Una sociedad de hecho surge cuando dos o más personas acuerdan aportar dinero, trabajo u otros bienes para explotar una actividad comercial y compartir las ganancias. A diferencia de una sociedad legalmente constituida, una sociedad de hecho no es una entidad jurídica independiente y cada socio es responsable solidariamente de las deudas. Las sociedades de hecho deben registrarse y renovarse anualmente, así como cancelar la matrícula cuando finaliza la actividad comercial.