El documento presenta varias perspectivas sobre el imperialismo europeo en el siglo XIX y principios del siglo XX. En primer lugar, se justifica la política colonial como una forma de aliviar la superpoblación o el exceso de capital en las potencias europeas, creando nuevos mercados y salidas comerciales. Luego, se argumenta que las razas superiores tienen el deber de civilizar a las inferiores. Más adelante, se describe el orgullo europeo por su dominio territorial global y el éxito de aumentar la población y el nivel de vida. Final