Este documento explora el viaje al centro del universo y de nuestra propia esencia para descubrir la unidad fundamental que conecta todas las leyes y escalas del universo. Argumenta que la geometría áurea puede ayudarnos a revelar el misterio de que la igualdad es la solución y que existe un balance cósmico entre lo de arriba y abajo, contrario a la visión de la dualidad y separación promovida por los romanos. Citando a Kepler, concluye que la geometría existió antes de la creación y es co-et
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“Soy, luego vengo; Soy, luego voy” es un viaje hasta el centro mismo del
Universo. Un viaje en el tiempo, hasta el punto central del que todo surgió;
También por el espacio, hasta el centro mismo de nuestra esencia.
Desde tiempo inmemorial existe la creencia que, en el Universo, ha de existir
un “patrón”, un “hilo conductor” que conecte todas sus leyes y escalas, dando
sentido a la idea, por muchos conocida, del principio espiritual más universal:
la UNIDAD
Pero…en nuestra realidad sólo vemos lo contrario, DUALIDAD; La visión del
poder romano, “Divide y Vencerás”. No se trata sólo del misterio que
representa la gravedad o la Luz que nos envuelve, también es la separación
de lo divino y lo humano en dos mundos diferentes: “tú y tu subconsciente”.
Sólo la geometría áurea puede ayudarnos a desvelar este misterio: la igualdad
es la solución, 1 = 2. El sentido del “balance cósmico” que nuestros
antepasados ya intuyeron en el tiempo y el espacio: “Como arriba es abajo”.
Nuestros dogmas estaban equivocados: una simple condición puede ser
nuestro “Dios”. Los antiguos “constructores” así lo “transmitieron”. Ellos
entendieron como… dejándote llevar, a través de la intuición, podrías volver a
ser el nuevo Emperador.
Muchas evidencias a lo largo de la Historia. Quizás… ¡mejor!, en palabras de
Kepler:
“La geometría existía antes de la Creación. Es co-eterna con la mente de Dios.
La geometría ofreció a Dios un modelo para la Creación… La geometría es
¡DIOS!”
Antigua tablilla babilónica en escritura cuneiforme del II milenio A.C.