El documento analiza las bienaventuranzas de Jesús en el Evangelio. Jesús propone un camino opuesto a la idea de que la felicidad es un premio por buena conducta. Predice que los que le sigan encontrarán dificultades como la pobreza y la persecución, pero serán felices porque tendrán el Reino de los Cielos, es decir, el amor de Dios que les dará alegría y consuelo.
2. En esta fiesta de todos los
santos leemos el evangelio
de las bienaventuranzas.
Jesús toma una fórmula
literaria típica del antiguo
Israel: la bendición del
hombre justo que cumple
la voluntad de Dios.
Para los israelitas, una vida
próspera, feliz y en paz era
un premio de Dios. Si
alguien era desgraciado es
porque Dios le había
castigado por algo...
3. Siguiendo este
razonamiento, la felicidad
se convierte en un pago por
buena conducta.Y esto
puede llevar a
enorgullecerse a aquellos a
quienes les van bien las
cosas. En cambio, no
explica el misterio del
dolor: ¿por qué a veces las
personas buenas padecen
injustamente o sufren
calamidades que no se
merecen?
4. Jesús propone un camino
opuesto a esta mentalidad
de la retribución.
Incluso para los creyentes
de hoy resulta
revolucionario o difícil de
entender.
Felices los marginados, los
pobres, los que sufren
persecución... ¿Por qué?
5. Para los críticos del
cristianismo, como
Nietzsche, las
bienaventuranzas son una
apología de la
mediocridad, un consuelo
para que los pobres se
resignen a su suerte. Hay
quienes hacen una lectura
masoquista de este
evangelio. Esta lectura se
opone a la plenitud y la
dignidad del ser humano.
6. Pero el cristianismo, bien
entendido, es lo contrario:
Dios quiere la plenitud del
ser humano. Jesús conoce
muy bien la naturaleza
humana, los anhelos de la
persona, sus debilidades y
sus sueños. Pero es realista
y sabe que, a menudo,el
camino hacia lo que desea
nuestro corazón está
sembrado de dificultades y
pruebas.
7. Jesús no está a favor del
sufrimiento porque sí. Lo
que está diciendo es que
aquellos que se propongan
seguirlo y predicar su Reino
van a toparse con
dificultades.
Van a ser pobres,
rechazados, perseguidos.
Sufrirán la incomprensión
de los suyos...
Algunos llegarán a morir a
manos de la justicia.
8. Jesús está avisando a
sus discípulos: es a ellos
a quien se dirige. No les
vende promesas de
éxito. No quiere
engañarlos: los advierte
para que estén
preparados.Van a
afrontar muchas
pruebas dolorosas.
9. Pero, pese a todo,
¡felices ellos! Porque
serán saciados,
compadecidos y
apoyados.
Porque suyo será el
Reino de los Cielos.
No como se posee una
casa o una tierra. El
Reino no es una
propiedad sino un don: el
amor del mismo Dios,
entregado por ellos.
10. Serán poseídos y
colmados por ese amor.
Y ese amor será su
alegría, su paz, su
consuelo.
No podemos leer las
bienaventuranzas
separadas del resto del
evangelio: Jesús siempre
nos habla de su Reino.Y
el Reino es la perla
preciosa que vale más
que todos los tesoros del
mundo.
11. Por el Reino vale la pena
dejarlo todo, como
hicieron los discípulos.
La perla preciosa, en
realidad, es el mismo
Jesús: el mismo que se
hará pan de vida. Los
bienaventurados no
serán los cumplidores ni
los afortunados, sino los
sencillos de corazón que
creerán y se dejarán
alimentar por él.