Dios se revela al hombre de forma progresiva a través de los acontecimientos y las palabras. Mediante la creación y la historia de la salvación, Dios demuestra su existencia y amor por el hombre. Su revelación culmina en Jesucristo y se transmite a través de la Biblia y la tradición de la Iglesia. La fe en Dios es necesaria para la salvación del hombre.