El embarazo y el parto provocan numerosos cambios físicos y hormonales en la mujer que pueden afectar a sus relaciones sexuales. Tras el parto, muchas mujeres experimentan cansancio, cambios de humor e incluso depresión posparto debido a las variaciones hormonales, además de la nueva responsabilidad de cuidar a un bebé. Estos factores pueden inhibir el deseo sexual temporalmente, pero no deben usarse como excusa a largo plazo para no mantener relaciones sexuales con la pareja.