1. La equidad en
las unidades
educativas
Esto nos enseña a vincular a
estudiantes (mujeres y hombres)
en las diferentes carreras. Por
ejemplo, en la Carrera de
Secretariado se cree que solo las
mujeres pueden ser secretarias,
esto no es así, también pueden
haber excelentes secretarios”,
así mismo pasa con los
contadores auditores, la equidad
de géneros en general debe ser
aplicada en todo tipo deámbitos
sin importar si es educativo,
laboral, etc.
Equidad de
Géneros en
la
universidad
LA EQUIDAD EN LAS
INSTITUCIONES
EDUCATIVAS
Nombre: María Lisseth Avellán Cedeño
2. La equidad de géneros
Un grupo de ponencias se centra en la presentación de
un balance crítico de tendencias principalmente sobre
el acceso a la educación superior de hombres y mujeres
a nivel mundial, regional y nacional, y con base en
datos estadísticos de varias décadas. Es el caso de las
ponencias de Jorge Papadópulos, Cristina Karen
Ovando y Moni Pizani. ¿Qué hallazgos arrojan?
En su ponencia ‘Perspectivas para la equidad degénero
dentro y fuera de la universidad: matrícula y mercado
laboral. Uruguay en una perspectiva comparada’, Jorge
Papadópulos analiza las tendencias en el acceso de
hombres y mujeres a la educación superior en América
Latina (1970-2005) y en Uruguay (1990-2012),
caracterizando como “revolución silenciosa” la
mayoritaria matrícula y graduación femenina
universitaria alcanzada en las últimas décadas.
Pese a este “espectacular” avance, el análisis de datos
de posgraduados/as y de acceso al mercado laboral
universitario y extrauniversitario según sexo en los
mismos espacios lleva a concluir a este autor que el
mayor acceso educacional y éxito académico de las
mujeres en las universidades “no ha impactado de igual
manera en las posiciones que ocupan en el mercado de
trabajo y en las remuneraciones que reciben por igual
actividad que los hombres” (s/f:14).
Género en la educación
superior
Cristina Karen Ovando también proporciona
información sobre estos temas en su ponencia
‘Superando brechas: género, educación superior y
mercado laboral’.
En esta, ella sistematiza recientes datos sobre acceso,
brechas de género en selección de carreras, acceso al
mercado laboral y acceso a la docencia,
proporcionados por el World Economic Forum, el
Banco Mundial, la Unesco y el PNUD en el ámbito
mundial y latinoamericano.
También registra información sobre el acceso desigual
de hombres y mujeres a la docencia en la Universidad
Mayor de San Simón en Bolivia.
El análisis de la data reafirma lo señalado por
Papadópulos: la relatividad del acceso femenino a las
aulas universitarias ante las desigualdades que registra
su acceso al mercado laboral.
Otra ponencia que proporciona importante
información sobre estos temas es la de Moni Pizani,
titulada ‘La educación superior de las mujeres en los
consensos universales: más allá de las cifras’.
Sobre la base del concepto de educación orientado
por un enfoque de derechos, Pizani expone los
instrumentos internacionales que vinculan
educación superior e igualdad de género;
proporciona datos de los avances en la matrícula en
la educación superior y en su feminización a escala
mundial; expone las variables explicativas del
incremento del acceso femenino universitario, pero
también señala sus límites: los patrones culturales
basados en la división sexual del trabajo y en los roles
de género que orientan la elección de áreas de
formación feminizadas y masculinizadas; la no
correspondencia en el nivel de formación y el acceso
al empleo por parte de las mujeres, y la persistencia
de brechas en la academia universitaria.
Ella plantea que para lograr cambios en la igualdad
de género en la educación superior se necesita el
desarrollo de políticas de igualdad de género,
incluyendo, de modo indispensable, su
operativización en la vida cotidiana universitaria.
La violencia de géneros es un tema que
se pretende erradicar y ya lleva años en
su lucha, por lo general esto se da por la
educación recibida desde casa que al ser
pobre,el hombrese cree superior que los
demás y comienza a agredir cuando se
siente inferior.