El documento resume las propuestas de los principales socialistas utópicos del siglo XIX como respuesta a los problemas sociales generados por la Revolución Industrial. Robert Owen propuso comunidades colectivas como la de New Lanark y New Harmony, mientras que Charles Fourier desarrolló la idea del falansterio, una unidad autosuficiente de hasta 1.620 personas organizada en torno a la agricultura, la industria y principios de solidaridad. Aunque ambas propuestas fracasaron rápidamente, introdujeron ideas fundamentales para el socialismo del siglo XIX
2. La Revolución Industrial transformó radicalmente la sociedad y el
modelo urbano, acarreando la aparición de una serie de problemas que
hasta entonces no habían sufrido las urbes europeas. Los socialistas
utópicos propusieron agrupaciones colectivas que pretendían dar
solución a esta problemática.
4. El socialismo utópico, también llamado primer socialismo, socialismo
premarxista o protosocialismo, es el conjunto de ideas políticas y
filosóficas de tendencia socialista que surgieron a comienzos del siglo
XIX y que antecedieron al marxismo (bautizado por Karl Marx y
Friedrich Engels como “socialismo científico”).
5. El término “utópico” fue acuñado por Engels en 1880 en su texto Del
socialismo utópico al socialismo científico, como una manera de
distinguir de la filosofía política que él y Marx proponían, a todas las
corrientes anteriores, a las que tildaba de “irrealizables” al no
sostenerse en un análisis propiamente dicho de la sociedad capitalista.
6. De este modo, el socialismo utópico es más un conjunto de posturas e
ideas que un movimiento estructurado y organizado, y sus
características pueden ser distintas dependiendo de cada autor y
pensador. Muchas de las tendencias del socialismo premarxista tenían
rasgos en común con el cristianismo, por ejemplo, o con diferentes
doctrinas liberales.
8. La ciudad del siglo XIX presenta una velocísima transformación en su
estructura, derivada de la sociedad capitalista e industrial. Nuevos usos
y materiales se alían para crear novedosas edificaciones que conviven
con las antiguas. Pero los problemas asociados a este hecho fueron si
cabe más acuciantes, debido a la celeridad del cambio social y urbano.
9. La implantación de este modelo urbano conllevó un
desmesurado crecimiento demográfico, produciendo grandes
problemas de hacinamiento y dejando obsoletos los servicios urbanos
de saneamiento y abastecimiento de agua. La clase obrera era la más
afectada por esta situación, siendo amontonada en reducidos espacios,
mal alimentada, con bajos salarios y condiciones laborales que
frecuentemente rozaban la esclavitud.
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11. La ciudad industrial se asoció a un foco de inmundicia tanto física
como moral. Médicos, políticos y filósofos fueron los primeros en
estudiar las condiciones de vida de esta población obrera e instaron a
replantear la problemática urbana desde otros puntos de vista.
Ante esta situación, el socialismo utópico o comunismo crítico-
utópico, pretendió dar respuesta a esta problemática mediante nuevas
fórmulas de agrupación urbana.
13. El empresario y socialista utópico escocés, fue un reputado hombre de
negocios con un altísimo salario que actuó de manera paternalista en
la gestión de sus empresas y teorizó sobre la necesidad de crear nuevas
formas de colonización.
14. Owen consideraba que el trato humanitario a los trabajadores era un
incentivo mucho más efectivo que la imposición de castigos o el
aumento de salarios, mostrándolo de forma objetiva en la dirección de
New Lanark. Su experiencia como empresario condicionó su
pensamiento, el cual se plasmó posteriormente en la ciudad de New
Harmony, en Estados Unidos.
16. En 1799, Robert Owen y otros socios compraron la fábrica de
hilados New Lanark. El empresario escocés logró obtener el respeto de
sus trabajadores, gracias a la implantación de medidas que mejoraban
sus condiciones laborables y de vida, con especial hincapié en la mejora
de la situación de los niños. Durante la crisis del algodón de Estados
Unidos, se ganó definitivamente su confianza al mantener el sueldo de
sus trabajadores durante los cuatro meses de paralización que sufrió la
empresa.
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18. En 1814, New Lanark salió a subasta, duplicando el valor por el que fue
comprada. Owen se desentendió de sus socios y buscó como aliados a
una serie de filántropos, instituyéndose él mismo como único director
de la empresa. Los socios de Owen recibirían un interés anual del 5%
del capital aportado por cada uno, mientras que los beneficios se
dedicarían a mejorar la educación de los niños y las condiciones de vida
de los obreros. Los socios aceptaron las condiciones imponiendo
ciertos requisitos en la educación de los pequeños.
19. Esta fábrica de hilados se convirtió en una de las primeras empresas a
nivel mundial en crear un ambiente de trabajo y unas condiciones de
vida aceptables para la población trabajadora, demostrando el
carácter práctico y paternalista de su director. Este aspecto fue
resaltado por Friedrich Engels en 1880 cuando afirmó que “el
comunismo de Owen se basaba en fundamentos puramente
empresariales, digamos que era el resultado de cálculos comerciales.
Siempre mantuvo este carácter práctico”.
21. Con su ideología ya madura, el empresario escocés se trasladó a
Estados Unidos, donde en 1825, compró la ciudad de Harmony, en
Indiana. Owen la rebautizó como New Harmony e instaló una nueva
comunidad que reflejó toda su filosofía.
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23. La nueva población se establecería en una parcela cuadrada en la que
se insertarían edificaciones cuadradas pensadas para una ocupación de
1.200 personas. Cada unidad se rodearía de unos 1.500 acres de
terreno para cultivar.
24. Un superintendente estaría encargado de supervisar las actividades
comunitarias, las cuales se desarrollarían en la zona central de las
unidades. Cada familia estaría integrada por un padre, una madre y dos
hijos. Si la pareja tuviera más hijos, éstos deberían alojarse en una
residencia diferente.
25. Tras dos años de funcionamiento, el proyecto de Owen en Estados
Unidos fracasó, reportándole importantes pérdidas económicas a su
fortuna personal.
27. Durante el primer tercio del siglo XIX, Charles Fourier también intentó
resolver la problemática de la ciudad industrial capitalista desde
iniciativas socialistas. El francés redactó varios tratados científicos y
filosóficos en los que proponía nuevos sistemas de agrupación colectiva
con una nueva definición social, política y arquitectónica. El resultado
de todo ello fue el falansterio, sistema de agrupación humana ideal.
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29. Para Fourier el destino del hombre lleva inevitablemente a
la asociación. Pero para acceder a esta asociación ideal, el hombre
debía superar una serie de fases de perfeccionamiento hasta llegar a
la “armonía”. Es en esta fase en la que el hombre se agruparía en
falansterios, unidades productivas que ocuparían una legua cuadrada
de suelo. Estas unidades serían totalmente autónomas y se
coordinarían con otras unidades mediante una estudiada organización
del territorio.
30. Uno de los primeros aspectos que destaca Fourier para la implantación
del falansterio es la adecuada elección del entorno. Así, establece la
necesidad de construirlo en una zona geográfica que permita implantar
cultivos variados, rodeado de colinas y cercano a un curso de agua y un
bosque. Además, debería ubicarse cercano a una ciudad grande, pero
manteniendo una distancia tal que se evitaran las molestias por parte
de la misma.
31. Estos requisitos son muy similares a los que imponían los monjes
cisterciences al terreno destinado a la implantación de sus
monasterios. Por otro lado, los materiales empleados para la
construcción del falansterio debían ser económicos, recomendando el
empleo de la madera y el hierro.
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33. La estructura arquitectónica del falansterio es simétrica y se organiza
en torno a un patio central. El centro de esta estructura estaba
destinada a algunas funciones comunitarias como comedor, bolsa,
biblioteca, salas de reunión y de estudio. En el centro de este cuerpo se
ubicaba la torre vigía, el telégrafo, las palomas mensajeras, el
observatorio y la campana de ceremonias. Tras el cuerpo principal se
situaba el patio de invierno, el cual se adornaría con plantas resinosas.
34. Las actividades ruidosas se ubicaban en una de las alas del falansterio.
Talleres, carpinterías, herrerías, se situaban juntos y separados del
resto de cuerpos, evitando molestias a los moradores. Así mismo, los
espacios destinados a las actividades infantiles se emplazarían en este
ala, al considerarlas Fourier igualmente molestas.
35. El otro ala se destinaba a residencia y hospedaje, de modo que se
pudiera obtener un descanso óptimo. En este ala además, se
encontraban las salas de baile y de reunión con extranjeros, de tal
forma que los foráneos no interferían en las actividades y vida del
falansterio.
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37. Uno de los elementos más llamativos que Fourier introduce en su
falansterio es la “calle-galería” o “peristilo continuo”. Este corredor
comunicaba las diferentes zonas del falanterio en planta primera,
permitiendo rápidos traslados entre las distintas zonas funcionales del
edificio. Este peristilo se calentaba en invierno y se ventilaba en verano,
aportando confort a todos los integrantes del falansterio. Como
modelo, Fourier escogió la galería del Louvre, pero varió las luces y la
altura.
38. Las teorías de Fourier chocaron frontalmente con las de Robert Owen,
arremetiendo el francés contra el británico en varias ocasiones en la
exposición de sus textos. Así, Fourier concluye que el británico ha
cometido tres faltas capitales:
39. Exceso de número: La unidad comunal de Owen es excesiva para el
francés, el cual propone para su falansterio una ocupación de no más
de 1.620 habitantes. Además, se buscará la heterogeneidad en el
grupo, lo que favorecerá la armonía.
40. La igualdad: Para el francés el régimen socialista es incompatible con la
igualdad de fortunas, por lo que propone un sistema retributivo basado
en acciones que dependerá de Capital, Trabajo y Talento, las tres
facultades productivas de cada integrante del falansterio.
41. La ausencia de la agricultura: Fourier critica la importancia dotada por
Owen al carácter artesanal e industrial de sus comunidades. Así,
aunque no rehuye de la industrialización, la somete a las funciones
agrícolas del falansterio.
42. Pero más allá de estas diferencias, el francés deja entrever en varias
ocasiones las diferencias religiosas que existentes entre ambos
pensadores. Fourier ataca al británico de ateísmo e inmoralidad, y no
deja de resaltar el importante papel que tendría el clero en el
falansterio.
43. Tanto la propuesta utópica de Robert Owen como la de Charles Fourier
fueron fundamentales al introducir las líneas maestras socialistas del
siglo XIX y del pensamiento utópico del siglo XX. Y ambas fracasaron en
un corto período de tiempo.