palabra
Leajnía, es decir, “doblegar”, ya que
parte de la misión en la vida es do-
blegar los caprichos del cuerpo y
las seducciones del instinto malo,
ya que ambos son el contrapeso del
alma. Por ello, en la realidad Lot y
Sará eran hermanos, porque tam-
bién en la dimensión mística, el
cuerpo y el yétzer hará son socios,
compañeros, hermanos, y la mi-
sión del alma es separar esa alianza
y llevar al cuerpo hacia su lado.
“Y hubo hambruna en la tierra…”
La hambruna simboliza la escasez
de placeres mundanos; por eso dice
Abraham a Sará, el alma al cuerpo:
“Qué bella eres”, es decir, “qué cuer-
po tan sagrado y puro eres, porque
te alejas de los placeres mundanos”.
Y por tanto, Abraham, es decir, la
neshamá, está muy contenta y ad-
mira a su pareja —el cuerpo—,
porque le ayuda a engrandecerse.
“Y fue (Abraham) la neshamá has-
ta Shejem, hasta Elón Moré…” La
neshamá busca en la Tierra luga-
res sagrados, lugares de estudio,
los cuales le ayudarán a cumplir
su misión y la protegerán de cual-
quier tentación, dándole armas
para luchar y combatir las tenta-
ciones mundanas. Y a eso se refiere
cuando dice que la neshamá se fue
a Shejem, que proviene de la pala-
bra Shejiná, es decir, lugares con la
Presencia Divina.
Y a Elón Moré, que proviene de la
palabra Moré (maestro) u Horaá
(enseñanza) que son lugares de
estudio y enseñanza; estos son los
sitios en los que la neshamá desea
estar.
“Y Paró, el rey de Egipto, intentó
tomar (a Sará) al cuerpo…” Egipto
simboliza a las tentaciones con las
que el mundo trata de atraparnos,
43
ya que Egipto en hebreo se dice
Mitzráim, que proviene de la pala-
bra metzarim, “lugar de encierro”.
Así son todos los lugares de tenta-
ción del planeta, donde las tenta-
ciones encierran y cautivan a nues-
tros cuerpos.
Paró simboliza la persuasión, el
“lavado de cerebro” por medio de
palabras y frases bonitas, como
las teorías de evolución, las falsas
creencias y mentiras que cautivan
nuestra mente. Eso es Paró, ya que
las letras de su nombre forman en
hebreo las palabras Pe Ra, “mala
boca”. Y a eso se refería la Torá en
esta dimensión, que en Egipto Paró
intentó tomar a Sará (el cuerpo).
“Y (Abraham y Sará) la neshamá y
el cuerpo salieron de Egipto llenos
de riquezas…” En el momento que
Sará —el cuerpo— supera la ten-
tación y no cae, eso ocasiona una
elevación espiritual muy grande,
manifestada como riqueza, pero
espiritual.
“Y también (Lot) el instinto malo
se enriqueció…” Es decir, a medida
que la persona se eleva, su instin-
to malo se eleva también, para que
siempre se mantenga el equilibrio
de la lucha justa. Es por eso que en
la Torá, cuando Abraham es pobre,
Lot también lo es; Abraham se en-
riquece y Lot con él, para simboli-
zar el equilibrio entre el alma y el
yétzer hará.
“Y hubo pelea… Y dijo Abraham a
Lot: ‘No quiero pelear contigo. Se-
párate de mí…’” Diariamente existe
una lucha entre el yétzer hará y el
alma, en la cual el alma pide al yé-
tzer hará que deje de molestarla y
que se separe un poco, que se aleje
de nuestra mente para que poda-
mos elevarnos con más facilidad.
Esto se asemeja a un globo aerostá-
tico, que contiene aire caliente para
que se eleve, pero también tiene
sacos pesados llenos de arena que
lo aferran a la tierra. A medida que
nos deshacemos de los sacos, nos
elevamos con más facilidad; los sa-
cos son el yétzer hará, el globo es el
cuerpo y el aire caliente es el alma.
De ahí que Abraham pida a Lot que
se separe un poco de él. Por eso en
el versículo siguiente dice la Torá:
“Y habló Dios con Abraham des-
pués de que se fue Lot…”; es decir,
uno se acerca a Dios cuando se ale-
ja del yétzer hará.
En este breve texto sólo mencio-
né el concepto en general, pero en
realidad contiene muchísimos más
mensajes secretos, insinuaciones,
juegos de letras, etc. Y continúa
este análisis con conceptos bellísi-
mos del comportamiento del alma
cuando se separa del cuerpo en los
capítulos de la muerte de Sará y la
resurrección de los muertos con los
capítulos de Itzjak y Ribká, en los
que Itzjak hace alusión a la nueva
neshamá que regresa a gozar y a
reírse en la época mesiánica, ya que
Itzjak significa “risa” y Ribká hace
alusión al nuevo cuerpo que se le-
vanta de la tumba, ya que si leemos
44
el nombre Ribká al revés forma la pa-
labra “tumba” en hebreo, hakéber.
Éste fue un pequeño ejemplo y muy
superficial, pero nos dio por lo me-
nos una leve idea del profundo sig-
nificado, oculto y disfrazado en las
historias relatadas en la Torá.
Con esta explicación queda com-
probado que la Torá sí menciona
todos estos conceptos espirituales y
místicos. Sólo hay que saber leerla
en su dimensión correspondiente.
Un ejemplo más, y esta vez de reen-
carnación. Dios dice a Adam des-
pués de que pecó: “Polvo eres y al
polvo regresarás” (Bereshit 3:19).
En su dimensión literal quiere de-
cir: “de polvo fuiste hecho y como
muerto tu cuerpo se reintegrará y
volverá a ser parte del polvo de la
tierra”.
Sin embargo, en la dimensión pro-
funda, se refiere a lo siguiente: en
la Torá está escrito que el cuerpo
del hombre fue hecho del polvo de
la tierra, es decir, polvo equivale
a cuerpo; por tanto, cuando dice:
“Polvo eres”, se refiere al cuerpo
donde está hoy puesta su alma; “y
al polvo regresarás”, es decir, “ya
que pecaste, tendrás que regre-
sar reencarnando en otro polvo
—cuerpo— para reparar tu fal-
ta”. Y como dice el Zóhar (Tikuné
Zóhar 99:2), en este versículo está
insinuado el concepto de la reen-
carnación.
Ahora podemos entender mejor
por qué Abraham Abinu dijo: “Yo
soy polvo…” (Bereshit 18:27) ha-
ciendo alusión a la orden de Dios a
Adam de que regresará al polvo, es
decir, a otro cuerpo, por lo tanto
dijo Abraham “yo soy ese cuerpo”,
tal como explicamos anteriormen-
te, que Abraham Abinu inició la
reparación de Adam.
Basándose en este concepto, el
Zóhar explica el secreto oculto en
las leyes de la lepra en la casa, cuan-
do la Torá ordena quitar la mancha
de la pared y poner tierra nueva en
su lugar: “Y nueva tierra tomará
y rellenará el hueco en la casa…”
(Vayikrá 14:42). Explica el Zóhar,
que la tierra equivale al cuerpo.
Cuando 95% de la casa está bien y
5% tiene lepra, es decir, hace alu-
sión al alma que está manchada
levemente, que está casi reparada,
pero le falta terminar de limpiarse
un poco de su suciedad. Se tomará
tierra nueva, es decir, un cuerpo
nuevo que vendrá al mundo para
limpiarse y purificarse.
De esta forma, grandes rabinos y
estudiosos del sod de la Torá escri-
bieron las explicaciones místicas de
muchos capítulos de la Torá, como
por ejemplo, la maravillosa obra del
Gaón de Vilna sobre el libro del pro-
feta Yoná, y la ballena que se lo tragó.
45
El Gaón explica que todo el libro
insinúa las leyes y las reglas de la
reencarnación, donde Yoná hace
alusión al alma, el barco al cuer-
po y la misión de Ninivé como la
misión de la vida. No la cumple la
primera vez y, por ello, es retenido
por una ballena, que en el versícu-
lo es catalogada como Dag Gadol,
“gran pez”, que en hebreo forma
El Gaón de Vilna (1720-1797).
46
las iniciales de Din Guehenom,
“juzgado en el infierno”, y desde
ahí clama Yoná, es decir, el alma,
por otra oportunidad, suplicando
a Dios que lo saque de esa prisión
infernal y le promete que esta vez
cumplirá su misión, la cual real-
mente al final cumple.
Cada versículo en el libro de Yoná
contienemensajesdereencarnación
y la cantidad de juegos de palabras,
letras y números es impresionante.
Pero por lo menos les he dado una
idea de su verdadero contenido.
Lo mismo escribe Najmánides y
el gran rabino Yonathán Aivishitz
en su libro Yaharot Debash (2:6);
ambos dicen que la mayoría de los
versículos del Libro de Iyob hablan
sobre la reencarnación y no sobre
lo que literalmente la gente lee.
A esto se refieren nuestros Sabios
en la Mishná de Pirké Avot (5:24):
“Explórala y vuelve a explorarla,
que todo está contenido en ella”. La
Torá contiene todas las sabidurías,
desde leyes sociales, familiares,
etc., hasta filosofía, ciencia y por
supuesto, mística.
Todo está en saber leerla y estudiar-
la. Termino este capítulo con una
frase que siempre me gusta repetir:
“La Torá es el libro más aburrido
que existe… si sólo lo lees”. Pero si
llegas a estudiarlo y profundizas en
él, no hay un libro en el mundo que
se le iguale. El Rey David se refirió
a esto en los Tehilim cuando cla-
mó a Dios para suplicarle: Gal enai
veabita niflaot mitorateja, “Dios,
abre mis ojos para que logre ver
las maravillas ocultas en Tu Torá”
(119:18).
La tumba del profeta Yoná ubicada en el pueblo Musulmán Mashahad, que era
la antigua ciudad bíblica Gat Jefer (hoy en día hay una Mezquita en el lugar).
47
Hasta aquí, por lo menos vimos al-
gunos conceptos básicos de la reen-
carnación.
No dudo que todas estas respues-
tas generaron nuevas preguntas
y por eso dedicaré al final un ca-
pítulo de preguntas y respuestas.
Pero por ahora, ya tenemos una
parte de la base para poder seguir
avanzando. Sin embargo, antes de
llegar al capítulo principal de este
libro, “Quién reencarnó en quién”,
quisiera hablar en el siguiente ca-
pítulo de las ideas actuales sobre
la reencarnación, ya que sé que
la mayoría de mis lectores no son
cabalistas ni ateos, sino creyentes,
observantes y tradicionalistas, a
quienes les gusta saber qué dicen
nuestras antiguas y sagradas Es-
crituras y qué opina al respecto
la ciencia moderna. Últimamente
no hay contradicción entre ambas
y, es más, cada vez que la ciencia
avanza, afirma con sus nuevas
pruebas lo escrito por nuestra Torá
desde hace miles de años.
¡Qué orgullo se siente pertenecer a
un pueblo que siempre tuvo la ver-
dad en la mano!
La tumba del Rabí Yonathán Aivishitz
(1690-1764) en Hamburgo, Alemania.
Capítulo 2
La ciencia reconoce
la reencarnación
49
El mundo científico ha sido muy
apático con respecto al concep-
to del alma en general y de la reen-
carnación en particular, ya que son
conceptos espirituales inmedibles,
por lo que pertenecen más a la filo-
sofía y no a la ciencia.
Del mismo modo que el Zóhar pro-
fetizó que en el año 5600 desde la
creación que equivale al año 1840
de la era común, bajaría al mundo
sabiduría tecnológica —y como vi-
mos en la introducción así fue—;
también pronosticó que antes de la
llegada del Mashíaj el mundo des-
cubriría la parte espiritual y místi-
ca de la Creación, y tendríamos una
sed inmensa por el sod, lo oculto
y lo profundo de la Torá y la vida
misma (Maamaré Rashbí de Rabí
Jaim Vital). Y en efecto, como era
de esperarse, en las últimas déca-
das ocurrió un cambio que empe-
zó como filosófico y terminó como
científico, respecto a toda la parte
de la energía de la vida.
En los años treinta surgió un interés
desmedido y mundial por las cultu-
ras orientales, que abarcó concep-
tos tales como energías internas,
los chakras, las energías cósmicas,
la telepatía, los viajes astrales, etc.,
temas sobre los cuales se escribie-
ron libros como el de Paul Brunton
en 1934 sobre la cultura hindú, o el
libro de la escritora L. Adams Beck
sobre la yoga; o también el de Carl
Jung, sobre la parte espiritual en
los sueños.
Paralelamente, el mundo científico
sufrió una revolución con la teoría
de la relatividad de Einstein. La fór-
mula E = mc2
, es decir, la energía es
igual a la masa multiplicada por el
cuadrado de la velocidad de la luz,
o en palabras simples, la materia
se convierte en energía y, la ener-
gía en materia, dieron fundamento
a la teoría del Big Bang, con la cual
se comprobó que todo el origen de
la materia fue un punto de energía
concentrada que explotó. Ellos, los
científicos, lo llaman energía y noso-
tros lo llamamos con nombre y ape-
llido: Dios Bendito Todopoderoso.
Otro factor que incrementó a nivel
personal la espiritualidad en la per-
Introducción al capitulo
Carl Jung (1875-1961).
50
sona surgió en los años cincuenta,
en el área de la psicodelia, cuando
el doctor Stanislav Grof descubrió
los efectos de ciertas drogas en el
cerebro. Estas drogas llevaban a la
persona a descubrir conocimientos
personales muy extraños, que no te-
nían que ver con su vida actual, sino
con sus reencarnaciones pasadas.
Sin embargo, como esto ocurría me-
diante drogas, no podía convencer-
se al mundo de su validez.
Por ello, el gran psicólogo y psiquia-
tra Ian Stevenson, entonces jefe del
Departamento de Psiquiatría de la
Universidad de Virginia, empezó
una investigación para validar los
mismos descubrimientos de Grof,
pero sin utilizar drogas. Stevenson
dedicó 40 años de su vida a estos
estudios, hasta que en el año 1960
publicó un artículo con el testimo-
nio de niños pequeños, de cuatro a
cinco años de edad, que contaban
con claridad asombrosa quiénes
fueron en una vida anterior, dón-
de vivieron y cómo se llamaban sus
familiares. Stevenson salía a inves-
tigar si realmente existió en el pa-
sado un personaje con ese nombre,
lugar e historia, y sólo cuando veía
que el testimonio era real, y 100%
comprobable, lo publicaba.
Stevenson publicó libros en los
cuales recopiló todos esos casos de
reencarnación, recolectados en Asia
y Lejano Oriente, África, América, y
Europa y en 1997 publicó su libro
Reincarnation and Biology, una
compilación de 2300 páginas que
contiene más de 210 casos reales y
documentados de niños que recor-
daban perfectamente su vida pasa-
da (relataremos parte de ellas en el
último capítulo de este libro).
Stevenson es considerado actual-
mente en el mundo científico como
una autoridad y fuente veraz, por su
personalidad y más que nada por su
forma de trabajar ya que no traba-
jaba con drogas, hipnosis ni regre-
siones; simplemente con niños pe-
queños e inocentes, que hablan con
la verdad, sin ningún interés de por
medio, y especialmente por la com-
probación documentada de que sí
existieron las personas de las que
hablaban estos niños.
En muchos casos Stevenson com-
probó que los niños que relataban
que en una vida pasada sufrieron
Prof. Ian Stevenson, (1918-2007).
51
una operación en determinado lu-
gar del cuerpo, habían nacido con
una mancha de cicatriz justo en el
mismo lugar en el que habían sido
operados en su vida anterior, lo que
aumenta la veracidad del relato del
niño ya que tiene una relación con
la persona fallecida.
En otra área de la psicología, me-
diante regresiones hipnóticas, el
hipnotista Mori Branchstein publi-
có en el año de 1953 su libro Tras las
huellas de Bridey Murphy. En él re-
lata lo que le sucedió con la paciente
Ruth Simmons, que en una sesión
de hipnosis simple y de regresión a
su niñez, para entender ciertos deta-
lles de su personalidad logró cruzar
la barrera de su nacimiento y empe-
zó a hablar con acento irlandés bajo
el nombre de Bridey Murphy. Bran-
chstein se asombró con el descubri-
miento, ya que no utilizó pastillas
ni drogas de ninguna clase. Por tan-
to, volvió a hipnotizarla, pero esta
vez en presencia de testigos, y docu-
mentó todo el procedimiento.
Al finalizar, salió con una pequeña
comitiva a Irlanda “tras las huellas
de Bridey Murphy”, las cuales en-
contró… y cuadraban perfectamen-
te con la historia de Ruth Simmons.
(El libro fue traducido al hebreo en
1960.)
52
El camino que inició Mori Bran-
chstein abrió la puerta a muchos
médicos para tratamientos psiquiá-
tricos, en especial los del famoso y
reconocido doctor Brian Weiss, di-
rector general del Mount Sinai Hos-
pital en Miami, que se especializó
en la regresión hipnótica a vidas
pasadas en sus pacientes, para en-
tender sus traumas en el presente.
Por ejemplo, algunas personas que
sufrían de claustrofobia resultó que
habían sido prisioneros en su vida
pasada, o algunas personas con
un temor inexplicable a volar en
avión resultaron ser reencarnación
de personas que habían fallecido
en un accidente aéreo. Uno de los
casos más asombrosos fue el de un
paciente que se quejaba de un do-
lor en un punto específico de la es-
palda. Después de diversos análisis
y estudios sin descubrir la causa del
problema, el paciente acudió con
Brian Weiss, quien por medio de la
regresión encontró que ese hombre
había sido apuñalado en ese lugar
en su vida pasada.
Brian Weiss tardó ocho años en
publicar sus hallazgos, ya que él
mismo como ateo no creía en Dios
ni en el alma y mucho menos en
la reencarnación. Poco a poco em-
pezó dudando, reflexionando en
sus resultados y al final terminó
creyendo en esto por completo. En
un momento temió la reacción de
sus colegas y la crítica científica a
la que se expondría por sus “fan-
tasías”. Sin embargo, una vez ya
seguro de tener la verdad en sus
manos, publicó en 1988 su libro
Muchas vidas, muchos sabios, que
rápidamente se convirtió en un
best seller. Luego de publicar su
libro, Weiss se asombró de la can-
tidad de cartas de apoyo y recono-
cimiento de muchos de sus colegas
quienes lo felicitaron por revelar
conceptos que ellos no se habían
atrevido a expresar.
Prof. Brian Weiss (1944-).
53
La doctora Elisabeth Kübler-Ross
confrontó a los científicos que nega-
ban estos hechos cuando presentó
sus importantes y famosos libros so-
bre la vida después de la vida, para
los cuales entrevistó a miles de per-
sonas que sufrieron muerte clínica,
es decir, que fallecieron al cien por
ciento bajo todos los criterios médi-
cos, y que después de varios minu-
tos, incluso horas, revivieron.
Está comprobado científicamente
que si el cerebro no recibe oxíge-
no durante siete minutos sufre da-
ños irreparables, y estas personas,
después de una, dos o tres horas
de muertos, regresaban con plena
conciencia; y no solamente eso,
sino que presentaban una nueva
conciencia, con la que relataban un
encuentro con un mundo espiri-
tual: el famoso túnel, una luz muy
atrayente, encuentros con familia-
res que ya habían fallecido. Estos
relatos fueron recopilados por la
doctora Kübler-Ross y publicados
en sus libros Life in Death y On
Death and Dying.
Todos estos descubrimientos re-
volucionaron muchos conceptos y
llevaron a muchos ateos y apáticos
a cuestionarse su teoría materialis-
ta, poniéndose en dudas conceptos
como que lo único que existe es lo
que ves, que después de la muerte
y la descomposición del cuerpo no
hay nada, por tanto, vive, goza y
atropella a quien sea, porque sólo
se vive una vez. Provocando en-
tonces una nueva reflexión, ya que
si en verdad existe el alma, la vida
después de la vida y el regreso, ¿cuál
es el plan de esta vida?
Como dije, todos estos hallazgos
avalan lo escrito en nuestras an-
tiguas Escrituras, el Talmud, el
Zóhar y los escritos del Arizal. A
continuación mostraremos algu-
nos ejemplos.
En relación a los descubrimientos
de la doctora Kübler-Ross sobre la
muerte clínica, relata la Guema-
rá (Babá Batrá 12b) que el hijo de
Rabí Yosef, hijo de Rabí Yehoshúa,
falleció y, después de varios minu-
tos, revivió. En palabras modernas,
sufrió una muerte clínica. Y contó a
su padre su encuentro con el mun-
do espiritual, para culminar con la
frase: “Vi allá un mundo al revés,
Dra. Elisabeth Kübler-Ross (1924-2004).
54
ya que las personas que desprecia-
mos acá son muy importantes y
honradas allá; y sin embargo, per-
sonas de mucho poder aquí son
menospreciadas allá. Es un mun-
do al revés el que vi”.
A lo que su padre respondió con
una sonrisa: “No, hijo mío, un
mundo al derecho viste. El mundo
al revés es éste, donde a las perso-
nas malvadas y adineradas, se les
da mucho honor, pero no por lo
que son, sino por interés, por lo
que quieren obtener de ellos, in-
dependientemente de qué tan pro-
fanos y pecadores sean. Y sin em-
bargo, a las personas puras, justas
y buenas se les menosprecia. Así
ocurre, hijo mío, en el mundo de
la mentira, pero en el mundo de la
verdad, todo cambia”.
En cuanto a los hallazgos de Brian
Weiss de cómo los hechos o acci-
dentes de la vida pasada influyen en
la presente, quiero citar lo que ha-
llé en el libro Torat Nathán, donde
se recopilaron las enseñanzas del
Arizal a su gran alumno Rabí Jaim
Vital. El Arizal le explicaba cómo
las cortaduras que sufría constan-
temente con cuchillos y los miedos
que sentía al ver aguas caudalosas
provenían de sus vidas anteriores.
Esto tuvo un fuerte impacto en él.
De igual forma le explicó por qué
no tenía facilidad de palabra, pero
sí la facilidad de acción. Todo ello a
consecuencia de su vida anterior.
Respecto a los resultados de las in-
vestigaciones de Stevenson y Bran-
chstein, que andaban tras la pista de
los personajes fallecidos para com-
Nuevas revelaciones de la ciencia, ya escritas hace 2000 años en el Talmud.
55
probar la historia relatada por sus
pacientes y sujetos de estudio, citaré
las palabras textuales de Rabí Jaim
Vital en su libro Shaar HaGuilgu-
lim: “Varias veces caminaba con mi
gran maestro, de bendita memoria
(se refiere al Arizal), y él me decía:
‘Sabe que fulano es reencarnación
de un hombre que se llamaba tal y
tal, que vivía en la aldea tal. Y por
un pecado que cometió, regresó
para reparar’. Sé que mi rabino nun-
ca conoció o escuchó de ese hombre
que falleció, e incluso nunca había
visitado esa aldea. Pero nosotros,
los alumnos, decidimos investigar
sobre aquel hombre fallecido y fui-
mos allá. Y realmente comprobamos
cuán ciertas eran las palabras y los
datos que nos daba el Arizal, y pre-
fiero no alargar en casos y ejemplos,
ya que no alcanzarían los libros…”.
El mundo está prácticamente en
la etapa en la que se cumplirá la
profecía del Zóhar mencionada al
principio de este capítulo, y poco
a poco se está reconociendo lo que
nosotros hemos asegurado durante
siglos. Sin embargo, más vale tarde
que nunca.
Este tema de comparación entre la
ciencia y la cabalá será ampliado en
el resumen final de este libro.
Nuevas revelaciones de la ciencia, ya escritas hace 2000 años en la Cabalá.
Capítulo 3
¿Quién reencarnó
en quién?
57
Realmente, todo lo escrito hasta
ahora fue una gran introduc-
ción a este capítulo, el principal
del libro. Todo lo estudiado hasta
ahora, es para tener una base tanto
mística como científica para lograr
mayor entendimiento y credibili-
dad de este capítulo, que tratará
sobre quién reencarnó en quién. Es
decir, en todas las historias bíblicas
y talmúdicas muchos personajes
tuvieron una vida basada en sus
hechos, malos o buenos, de la vida
anterior. Por tanto, sólo sabiendo
quién era cada uno de ellos en el
pasado podremos entender mejor
su historia.
Realicé esta investigación en mu-
chos libros, principalmente en el
Zóhar, escrito por Rabí Shimón Bar
Yojai, y en el Shaar HaGuilgulim,
de Rabí Jaim Vital; en especial en
el libro Guilgulé Neshamot, del
gran y respetado cabalista Haramá
Mipano, que vivió hace 400 años
y fue alumno del cabalista Rabí Is-
rael Seruk, alumno del Arizal.
Creo que ya aprendimos a respe-
tar las opiniones de estos grandes
cabalistas, ya que vemos cómo sus
conocimientos, a pesar de haber
sido expresados y trasmitidos hace
muchos siglos, son reconocidos y
comprobados hoy por medio de la
ciencia y la tecnología, desde lo di-
cho por el Zóhar sobre el planeta
que era esférico, la ley de la grave-
dad, la inclinación del planeta, el
desplazamiento de los continentes
(Pangea), etc., y hasta profecías que
nos acontecieron y nos acontecen
en la actualidad, como el Holo-
causto, el regreso a la Tierra de Is-
rael, los problemas que tendremos
con los musulmanes y la gran ba-
talla por Jerusalén, ideas que era
ilógico exponer hace 1800 años,
ya que el Islam no existía, y menos
todavía íbamos a atestiguar que Je-
rusalén iba a ser sagrada también
para ellos.
Ésas y muchísimas más profecías
nos hacen concluir que la fuente
de información de todo esto no era
humana sino celestial.
Lo que hice en esta obra fue am-
pliar las brevísimas frases de estos
grandes cabalistas. Cuando dice:
“Yosef HaTzadik reencarnó en Ye-
hoshúa Bin Nun y Téraj regresó
como Iyob”, etc., lo que hice, con la
ayuda de Dios, fue analizar y am-
pliar las vidas de ambos y resaltar
cómo la falla del primero fue repa-
rada por el segundo. Con esto, ten-
dremos una visión más clara de por
qué a cada uno de ellos ocurrió tal
o cual situación, y quizá con esto,
nos ayudaremos a entender un
poco más lo que nos pasa en nues-
tra propia vida, ya que finalmente
cada uno de nosotros podrá encon-
trar en las historias bíblicas y tal-
múdicas acontecimientos similares
a los que está viviendo.
Y tal vez, entendiendo el porqué de
lo que les pasó a ellos, obtengamos
algo de entendimiento sobre lo que
nos pasa a nosotros.
58
La Reparación de
Adam Harishón
Adam Harishón fue el primer ser
humano creado directamente por
el Creador. En él insufló una parte
espiritual directa de Él, lo cual lo
convirtió en un alma muy elevada
y potente, por lo que su pecado fue
inmenso. Por ello su alma regresó
en nuestros patriarcas Abraham,
Itzjak y Yaakob, para ser reparada.
Resumamos los errores que come-
tió Adam Harishón, para enten-
der qué tarea de reparación tocó a
nuestros patriarcas:
1.La Guemará Maséjet Sanedrín
dice: “Adam fue idólatra”. Explican
nuestros Sabios esta frase: “Obvia-
mente que Adam reconoció a Dios,
ya que hablaba con Él. Pero cuando
vino la serpiente (el ángel S.M.) y
los convenció de que al comer de
ese fruto serían como dioses, en ese
momento pensaron que eso era po-
sible ya que seguramente Dios ha-
bía pasado por ahí y había comido
del árbol. Eso se llama idolatría”.
2.Adam se equivocó al escuchar el
mal consejo de su esposa y aceptó
transgredir la orden de Dios, como
Dios mismo lo criticó: “Serás mal-
decido porque escuchaste a tu mu-
jer” (Bereshit 3:17).
3.Adam pensó que comiendo “se
le abrirían los ojos”, sería más sa-
bio, tendría mejor visión del poder;
pero en verdad, por medio del acto
de comer el fruto mezcló el bien y
el mal, que hasta entonces estaban
totalmente separados.A partir de
ese hecho nosotros confundimos
lo malo con lo bueno, no diferen-
ciamos lo negativo de lo positivo.
4.Cuando Dios lo “busca”, Adam
se esconde, pensando que existe la
posibilidad de esconderse de Dios,
tratando de evitar así su responsa-
bilidad.
5.Cuando Dios le reclama el peca-
do que cometió, Adam debió reco-
nocer su pecado y suplicar al Crea-
dor por el perdón; en lugar de ello
culpa a su mujer.
6.Dios creó Siete Cielos y una Tierra.
Al finalizar la Creación, puso Dios
Su morada en el Paraíso Terrenal,
es decir, aquí en la Tierra (sólo que
en otra dimensión). Al pecar Adam,
Dios se retiró y se ubicó en el Primer
Cielo. Con el asesinato de Hébel por
Cáin, se alejó al Segundo. En la ge-
neración de Enosh, cuando comen-
zó la idolatría, subió al Tercero. En
la generación del diluvio, al Cuarto.
En la Torre de Babel, al Quinto. Con
Sedom y Amorá, al Sexto. Y con el
libertinaje del imperio egipcio (an-
tes de que bajáramos a él), Dios se
ubicó en el Séptimo Cielo, el más
alejado de nosotros. Con Adam co-
menzó “la retirada”.
7.Después de que Adam tuvo a sus
dos hijos, se apartó de su esposa
durante 130 años, ya que vio el re-
sultado de la tentación que Javá le
provocó. Durante esa época, dicen
59
nuestros Sabios, no cuidó su pure-
za masculina y derramó semen en
vano; creando así seres espirituales
negativos.
8.Antes de ser expulsado del Paraí-
so Terrenal, después de ser juzgado
y de que Dios lo convirtiera en mor-
tal, y después de quitarle 98% de su
alma para dejarle sólo 2% para re-
parar, Adam Harishón observó en
el depósito de las almas —llamado
Guf— una partícula de alma muy
iluminada, pero sin vida, es decir,
un ser que nacería y moriría.
—¿Quién es esa alma? —preguntó
Adam.
—Es un alma muy potente, pero
no tiene vida —le respondió Dios.
—Dios, me destinaste mil años de
vida. Dono 70 para esa alma.
Dice el Zóhar que, cuando llegó
Adam a los 930 años, se arrepin-
tió y no quiso donar esos 70 años
para el alma que luego sería el Rey
David. Entonces Dios le dijo:
—No se los darás y no los vivirás.
De ese modo, Adam faltó a su pro-
mesa.
Estos errores debían ser reparados. La
tarea comenzó con Abraham Abinu
cuando pidió a Dios ser el progenitor
del pueblo elegido, y obtener el alma
de Adam, asumiendo la reparación
de todas las almas “fundidas”. Eso
está insinuado en la abreviatura de las
cinco letras que componen el nombre
de Abraham Abinu en hebreo, y que
forman la frase: “En él reparo Adam
Harishón su mal”.
Además, hay una increíble insi-
nuación en el valor numérico de
los nombres de estas dos familias;
la primera, con la que comenzó el
mundo: Adam, Javá, Cáin, Hébel y el
tercer hijo de ellos, Shet, y la segun-
da, que fue la primera del judaísmo,
formada por Abraham, Sará e Itzjak.
Ambas tienen el mismo valor numé-
rico, para insinuarnos de esa forma
que la primera familia judía vino a
reparar los pecados de la primera
familia del mundo. De manera que
los patriarcas reparan a Adam y las
matriarcas a Javá.
60
Es interesante analizar cómo Dios
ordena a Adam que se vaya de la
Tierra Sagrada, del Gan Eden, y
Dios es el que ordena a Abraham
Abinu: “Abandona todo y vete a la
Tierra Santa…”. Además, es sabido
que la cueva de Mearat Hamajpelá
es la puerta del Paraíso (obviamen-
te en otra dimensión) y por eso de-
cidieron Adam y Javá ser enterrados
ahí. Ya que por culpa de Javá salie-
ron del paraíso, es por eso que ella
fue la primera en ser enterrada en
la puerta espiritual del Gan Edén
convirtiéndose en la primer hués-
ped de él. Al ser Abraham y Sará la
continuación espiritual de Adam y
Javá se entiende por qué Abraham
Abinu se esforzó en comprar ese
lugar para ser enterrados ahí. Igual
que Javá fue enterrada antes que
Adam, Sará fue enterrada antes que
Abraham. Simbolizando así la co-
nexión entre ambos (El Admor de
Rájlin).
Abraham Abinu repara
el pecado de Adam
Los tres patriarcas iniciaron la tarea
de reparación corrigiendo las ocho
fallas de Adam Harishón, como
afirma el Zóhar al comienzo de Pa-
rashat Mishpatim: “Los patriarcas
son la reencarnación de Adam Ha-
rishón…”.
1.Abraham Abinu nace en la casa
del gran idólatra Téraj. Por natura-
leza y educación, Abraham Abinu
debió haber sido un gran idólatra,
como lo fue su hermano Najor. Sin
embargo, Abraham Abinu declara
la guerra a toda la idolatría: rom-
pe las estatuas de su padre, desafía
al rey Nimrod, se convierte en un
gran monoteísta y se dedica a di-
fundir el monoteísmo. Convirtió
a muchos idólatras en creyentes,
para reparar de este modo, el pri-
Mearat Hamajpelá en Hebrón.
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Secreto de la Transmigración

  • 2.
  • 3.
  • 4. 4 Cartas de respaldo de los Rabinos
  • 5. 5
  • 6. 6
  • 7. 7
  • 8. 8
  • 9. 9 Índice Cartas Rabíbicas Introducción Capítulo 1 Conceptos básicos El origen de las almas La creación El pecado La reparación Nuestra misión ¿Cómo podemos saber qué vinimos a reparar? Las fallas con el prójimo ¿Por qué a la gente buena le pasan cosas malas? ¿Puede cambiarse el destino? ¿Existe el libre albedrío? ¿Por qué esto no está escrito con claridad en la Torá? Capítulo 2 La ciencia reconoce la reencarnación Introducción Capítulo 3 ¿Quién reencarnó en quién? La Reparación de Adam Harishón Abraham Abinu repara el pecado pe Adam La reparación de Javá La reparación Cáin y Hébel Moshé Rabenu Repara A Hébel Cáin: Egipcio, Itró Y Kóraj Cáin - El Egipcio Cáin - Itró Cáin - Kóraj La Familia De Abraham Abinu Téraj-Iyob Amtelai-Janá 4 12 21 21 22 25 25 27 29 31 33 35 38 39 49 49 57 58 60 66 67 74 75 76 77 77 81 86 86 90
  • 10. 10 Najor-Jur, Arán-Aharón Lot-Najum Ish Gam Zu Yaacov Y Esav Shejem, Zimrí y Rabí Akivá Shejem-Zimrí Rajel Imenu y Rajel, La esposa de Rabí Akivá Las Doce Tribus Elifaz-Onkelós Amram-El Rey Jizquiahu Mijá-El Rey Menashé Moshé-Nóaj Javá-Batiá Tziporá-La Profetisa Deborá Moshé-Rabí Shimón Bar YoJai-El Arizal Rut y la hija de Lot La sierva de Ishay y Hagar Ishay-Rabí Jiyá Bar Ashí El Rey Shaul- El Emorá Shemuel-Rambam El Emorá Shemuel Rambam- Maimónides Bat Sheva-Beruriá El Rey David Abshalom y El Nazareo Amnón y Tamar La esposa de On-Mijal Yael-Esther-Yehudit Ajashverosh y Vashtí El Rey Shelomó y Sus Reencarnaciones El Rey Shelomó-El Profeta Irmiyahu (Segunda Reencarnación) El Rey Shelomó-Hilel Hazakén (Tercera Reencarnación) El Rey Shelomó-Rabí Tarfón (Cuarta Reencaranación) El Rey Shelomó-Rabí Abraham Haleví (Quinta Reencarnación) El Espíritu de Pileguesh Baguivhá Capítulo 4 Preguntas y Respuestas ¿La reencarnación es voluntaria? ¿Es posible saber quién regresa por jésed y quién por castigo? ¿Cómo podemos saber si vinimos a reparar muchos errores o sólo uno? 91 95 100 107 108 113 118 128 130 133 136 139 141 143 146 149 150 152 154 156 161 165 169 172 174 175 178 183 186 187 190 192 193 197 197 198 199
  • 11. 11 ¿Existe la posibilidad de reencarnar en seres que no son humanos (animales, plantas o frutos, etc.)? ¿Cuántas veces se le da al alma la oportunidad de regresar para reparar? ¿De qué depende la familia en la cual vendremos a reparar? ¿La homosexualidad tiene que ver con la reencarnación pasada? Si un alma reencarnó en varias personas, ¿cuál de todas se levantará en la resurrección de los muertos? ¿Qué pasa con la tarea de reparación de los que se suicidaron antes de completarla? ¿Cómo se hace teshuvá por los pecados cometidos en la reencarnación pasada? ¿Las pérdidas monetarias tienen que ver con las reencarnaciones pasadas? ¿Es posible que un hombre reencarne en mujer o viceversa? ¿Un judío puede reencarnar en un goy? ¿Hay posibilidad de que un goy reencarne en un judío? ¿Cuál es la razon de que unos conceptos de la Cabalá aparez- can tanto en el Lejano Oriente, como en China y La India? ¿Cuándo interviene dios y nos ayuda a reparar? ¿La forma en que uno muere, tiene que ver con su reencarnación? ¿Cómo podemos desarrollar nuestra alma? ¿Cuál es el secreto del Ibur? ¿Cuál es la relación espiritual entre un rabino y su alumno? Capítulo 5 Resumen, Conclusión y Meditación Resumen La vida después de la vida La luz divina El túnel y los seres queridos Reencarnación y regresión Vidas semejantes Recuerdos de vidas anteriores Traumas y recuerdos de la vida anterior Aceptación de la reencarnación Conclusión y meditación 202 203 204 206 207 212 214 216 219 219 221 225 230 232 234 237 243 247 247 247 250 251 252 254 259 262 264 266
  • 13. 13 El tema de la reencarnación siem- pre perteneció a la parte mística de nuestra religión. Para muchos, la palabra reencarnación equivale a miedo, a terror, a inculcar la fe con amenazas, etc. Yo crecí con ese tipo de enseñanzas, pero cuando logré romper la barrera de la imagen ne- gativa que se daba al tema, descubrí un mundo maravilloso e interesan- te, una faceta positiva de este tema. La reencarnación no siempre es un castigo, sino que la mayoría de las veces es un regalo y una muestra de la misericordia de Dios al darnos la oportunidad de regresar y reparar. Por eso no es casual que en hebreo la palabra bondad equivalga en su valor numérico a la palabra reen- carnación. reencarnación bondad En este libro analizaremos y en- tenderemos la raíz de toda nuestra existencia, de dónde provienen las almas, para qué vienen al mundo, cuál es nuestra misión y cómo sa- ber qué vinimos a reparar y por qué. Especialmente desarrollaré, con la ayuda de Dios, un capítulo muy in- teresante sobre quién reencarnó en quién a lo largo la historia bíblica, para que entendamos mejor las his- torias que nos relata la Torá. Obvia- mente, no omitiré la opinión cien- tífica actual, para mostrar cómo ha cambiado últimamente y reconoce la existencia del alma y la reencar- nación. Les pido que no lean este libro, sino que lo estudien, que lo analicen con calma y abran su mente a conceptos quizá nuevos hoy, pero antiguos y básicos en nuestra religión. Éste es mi sexto libro (con el favor de Dios, hasta 120… libros). Cada uno de ellos tiene un tema y estilo distintos. El primero, Las alturas de mi pueblo, contiene casi 100 conferencias para compartir con la familia en la mesa de Shabat; el segundo, Casados o cansados, está dirigido a los jóvenes en edad de casarse, para los recién casados y para los “cansados”; el tercero, In- terpretación de sueños, trata sobre qué son los sueños, de dónde pro- vienen y cuál es su significado; el cuarto, Arqueología y Toralogía, se basa en muchas pruebas arqueo- lógicas para mostrar que lo escrito en la Torá no es ciencia ficción sino realidad; el quinto, Señal de Tefilín, contiene una gama completa sobre el tefilín, desde cómo se hacen, qué contienen, cómo se ponen, el por- qué de cada uno de sus detalles y sus secretos místicos, para motivar a cada yehudí a ponérselo todos lo días. Y este sexto libro, con el favor de Dios, tocará de forma un poco profunda la parte mística de nues- tra religión, abordando el tema de la reencarnación y revelando quién reencarnó en quién en toda la his- toria bíblica y los tiempos posterio- res a ella. Estos libros tratan de una amplia variedad de temas, ya que todos
  • 14. 14 nosotros somos y pensamos dife- rente y a cada uno le atrae un tema distinto. Sin lugar a dudas, no hay nada como estar abierto a todos los temas y estilos, ya que es la única forma de enriquecer nuestra mente con un arco iris de conocimientos en busca de la verdad. El tema de la reencarnación, como mencioné, pertenece a la parte mís- tica catalogada como sod. La Torá tiene cuatro fases de estu- dio, identificadas con las iniciales PARDÉS, esto es: Peshat, rémez, derash, sod.
  • 15. 15 Peshat, que se refiere al estudio li- teral de los versículos. A conocer la historia, las leyes y las recomenda- ciones tal como están escritas. Rémez es el estudio de la Torá que permite ir descubriendo las insi- nuaciones escondidas en la Torá, por ejemplo, con el “salteo” de le- tras o con el valor numérico de palabras, o en letras que aparente- mente faltan o están de más, para hallar así un mundo de mensajes y profecías ocultas. Derash proviene de la palabra de- rashá (discurso, plática o enseñan- za) y es la parte correspondiente a los oradores, que se forma con base en textos y moralejas que sirven de enseñanza para el público, sean halájicas (como el Talmud) o éticas y morales (Mussar). Sod refleja la parte profunda y mís- tica de la Torá, conocida más como la Cabalá, fase que fue desarrollada y mantenida en secreto, como lo indica la misma palabra: sod signi- fica en hebreo “secreto”. Esta parte fue trasmitida de maes- tro a alumno hasta que fue escri- ta en el siglo II de la era común por Rabí Shimón Bar Yojai en el Zóhar, y ampliada y bien explica- da en el año 1570 por el Arizal. Los cuatro niveles espirituales del PARDÉS están en distinta com- binación en nuestra alma; es por esto que que cada uno nos senti- mos atraídos hacia una área, más que hacia las otras. Así explicó el Arizal a su alumno, Rabí Jaim Vital: la diferencia entre Maimónides y Najmánides. “Naj- mánides era atraído por la mística y la Cabalá mientras que, Maimó- nides era muy apático hacia ella: El motivo de la diferencia entre ellos proviene de la combinación de sus respectivas almas. Y éste es el motivo, querido alumno, de que uno de ellos haya sido atraído por el sod y el otro no” (Shaar HaGuil- gulim 36). Hoy por hoy, estamos viviendo en una generación de mucho sod, es decir, de generaciones que se dedi- can a revelar el secreto y la mística de la Creación. En su lado terrenal, se refleja en todos los descubrimientos tec- nológicos, en todos los secretos ocultos en la naturaleza y que han sido revelados y aprovechados en las últimas décadas. Por eso resul- ta impresionante ver cómo hace ya 1800 años el Zóhar profetizó: “Prepárense para el año 5600 de la Creación (en el calendario gre- goriano, 1840 aproximadamente), cuando bajará al mundo una sa- biduría muy grande y se revelarán muchos secretos a la humanidad” (Zóhar, Parashat Nóaj). Si nos ponemos a analizar, en esas fechas fue que comenzaron los grandes descubrimientos en todas las áreas de la ciencia:
  • 16. 16 El teléfono, en 1876, por Alexander Graham Bell. La dinamita, en 1867, por Alfred Nobel. El telégrafo, en 1837, por Samuel Morse.
  • 17. 17 La electricidad, en 1892, por Nicola Tesla. El fonógrafo, en 1877, por Thomas Alva Edison. La vacuna contra la viruela, en 1877, por Louis Pasteur.
  • 18. 18 La máquina de escribir, en 1869, por Christopher Scholes y Karl Leyden. La radio, en 1886, por Heinrich Hertz. Los yacimientos petroleros, en 1859, por Edwin Drick.
  • 19. 19 También el mundo místico espiri- tual tuvo un apogeo, tanto en el as- pecto positivo de la religión —con los alumnos del Baal Shem Tov, el Jasidut y grandes cabalistas que vivieron en las últimas décadas, etc.— así como en el aspecto nega- tivo con el surgimiento de centros y sectas cabalísticas que dan un mal uso y una mala interpretación a toda la parte sagrada de la Cabalá. Esto provoca hoy en día, que mu- chos rabinos eviten escribir, ha- blar o enseñar partes hermosas del Zóhar, porque se creó una imagen negativa por esos centros y sectas de Cabalá, y no quieren que se les confunda con ellos, pues al públi- co en general le es difícil diferen- ciar entre un verdadero rabino y un imitador. Aprovecho la oportunidad para orientar a los que quieran recibir de mí un pequeño consejo: no todo es lo que parece; no todo lo que brilla es oro. No porque alguna persona adivine nuestro pasado, nos “lea la mente” concentrándose con los ojos cerra- dos y nos hable de Cabalá, estamos ante una persona sagrada y santa, conectada con Dios. El mundo fue creado con equilibrio y para que exista el libre albedrío también se dio poder a las fuerzas negativas. Aparentemente uno po- dría alcanzar los mismos resulta- dos con la santidad o con la magia negra; sin embargo, la primera está permitida y la segunda prohibida. Lamentablemente, la gente, por cu- riosidad, desesperación o proble- mas personales, acude con quien sea con tal de que les digan algo y no entienden el daño que acarrea usar el lado negativo. El que mal anda, mal acaba. Por tanto, eviten ustedes califi- car y catalogar por anticipado a las personas y a las instituciones. Consulten siempre con rabinos desinteresados y reconocidos, or- todoxos, por supuesto, quienes podrán aconsejarles. Pero no porque otros hagan mal uso del sod yo dejaré de dar una in- formación bella y profunda, a uste- des mis queridos amigos, alumnos y lectores. Por consiguiente, los invito a na- vegar en este océano de conceptos místicos y hondos, desarrollando y satisfaciendo la parte del sod que hay en todos y cada uno de nosotros. Una cosa les aseguro: después de leer este libro, el mundo tendrá para ustedes otro color y otro en- foque; será un color alegre y un mundo con significado, meta y mi- sión. Así que pónganse los lentes de “infrasod” y salgamos a conocer el mundo magnífico de Dios, el mun- do de la espiritualidad que se ocul- ta detrás de todo lo físico y munda- no que vemos.
  • 21. 21 Para muchos este tema es nuevo; otros ya escucharon algunos conceptos pero tienen muchas du- das. Por tanto, creo que sería ade- cuado comenzar con los conceptos básicos analizando, por ejemplo, el origen de las almas y el motivo de la creación, y responder interrogantes como: ¿se puede cambiar la suer- te? ¿El mal de ojo puede estropear nuestra misión en la vida? ¿Existe el libre albedrío? ¿Por qué a veces al justo le va mal y al malvado le va bien? Y, si la reencarnación es la base de toda nuestra misión, ¿por qué no está mencionada claramen- te en la Torá? A éstas y muchas más preguntas de- dicaremos este capítulo, para sentar la plataforma y los cimientos para poder entender el concepto de las reencarnaciones. El origen de las almas La primera pregunta que debemos analizar es de dónde provenimos y el motivo por el cual este mun- do fue creado. ¿Acaso Dios estaba aburrido y nos creó para jugar a las guerras y apostar al ganador? ¿Qué pasó antes de Bereshit, que provocó el Bará, la Creación? Debe existir una razón y un plan. En los libros de mística judía se explica lo siguiente: Antes de la Creación, la luz de Dios Todopoderoso llenaba todo y como Él es bueno y genero- so, creó las almas para darles placer y regocijo espiritual. Como dice en el libro Peri Jajam, (pág. 37), del cabalista Rabí Yehu- dá Ashlag: “Antes de la Creación estaban to- das las almas cerca de Dios y Él las adornaba con coronas”. Por supues- to todo esto es metafórico y hace alusión a un regocijo inimaginable para un ser humano materializado. Sin embargo, ese placer no era com- pleto, ya que las almas no hacían nada para merecerlo, lo que se ca- talogó como Nahamá dekisufá, “el pan de la vergüenza” (Ramjal, Daat Tevunot 12:18). Es decir, el hecho de no trabajar y aun así recibir se com- para a la tzedaká, en el sentido de limosna. Sin embargo, esforzarse y trabajar y recibir al final un pago es motivo de orgullo y satisfacción. Por ello, pidieron las almas a Dios que creara una “fábrica” donde pu- dieran trabajar y esforzarse para servirle, y al final regresar a Él y go- zar de Su Presencia, pero esta vez como pago y no como tzedaká. Rabí Yehudá Ashlag 1884-1954, autor del Baal Sulam sobre el Zóhar.
  • 22. 22 Esa petición llevó a Dios a pre- guntar a las almas cuáles querían trabajar y cuáles querían tzedaká. Unas dijeron: “Así estamos bien” y otras respondieron: “Queremos trabajar”. Al primer grupo de almas Dios las convirtió en ángeles, los seres espirituales que no necesitan trabajar para estar cerca de Dios, y al segundo grupo en seres huma- nos que deberán luchar para alcan- zar esta cercanía. Esto convierte a los ángeles en criaturas inferiores al ser humano. Explicaré esto por medio de un ejemplo: en cualquier competencia deportiva nos enfrentamos a un rival y sólo esforzándonos y ven- ciéndolo merecemos una medalla. Los ángeles “juegan futbol” contra nadie, ni siquiera tienen un por- tero en frente, por lo que al meter un gol no sienten regocijo. Así es el mundo angelical. Relatan nuestros Sabios que el Gran Ángel Mijael, el denominado ministro espiritual de Israel y uno de los ángeles más im- portantes en el Cielo, se aproximó a Dios pidiéndole: “Estoy dispuesto a renunciar a toda mi grandeza con tal de que me conviertas en un ye- hudí para ponerme tzitzit una vez y poder servirte desde el mundo te- rrenal, un lugar tan difícil y tenta- dor”. Respondió Dios: “No, porque ya se hizo la división de las almas antes de la Creación”. A las almas que respondieron que querían un pago con dignidad, Dios les construyó un mundo don- de trabajar, un lugar opuesto a la espiritualidad, un planeta lleno de materialismo y tentaciones, y les dio un cuerpo lleno de deseos carnales, monetarios, sensuales, etc. Además de una ley de vida en la que lo más prohibido es lo más placentero, y con un yétzer hará, instinto malo, que lo seduce cons- tantemente. Y como si todo esto no fuera suficiente, el hombre estaría en un lugar donde la Presencia Di- vina no fuera visible y comproba- ble. Por otro lado, al alma pura que poseerá, el instinto bueno, y la Torá Sagrada que se le entregará, causará un equilibrio en el libre albedrío. Es decir, si quiere ser ateo encon- trará muchas pruebas y argumen- tos; y si quiere ser creyente, tam- bién las encontrara, pero ninguna de las dos alternativas será tajante, para que no se rompa el equilibrio del libre albedrío. A pesar de todo esto, tendrá que trabajar, combatir y esforzarse para servir a Dios para finalmente volver ante Él gozando con dignidad de Su Presencia. La Creación En el libro de Bereshit se detallan cuáles fueron las etapas de la Crea- ción. En resumen, el trabajo se en- focó en dos mundos, el espiritual y el material, como lo indica la Torá: “Al principio creó Dios el cielo (el mundo espiritual) y la Tierra (el mundo material)”. El primer día
  • 23. 23 creó Dios la base de esos dos mun- dos; el segundo día trabajó arriba, haciendo los Siete Cielos; el tercer día, abajo, haciendo la vegetación; el cuarto día, arriba, para hacer las galaxias, las estrellas, el sol y la luna; el quinto día, abajo, para hacer los peces, las aves, los reptiles, etc. Por decirlo de alguna manera, has- ta ahora el “marcador” estaba igual: tres a tres. Llegó el último día de la Creación y dijo Dios: “Hagamos un hombre”, dirigiéndose a los dos mundos; es decir, “hagamos con- juntamente un ser con cuerpo de la tierra y alma de los cielos”. A ese ser lo llamó Adam, y el mo- tivo del nombre es el siguiente: el alma que Dios nos dio consta de 100 niveles, 50 de pureza y 50 de impureza, y según se encomendó al ser humano podrá, con su esfuerzo, elevarse hasta el grado 50, y con su descuido caer hasta el “menos 50”. Esto se insinúa en el origen del nombre HaAdam, que en hebreo se escribe ‫,האדם‬ que son las mismas letras de Edamé, ‫אדמה‬ que viene del versículo: Edamé Leelión, “Tengo un alma que proviene de Dios”. Y Adam también proviene de la palabra Adamá ‫אדמה‬ que significa “tierra”, es decir, un ser creado de tierra con alma de Dios. Ambas palabras tienen un valor numérico de 50, para indicarnos los 50 ni- veles espirituales y los 50 niveles terrenales. La neshamá (alma) simboliza la par- te proveniente de Dios y por eso que en hebreo se escribe ‫,נשמה‬ es decir, cincuenta niveles para llegar a Dios, y la palabra opuesta que es “impure- za”, ‫,טמא‬ también suma 50. Cada uno, con su libre albedrío, de- cide a qué nivel llega. Pero la meta es llegar al máximo nivel. Lo explicaremos de forma más profunda y detallada. El alma que tenemos está dividida en cinco partes, llamadas: nefesh, rúaj, nes- hamá, jayá y yejidá. El nefesh está en el hígado, el rúaj en el corazón y la neshamá en el cerebro, es decir, son internas; la jayá y la yejidá son externas. A este concepto nos refe- rimos todas las mañanas cuando pronunciamos la primera oración al abrir los ojos y recibir de nuevo nuestra alma: Modé aní lefaneja Mélej Jay… La palabra Mélej, Rey, hace alusión a las tres partes inter- nas, que están ubicadas en el cere- bro, el corazón y el hígado, cuyas iniciales en hebreo forman la pala- bra Mélej, ‫,מלך‬ es decir, “Gracias a Ti, el Rey de todo el Universo, que pusiste en mí Tu chispa Divina”.
  • 24. 24 Y la palabra Jay hace alusión a las dos partes externas, Jayá y Yejidá, cuyas iniciales forman la palabra Jay, ‫,חי‬ vida. Cada una de estas cin- co partes está dividida en diez cate- gorías, denominadas sefirot, lo que nos da el total de 50 niveles que el ser humano debe alcanzar. Por ejemplo, durante la esclavitud del pueblo de Israel en Egipto todos llegaron al grado 49 de impureza. Por eso, cuando salieron, Dios les ordenó que se prepararan durante siete semanas, que son 49 días de Sefirat HaÓmer, para la entrega de la Torá, y de esta manera, eliminar los grados de impureza. Moshé Ra- benu, por ejemplo, es el único ser humano que en vida logró llegar al nivel 49 de pureza y sólo cuan- do falleció logró alcanzar el nivel 50. Por ello la montaña donde fue enterrado se llama Nebó, ‫,נבו‬ “cin- cuenta en él”. También más adelante en el Ta- naj, cuando se habla del nieto de Moshé, dice: “Yehonatán hijo de Guershóm, hijo de…”, y en lugar de decir Moshé dice Menashé. El motivo es que Menashé en hebreo contiene las letras del nombre Mos- hé más una letra nun, cuyo valor numérico es 50, lo que indica que Moshé alcanzó el nivel 50, que es el máximo nivel de la neshamá. Por ello, el nombre Menashé está conformado por las mismas letras de neshamá en hebreo. La montaña de Nebó con la vista hacia Israel. De esta montaña ubicada hoy en día en Jordania observó Moshé, la tierra de Israel.
  • 25. 25 El Pecado Adam y Javá fueron los primeros se- res humanos. En ellos Dios insufló directamente la neshamá. Cuando fueron puestos en Gan Eden, Dios les ordenó Leovdá ulshomrá, “para trabajar y cuidar”. Parecería que el texto se refiere al Jardín del Edén, pero en realidad se refiere a la nes- hamá tan poderosa que Dios les dio, que debían cuidar y trabajar. Pero, como ya dijimos, el trabajo consiste en enfrentar tentaciones y seducciones, y por ello se les aproxi- mó la serpiente. Sobre esto el Zóhar explica que no se trata de una víbo- ra aburrida en el campo que viene y habla, ya que las víboras no ha- blan ni jamás hablaron, sino del ángel denominado S.M., (usamos abreviaturas porque su nombre no debe pronunciarse), que es el jefe de todas las fuerzas negativas que creó Dios para que exista equili- brio en el libre albedrío. Este ángel se aproximó a ellos cabalgando so- bre la serpiente y así dio inicio el proceso de “trabajo”, con el cual lo- gró hacer pecar a Javá y, por medio de ella, a Adam. El pecado causó un daño muy grande en su alma e incrementó el trabajo, ya que ahora la tarea era doble: 1. Reparar el daño, y 2. Ele- varse espiritualmente; y, como di- jimos, a mayor trabajo y esfuerzo, mayor recompensa. Por eso, al fina- lizar el día viernes de la Creación, es decir, después de que Adam y Javá se estropearon espiritualmen- te, dice la Torá: “Y vio Dios todo lo que hizo y vio que era muy bueno” (Bereshit 1:31). ¿Cómo puede decir “muy bueno” si acababan de co- meter un pecado tan grave? La res- puesta, basándonos en el concepto que hemos manejado hasta ahora es que, si el mundo empezó con el pie izquierdo esto causó mayor di- ficultad y mucho más trabajo en el servicio a Dios; y, de nuevo, a ma- yor trabajo, mayor recompensa… Y esta situación es muy buena para el ser humano, o más bien, para su alma, ya que cuando termine de trabajar, gozará de un mayor pago y no lo recibirá de tzedaká. La reparación En el libro Shaar HaGuilgulim (In- troducción 33) dice Rabí Jaim Vital, en nombre de su maestro, el Arizal, que después de su pecado, Adam se quedó con el 2% de su alma y el 98% restante quedó en una es- pecie de depósito para ser repara- da. Después de 1948 años desde la creación de Adam vino al mundo Abraham Abinu, quien inició una búsqueda del Creador y descubrió la misión del ser humano en la Tie- rra. Al conocer a Dios, Abraham Abinu pidió ser Su servidor y el iniciador de un pueblo elegido, a lo que Dios respondió: “Está bien. Pero tu descendencia será esclavi- zada y afligida durante 400 años bajo un régimen extraño” (Génesis
  • 26. 26 14:13). Esto no se entiende. ¿Acaso Abraham Abinu pidió algo malo? Aparentemente, Dios tendría que haberlo recibido con los brazos abiertos y con buenas noticias, no anunciándole dificultades para sus descendientes. Esta pregunta se debe a la falta de entendimiento que tenemos sobre lo que pidió exactamente Abra- ham. No pidió solamente llamar- se “Pueblo Elegido”, sino la repara- ción del alma de Adam y Javá. Eso significa ser el pueblo especial, ya que esa alma era la más especial, la única insuflada directamente por Dios. Por ello Dios le respon- dió así, porque quiso que supieran él y su descendencia, exactamen- te lo que significaba reparar eso, pues implicaría dos cosas: reparar el daño, ya sea por medio de teshu- vá, sufrimientos y dificultades físi- cas para seguir creyendo en Dios; y, recibir la Torá con todas las 613 misiones de trabajo y cumplirla en cualquier momento y bajo cual- quier circunstancia. Nuestro padre Abraham Abinu sa- bía que el trabajo sería largo, difícil y de vez en cuando doloroso, pero también conocía la recompensa que se lograría cuando terminara el tiempo de la “fábrica mundana” y regresáramos al mundo espiritual. Por eso contestó sin dudarlo: “Cla- ro que sí… ¡y manos a la obra!”. Desde entonces empezó un trabajo de reparación que se podría ejem- plificar de la siguiente manera: imaginen una maqueta con infini- dad de pequeños focos; de repente, recibe una sobrecarga eléctrica y los focos se funden, y queda guar- dada en una bodega abandonada en espera de que alguien venga a repararla. Esa maqueta era Adam. Cuando vino Abraham Abinu cons- truyó una nueva maqueta, llena de sockets nuevos, y empezó la tarea de remplazar los focos fundidos de la maqueta vieja, repararlos, y co- locarlos en la maqueta nueva. El foco fundido que salió de la mano derecha irá al mismo lugar en la maqueta nueva. Y así también el foco que salió del pie izquierdo de la maqueta fundida, irá al mismo lugar en la maqueta nueva. Todos y cada uno de los miembros del pueblo de Israel somos esos fo- cos fundidos, que vinimos al mun- do a reparar y a volver a iluminar. Por esta razón, los antiguos gran- des cabalistas podían identificar a la persona y saber de qué parte de la maqueta provenía. Por ejemplo, las personas muy bondadosas y generosas que extienden su mano para ayudar provienen de la mano derecha —jésed—; los jueces, abo- gados y dictaminadores de leyes provienen de la mano izquierda —gueburá—. Las personas inter- mediadoras, personas de paz, que buscan incesantemente la verdad provienen del torso —tiféret—; las personas que buscan mucho los placeres sexuales, o al contrario, las personas muy sagradas provie-
  • 27. 27 nen de la cadera —yesod—; las per- sonas muy conflictivas, guerreros, que discuten mucho, sea para mal o para bien, como los rabinos que discuten la halajá, provienen del pie derecho —nétzaj—; las perso- nas muy presumidas, ostentosas o que tienen un don de gracia ante la gente provienen del pie izquierdo —Od—. Y las personas muy espe- ciales, los lideres, reyes, goberna- dores o rabinos principales, nor- malmente provienen de la cabeza —maljut—. Normalmente es así cuando ve- nimos en nuestro primer viaje al mundo y ésa es la tarea general de todos nosotros como pueblo de Israel; los hombres reparan la maqueta de Adam y las mujeres re- paran la maqueta de Javá. Por eso tenemos la obligación de corregir, orientar y reprochar al prójimo, y todos nosotros somos un solo bar- co que navega hacia la misma mi- sión de reparación. Y como dijeron nuestros Sabios: “El Mashíaj ven- drá cuando terminen de salir todas las almas del Guf (cuerpo)” (Yomá 19a). La explicación a esta frase es que el Mashíaj vendrá cuando ter- minemos de reparar los focos fun- didos de la maqueta vieja. Por eso, esta generación final se denomina Ikvetá Dimshijá, “Los talones de Mashíaj”; es decir, de la misma for- ma que los talones son el final del cuerpo, así estamos nosotros en la parte final de la reparación de las almas. Esperemos que sea en nues- tros días. Nuestra misión Cada uno de nosotros vinimos al mundo para trabajar y merecer el “pago” espiritual divino. La vida nos presenta tentaciones y obstáculos contra los que debemos luchar para ir elevándonos cada vez más y alcanzar la perfección espiri- tual de nuestra alma. Por tanto, la primera vez que venimos al mundo tenemos, por decirlo así, el 100% de nuestra neshamá; después de ciertos añosdevidasubimosanteelCreador para rendirle cuentas y someternos a un balance espiritual, en el que el porcentaje de la parte espiritual re- parada, digamos el 60%, es “depo- sitado” en el Paraíso para gozar del fruto de nuestro trabajo en la Tierra; y el porcentaje restante, es decir, el 40%, que está “dañado”, imperfecto y manchado por nuestros pecados, sea contra Dios o contra nuestro prójimo, debe ser devuelto al mun- do para ser reparado. Por ello en hebreo las letras que componen la palabra “bebé” son las mismas letras de la palabra “repara- ción”, para indicarnos que cada ser que llega al mundo viene con una misión de reparar lo dañado. Cuando termine su segundo viaje, volverá a evaluarse cuánto del 40% que tuvo en esta vida se reparó. Y si,
  • 28. 28 por ejemplo, fue 20% del porcenta- je anterior, es decir, la mitad, esta parte espiritual se unirá al 60% que fue depositado en el Paraíso en el primer viaje, resultando un 80% ya reparado y 20% que debe volver al mundo para repararse y limpiar sus pecados. Los pecados son como manchas en el alma y nosotros debemos limpiarla al 100%. Es por eso que en hebreo la palabra “pecar” ‫לחטא‬ se escribe de la misma forma que “limpiar”, ‫,לחטא‬ indicando así que el pecado tiene que ser limpiado. Claro, depende mucho de qué tipo de suciedad se ha adherido al alma; al igual que la limpieza de un traje manchado depende de la clase de suciedad que tenga. Por ejemplo, si se manchó con polvo, bastará con pasarle un cepillo por encima, o si es una mancha de alimento como leche o mermelada, hay que uti- lizar un trapo húmedo y frotarlo; pero si se trata de una mancha de grasa, es necesario mandarlo a la tintorería. Así son las manchas de nuestra alma: dependiendo de la gravedad será la reparación. Por ejemplo, una persona que en su vida anterior robó o engañó mone- tariamente a su socio y se negó a pagarle, provocó un tipo de man- cha que ni el día de Kipur puede perdonar, ya que es un pecado que tiene él con su prójimo. Por tanto, sólo el prójimo tiene derecho a per- donarlo. Así, el deudor deberá re- gresar al mundo para devolver ese dinero, sea al dueño, si aún vive, o a sus herederos. Claro que toda esa escena estará disfrazada de una pér- dida monetaria que tuvo, aparente- mente casual, justo con esa fami- lia. Ninguno de los dos entenderá el porqué, pero Dios planeó todo para que al final regrese el dinero a su legítimo dueño. O por ejemplo, una persona pecó comiendo no kosher y al final de sus días se arrepintió y prometió que de ahora en adelante comerá sólo kosher. De acuerdo con Mai- mónides, en ese momento su arre- pentimiento está bien, pero no es completo, y la única forma de completarlo sería sometiéndose a la misma tentación y esta vez no pecar. Por tanto, esa persona, que se arrepintió los últimos días de vida y no tuvo oportunidad de someterse a una tentación y comprobar su arre- pentimiento, tendrá que volver y reencarnar para someterse a las mis- mas tentaciones y esta vez no pecar. Por este motivo, cuando en el rezo pedimos perdón a Dios por nues- tros pecados, lo decimos en plural: “Perdónanos, Dios, porque roba- mos, traicionamos, mentimos, etc.” ¿Por qué el texto está en plural si el perdón es personal? Si nunca en mi vida robé, ¿tengo que pedir perdón por eso? La respuesta es que no pe- dimos perdón sólo por lo que hici- mos en este viaje, sino también por cualquier mal que hayamos hecho en los viajes anteriores. Por eso lo decimos en plural, para referirnos a
  • 29. 29 nosotros mismos, en nuestras dis- tintas vidas. Y aunque es la misma alma, por estar en distintos cuer- pos debemos decirlo en plural. De esta forma, la vida tiene un sen- tido y una misión que cumplir. ¿Cómo podemos saber qué vinimos a reparar? Esto es algo fundamental en nues- tra vida, ya que si estamos aquí para cumplir una misión, ¿cómo saber cuál es?. Sobre eso nos con- testan nuestros Sabios: Cada uno de nosotros es como una batería: tiene un polo positivo y un polo negativo, y estos son los dos medios para conocer nuestra mi- sión en el mundo. 1.Lo positivo en ti son las herra- mientas que te dio Dios para lograr tu misión. Por este motivo es que el Rabino Eliahu Dessler en su libro MijtabMeeliyahutraducelapalabra mazal no como “suerte”, “fortuna” o “destino”, sino como HERRA- MIENTAS, ya que todo el mazal que nos rodea son herramientas de trabajo que nos proporcionó Dios para que cumplamos nuestra mi- sión. Es como una maestra en un colegio que le da a un alumno la tarea de pintar un árbol y a otro alumno la tarea de construir una casa con palitos de madera. Cada uno de ellos tiene una misión dis- tinta; por tanto, la maestra tiene la obligación de proporcionar a cada uno, sus herramientas de trabajo distintas. Así también Dios dio a cada uno de nosotros el mazal de- pendiendo de nuestra misión. En consecuencia, al analizar nuestra “caja de herramientas” podremos saber, más o menos, cuál es nuestra misión particular. El problema está en que nos pasamos la vida vien- do qué nos falta, qué no tenemos, en lugar de observar qué es lo que sí tenemos. Vemos siempre la mi- tad del vaso vacío, en lugar de ser sabios y ver la mitad del vaso lle- no. Por eso en hebreo las letras que componen la palabra “sabio”, ‫החכם‬ son las iniciales de “Ve la mitad de tu vaso lleno”, ‫מלאה‬ ‫כוס‬ ‫חצי‬ ‫.הרואה‬ Además, somos expertos en ver, observar y envidiar la “caja de he- rramientas” de los demás y nos quejamos ante Dios: “¿por qué él tiene y no yo?” Esto equivale a que el primer alumno reclamara a la maestra por qué no recibió palitos y pegamento para hacer su dibujo, a lo que seguro ella respondería porque no los necesita para realizar su tarea. De la misma manera nos responde Dios: “¿Por qué envidias lo que tienen los demás si no lo necesitas para tu misión de vida?” Por eso, en lugar de observar el jar- dín verde del vecino y pasarnos la vida mirándolo, más vale que nos concentremos en nuestra vida, que abramos nuestra propia “caja de herramientas”, que observemos lo que Dios nos concedió y deduzca- mos cuál es nuestra misión.
  • 30. 30 Por ejemplo, si Dios te dio poder de convencimiento, quizá en tu vida pasada lo utilizaste negativa- mente para atraer a la gente a luga- res prohibidos, o seduciéndola para robar, drogarse, etc. Esta vez regre- saste con el mismo don, pero con la esperanza de que lo utilices para acercar a la gente a Dios, al bien. O por ejemplo, una persona que tiene mucho dinero, quizá la vida pasada lo utilizó para mal, no ayudó, no tuvo tiempo para su familia, no se dedicó a Dios, y esta vez tendrá que utilizar lo que tiene para el bien, para ayudar a los necesitados, vivir tranquilo, sin preocupaciones, de- dicando más tiempo al estudio de la Torá y a sus hijos, etc. Observa y conoce tus virtudes y aprovéchalas en tu vida. A eso nos referimos cuando nos bendecimos unos a otros: Mazal Tov. No queremos decir que tengas buenas herramientas, porque segu- ro Dios ya te las dio, ya que si la maestra no diera herramientas de trabajoasusalumnos,nuncapodría reclamar por qué no cumplieron su tarea. Sin lugar a dudas Dios te dio las herramientas. La bendición que damos es que des buen uso a tus he- rramientas, ya que la vida pasada no lo hiciste. Por tanto, esperemos que esta vez tengamos Mazal Tov. 2.La segunda forma para conocer nuestra misión es observando el lado negativo de la “batería”, es de- cir, nuestros defectos, y entender que esa tendencia negativa que tenemos es justamente la que tuvimos en la vida anterior y no la reparamos, y esta vez fuimos enviados al mundo teniendo el mismo defecto con la misión de corregirlo. Esto es algo que todos los padres pueden comprobar al observar a sus hijos pequeños. ¿Cómo es que desde tan temprana edad cada uno tiene su forma de ser tan definida? ¿Cuántas veces los hijos no parecen ni siquiera vecinos entre ellos, pues cada uno es “otro mundo”? Uno sa- lió enojón, el otro apático, ese bon- dadoso y aquel muy espiritual. No puede ser por nosotros, los pa- dres, ya que tenemos una sola for- ma de ser y nos comportamos igual con todos nuestros hijos. Siendo así, todos nuestros hijos deberían tener las mismas cualidades, espe- cialmente porque crecieron en el mismo hogar y fueron a la misma escuela. ¿Por qué son tan distintos? Obviamente, la respuesta no está en su formación biológica, sino en su alma, que posee defectos y virtudes de su viaje anterior que deberán ser reparados en éste. Por ello, al analizar nuestro lado negativo entenderemos nuestra misión. Por ejemplo, si la vez pa- sada fuimos muy agresivos y por eso, golpeamos, maltratamos, pe- leamos y causamos mucho daño a los demás, no cabe en la mente que en la nueva vida regresemos como personas muy apacibles y tranqui- las, porque si fuese así, no se consi-
  • 31. 31 deraría nunca que reparamos nues- tro defecto. Debemos regresar con el mismo defecto, con la misma intensidad, para luchar contra él, dominarlo y corregirlo. Otro ejemplo: una mujer que haya tenido “lengua de víbora” y con ella hirió a mucha gente, difamó y habló lashón hará, no es concebi- ble que regrese como sordomuda (aunque se lo merezca). Ella reen- carnará con la misma lengua afila- da, pero esta vez tendrá que utili- zarla para elogiar, animar, educar, enseñar. Esa sería su reparación. Claro que desde pequeña, en este viaje, notará sus deseos de difamar, su poder para humillar; eso le dará pistas de su falla anterior. En conclusión, la clave de nuestra misión personal está en los dos po- los de nuestra “batería”. Las fallas con el prójimo Hasta ahora entendemos cómo re- parar nuestras fallas personales, pero, ¿cómo saber a quién le debe- mos dinero desde la vida anterior? ¿A quién necesitamos ayudar en nuestra vida presente por haber sido crueles con él en la vida anterior? En la época del Arizal, o la de otros grandes cabalistas, ellos podían ver y descubrir la misión de cada uno. Por ejemplo, se relata que un joven se presentó ante el Arizal y le pidió una bendición para que encontra- ra a su pareja. El Arizal le dijo que viajara a cierta aldea y que aceptara a la primera muchacha que le pre- sentaran, y que se casara con ella. El muchacho, confiando por com- pleto en la visión del Arizal, lo hizo así y, en efecto, al llegar a la aldea le presentaron una joven, con la que al poco tiempo se casó. Al terminar los siete días de sheva berajot, las siete bendiciones, lamentablemen- te la novia falleció. Al terminar el luto, el suegro se acercó a su desafortunado yerno y le dijo: “Por desgracia, no tuvimos la oportunidad de convivir, pero por ley te corresponde parte de la herencia de mi hija. Aquí está todo el dinero y que Dios te ayude en la vida”. El joven regresó a la ciudad de Tzefat y se dirigió de inmediato al templo del Arizal, para decirle: “Quería una esposa, no dinero”. El Arizal se sentó junto a él y le dijo: “Ella fue tu socia en la vida pasada; te estafó y te robó la misma canti- dad que tienes en las manos hoy. Vino al mundo sólo para regresár- telo. Terminó su misión y se fue”. En la actualidad no tenemos al Arizal a nuestro lado. ¿Quién nos orientará para descubrir a la perso- na correcta con la cual, o por me- dio de la cual, cumpliremos nues- tra misión? La respuesta está en el Talmud, que pregunta: “¿Qué hace Dios todos los días?”, y responde: “Hace parejas”. En su explicación literal, quiere decir que Dios optó
  • 32. 32 por el oficio de casamentero, pero en la Cabalá se explica de manera más profunda y real: “parejas” no se refiere a marido y mujer, sino a parejas de reparación. En esta vida Dios me presentará di- versas situaciones y circunstancias en las cuales me encontraré con personas con las que debo reparar algo. Es decir, si yo en mi vida ante- rior humillé y pisoteé a una perso- na, mi reparación en este viaje será enaltecerla y respetarla. Dios pla- neará nuestro encuentro donde ten- dré la oportunidad para ayudarla y enaltecerla, reparando así el daño que le hice en mi vida pasada. Por ejemplo: camino por la calle y se me caen cien dólares. Yo los doy por perdidos. Pasa un hombre, los encuentra y se los queda (como in- dica la ley). A simple vista, fue mala suerte mía y buena de él. Sin em- bargo, Dios acaba de hacer parejas, ya que en la reencarnación pasada yo le robé precisamente cien dóla- res; Dios me ayudó esta vez a que se me cayeran a mí y llegaran a él. De tal forma, reparé mi error gra- cias al “casamentero” Dios. Otro ejemplo: un padre de familia con su libre albedrío desvió del ca- mino de la Torá a todos sus descen- dientes. Se convirtieron en una fa- milia “tradicionalista light”, lo que ocasionó que la siguiente genera- ción fuera “laica light”. Ese abuelo o bisabuelo regresará a la familia, quizá como nieto o bisnieto, pero con la energía de un ferrocarril que tiene ganas de devolver todos los vagones familiares a las vías de la Torá. Claro, los padres se quedan sorprendidos y se preguntan: “¿De dónde nos salió éste así?”, y no en- tienden que vino a reparar su des- viación. Y a eso se refiere el versí- culo de Veeshiv lev banim al avot, “Y retornará el corazón de los hijos sobre sus padres” (Malají 3:24). Es decir, en el corazón del hijo hay de- seos de retornar para reparar lo que hizo como padre de familia. Lo único que debemos hacer es pedir a Dios que nos encamine al encuentro de las personas con las que debemos reparar, y que nos dé las fuerzas y el entendimiento para lograrlo. A eso nos referimos todas las mañanas con la bendición de Bircot HaShajar: Amejin mitzadé gáber, “Bendito Dios que prepara el camino de cada ser”, refiriéndonos a los caminos de la vida que nos llevan con las personas y a los luga- res con quienes tenemos que hacer nuestra reparación. En resumen, la reparación se divide en dos partes: una está en tus ma- nos y la otra en manos de Dios. 1.-En tus manos está tu “batería” y tu obligación es conocerla, analizar- la y trabajar en base a ella. Es decir, aprovechando lo positivo para el bien y reparando lo negativo en ti. 2.-Cuando Dios ve cuánto te es- fuerzas para reparar y perfeccio-
  • 33. 33 narte, te presentará durante la vida a los seres o a los descendientes de aquéllos a quienes les debes, ya sea dinero o perdón. De esta manera, podremos cumplir nuestra misión o, por lo menos, una gran parte de ella. ¿Porquéalagentebuena le pasan cosas malas? ¿Quién no se ha hecho en su vida esta pregunta? Incluso, el mismo Moshé Rabenu se la planteó a Dios, cuando le pidió: Odiení na et de- rajeja, “Explícame, Dios, Tus cami- nos” (Shemot, 33:13); es decir, ¿por qué al malvado le va bien y al justo le va mal? Nuestros Sabios en el Talmud (Be- rajot 7a) amplían la pregunta y, apa- rentemente, complican la respuesta. “¿Por qué hay malvados a los que les va mal, y hay malvados a que les va bien? ¿Por qué hay justos a los que les va bien y hay justos a los que les va mal?” Nuestros Sabios fueron realistas; no a todos los malvados les va bien y no a todos los justos les va mal, por tanto, ¿cuál es la fórmu- la y el sistema de comportamiento de Dios con la gente? Si no depende de la actitud espiritual, ¿de qué de- pende entonces? La respuesta, como dije, complica más la pregunta y, además, no es cierta… aparentemente. Respon- de el Talmud: “Al justo hijo de un justo le va bien. Al justo hijo de un malvado le va mal. Al malvado hijo de un malvado le va mal. Al malva- do hijo de justo le va bien”. Esta respuesta es difícil de com- prender por varias razones: 1.-No parece justo que los hijos pa- guen los “platos rotos” de sus pa- dres. Dios se comporta de manera recta con cada uno y, por tanto, la persona debería vivir de acuerdo a lo que hizo o dejó de hacer, y no vivir con cuentas pendientes de la generación pasada. 2.-En la realidad podemos compro- bar que esto no es así. ¿A cuántos malvados, hijos de malvados les va bien? ¿Cuántos justos, hijos de grandes justos, sufren? 3.-Si esta fórmula fuera correc- ta, los hijos de un padre malvado tendrían todos que sufrir, ya que todos los hermanos son hijos de un malvado; o por el contrario, no debería haber ninguna diferencia entre los hijos de un justo. Y sin embargo, sabemos que en la prác- tica no es así: los hermanos son distintos unos de otros; a unos les va bien, y a otros no. Todas estas preguntas son produc- to de la forma literal y superficial con que estudiamos los textos de nuestros Sabios. Profundizaremos en ellos para entender a qué se re- ferían.
  • 34. 34 Explica el Ben Ish Jay en el libro Adéret Eliahu, que cuando decimos “Justo hijo de…”, no nos referimos al padre biológico, sino a él mismo en su reencarnación pasada. Es de- cir, si Moshé fue en su reencarna- ción anterior Eliahu, se considera Moshé como hijo de Eliahu, ya que es su continuación, al igual que un hijo es continuación de su padre. De la misma manera que el hijo contiene, en sentido biológico, los genes de su padre, Moshé contiene los “genes espirituales” de Eliahu, los cuales vino a reparar. Por tanto, a una persona justa en este viaje, pero que en su vida an- terior fue malvada, es decir, tzadik hijo de rashá, le va ir mal, es decir, va a tener mucha tarea de repara- ción, que consistirá en enfrentar tentaciones, quizá algunas pér- didas monetarias o sufrimientos en general; todo depende de cuán malvado fue en su vida anterior y cuán graves son las manchas que contiene su alma. Sin embargo, si en su vida pasada fue una persona justa, y esta vez también es justa, es decir, lo que vino a reparar un solo pecado, di- gamos que tal vez no quiso tener hijos en esa vida, esta vez tendrá que casarse para cumplir con el precepto de traer hijos al mundo y educarlos bien. En este tipo de mi- sión no es necesario que el justo su- fra y tenga una vida difícil, ya que en esta vida y en la anterior, se ha portado bien. Pero el malvado que fue justo qui- zá está gozando de una buena vida por su viaje anterior, ya que no vino a reparar mucho porque era tza- dik, pero su mal comportamiento de hoy tendrá consecuencias en su próxima reencarnación, a menos que aproveche su vida actual para reparar y limpiar todo. A eso se refirió la Torá cuando dijo: Poked avón avot al banim, al shi- leshim, veal rebiím. “Dios castiga a los hijos, a los nietos y a los bis- nietos por los pecados que come- tió el padre” (Shemot 34:7). Aho- ra entendemos que no se trata de que el nieto pague los platos rotos de su abuelo, ya que no que se re- fiere a hijos, nietos y bisnietos bio- lógicos, sino a reencarnaciones de uno mismo. En su primer regreso es considerado hijo, en el segundo, nieto, etc., y tendrá que reparar los pecados no de sus padres, sino los pecados iniciales de él mismo de sus viajes anteriores desde que fue catalogado como padre. Ahora podemos empezar a enten- der las cosas buenas y malas que nos pasan en la vida; o por lo me- nos, entender que no podemos entender, pues nos falta la parte principal de la “película”. De algo estamos seguros: todo está “fría- mente calculado”. Sólo mediante el concepto de las reencarnaciones podemos enten- der muchísimas cosas en la vida. Por ejemplo, ¿por qué mueren be-
  • 35. 35 bés o niños si todavía no han peca- do? Esta pregunta contiene una alta carga sentimental y emocional. Por consiguiente, les pido que dejemos de lado por un momento los sen- timientos y pensemos como Dios “piensa” y veamos cómo Él ve el panorama completo. Supongamos que Eliahu falleció y sus hijos no hicieron nada para la elevación de su alma: ni kadish ni rezos ni donaciones, etc. A Eliahu no le faltaba mucho para termi- nar de reparar y con una pequeña ayuda de sus hijos podría haberlo logrado; pero al ser ellos malagra- decidos y apáticos a la necesidad del alma de su padre, esta alma necesitó regresar al mundo y vino como Moshé. Después de dos años, los hijos de Eliahu recapacitaron y decidieron cumplir con su deber, e hicieron acciones que elevaron mu- cho el alma de Eliahu, hasta conse- guir el 100% de su pureza. Anali- cemos: ¿quién está ahora “de más” en el mundo? Ciertamente Moshé, ya que su alma, que es la misma de Eliahu, alcanzó ya su perfección to- tal, y dejar vivo a Moshé hasta los 120 años sería injusto de parte de Dios, porque: 1.-El alma quiere integrarse al por- centaje que ya se encontraba depo- sitado en el paraíso para gozar de su plenitud y reparación total, que por fin se logró. 2.-La estadía de Moshé en esta Tie- rra no puede aportar más pureza al alma porque ya alcanzó el 100%. Lo que sí podría provocar es estro- pearla con los posibles pecados que cometiera, lo cual implicaría otra reencarnación. Por tanto, decide Dios llevarse de este mundo al pe- queño Moshé. Claro que para nosotros esto es muy doloroso porque vemos todo con los “lentes terrenales”, mundanos, y creemos que este mundo es el fin, y no el medio hacia el fin. Pero para Dios, que hizo todo desde la Crea- ción y lo sigue haciendo en nuestros días, y terminará de hacerlo con la llegada del Mashíaj, lo que sucede es por el bien de las almas, indepen- dientemente del cuerpo. ¿Puede cambiarse el destino? Si todo está tan precisamente calcu- lado y cada persona vino al mundo con una misión, al parecer no hay forma de cambiar nuestra suerte y destino. Entonces, ¿para qué reza- mos y para qué nos esforzamos?. Aprovecharé aquí para abordar otra pregunta ya que la respuesta es la misma para las dos: ¿afecta el mal de ojo? Sabemos que existe el mal de ojo, pero no se entiende cómo puede afectarnos ya que si vinimos con una misión y con herramientas para cumplirla, ¿cómo puede ser que alguien con su mal de ojo nos quite o nos elimine las herramien- tas? Si fuese así, no podríamos cumplir nuestra misión.
  • 36. 36 Una pregunta más: ¿de qué nos sir- ve pedir una bendición a un tzadik para que nos vaya bien en los nego- cios, que tengamos hijos, etc.? Si no es nuestra misión, no obtendremos eso nunca y, si es una herramienta para nuestra misión, igual Dios nos la mandará. Entonces, ¿para qué re- zar o ser bendecido? Cuando busqué la respuesta en los tratados talmúdicos, aparentemen- te se complicó más la pregunta. Por ejemplo, en el tratado de Sha- bat 156a se discute justamente este punto: ¿existe el destino o no? Rabí Yojanán opina que “No hay mazal para pueblo de Israel”, es decir, no existe el destino definitivo para el pueblo de Israel sino que estamos por encima del mazal y podemos cambiarlo con rezos y plegarias. Pero Rabí Janiná opina que “Hay mazal para Israel”, es decir, ya todo está calculado y planeado. Y ya no queda nada por hacer. De forma más clara cuando Rashí explicó la opinión de Rabí Janiná dijo: “Y aunque reces y des tzedaká, no podrás cambiar tu destino”. Esto es difícil de entender. ¿Cómo pue- de ser que el gran sabio Rabí Janiná opine que los rezos no ayudan ni cambian las cosas? Prácticamente nos derrumbó todas las bases de la fe y la esperanza. En otro tratado del Talmud (Taanit 24) se relata que el rabino Elazar Ben Pedat se lamentaba ante Dios sobre su gran pobreza, y Dios le respondió que para resolver su pro- blema tendría que reiniciar la Crea- ción del mundo y empezar la his- toria de la humanidad de nuevo, y quizás, sólo quizás, eso ayudaría. Cualquiera que lea este texto queda confundido. ¿Por qué hay que rei- niciar el mundo para dar solución al problema de Rabí Elazar? ¿Cómo es que Dios le dijo “y quizás eso ayude”? ¿Acaso Dios Todopodero- so no puede? La respuesta nos dará las reglas del juego de la vida y será entendida a través de un ejemplo: Imagínenos que mandamos a alguien a otro país para comprarnos mercancía de ropa; ésa es su misión. Hay ciertas cosas que puede pedirnos y otras que no. Por ejemplo, no podrá pedirnos via- jar a otro lugar, ya que su misión es comprar la mercancía en ese lugar específico; no podrá pedirnos viajar en barco en vez de avión, pues su misión es también hacerlo rápido. Y obviamente no podrá pedirnos traer juguetes en lugar de ropa. Sin embargo, sí puede pedirnos un Ipod para escuchar música en el camino, una chaqueta por si hace frío y co- mida láctea en lugar de vegetariana. Eso quizá podremos dárselo ya que no afecta la misión misma. Es más, tal vez se la haga más agradable y, por tanto, si lo pide de buena ma- nera, se lo daremos. Entonces, hay misión y hay acompañantes de la misión. La misión es incambiable y los acompañantes que no afectan la misión pueden variar.
  • 37. 37 Así ocurre en nuestra vida. Está di- vidida en dos: en misión y acom- pañantes. En lo relacionado a la misión no habrá cambios ni será afectada por mal de ojo, maldi- ción, etc., ni será mejorada por tefi- lá, mitzvot, o tzedaká. Ya que si así fuera perderíamos la misión por la cual vinimos. Sería incorrecto que, por medio de un rezo o una ben- dición de un gran tzadik consiga- mos lo que deberíamos lograr sólo con nuestro esfuerzo. Si así fuera, no podría considerarse que fuimos nosotros quienes reparamos. En los acompañantes sí puede re- caer el mal de ojo, la maldición, el daño físico, y también pueden ser mejorados a través de rezos, bendi- ciones y tzedaká. Por lo tanto, no hay contradicción entre Rabí Yojanán y Rabí Janiná. Uno habló sobre la misión y por lo tanto opinó que es incambiable y el otro sobre los acompañantes. Imaginen un joven que nunca qui- so casarse y, por tanto, no formó una familia ni tuvo descendientes. Además incitaba a sus amigos ca- sados a separarse y provocó bas- tantes divorcios durante su vida. Él reencarna y tiene varias misiones: 1. Casarse, 2. Tener descendencia, 3. Salvar y reparar matrimonios que están a punto de deshacerse (aparte del cumplimiento cabal de todas las leyes de la Torá, rezos, estudio, etc.). Él vendrá al mundo con las herramientas necesarias para lograr todo esto. Por ejem- plo, tendrá aspectos positivos para conseguir rápidamente una novia; también será fértil para tener hi- jos y tendrá poderes de convenci- miento de la misma manera que los tuvo para separar, y esta vez los utilizará para unir. En estos puntos no le afectará el mal de ojo. No requerirá de muchí- simas bendiciones y rezos, ya que éste es el motivo de este viaje y, por tanto, el Maestro, Dios, lo mandó ya con todo. Entonces, hay mazal, es decir hay destino. Pero hay co- sas que lo acompañarán en la vida: su negocio, su salud en general, sus depresiones y alegrías, etc. Todas esas cosas y otras más, que no influ- yen directamente en la misión, son vulnerables a maldiciones y al mal de ojo y son mejoradas con rezos y bendiciones. En otras palabras, el mazal de esas cosas no es definiti- vo, es decir, en mazal leIsrael. Es por eso que Dios le dijo a Rabí Elazar que no puede resolver el pro- blema de su pobreza, ya que ésa es su misión en su vida actual. Y si Dios le da dinero y lo hace rico, es verdad que vivirá cómodamente, pero no cumplirá su misión. Por eso le dijo que debería reiniciar la humanidad y, si se comporta bien, entonces no tendrá que reencarnar como pobre. Y como todo depende de cómo se comportaría Rabí Elazar, Dios le dijo “quizás”, es decir, “No puedo garantizarte cuáles serán tus errores ni tu tarea de reparación. Por eso, quizás no serás pobre”.
  • 38. 38 Nosotros, cuando rezamos a Dios, pedimos muchas cosas y, como no sabemos con certeza cuál es nues- tra misión ni cuáles son sus acom- pañantes, pedimos todo, pero cul- minamos diciendo: Malé mishalot libenu letová, “Cumple nuestros deseos, Dios, siempre y cuando sean para nuestro bien”. No duda- mos de que Dios nos haya dado las herramientas necesarias para nues- tra tarea, sin embargo, le pedimos que nos ayude a utilizarlas para bien, que nos oriente para hacerlo bien; o quizás le pedimos a Dios que nos dé herramientas más so- fisticadas, de manera que en lugar de tener que hacer el trayecto en bi- cicleta, por decirlo así, le pedimos que nos dé una motocicleta; que nos mande personas buenas o rabi- nos sabios que puedan orientarnos. Es resumen, todas las plegarias las dirigimos a los acompañantes de la misión, pero la misión es la misión y punto. ¿Existe el libre albedrío? ¿Cómo se entiende el libre albe- drío bajo el concepto de la reen- carnación? Parecería que somos como borreguitos dirigidos a cier- tas escenas, lugares, tentaciones. ¿Dónde, entonces, está nuestro li- bre albedrío? Obviamente, cada uno de nosotros tiene libre albedrío, ya que si no fuera así, nadie sería responsable de sus actos. No existiría el paraí- so y el infierno, el castigo y la re- compensa, pues el justo no mere- cería recompensa celestial, ya que fue programado para ser justo y lo mismo el malvado. Cada uno de nosotros somos res- ponsables de nuestros actos, por- que con nuestro libre albedrío decidimos hacerlos o no. Pero la consecuencia de nuestra decisión ya no está en nuestras manos. Del mismo modo que si a un hombre le ponen veneno delante de él, ten- drá libre albedrío para tomarlo o no; pero una vez que lo tomó ya no dependerá de él si se intoxica o no. Por ejemplo cuando una per- sona da su diezmo para obras de caridad, a pobres o necesitados, lo hace con su libre albedrío. Cuando Dios decida recompensarle y man- darle abundancia, no tendrá libre albedrío para recibirla o no. Haga lo que haga, le llegará. Después, de nuevo tendrá libre albedrío para apostar ese dinero en un casino, comprar una casa o ayudar a su hijo, etcétera. Desde el punto de vista de la reen- carnación funciona de la siguiente manera: Digamos que Moshé atro- pella a Eliahu y le quita la vida. En la reencarnación siguiente, Moshé tendrá que reparar su agravio, y la reparación sería haciendo lo con- trario, es decir, salvando la vida de Eliahu. Moshé nació en Euro- pa; Eliahu vive en América y está en una situación de salud crítica, en la que necesita una donación de
  • 39. 39 50 mil dólares para ser operado y salvar su vida. Moshé, en Europa, vive tranquilo con su libre albedrío diario, pero cuando llega la hora de la reparación, Dios le quita el libre albedrío y le planea un viaje a América, obviamente disfrazado de viaje de negocios, boda de un amigo, viaje de placer, etc. Quiera o no, Moshé va a estar montado en un avión rumbo a América. Al lle- gar, lo desee o no, se enterará del caso de un desconocido llamado Eliahu, que está en una situación crítica y requiere de una donación. Sin que tenga libre albedrío, a Mos- hé se le aproximará el recaudador, justamente a él y le insistirá de una forma casi anormal que sea él el donador y a la vez el salvador, ya que tiene muchísimo dinero, por- que en su caso es la herramienta para cumplir su misión. Hasta ahora, Moshé no tenía libre albedrío y, como ya explicamos con la bendición de todas las mañanas: Hamejín mitzadé gáber, “Bendito Dios que planea y prepara los cami- nos de la persona”, nos quita el li- bre albedrío para llevarnos al punto de reparación. Pero cuando ya nos pone ahí, nos regresa el libre albe- drío y ahora somos nosotros los que decidimos si lo hacemos o no. Así que la respuesta a si hay o no libre albedrío es que hay y no hay. Como nuestros Sabios explican de manera un poco más detallada: “Tres miembros domina la persona y tres no”. Domina sus manos, pies y boca, ya que uno es quien deci- de qué toca o agarra, por dónde camina y qué dice. Pero no domi- na sus ojos, oídos y nariz, ya que en un paisaje no puede seleccionar qué ver o no, sino que ve todo lo que tiene enfrente. En una reunión no puede seleccionar el audio sino que escucha todos los sonidos. Y así también con el olfato: no puede decidir que el buen olor entre y que el malo no entre. Y cuando llega el momento de cumplir la misión de la vida, Dios quita a la persona el dominio sobre las piernas o manos o boca, y termina llegando al lugar en el que Dios quiere que esté, in- dependientemente de sus planes originales. De repente dirá cosas que no quiso mencionar, ocasio- nándole nuevas situaciones que no planeó, y todo eso para ponerlo en el lugar de reparación. Y en el momento que llegue y esté parado ante su misión de vida o ante una de las muchas misiones de su vida, se le regresará su total dominio físi- co y mental así como la libertad de su libre albedrío para poder decidir si hacer o no hacer, si reparar o no reparar. ¿Por qué esto no está escrito con claridad en la Torá? Si todo esto es tan importante, ¿por qué la Torá no escribe claramente sobre el alma, el paraíso, la reencar- nación, la resurrección, etc.? ¿Por qué
  • 40. 40 estos temas aparecen sólo en los li- bros de la Cabalá, el Zóhar y otros? En primer lugar, la pregunta no es precisa, ya que la Torá sí habla del alma, especialmente en Bereshit, cuando trata el tema de la crea- ción del hombre. Relata la Torá que, después de hacer el cuerpo del hombre, Dios insufló en él un alma viviente. También habla del Paraíso. De forma muy clara rela- ta la Torá que Adam y Javá fueron colocados en el Paraíso, pecaron y fueron expulsados al mundo para reparar y perfeccionarse, y por lo tanto, sólo entonces, después de morir podrían regresar ahí. También el tema de la reencarna- ción se toca en varios versículos de la Torá que fueron recopilados en el libro Nishmat jaim, del Ra- bino Menashé Ben Israel (1604- 1657), que fue un gran rabino en Amsterdam. Por ejemplo, el versículo en Kohé- let (8:10): “Vi a los pecadores que murieron y fueron enterrados y re- gresaron desde un lugar sagrado, y caminan en estas ciudades olvidán- dose de su misión”. O por ejemplo, el versículo de Amós (2:4-6) que dice: Al sheloshá pishé Israel veal arbahá lo ashibenu, “Sobre los pe- cados que cometa la persona, tres veces reencarnará, para darle opor- tunidad de reparar. No habrá una cuarta vez”. Y así trae el rabino Me- nashé muchísimos versículos. (Respecto a cuántas veces podemos reencarnar, se analizará en el Capí- tulo de preguntas y respuestas de este libro.) Por eso, la pregunta anterior se debe al hecho de que no conoce- mos bien la Torá, pues normalmen- te sólo la estudiamos con ojos de peshat, es decir, con la traducción literal del texto, o como máximo La tumba del Rabino Menashé Ben Israel, ubicada en Amsterdam.
  • 41. 41 llegamos a analizarla según su de- rash o rémez. Pero si lográramos, por lo menos, asomarnos y leer el mismo texto con “lentes de sod”, descubriríamos mensajes maravi- llosos, que justamente pertenecen a todo lo que tiene que ver con la mística de la Torá; es decir, lo lite- ral está escrito de forma literal y lo místico en forma mística y oculta. Veamos algunos ejemplos. Todos conocemos la parte de la Torá donde prácticamente se inicia el judaísmo con Abraham y Sará. Analicemos en forma breve la historia como la lee- mos con visión de peshat, es decir, literalmente, y después volveremos a estudiarla con la visión profun- da del sod, para que tengamos una leve idea de las distintas dimensio- nes de nuestra Sagrada Ley. “Dios dijo a Abraham: Vete de tu país, de tu ciudad y de la casa de tus padres, a la tierra que te indi- caré”, “allá te haré muy grande y te bendeciré”, “bendeciré al que te bendiga y maldeciré al que te mal- diga”, “Y tomó Abraham a Sará y se fue, y con ellos se fue Lot a la tierra de Kenaan”. Abraham llegó a los lugares de Shejem y Elón Moré. “Y hubo hambruna en la tierra y en el camino a Egipto dijo Abraham a Sará: ‘Qué bella eres’”. En Egipto, Paró intentó tomar a Sará, Sará se negó a ser seducida y finalmente salieron Abraham y Sará de Egipto muy ricos, por los regalos que les dio Paró. “Y también Lot, que ca- minaba con Abraham, se enrique- ció.” “Y hubo una pelea entre los pastores de Abraham y los pasto- res de Lot”, “Y dijo Abraham a Lot: ‘No quiero pelear contigo. Sepára- te de mí’”. El Zóhar (Sitré Torá, Lej Lejá) nos indica que si queremos entender no sólo la base histórica del ju- daísmo, sino la base espiritual y la tarea diaria de cada judío, debe- mos remplazar tres palabras en to- dos estos textos y ésa será la puerta para entrar a la dimensión del sod en este capítulo. “Remplaza la pa- labra Abraham por neshamá; Sará por ‘cuerpo’ y Lot por yétzer hará (el instinto malo)”. Ahora, volva- mos a leer. “Y dijo Dios a la neshamá: ‘Vete desde el Cielo, que es tu ciudad, el lugar donde naciste, desde el Pa- raíso, que es la casa de tu Padre, Dios, a la tierra que te indicaré”. La persona nace donde debe estar: con una familia específica y en el entorno donde debe reparar…” “Lej Lejá… La orden que Dios dio a Abraham de que se marchara a la Tierra Santa se dice en hebreo Lej Lejá, “Vete para ti…”, pero en la visión del sod indica Dios al alma dos cosas: 1. “Vete por tu bien, por tu elevación espiritual”, y 2. “No te olvides que puedes alcanzar 50 ni- veles de pureza ó 50 de impureza”. Por eso la palabra Lej suma 50 y Lejá suma también 50, para indi- car así los dos caminos que tiene el alma para escoger.
  • 42. 42 “Allá te engrandecerás y te bendeci- ré…”, ya que el alma viene al mun- do para engrandecerse y elevarse más, y ése es el medio para regresar a Dios y recibir su pago como me- recedores. “Bendeciré al que te bendiga…” Es decir, Dios dice al alma: “Ben- deciré al cuerpo que te “bendiga”, desarrolle, te purifique y haga ac- tos buenos contigo, con bendición terrenal y celestial. Y lo contrario pasará con el que te maldiga. “Y tomó (Abraham) la neshamá (a Sará), al cuerpo…” Es decir, a cada neshamá se le asigna el cuerpo in- dicado para su misión, con todas sus implicaciones físicas, de salud, belleza, etcétera. “Y se fue con ellos (Lot) el instinto malo…” A cada neshamá, depen- diendo de su potencial y nivel, se le asigna un rival espiritual para que la lucha sea justa y equilibrada; di- gamos, peso pluma contra peso pluma, peso pesado contra peso pesado, manteniendo así el equili- brio del libre albedrío. “Y se fueron a Kenaan…” Kenaan en hebreo proviene de la palabra Leajnía, es decir, “doblegar”, ya que parte de la misión en la vida es do- blegar los caprichos del cuerpo y las seducciones del instinto malo, ya que ambos son el contrapeso del alma. Por ello, en la realidad Lot y Sará eran hermanos, porque tam- bién en la dimensión mística, el cuerpo y el yétzer hará son socios, compañeros, hermanos, y la mi- sión del alma es separar esa alianza y llevar al cuerpo hacia su lado. “Y hubo hambruna en la tierra…” La hambruna simboliza la escasez de placeres mundanos; por eso dice Abraham a Sará, el alma al cuerpo: “Qué bella eres”, es decir, “qué cuer- po tan sagrado y puro eres, porque te alejas de los placeres mundanos”. Y por tanto, Abraham, es decir, la neshamá, está muy contenta y ad- mira a su pareja —el cuerpo—, porque le ayuda a engrandecerse. “Y fue (Abraham) la neshamá has- ta Shejem, hasta Elón Moré…” La neshamá busca en la Tierra luga- res sagrados, lugares de estudio, los cuales le ayudarán a cumplir su misión y la protegerán de cual- quier tentación, dándole armas para luchar y combatir las tenta- ciones mundanas. Y a eso se refiere cuando dice que la neshamá se fue a Shejem, que proviene de la pala- bra Shejiná, es decir, lugares con la Presencia Divina. Y a Elón Moré, que proviene de la palabra Moré (maestro) u Horaá (enseñanza) que son lugares de estudio y enseñanza; estos son los sitios en los que la neshamá desea estar. “Y Paró, el rey de Egipto, intentó tomar (a Sará) al cuerpo…” Egipto simboliza a las tentaciones con las que el mundo trata de atraparnos,
  • 43. 43 ya que Egipto en hebreo se dice Mitzráim, que proviene de la pala- bra metzarim, “lugar de encierro”. Así son todos los lugares de tenta- ción del planeta, donde las tenta- ciones encierran y cautivan a nues- tros cuerpos. Paró simboliza la persuasión, el “lavado de cerebro” por medio de palabras y frases bonitas, como las teorías de evolución, las falsas creencias y mentiras que cautivan nuestra mente. Eso es Paró, ya que las letras de su nombre forman en hebreo las palabras Pe Ra, “mala boca”. Y a eso se refería la Torá en esta dimensión, que en Egipto Paró intentó tomar a Sará (el cuerpo). “Y (Abraham y Sará) la neshamá y el cuerpo salieron de Egipto llenos de riquezas…” En el momento que Sará —el cuerpo— supera la ten- tación y no cae, eso ocasiona una elevación espiritual muy grande, manifestada como riqueza, pero espiritual. “Y también (Lot) el instinto malo se enriqueció…” Es decir, a medida que la persona se eleva, su instin- to malo se eleva también, para que siempre se mantenga el equilibrio de la lucha justa. Es por eso que en la Torá, cuando Abraham es pobre, Lot también lo es; Abraham se en- riquece y Lot con él, para simboli- zar el equilibrio entre el alma y el yétzer hará. “Y hubo pelea… Y dijo Abraham a Lot: ‘No quiero pelear contigo. Se- párate de mí…’” Diariamente existe una lucha entre el yétzer hará y el alma, en la cual el alma pide al yé- tzer hará que deje de molestarla y que se separe un poco, que se aleje de nuestra mente para que poda- mos elevarnos con más facilidad. Esto se asemeja a un globo aerostá- tico, que contiene aire caliente para que se eleve, pero también tiene sacos pesados llenos de arena que lo aferran a la tierra. A medida que nos deshacemos de los sacos, nos elevamos con más facilidad; los sa- cos son el yétzer hará, el globo es el cuerpo y el aire caliente es el alma. De ahí que Abraham pida a Lot que se separe un poco de él. Por eso en el versículo siguiente dice la Torá: “Y habló Dios con Abraham des- pués de que se fue Lot…”; es decir, uno se acerca a Dios cuando se ale- ja del yétzer hará. En este breve texto sólo mencio- né el concepto en general, pero en realidad contiene muchísimos más mensajes secretos, insinuaciones, juegos de letras, etc. Y continúa este análisis con conceptos bellísi- mos del comportamiento del alma cuando se separa del cuerpo en los capítulos de la muerte de Sará y la resurrección de los muertos con los capítulos de Itzjak y Ribká, en los que Itzjak hace alusión a la nueva neshamá que regresa a gozar y a reírse en la época mesiánica, ya que Itzjak significa “risa” y Ribká hace alusión al nuevo cuerpo que se le- vanta de la tumba, ya que si leemos
  • 44. 44 el nombre Ribká al revés forma la pa- labra “tumba” en hebreo, hakéber. Éste fue un pequeño ejemplo y muy superficial, pero nos dio por lo me- nos una leve idea del profundo sig- nificado, oculto y disfrazado en las historias relatadas en la Torá. Con esta explicación queda com- probado que la Torá sí menciona todos estos conceptos espirituales y místicos. Sólo hay que saber leerla en su dimensión correspondiente. Un ejemplo más, y esta vez de reen- carnación. Dios dice a Adam des- pués de que pecó: “Polvo eres y al polvo regresarás” (Bereshit 3:19). En su dimensión literal quiere de- cir: “de polvo fuiste hecho y como muerto tu cuerpo se reintegrará y volverá a ser parte del polvo de la tierra”. Sin embargo, en la dimensión pro- funda, se refiere a lo siguiente: en la Torá está escrito que el cuerpo del hombre fue hecho del polvo de la tierra, es decir, polvo equivale a cuerpo; por tanto, cuando dice: “Polvo eres”, se refiere al cuerpo donde está hoy puesta su alma; “y al polvo regresarás”, es decir, “ya que pecaste, tendrás que regre- sar reencarnando en otro polvo —cuerpo— para reparar tu fal- ta”. Y como dice el Zóhar (Tikuné Zóhar 99:2), en este versículo está insinuado el concepto de la reen- carnación. Ahora podemos entender mejor por qué Abraham Abinu dijo: “Yo soy polvo…” (Bereshit 18:27) ha- ciendo alusión a la orden de Dios a Adam de que regresará al polvo, es decir, a otro cuerpo, por lo tanto dijo Abraham “yo soy ese cuerpo”, tal como explicamos anteriormen- te, que Abraham Abinu inició la reparación de Adam. Basándose en este concepto, el Zóhar explica el secreto oculto en las leyes de la lepra en la casa, cuan- do la Torá ordena quitar la mancha de la pared y poner tierra nueva en su lugar: “Y nueva tierra tomará y rellenará el hueco en la casa…” (Vayikrá 14:42). Explica el Zóhar, que la tierra equivale al cuerpo. Cuando 95% de la casa está bien y 5% tiene lepra, es decir, hace alu- sión al alma que está manchada levemente, que está casi reparada, pero le falta terminar de limpiarse un poco de su suciedad. Se tomará tierra nueva, es decir, un cuerpo nuevo que vendrá al mundo para limpiarse y purificarse. De esta forma, grandes rabinos y estudiosos del sod de la Torá escri- bieron las explicaciones místicas de muchos capítulos de la Torá, como por ejemplo, la maravillosa obra del Gaón de Vilna sobre el libro del pro- feta Yoná, y la ballena que se lo tragó.
  • 45. 45 El Gaón explica que todo el libro insinúa las leyes y las reglas de la reencarnación, donde Yoná hace alusión al alma, el barco al cuer- po y la misión de Ninivé como la misión de la vida. No la cumple la primera vez y, por ello, es retenido por una ballena, que en el versícu- lo es catalogada como Dag Gadol, “gran pez”, que en hebreo forma El Gaón de Vilna (1720-1797).
  • 46. 46 las iniciales de Din Guehenom, “juzgado en el infierno”, y desde ahí clama Yoná, es decir, el alma, por otra oportunidad, suplicando a Dios que lo saque de esa prisión infernal y le promete que esta vez cumplirá su misión, la cual real- mente al final cumple. Cada versículo en el libro de Yoná contienemensajesdereencarnación y la cantidad de juegos de palabras, letras y números es impresionante. Pero por lo menos les he dado una idea de su verdadero contenido. Lo mismo escribe Najmánides y el gran rabino Yonathán Aivishitz en su libro Yaharot Debash (2:6); ambos dicen que la mayoría de los versículos del Libro de Iyob hablan sobre la reencarnación y no sobre lo que literalmente la gente lee. A esto se refieren nuestros Sabios en la Mishná de Pirké Avot (5:24): “Explórala y vuelve a explorarla, que todo está contenido en ella”. La Torá contiene todas las sabidurías, desde leyes sociales, familiares, etc., hasta filosofía, ciencia y por supuesto, mística. Todo está en saber leerla y estudiar- la. Termino este capítulo con una frase que siempre me gusta repetir: “La Torá es el libro más aburrido que existe… si sólo lo lees”. Pero si llegas a estudiarlo y profundizas en él, no hay un libro en el mundo que se le iguale. El Rey David se refirió a esto en los Tehilim cuando cla- mó a Dios para suplicarle: Gal enai veabita niflaot mitorateja, “Dios, abre mis ojos para que logre ver las maravillas ocultas en Tu Torá” (119:18). La tumba del profeta Yoná ubicada en el pueblo Musulmán Mashahad, que era la antigua ciudad bíblica Gat Jefer (hoy en día hay una Mezquita en el lugar).
  • 47. 47 Hasta aquí, por lo menos vimos al- gunos conceptos básicos de la reen- carnación. No dudo que todas estas respues- tas generaron nuevas preguntas y por eso dedicaré al final un ca- pítulo de preguntas y respuestas. Pero por ahora, ya tenemos una parte de la base para poder seguir avanzando. Sin embargo, antes de llegar al capítulo principal de este libro, “Quién reencarnó en quién”, quisiera hablar en el siguiente ca- pítulo de las ideas actuales sobre la reencarnación, ya que sé que la mayoría de mis lectores no son cabalistas ni ateos, sino creyentes, observantes y tradicionalistas, a quienes les gusta saber qué dicen nuestras antiguas y sagradas Es- crituras y qué opina al respecto la ciencia moderna. Últimamente no hay contradicción entre ambas y, es más, cada vez que la ciencia avanza, afirma con sus nuevas pruebas lo escrito por nuestra Torá desde hace miles de años. ¡Qué orgullo se siente pertenecer a un pueblo que siempre tuvo la ver- dad en la mano! La tumba del Rabí Yonathán Aivishitz (1690-1764) en Hamburgo, Alemania.
  • 48. Capítulo 2 La ciencia reconoce la reencarnación
  • 49. 49 El mundo científico ha sido muy apático con respecto al concep- to del alma en general y de la reen- carnación en particular, ya que son conceptos espirituales inmedibles, por lo que pertenecen más a la filo- sofía y no a la ciencia. Del mismo modo que el Zóhar pro- fetizó que en el año 5600 desde la creación que equivale al año 1840 de la era común, bajaría al mundo sabiduría tecnológica —y como vi- mos en la introducción así fue—; también pronosticó que antes de la llegada del Mashíaj el mundo des- cubriría la parte espiritual y místi- ca de la Creación, y tendríamos una sed inmensa por el sod, lo oculto y lo profundo de la Torá y la vida misma (Maamaré Rashbí de Rabí Jaim Vital). Y en efecto, como era de esperarse, en las últimas déca- das ocurrió un cambio que empe- zó como filosófico y terminó como científico, respecto a toda la parte de la energía de la vida. En los años treinta surgió un interés desmedido y mundial por las cultu- ras orientales, que abarcó concep- tos tales como energías internas, los chakras, las energías cósmicas, la telepatía, los viajes astrales, etc., temas sobre los cuales se escribie- ron libros como el de Paul Brunton en 1934 sobre la cultura hindú, o el libro de la escritora L. Adams Beck sobre la yoga; o también el de Carl Jung, sobre la parte espiritual en los sueños. Paralelamente, el mundo científico sufrió una revolución con la teoría de la relatividad de Einstein. La fór- mula E = mc2 , es decir, la energía es igual a la masa multiplicada por el cuadrado de la velocidad de la luz, o en palabras simples, la materia se convierte en energía y, la ener- gía en materia, dieron fundamento a la teoría del Big Bang, con la cual se comprobó que todo el origen de la materia fue un punto de energía concentrada que explotó. Ellos, los científicos, lo llaman energía y noso- tros lo llamamos con nombre y ape- llido: Dios Bendito Todopoderoso. Otro factor que incrementó a nivel personal la espiritualidad en la per- Introducción al capitulo Carl Jung (1875-1961).
  • 50. 50 sona surgió en los años cincuenta, en el área de la psicodelia, cuando el doctor Stanislav Grof descubrió los efectos de ciertas drogas en el cerebro. Estas drogas llevaban a la persona a descubrir conocimientos personales muy extraños, que no te- nían que ver con su vida actual, sino con sus reencarnaciones pasadas. Sin embargo, como esto ocurría me- diante drogas, no podía convencer- se al mundo de su validez. Por ello, el gran psicólogo y psiquia- tra Ian Stevenson, entonces jefe del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Virginia, empezó una investigación para validar los mismos descubrimientos de Grof, pero sin utilizar drogas. Stevenson dedicó 40 años de su vida a estos estudios, hasta que en el año 1960 publicó un artículo con el testimo- nio de niños pequeños, de cuatro a cinco años de edad, que contaban con claridad asombrosa quiénes fueron en una vida anterior, dón- de vivieron y cómo se llamaban sus familiares. Stevenson salía a inves- tigar si realmente existió en el pa- sado un personaje con ese nombre, lugar e historia, y sólo cuando veía que el testimonio era real, y 100% comprobable, lo publicaba. Stevenson publicó libros en los cuales recopiló todos esos casos de reencarnación, recolectados en Asia y Lejano Oriente, África, América, y Europa y en 1997 publicó su libro Reincarnation and Biology, una compilación de 2300 páginas que contiene más de 210 casos reales y documentados de niños que recor- daban perfectamente su vida pasa- da (relataremos parte de ellas en el último capítulo de este libro). Stevenson es considerado actual- mente en el mundo científico como una autoridad y fuente veraz, por su personalidad y más que nada por su forma de trabajar ya que no traba- jaba con drogas, hipnosis ni regre- siones; simplemente con niños pe- queños e inocentes, que hablan con la verdad, sin ningún interés de por medio, y especialmente por la com- probación documentada de que sí existieron las personas de las que hablaban estos niños. En muchos casos Stevenson com- probó que los niños que relataban que en una vida pasada sufrieron Prof. Ian Stevenson, (1918-2007).
  • 51. 51 una operación en determinado lu- gar del cuerpo, habían nacido con una mancha de cicatriz justo en el mismo lugar en el que habían sido operados en su vida anterior, lo que aumenta la veracidad del relato del niño ya que tiene una relación con la persona fallecida. En otra área de la psicología, me- diante regresiones hipnóticas, el hipnotista Mori Branchstein publi- có en el año de 1953 su libro Tras las huellas de Bridey Murphy. En él re- lata lo que le sucedió con la paciente Ruth Simmons, que en una sesión de hipnosis simple y de regresión a su niñez, para entender ciertos deta- lles de su personalidad logró cruzar la barrera de su nacimiento y empe- zó a hablar con acento irlandés bajo el nombre de Bridey Murphy. Bran- chstein se asombró con el descubri- miento, ya que no utilizó pastillas ni drogas de ninguna clase. Por tan- to, volvió a hipnotizarla, pero esta vez en presencia de testigos, y docu- mentó todo el procedimiento. Al finalizar, salió con una pequeña comitiva a Irlanda “tras las huellas de Bridey Murphy”, las cuales en- contró… y cuadraban perfectamen- te con la historia de Ruth Simmons. (El libro fue traducido al hebreo en 1960.)
  • 52. 52 El camino que inició Mori Bran- chstein abrió la puerta a muchos médicos para tratamientos psiquiá- tricos, en especial los del famoso y reconocido doctor Brian Weiss, di- rector general del Mount Sinai Hos- pital en Miami, que se especializó en la regresión hipnótica a vidas pasadas en sus pacientes, para en- tender sus traumas en el presente. Por ejemplo, algunas personas que sufrían de claustrofobia resultó que habían sido prisioneros en su vida pasada, o algunas personas con un temor inexplicable a volar en avión resultaron ser reencarnación de personas que habían fallecido en un accidente aéreo. Uno de los casos más asombrosos fue el de un paciente que se quejaba de un do- lor en un punto específico de la es- palda. Después de diversos análisis y estudios sin descubrir la causa del problema, el paciente acudió con Brian Weiss, quien por medio de la regresión encontró que ese hombre había sido apuñalado en ese lugar en su vida pasada. Brian Weiss tardó ocho años en publicar sus hallazgos, ya que él mismo como ateo no creía en Dios ni en el alma y mucho menos en la reencarnación. Poco a poco em- pezó dudando, reflexionando en sus resultados y al final terminó creyendo en esto por completo. En un momento temió la reacción de sus colegas y la crítica científica a la que se expondría por sus “fan- tasías”. Sin embargo, una vez ya seguro de tener la verdad en sus manos, publicó en 1988 su libro Muchas vidas, muchos sabios, que rápidamente se convirtió en un best seller. Luego de publicar su libro, Weiss se asombró de la can- tidad de cartas de apoyo y recono- cimiento de muchos de sus colegas quienes lo felicitaron por revelar conceptos que ellos no se habían atrevido a expresar. Prof. Brian Weiss (1944-).
  • 53. 53 La doctora Elisabeth Kübler-Ross confrontó a los científicos que nega- ban estos hechos cuando presentó sus importantes y famosos libros so- bre la vida después de la vida, para los cuales entrevistó a miles de per- sonas que sufrieron muerte clínica, es decir, que fallecieron al cien por ciento bajo todos los criterios médi- cos, y que después de varios minu- tos, incluso horas, revivieron. Está comprobado científicamente que si el cerebro no recibe oxíge- no durante siete minutos sufre da- ños irreparables, y estas personas, después de una, dos o tres horas de muertos, regresaban con plena conciencia; y no solamente eso, sino que presentaban una nueva conciencia, con la que relataban un encuentro con un mundo espiri- tual: el famoso túnel, una luz muy atrayente, encuentros con familia- res que ya habían fallecido. Estos relatos fueron recopilados por la doctora Kübler-Ross y publicados en sus libros Life in Death y On Death and Dying. Todos estos descubrimientos re- volucionaron muchos conceptos y llevaron a muchos ateos y apáticos a cuestionarse su teoría materialis- ta, poniéndose en dudas conceptos como que lo único que existe es lo que ves, que después de la muerte y la descomposición del cuerpo no hay nada, por tanto, vive, goza y atropella a quien sea, porque sólo se vive una vez. Provocando en- tonces una nueva reflexión, ya que si en verdad existe el alma, la vida después de la vida y el regreso, ¿cuál es el plan de esta vida? Como dije, todos estos hallazgos avalan lo escrito en nuestras an- tiguas Escrituras, el Talmud, el Zóhar y los escritos del Arizal. A continuación mostraremos algu- nos ejemplos. En relación a los descubrimientos de la doctora Kübler-Ross sobre la muerte clínica, relata la Guema- rá (Babá Batrá 12b) que el hijo de Rabí Yosef, hijo de Rabí Yehoshúa, falleció y, después de varios minu- tos, revivió. En palabras modernas, sufrió una muerte clínica. Y contó a su padre su encuentro con el mun- do espiritual, para culminar con la frase: “Vi allá un mundo al revés, Dra. Elisabeth Kübler-Ross (1924-2004).
  • 54. 54 ya que las personas que desprecia- mos acá son muy importantes y honradas allá; y sin embargo, per- sonas de mucho poder aquí son menospreciadas allá. Es un mun- do al revés el que vi”. A lo que su padre respondió con una sonrisa: “No, hijo mío, un mundo al derecho viste. El mundo al revés es éste, donde a las perso- nas malvadas y adineradas, se les da mucho honor, pero no por lo que son, sino por interés, por lo que quieren obtener de ellos, in- dependientemente de qué tan pro- fanos y pecadores sean. Y sin em- bargo, a las personas puras, justas y buenas se les menosprecia. Así ocurre, hijo mío, en el mundo de la mentira, pero en el mundo de la verdad, todo cambia”. En cuanto a los hallazgos de Brian Weiss de cómo los hechos o acci- dentes de la vida pasada influyen en la presente, quiero citar lo que ha- llé en el libro Torat Nathán, donde se recopilaron las enseñanzas del Arizal a su gran alumno Rabí Jaim Vital. El Arizal le explicaba cómo las cortaduras que sufría constan- temente con cuchillos y los miedos que sentía al ver aguas caudalosas provenían de sus vidas anteriores. Esto tuvo un fuerte impacto en él. De igual forma le explicó por qué no tenía facilidad de palabra, pero sí la facilidad de acción. Todo ello a consecuencia de su vida anterior. Respecto a los resultados de las in- vestigaciones de Stevenson y Bran- chstein, que andaban tras la pista de los personajes fallecidos para com- Nuevas revelaciones de la ciencia, ya escritas hace 2000 años en el Talmud.
  • 55. 55 probar la historia relatada por sus pacientes y sujetos de estudio, citaré las palabras textuales de Rabí Jaim Vital en su libro Shaar HaGuilgu- lim: “Varias veces caminaba con mi gran maestro, de bendita memoria (se refiere al Arizal), y él me decía: ‘Sabe que fulano es reencarnación de un hombre que se llamaba tal y tal, que vivía en la aldea tal. Y por un pecado que cometió, regresó para reparar’. Sé que mi rabino nun- ca conoció o escuchó de ese hombre que falleció, e incluso nunca había visitado esa aldea. Pero nosotros, los alumnos, decidimos investigar sobre aquel hombre fallecido y fui- mos allá. Y realmente comprobamos cuán ciertas eran las palabras y los datos que nos daba el Arizal, y pre- fiero no alargar en casos y ejemplos, ya que no alcanzarían los libros…”. El mundo está prácticamente en la etapa en la que se cumplirá la profecía del Zóhar mencionada al principio de este capítulo, y poco a poco se está reconociendo lo que nosotros hemos asegurado durante siglos. Sin embargo, más vale tarde que nunca. Este tema de comparación entre la ciencia y la cabalá será ampliado en el resumen final de este libro. Nuevas revelaciones de la ciencia, ya escritas hace 2000 años en la Cabalá.
  • 57. 57 Realmente, todo lo escrito hasta ahora fue una gran introduc- ción a este capítulo, el principal del libro. Todo lo estudiado hasta ahora, es para tener una base tanto mística como científica para lograr mayor entendimiento y credibili- dad de este capítulo, que tratará sobre quién reencarnó en quién. Es decir, en todas las historias bíblicas y talmúdicas muchos personajes tuvieron una vida basada en sus hechos, malos o buenos, de la vida anterior. Por tanto, sólo sabiendo quién era cada uno de ellos en el pasado podremos entender mejor su historia. Realicé esta investigación en mu- chos libros, principalmente en el Zóhar, escrito por Rabí Shimón Bar Yojai, y en el Shaar HaGuilgulim, de Rabí Jaim Vital; en especial en el libro Guilgulé Neshamot, del gran y respetado cabalista Haramá Mipano, que vivió hace 400 años y fue alumno del cabalista Rabí Is- rael Seruk, alumno del Arizal. Creo que ya aprendimos a respe- tar las opiniones de estos grandes cabalistas, ya que vemos cómo sus conocimientos, a pesar de haber sido expresados y trasmitidos hace muchos siglos, son reconocidos y comprobados hoy por medio de la ciencia y la tecnología, desde lo di- cho por el Zóhar sobre el planeta que era esférico, la ley de la grave- dad, la inclinación del planeta, el desplazamiento de los continentes (Pangea), etc., y hasta profecías que nos acontecieron y nos acontecen en la actualidad, como el Holo- causto, el regreso a la Tierra de Is- rael, los problemas que tendremos con los musulmanes y la gran ba- talla por Jerusalén, ideas que era ilógico exponer hace 1800 años, ya que el Islam no existía, y menos todavía íbamos a atestiguar que Je- rusalén iba a ser sagrada también para ellos. Ésas y muchísimas más profecías nos hacen concluir que la fuente de información de todo esto no era humana sino celestial. Lo que hice en esta obra fue am- pliar las brevísimas frases de estos grandes cabalistas. Cuando dice: “Yosef HaTzadik reencarnó en Ye- hoshúa Bin Nun y Téraj regresó como Iyob”, etc., lo que hice, con la ayuda de Dios, fue analizar y am- pliar las vidas de ambos y resaltar cómo la falla del primero fue repa- rada por el segundo. Con esto, ten- dremos una visión más clara de por qué a cada uno de ellos ocurrió tal o cual situación, y quizá con esto, nos ayudaremos a entender un poco más lo que nos pasa en nues- tra propia vida, ya que finalmente cada uno de nosotros podrá encon- trar en las historias bíblicas y tal- múdicas acontecimientos similares a los que está viviendo. Y tal vez, entendiendo el porqué de lo que les pasó a ellos, obtengamos algo de entendimiento sobre lo que nos pasa a nosotros.
  • 58. 58 La Reparación de Adam Harishón Adam Harishón fue el primer ser humano creado directamente por el Creador. En él insufló una parte espiritual directa de Él, lo cual lo convirtió en un alma muy elevada y potente, por lo que su pecado fue inmenso. Por ello su alma regresó en nuestros patriarcas Abraham, Itzjak y Yaakob, para ser reparada. Resumamos los errores que come- tió Adam Harishón, para enten- der qué tarea de reparación tocó a nuestros patriarcas: 1.La Guemará Maséjet Sanedrín dice: “Adam fue idólatra”. Explican nuestros Sabios esta frase: “Obvia- mente que Adam reconoció a Dios, ya que hablaba con Él. Pero cuando vino la serpiente (el ángel S.M.) y los convenció de que al comer de ese fruto serían como dioses, en ese momento pensaron que eso era po- sible ya que seguramente Dios ha- bía pasado por ahí y había comido del árbol. Eso se llama idolatría”. 2.Adam se equivocó al escuchar el mal consejo de su esposa y aceptó transgredir la orden de Dios, como Dios mismo lo criticó: “Serás mal- decido porque escuchaste a tu mu- jer” (Bereshit 3:17). 3.Adam pensó que comiendo “se le abrirían los ojos”, sería más sa- bio, tendría mejor visión del poder; pero en verdad, por medio del acto de comer el fruto mezcló el bien y el mal, que hasta entonces estaban totalmente separados.A partir de ese hecho nosotros confundimos lo malo con lo bueno, no diferen- ciamos lo negativo de lo positivo. 4.Cuando Dios lo “busca”, Adam se esconde, pensando que existe la posibilidad de esconderse de Dios, tratando de evitar así su responsa- bilidad. 5.Cuando Dios le reclama el peca- do que cometió, Adam debió reco- nocer su pecado y suplicar al Crea- dor por el perdón; en lugar de ello culpa a su mujer. 6.Dios creó Siete Cielos y una Tierra. Al finalizar la Creación, puso Dios Su morada en el Paraíso Terrenal, es decir, aquí en la Tierra (sólo que en otra dimensión). Al pecar Adam, Dios se retiró y se ubicó en el Primer Cielo. Con el asesinato de Hébel por Cáin, se alejó al Segundo. En la ge- neración de Enosh, cuando comen- zó la idolatría, subió al Tercero. En la generación del diluvio, al Cuarto. En la Torre de Babel, al Quinto. Con Sedom y Amorá, al Sexto. Y con el libertinaje del imperio egipcio (an- tes de que bajáramos a él), Dios se ubicó en el Séptimo Cielo, el más alejado de nosotros. Con Adam co- menzó “la retirada”. 7.Después de que Adam tuvo a sus dos hijos, se apartó de su esposa durante 130 años, ya que vio el re- sultado de la tentación que Javá le provocó. Durante esa época, dicen
  • 59. 59 nuestros Sabios, no cuidó su pure- za masculina y derramó semen en vano; creando así seres espirituales negativos. 8.Antes de ser expulsado del Paraí- so Terrenal, después de ser juzgado y de que Dios lo convirtiera en mor- tal, y después de quitarle 98% de su alma para dejarle sólo 2% para re- parar, Adam Harishón observó en el depósito de las almas —llamado Guf— una partícula de alma muy iluminada, pero sin vida, es decir, un ser que nacería y moriría. —¿Quién es esa alma? —preguntó Adam. —Es un alma muy potente, pero no tiene vida —le respondió Dios. —Dios, me destinaste mil años de vida. Dono 70 para esa alma. Dice el Zóhar que, cuando llegó Adam a los 930 años, se arrepin- tió y no quiso donar esos 70 años para el alma que luego sería el Rey David. Entonces Dios le dijo: —No se los darás y no los vivirás. De ese modo, Adam faltó a su pro- mesa. Estos errores debían ser reparados. La tarea comenzó con Abraham Abinu cuando pidió a Dios ser el progenitor del pueblo elegido, y obtener el alma de Adam, asumiendo la reparación de todas las almas “fundidas”. Eso está insinuado en la abreviatura de las cinco letras que componen el nombre de Abraham Abinu en hebreo, y que forman la frase: “En él reparo Adam Harishón su mal”. Además, hay una increíble insi- nuación en el valor numérico de los nombres de estas dos familias; la primera, con la que comenzó el mundo: Adam, Javá, Cáin, Hébel y el tercer hijo de ellos, Shet, y la segun- da, que fue la primera del judaísmo, formada por Abraham, Sará e Itzjak. Ambas tienen el mismo valor numé- rico, para insinuarnos de esa forma que la primera familia judía vino a reparar los pecados de la primera familia del mundo. De manera que los patriarcas reparan a Adam y las matriarcas a Javá.
  • 60. 60 Es interesante analizar cómo Dios ordena a Adam que se vaya de la Tierra Sagrada, del Gan Eden, y Dios es el que ordena a Abraham Abinu: “Abandona todo y vete a la Tierra Santa…”. Además, es sabido que la cueva de Mearat Hamajpelá es la puerta del Paraíso (obviamen- te en otra dimensión) y por eso de- cidieron Adam y Javá ser enterrados ahí. Ya que por culpa de Javá salie- ron del paraíso, es por eso que ella fue la primera en ser enterrada en la puerta espiritual del Gan Edén convirtiéndose en la primer hués- ped de él. Al ser Abraham y Sará la continuación espiritual de Adam y Javá se entiende por qué Abraham Abinu se esforzó en comprar ese lugar para ser enterrados ahí. Igual que Javá fue enterrada antes que Adam, Sará fue enterrada antes que Abraham. Simbolizando así la co- nexión entre ambos (El Admor de Rájlin). Abraham Abinu repara el pecado de Adam Los tres patriarcas iniciaron la tarea de reparación corrigiendo las ocho fallas de Adam Harishón, como afirma el Zóhar al comienzo de Pa- rashat Mishpatim: “Los patriarcas son la reencarnación de Adam Ha- rishón…”. 1.Abraham Abinu nace en la casa del gran idólatra Téraj. Por natura- leza y educación, Abraham Abinu debió haber sido un gran idólatra, como lo fue su hermano Najor. Sin embargo, Abraham Abinu declara la guerra a toda la idolatría: rom- pe las estatuas de su padre, desafía al rey Nimrod, se convierte en un gran monoteísta y se dedica a di- fundir el monoteísmo. Convirtió a muchos idólatras en creyentes, para reparar de este modo, el pri- Mearat Hamajpelá en Hebrón.