El documento describe la evolución de las ciudades desde sus orígenes hasta la actualidad. Comienza explicando conceptos básicos sobre qué es una ciudad y sus características. Luego, detalla la historia de las ciudades en diferentes períodos como la Edad Antigua, la Edad Media, la Edad Moderna y el Renacimiento, enfocándose en aspectos como la organización espacial, funciones, arquitectura y urbanismo de las ciudades en cada época. Finalmente, resume brevemente algunas características del urbanismo durante el período Bar
1. LA CIUDAD
República Bolivariana de Venezuela
Ministerio del Poder Popular para la Educación
Superior
I.U.P. Santiago Mariño
Extensión Barcelona
Urbanismo
Barcelona, 1 de mayo de 2021
Estudiante:
Maria Maita
C.I: 29538934
2. Una ciudad es una comunidad de
asentamiento, es decir, un espacio social
donde un colectivo humano reside, se
organiza y se reproduce socialmente. Como
toda comunidad humana contará con sus
propias pautas de organización, con su propia
política, puesto que quienes participan de la
vida de la ciudad forman parte de un colectivo.
CIUDAD
Una ciudad es un espacio urbano con alta
densidad de población, en la que predomina
el comercio, la industria y los servicios. Se
diferencia de otras entidades urbanas por
diversos criterios, entre los que se incluyen
población, densidad poblacional o estatuto
legal, aunque su distinción varía entre países.
La población de una ciudad puede variar
entre unas pocas centenas de habitantes
hasta decenas de millones de habitantes. Las
ciudades son las áreas más densamente
pobladas del mundo, por ejemplo São Paulo
con sus cerca de 20 millones de habitantes2
tiene una densidad poblacional
aproximadamente 7160 habitantes por
kilómetro cuadrado, mientras que todo Brasil
cuenta con poco más de 22 hab./km².
3. La historia de las ciudades del mundo es en
general larga, dado que las primeras ciudades
habrían surgido entre quince a cinco mil años atrás,
como asentamientos permanentes poco complejos.
Las sociedades sedentarias que viven en ciudades
son frecuentemente llamadas civilizaciones. La
rama de la historia y del urbanismo encargada del
estudio de las ciudades y del proceso de
urbanización es la historia urbana. Las primeras
ciudades verdaderas son a veces consideradas
aquellos grandes asentamientos permanentes
donde sus habitantes ya no eran los simples dueños
de las áreas cercanas al asentamiento, sino que
pasaron a trabajar en ocupaciones más
especializadas en la ciudad, donde el comercio, la
provisión de alimentos y el poder fueron
centralizados.
LA CIUDAD DESDE SUS
ORÍGENES HASTA LA
ACTUALIDAD
4. Edad Antigua
En Sumeria se trata de “ciudades-estado”, regidas por valores de tipo
religioso y militar, donde se aprecia un orden arquitectónico geométrico
y una diferenciación por ciudades destacaban los grandes templos y
palacios orientados hacia la salida del sol.
En Mesopotamia, las ciudades son pequeñas
y amuralladas, tenían un trazado irregular, el
cual se fue haciendo reticular con el pasar del
tiempo. Se construían alrededor del templo, las
casas tenían un patio y alrededor de éste se
localizaban las habitaciones, eran casas
cerradas debido al clima y a la defensa. Las
construcciones son de barro cocido y adobe,
por lo que quedan pocos restos.
Las ciudades del mundo antiguo respondían a una concepción
simbólica del espacio, propia del pensamiento mágico y del
pensamiento religioso. El ordenamiento del espacio debía ser
coherente con la cosmogonía y la orientación astro lógica de cada
cultura.
5. Edad Antigua
En la antigua Grecia, el inicio del pensamiento urbano se suele
situar por los estudiosos en las ciudades ideales de Platón y
Aristóteles. La ciudad es, para Platón, un espacio para la vida social
y la vida espiritual y debe estar encaminada a elevar a los hombres a
la virtud. Platón diseña hasta tres modelos de ciudades teóricas o
ciudades ideales, siendo su característica común la planta circular.
Junto al ágora, destacan en la ciudad griega la relevancia de sus
templos, palacios, museos, gimnasios, teatros, parques urbanos,
bibliotecas. Todo ello constituye un conjunto que responde a la
geometría espacial de la época. Otro elemento importante que
aparece en el urbanismo griego es la vía principal de la ciudad, sobre
la que se alinean las edificaciones más importantes.
En el Egipto Antiguo, el espacio urbano se
estructuraba teniendo en cuenta la orientación de los
puntos cardinales en dos ejes, Norte-Sur (paralelo al
Nilo) y Este-Oeste (el trayecto solar). La ciudad egipcia
plantea una organización espacial con arreglo a un
orden jerárquico, situando en el centro urbano los
templos y palacios. Las calles y los barrios se disponen
dentro de una red octogonal donde el agua adquiere un
especial protagonismo dentro de la escena urbana.
6. Edad Antigua
Las ciudades romanas fueron herederas del urbanismo
griego, de sus criterios de racionalidad, funcionalidad,
armonía y orden. Recogieron también la tendencia griega
al cercamiento de los espacios y el valor de la perspectiva
o visión de conjunto. En la ciudad romana destaca en
primer lugar el foro, después los templos y palacios, las
termas, los anfiteatros y los circos, así como el arte
urbano, que es en Roma más psicológico y extrovertido
que el griego, más estético e interiorista.
Las ciudades sometidas al yugo romano deberán
ceder su propia tradición urbana a las
condicionantes impuestas por el urbanismo
romano, donde se encuentra de forma
característica el desarrollo de las dos calles
principales, ortogonales con orientación este-
oeste (de cumano) y norte-sur (cardo) permitiendo
el desarrollo del Foro como ensanchamiento del
punto de cruce de ambas calles. Estas ciudades
se amurallaban y las dos calles en cruz remataban
sus extremos exteriores en cuatro puertas de
entrada y control a la ciudad. Otro elemento
importante en el desarrollo de la ciudad lo
constituye el acueducto, pieza de ingeniería
hidráulica que confiere a cada ciudad un
desarrollo particular en su morfología y paisaje
dependiendo de su acceso, recorrido,
necesidades de altura, así como del desarrollo de
las pilas o bancos de agua limpia que se repartían
por la ciudad para proveer del líquido a la
población.
7. Antigüedad
Tardía
La crisis del siglo III es el inicio de la decadencia
de la ciudad clásica, en la mitad occidental del
Imperio. Las sucesivas invasiones, que se
convirtieron en un fenómeno de larga duración
hasta el siglo VIII, obligaron a costosas inversiones
defensivas, visibles en el amurallamiento (un buen
ejemplo son las murallas de Lugo). Junto con otros
cambios sociales y políticos internos del Bajo
Imperio Romano (rebeliones como las bagaudas), la
ciudad decayó en importancia: las élites urbanas
procuraron eludir el aumento de la presión fiscal y
optaron por la ruralización. Instituciones que
constituían el corazón de la vida urbana como los
collegia de oficios (similares a gremios) y las
autoridades públicas (ediles), sometidos al principio
hereditario forzoso para controlar la recaudación de
impuestos, son vistos ya no como un honor
ventajoso, sino como una carga.
Es el momento en que las villae del
campo se hacen más lujosas, y se
orientan a la autosuficiencia, lo que
rompe los vínculos que conectaban el
campo con la ciudad y la red de
ciudades con Roma. Las ciudades,
con mucha menos población, ven
desaparecer las funciones lúdicas,
sociales, políticas y religiosas de sus
grandes hitos urbanos (anfiteatros,
termas, templos, basílicas), en
beneficio de nuevas funciones
religiosas en torno a la imposición del
cristianismo, nueva religión oficial a
partir de Teodosio. El obispo pasa a
ser la principal autoridad urbana.
8. Edad Media
La ciudad medieval aparece como lugar cerrado
dentro del paisaje agrícola y forestal, sirviendo de
fortaleza defensiva y refugio de los habitantes y
campesinos del entorno, a la vez que constituye el
mercado del área de influencia. Estas ciudades se
desarrollaron con la expansión agrícola iniciada en
el siglo XII que generó prosperidad económica y
favoreció los intercambios comerciales que se
realizaban en núcleos urbanos ya existentes,
aunque despoblados desde el fin del Imperio
Romano. Estos intercambios también se llevaban a
cabo en los castillos y en los monasterios del feudo,
especialmente si estaban situados en alguna ruta
comercial transitada o tenía puerto.
A estos centros acudían los campesinos a vender
sus excedentes (cereales, frutas, carne, etc), a la
vez que compraban artículos de uso cotidiano
elaborados por los artesanos (herramientas,
cerámica, ropa, etc). Por ello el comercio ha sido
caracterizado como su función principal, y por ese
motivo se requirió que hubiera disposición de
plazas o espacios públicos para poder realizar
tareas de mercado.
Poco a poco los artesanos y comerciantes fueron
estableciéndose allí, creando nuevos barrios llenos de
talleres y establecimientos de artesanos y mercaderes
denominados burgos, por eso a los habitantes de
estas nacientes ciudades se les llamaban burgueses.
Es así que la burguesía con el tiempo logra constituir
una nueva clase social cuya riqueza no está ligada a
la posesión de tierras pero, con el paso del tiempo,
algunos de ellos se fueron haciendo ricos y prósperos,
lo que hizo que a su vez acumularan más poder. Este
hecho hizo que se produjera dentro de esta clase
social una división.
9. Edad Media
Las ciudades medievales estaban rodeadas de
altas murallas para su protección y algunas
contaban con una fortaleza construida dentro del
recinto de la ciudad conocida como ciudadela. En
sus puertas se cobraban los impuestos sobre las
mercancías que entraban en la ciudad. Las
puertas se cerraban por la noche pero por el día
permanecían abiertas. Los edificios más
destacados eran la catedral, la casa consistorial, la
universidad, la lonja, las Iglesias y conventos, las
hospederías, los hospitales y los palacios de
algunos nobles y burgueses.
La ciudad se dividía en barrios, cada uno con su
propia parroquia. Disponían de un gran espacio
abierto, la plaza del mercado, donde los
comerciantes y campesinos instalaban sus
tenderetes y en el que tenían lugar los principales
acontecimientos de la ciudad: las representaciones
de los artistas, las celebraciones festivas y los
ajusticiamientos. El resto del espacio estaba
ocupado por un enjambre de viviendas que
propiciaban calles estrechas y tortuosas, tras las
cuales, se encontraban pequeños huertos y
corrales.
El ambiente de las ciudades era insalubre en
general, pero variaba dependiendo de cada
ciudad. Algunas ciudades y villas estaban
empedradas y pavimentadas, era muy común el
pavimento de guijarros y adoquines, unas pocas
ciudades continuaron la tradición romana del
opus spicatum como se puede ver en la Piazza
del Campo de Siena, otras no contaban con
pavimento en absoluto y las calles se
encontraban totalmente embarradas. Los
desperdicios se arrojaban en vertederos
extramuros conocidos como vaciaderos.
10. Edad Media
El sistema de alcantarillado consistía en una serie de canales, unas
veces cubiertos con losas y otras al descubierto, conocidos como
atarjeas que servían tanto para canalizar las aguas residuales como
para drenar el agua de lluvia hacia cuerpos de agua fuera de la
ciudad, como ríos o lagos. En algunas ciudades se siguieron
utilizando las cloacas, acueductos y baños de origen romano. Por
ellas correteaban también los animales domésticos (gallinas, cerdos,
etc.) que poseían algunos habitantes. Por todo esto, las
enfermedades eran frecuentes. Muchas viviendas contaban con
estructuras o elementos de madera lo que sumado al uso de velas
para la iluminación producía numerosos incendios.
Edad Moderna
Renacimiento
El auge del pensamiento racional durante este periodo determinó un
resurgir de las concepciones aristotélicas y platónicas sobre la ciudad.
Se trata ahora de una ciudad señorial donde los hombres se dedican
a cultivar las artes y las letras, en la que vuelve a resurgir el ágora
como centro público donde compartir los conocimientos. Una ciudad
donde el arte urbano adquiere un protagonismo importante, cuyas
calles invitan al paseo y a la conversación.
11. Edad Moderna
Renacimiento
Estas ideas influirían notablemente en el
urbanismo de los nuevos territorios americanos. En
efecto, la conquista de América, iniciada en el siglo
XVI, permitió a los urbanistas llevar a la práctica en
un territorio virgen las ideas utópicas del modelo
griego, construyendo ciudades conforme al
planteamiento aristotélico. conforme al modelo
político de plaza mayor donde las cabeceras eran
ocupadas por la iglesia y el Ayuntamiento o concejo
y en los laterales las casas de la gente principal
(cuando eran de nueva planta y no se asentaban
sobre la edificación prehispánica).
El Renacimiento surge en la República de
Florencia. Los grupos sociales dominantes pasan a
residir en el interior de las ciudades, formando la
nobleza urbana. Así, a partir del siglo XV el paisaje
urbano verá aparecer el nuevo tipo edificatorio: los
palazzi. Surge la figura del arquitecto y el proyecto
arquitectónico, entre los que destacarán
Brunelleschi, Alberti, Filarete, Scamozzi... que
llevarán a cabo tratados sobre ciudades ideales.
Barroco
En el barroco se produce un cambio radical en el
modo de entender la ciudad. El espíritu de la
“ciudad-estado” cerrada en sí misma que de un
modo u otro había subyacido en la ciudad medieval y
en el Renacimiento, desaparece para dar paso a la
ciudad capital del Estado. En ella, el espacio
simbólico se concibe subordinado al poder político,
cuyo papel sobresaliente tratará de destacar la
arquitectura urbana mediante un nuevo
planteamiento de perspectivas y distribución de
espacios. Los elementos formales cobran fuerza
frente al carácter humanista de la polis griega. La
ciudad del barroco se ve como la imagen de su
gobernante, cuya importancia se mide por su
tamaño y por el número de sus habitantes.
12. Edad Moderna
Barroco
A la planificación centralizada de la ciudad ideal renacentista se
contrapone la visión de la ciudad capital barroca, más dinámica y
abierta a sus propios límites, y al mismo tiempo punto de referencia
para todo el territorio.
Durante el Renacimiento, la ciudad se encontraba encerrada en sí
misma, de manera física y sensible, ya que el habitar se limitaba
casi exclusivamente a lo que sucedía dentro de las murallas. En
una escala menor, los espacios públicos eran poco comunes y los
espacios privados muy frecuentes. El proceso de urbanización del
Barroco fue el motor del de la configuración de la ciudad como un
todo.
Así, la ciudad comienza a formar parte del paisaje y se adueña
del mismo. El exterior se integra al interior como un integrante más
del espacio. Lo que antes era una planta cerrada ahora se “abre”
para producir una vinculación entre lo artificial y lo natural,
provocando puntos de encuentro entre el mundo de la ciudad y el
mundo natural del jardín y del paisaje.
13. Edad
Contemporánea
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, el proceso colonial y la
consecuente apertura de nuevos mundos amplían la geografía económica
de Europa y hacen surgir un nuevo modo de entender la actividad
empresarial. Resulta ahora necesario poner al servicio de la producción
nuevos medios tecnológicos, nuevas condiciones de accesibilidad y, sobre
todo, una nueva distribución del espacio. La entrada en escena de la
energía eléctrica favorece el surgimiento de las coronas periféricas de las
ciudades, cuyos suelos vacantes son ocupados por los nuevos
asentamientos industriales y laborales, dando lugar a una nueva
concepción de separación espacial entre producción y gestión.
La población urbana se distribuye formando arcos más o menos amplios
en torno al núcleo urbano, en un movimiento centrífugo. En el arco exterior
se sitúan las crecientes masas residenciales, constituidas por la nueva
mano de obra inmigrante para la industria. Son los “barrios obreros”,
típicos de los extrarradios de las grandes ciudades, densamente poblados,
con escasos servicios y en general con pocas condiciones de
habitabilidad. En estos barrios se concentra la masa laboral, que comparte
la periferia con las grandes e insalubres instalaciones industriales.
14. Edad
Contemporánea
Hasta la llegada de la Revolución industrial la
intervención de los poderes públicos en el campo
urbanístico había sido muy limitada, en su mayor parte
se trataba de medidas orientadas a la sanidad y a la
reglamentación de las edificaciones situadas en los
conjuntos monumentales o en áreas centrales de la
ciudad. Ahora, el nuevo entramado de intereses nacido
al amparo del “desarrollismo industrial”, convertirá al
urbanismo en una trama social y política,6 donde los
poderes públicos tendrán que intervenir para reducir
las tensiones que se generan en este campo cada vez
más conflictivo.
Estos elementos fueron los que provocaron un
cambio profundo en todo lo referente a la morfología
urbana de las ciudades, creando espacios que llevaron
a la búsqueda de soluciones reformatorias en el marco
de las teorías políticas del utilitarismo que
proporcionarían una preocupación en la ordenación
urbana de las ciudades.7 Nacen así elementos
indispensables en las ciudades industriales: Un
sistema eliminación de las aguas negras, uno de
distribución de agua potable, y otro de transportes
dentro una misma ciudad.
En 1898 Ebenezer Howard publica sus
teorías acerca de la ciudad jardín, que
influiría poderosamente en el urbanismo
de los Estados Unidos. El modelo que
propone Howard pretende aglutinar todas
las ventajas del campo con las de la
ciudad, evitando los inconvenientes de
ambos. Se trata de una ciudad en
equilibrio, donde se compatibilizan
actividades agrarias e industriales en un
medio ambiente cuidado que favorece el
estudio intelectual y la vida sana.
15. Edad
Contemporánea
En el Reino Unido habían visto la luz durante la segunda
mitad del siglo XIX movimientos a favor de los parques
urbanos, se habían creado barriadas de iniciativa pública,
existía ya una prolija legislación en materia sanitaria y de
reforma de la viviendas, habiéndose establecido formas de
control del crecimiento de las ciudades industriales, de la
calidad de los edificios, normas sobre estética, volúmenes,
etc. La ciudad jardín se plantea no solamente como una
inversión ventajosa en el plano social, sino también como
un proyecto financieramente rentable.
En España, donde la actividad urbanística ha sido mucho
más escasa, irrumpe la figura de Arturo Soria. Este autor
planteó su idea de ciudad lineal y dio lugar a la creación de
un movimiento urbanístico de amplia influencia en Europa.
Dicho movimiento se aglutinó en torno a la Revista La
Ciudad Lineal dirigida por el propio Soria y cuya
publicación se inició en 1897. La ciudad lineal puede
crecer todo lo que se quiera en sentido longitudinal, desde
Cádiz a San Petersburgo, decía su autor, es la anchura la
que delimita el crecimiento, con el fin de asegurar una
distancia adecuada y constante desde cualquier punto de
la franja, al eje dorsal de las comunicaciones.
En definitiva, es en el siglo XIX cuando el
urbanismo se convierte no solamente en una
corriente de pensamiento científico, sino, y
sobre todo, en una técnica para la
distribución de los espacios públicos y
privados, y de los usos o actividades que
pueden en ellos desarrollarse. Estas
técnicas tenían que acabar teniendo un
contenido jurídico para poder ser impuestas,
así que su evolución dio lugar al Derecho
urbanístico, compuesto de normas jurídicas
y figuras de planeamiento que regulan el
ejercicio del derecho de propiedad y
disciplinan la actividad urbanizadora y
edificatoria sobre el suelo.
16. Características que definen el
carácter urbano ó rural de un
espacio
Los rasgos característicos poblacionales del espacio
urbano son su alta densidad , su menor extensión y la
dotación de todo tipo de infraestructuras; además de la
particularidad de las funciones propias urbanas,
especialmente las económicas, concentrándose la
actividad y el empleo en los sectores secundario y
terciario, con menos participación del sector primario.
Los espacios o áreas urbanas suelen ser
definidos previamente por criterios numéricos
de población (por ejemplo 5.000 en Chile;
2.500 en Estados Unidos y 2.000 en Argentina).
Por otro lado, pueden aplicarse criterios cualitativos y
cuantitativos funcionales como que el sector económico
dominante no sea el primario, sino el sector secundario -
ciudad industrial- o los servicios -ciudad de servicios-,
entre otros. Existen incluso áreas de agrociudades, que
no caen en estas dos clasificaciones de sectores.
17. En Venezuela, la población rural ha sido determinada
como “la residente en centros poblados por un número
no superior a los 2.500 habitantes, incluyendo la
población diseminada” (Instituto Nacional de Estadística,
INE)
El paisaje rural, que caracteriza a casi todas las áreas
rurales, es estudiado por la geografía rural , aunque
incluye también las zonas dedicadas a otros usos
(residenciales, industriales, de transporte o de servicios)
en divisiones territoriales clasificadas previamente como
rurales (atendiendo a criterios numéricos de población o
funcionales ).
El espacio o área rural es el territorio no
urbano de la superficie terrestre o parte de
una división territorial que no está
clasificada como área urbana o de
expansión urbana: son las áreas no
urbanizadas al menos en su mayor parte o
destinadas a la limitación del crecimiento
urbano, utilizadas para actividades
agropecuarias, agroindustriales, extractivas,
de silvicultura y de conservación ambiental.
Características que definen el
carácter urbano ó rural de un
espacio