1. El problema del Sujeto II
• Con la crisis del pensamiento cristiano-
medieval, la cuestión del Sujeto se vuelve
apremiante. Como hemos visto, Descartes
hace del Cogito el eje de todo su pensamiento
y moviliza a la filosofía moderna en la misma
dirección: El centro y fundamento de la
reflexión filosófica es la Conciencia ante sí
misma.

2. • Con el Cogito, Descartes continúa el
desplazamiento tomista del eje del Sujeto desde
la intimidad afectiva interpelada por la divinidad
hacia el Intelecto cognoscente. En la medida en
que él identifica verdad con certeza y caracteriza
la certeza con las notas de la evidencia
matemática: claridad y distinción, concluye
identificando el Cogito con la transparencia de la
autoconciencia.
• Desde Descartes Sujeto = Autoconciencia plena =
Racionalidad plena, de modo que todas las
restantes dimensiones de lo humano quedan en
segundo plano o definitivamente desvaloradas.

3. • De este modo, además de la problemática del
Solipsismo, el pensamiento cartesiano
consagra el rechazo del cuerpo iniciado por el
platonismo y sofisticado por la Teología
cristiana. El cuerpo deviene el mero soporte
mecánico del Sujeto, e interfiere con la
actividad de éste debido a la influencia
perniciosa de las «pasiones» o estados
emocionales de origen animal.

4. • Leibniz profundiza el Solipsismo cartesiano a
través de la postulación de las «mónadas» como
átomos espirituales «sin puertas ni ventanas» de
los que está hecha toda la realidad, incluida la
materia. De este modo, todo lo real deviene
Sujeto en distintos niveles, diferenciados
solamente por la calidad de sus
«autopercepción». Así, las mónadas que
constituyen la materia serían subjetividades con
escasa conciencia de sí mismas, mientras que las
mónadas que constituyen el pensamiento
humano se caracterizaría por una autoconciencia
casi total (Dios es el único plenamente
autoconsciente, de sí mismo y de la entera
realidad)

5. • Spinoza parte de la distinción cartesiana entre
Pensamiento y Extensión como atributos de lo
real, pero sostiene que Dios –siendo perfecto-
debe poseer ambos. De este modo, no es posible
distinguir a Dios de la Realidad, pues todo lo que
existe o es espacio-temporal o posee
pensamiento, y Dios abarca todas las
posibilidades (Deus sive Natura).
• Spinoza concluye identificando Sujeto = Dios =
Naturaleza, en tanto afirma que la única
substancia concebible es Dios y que ésta se
caracteriza por «ser en sí misma y para sí misma»

6. • Tanto Leibniz como Spinoza están de
acuerdo, por lo tanto, en proyectar el Sujeto
en todo lo real, de modo que la lógica de lo
real debe quedar supeditada a la necesidad de
certeza y racionalidad propias de la mente
humana. Ambos concuerdan en lo que Leibniz
denomina el «Principio de razón suficiente»:
Todo acontece por una razón. En otras
palabras, puesto que la realidad no es distinta
de la subjetividad, todo lo real responde a la
exigencia de racionalidad emanada del Sujeto.

7. • El principio de razón suficiente implica que la
verdad de cualquier fenómeno acontece en la
medida en que puede ser explicado
claramente ante una conciencia. Lo no-
evidente o irracional se invalida ya porque
implica una comprensión confusa de lo real
(que debe ser explicitada hasta volverse
transparente), ya por la limitación del
intelecto humano. De este modo el Sujeto
(humano o divino) se vuelve la medida de la
realidad.

8. Trabajo
• Michel Foucault. Las Palabras y las Cosas.
Cap. IX : El hombre y sus dobles.
Pregunta: ¿Cómo se modifica la imagen del hombre
en el pensamiento moderno, de acuerdo al texto?
Pauta: 2 págs, hoja carta, letra Arial 12, a un
espacio, justificado.
Fecha de entrega: 13 de Junio.