Carta de Sabrina Shorff enviada al juez Kevin Castel
Toman las huellas al sospechoso de los crímenes que imputan a Pablo Ibar
1. AL DÍAMARTES, 15 DE SEPTIEMBRE DE 2009 11DV
SUCESOS
MIAMI. Las huellas dactilares de
William Ortiz, sospechoso de los
asesinatos por los que ha sido con-
denado a muerte en Estados Uni-
dos el joven de origen guipuzcoa-
no Pablo Ibar, fueron tomadas ayer
en un tribunal del estado de Flo-
rida (EE UU), dentro de un proce-
so judicial para la revisión del
caso. Las huellas de Ortiz, de 37
años y de origen portorriqueño,
fueron tomadas por un experto de
la defensa de Ibar en las dependen-
cias del tribunal de Fort Lauder-
dale, en el norte de Miami y don-
de se tramita el caso.
Ortiz está condenado a cadena
perpetua en una cárcel del estado
de Florida por otros crímenes,
mientras que Ibar permanece des-
de el año 2000 en el corredor de la
muerte en el penal de Raiford, en
Starke, al norte del estado, conde-
nado por un triple asesinato co-
metido en 1994.
Antes de que le tomaran las
huellas a Ortiz, el abogado de Ibar,
Benjamin Waxman, indicó al juez
encargado del caso, Jeffrey Leven-
son, que su objetivo es «tener com-
pletadas estas pruebas antes de
proceder con las del ADN» de Or-
tiz para compararlas con las ha-
lladas en el lugar del crimen. «Pri-
mero haremos las pruebas de hue-
llas dactilares, luego las de ADN,
y el próximo 19 de octubre volve-
remos al tribunal» para detallar
los resultados, explicó Waxman al
concluir la vista judicial.
Sin objeciones
Durante la vista judicial, el letra-
do de Ortiz, Jason Pensky, no pre-
sentó ninguna objeción a Waxman,
como tampoco lo hizo la Fiscalía,
que, sin embargo, en audiencias
previas había puesto todo tipo de
trabas a que se practicaran las
pruebas al sospechoso.
Pensky dijo que su cliente no te-
nía nada que ocultar y que estaba
dispuesto a que se le practicaran
nuevas pruebas de huellas dacti-
lares y de ADN, como había soli-
citado el juez Levenson.
Waxman pidió que se le practi-
caran estas pruebas después de
que el testigo Juan Gispert decla-
rara, tras ver en un programa de
televisión de Miami una entrevis-
ta con el español, que Ortiz le ha-
bía confesado que él era el autor
de los asesinatos imputados a Ibar,
sobrino del ex boxeador José Ma-
nuel Ibar Urtain.
En la declaración jurada, Gis-
pert dijo al abogado defensor de
Ibar que Ortiz le confesó que era
el autor de los asesinatos de Casi-
mir Sucharsky, dueño de un club
nocturno, y dos modelos, Sharon
Anderson y Marie Rogers, que es-
taban en su casa de Miramar. Los
crímenes fueron grabados por cá-
maras de seguridad.
La defensa de Ibar, hijo de Cán-
dido, pelotari puntista de Zestoa,
y madre cubana ya fallecida, ade-
lantó que «es posible que las hue-
llas tomadas a Ortiz no coincidan»
con las 31 recogidas en el domici-
lio de Sucharsky en Miramar,
como tampoco coinciden las de
Ibar, precisó.
En ese caso, prosiguió Waxman,
«continuaremos con las otras prue-
bas que ya tenemos y nos movere-
mos para pedir un nuevo juicio»,
señaló el letrado, quien reiteró que
«no significa mucho si las pruebas
de huellas dactilares resultan ne-
gativas» y no coinciden con las que
los asesinos dejaron en paredes y
muebles de la vivienda.
Durante las sesiones de la au-
diencia probatoria de marzo pasa-
do, Kayo Morgan, el primer abo-
gado que defendió a Ibar, recono-
ció que cometió graves errores
cuando defendió a su cliente.
Morgan, abogado de oficio, ad-
mitió que su representación fue
muy deficiente porque atravesa-
ba un complicado período de su
vida por los problemas de su espo-
sa, que era drogadicta, así como
por su mala salud.
Además, un experto facial bri-
tánico declaró que la imágenes del
vídeo eran «granuladas y borro-
sas» y la calidad de la grabación
pobre, por lo que no era posible
concluir que el asesino e Ibar sean
la misma persona. N EFE
William Ortiz, a quien un testigo acusa de los tres asesinatos. /EFE
Toman las huellas al sospechoso de
los crímenes que imputan a Pablo Ibar
El abogado de William Ortiz dice que
su cliente no tiene nada que ocultar
También se practicarán pruebas de ADN
para saber quién cometió los crímenes