Miguel Hernández se ubica entre dos generaciones poéticas, recibiendo influencia de la generación del 27 y teniendo como contemporáneos a la generación del 36. Su poesía combina la tradición de los clásicos españoles con las vanguardias de principios del siglo XX. Integra elementos tradicionales como el soneto y el romance con técnicas vanguardistas como la metáfora surrealista. Esta fusión de lo clásico y lo innovador lo convirtió en una gran influencia poética posterior a la guerra civil española.