Este documento discute cómo el gasto récord en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2012 refleja una creciente influencia del dinero en la política. La decisión de la Corte Suprema de permitir donaciones ilimitadas de corporaciones a campañas políticas llevó a un aumento astronómico en el gasto total, con candidatos gastando miles de millones de dólares. Esto plantea preocupaciones sobre si los intereses de los ricos y corporaciones ahora tienen un peso desproporcionado en el proceso político estadounidense, socavando los ideales