1. Las Ciudades y
su Historia. Alumno: Samuel
Soehne Katz.
C.I.: V-21.238.233
Asignatura:
Urbanismo Sec. C
Escuela: N° 41
2. Actualmente, una ciudad es el nombre
que reciben los asentamientos urbanos de
la población humana de una nación, es
decir, los espacios urbanos densamente
poblados y artificialmente modificados para
albergar comunidades humanas, dotadas a
su vez de funciones y atribuciones tanto
políticas, económicas y administrativas.
No existe un criterio único para definir qué
es y qué no una ciudad, al menos a partir
del número de habitantes. Una ciudad
puede tener cientos de habitantes, o
millones de ellos.
Las grandes ciudades han debido
organizarse en base a unidades
geográficas y políticas más pequeñas, para
poder ser gobernadas. Razón por la cual
se dividen en municipios, dotados de
alcaldes y representantes locales o
barriales.
Esta clasificación también tuvo su impacto
en la constitución de la democracia
republicana, ya que los habitantes debían
ser censados para poder ejercer de
manera ordenada el voto.
3. Las ciudades tienen su origen en la
antigüedad a razón del descubrimiento de
la agricultura, lo cual provocó que el
hombre abandonase su existencia nómada
para cazar y adquiriese una postura más
sedentaria con el fin de proteger y trabajar
sus tierras.
Lentamente la concentración de aldeas
pequeñas fue dando origen a las primeras
ciudades, que aparecieron cerca de los
cuerpos de agua de la Asia Menor hace
unos 10.000 años.
En el Egipto Antiguo, el espacio urbano
se estructuraba teniendo en cuenta la
orientación de los puntos cardinales en dos
ejes, Norte-Sur (paralelo al Nilo) y Este-
Oeste (el trayecto solar). La ciudad egipcia
plantea una organización espacial con
arreglo a un orden jerárquico, situando en
el centro urbano los templos y palacios.
Las calles y los barrios se disponen dentro
de una red octogonal donde el agua
adquiere un especial protagonismo dentro
de la escena urbana.
Al Este del Nilo la ciudad presentaba su
mayor actividad. Los egipcios
interpretaban, en su cosmovisión, el
amanecer, y toda la tierra al Este del Nilo
representan al nacimiento, a la vida. La
necrópolis, las pirámides, el valle de los
reyes, todos se encuentran al oeste.
4. En la antigua Grecia, la cultura se
decanta por el pensamiento racional, por la
autonomía racional del hombre. Para los
sofistas como Protágoras, “El hombre es la
medida de todas las cosas”, por tanto, la
ciudad debe de estar también a la medida
del hombre. El racionalismo impregna tanto
al pensamiento político griego como al
filosófico que, en cuanto tal, se inicia en
ese momento. El inicio del pensamiento
urbano se suele situar por los estudiosos
en las ciudades ideales de Platón y
Aristóteles. Platón diseña hasta tres
modelos de ciudades teóricas o ciudades
ideales, siendo su característica común la
planta circular que muchos autores
atribuyen a influencias indoarias en el
Las ciudades romanas fueron
herederas del urbanismo griego; de sus
criterios de racionalidad, funcionalidad,
armonía y orden. Recogieron también la
tendencia griega al cercamiento de los
espacios y el valor de la perspectiva o
visión de conjunto. En la ciudad romana
destaca en primer lugar el foro, después
los templos y palacios, las termas, los
anfiteatros y los circos, así como el arte
urbano, que es en Roma más psicológico y
extrovertido que el griego, más estético e
interiorista.
5. Pero la aportación romana más original
se halla en los campamentos militares,
como corresponde al sentido práctico de
esta civilización. Hay que distinguir
entonces entre la ciudad de Roma
propiamente dicha y las ciudades
incorporadas al imperio romano. Estas
ciudades sometidas al yugo romano
deberán ceder su propia tradición urbana a
las condicionantes impuestas por el
urbanismo romano.
Otro elemento importante en el desarrollo
de la ciudad lo constituye el Acueducto,
pieza de ingeniería hidráulica que confiere
a cada ciudad un desarrollo particular en
su morfología y paisaje dependiendo de su
acceso, recorrido, necesidades de altura,
así como del desarrollo de las pilas o
bancos de agua limpia que se repartían por
la ciudad para proveer del líquido a la
población.
La crisis del siglo III es el inicio de la
decadencia de la ciudad clásica, en la
mitad occidental del Imperio. Las sucesivas
invasiones, que se convirtieron en un
fenómeno de larga duración hasta el siglo
VIII, obligaron a costosas inversiones
defensivas, visibles en el amurallamiento.
Junto con otros cambios sociales y
políticos internos del Bajo Imperio Romano,
la ciudad decayó en importancia: las élites
urbanas procuraron eludir el aumento de la
presión fiscal y optaron por la ruralización.
6. La ciudad medieval aparece como lugar
cerrado dentro del paisaje agrícola y
forestal, sirviendo de fortaleza y refugio de
los habitantes, a la vez que constituye el
mercado del área de influencia. Estas
ciudades se desarrollaron con la expansión
agrícola iniciada en el siglo XII.
Las ciudades medievales estaban
rodeadas de altas murallas para su
protección y algunas contaban con una
fortaleza o ciudadela en su centro. Los
edificios más destacados eran la catedral,
la casa consistorial, la universidad, la lonja,
las Iglesias y conventos, las hospederías,
los hospitales y los palacios de algunos
nobles y burgueses.
La ciudad se dividía en barrios, cada
uno con su propia parroquia. Disponían de
un gran espacio abierto, la plaza del
mercado, donde se llevaban a cabo el
comercio y los acontecimientos
importantes de la ciudad.
Algunas ciudades y villas estaban
empedradas y pavimentadas, era muy
común el pavimento de guijarros y
adoquines, otras no contaban con
pavimento en absoluto y las calles se
encontraban totalmente embarradas. Los
desperdicios se arrojaban en vertederos
extramuros conocidos como vaciaderos. El
sistema de alcantarillado consistía en una
serie de canales, unas veces cubiertos con
losas y otras al descubierto.
7. El urbanismo renacentista se refiere a
los proyectos de planeamiento urbano
desarrollados durante el Renacimiento. El
auge del pensamiento racional durante
este periodo determinó un resurgir de las
concepciones aristotélicas y platónicas
sobre la ciudad. Se trata ahora de una
ciudad señorial donde los hombres se
dedican a cultivar las artes y las letras, en
la que vuelve a resurgir el ágora como
centro público donde compartir los
conocimientos. Una ciudad donde el arte
urbano adquiere un protagonismo
importante, cuyas calles invitan al paseo y
a la conversación.
El Renacimiento surge en la República
de Florencia. Los grupos sociales
dominantes pasan a residir en el interior de
las ciudades, formando la nobleza urbana.
Así, a partir del siglo XV el paisaje urbano
verá aparecer el nuevo tipo edificatorio: los
palazzi. Surge la figura del arquitecto y el
proyecto arquitectónico.
8. En el barroco se produce un cambio
radical en el modo de entender la ciudad
En ella, el espacio simbólico se concibe
subordinado al poder político, cuyo papel
sobresaliente tratará de destacar la
arquitectura urbana mediante un nuevo
planteamiento de perspectivas y
distribución de espacios. Los elementos
formales cobran fuerza frente al carácter
humanista de la polis griega. La ciudad del
barroco se ve como la imagen de su
gobernante, cuya importancia se mide por
su tamaño y por el número de sus
habitantes.
Durante el Renacimiento, la ciudad se
encontraba encerrada en sí misma, de
manera física y sensible, ya que el habitar
se limitaba casi exclusivamente a lo que
sucedía dentro de las murallas. En una
escala menor, los espacios públicos eran
poco comunes y los espacios privados muy
frecuentes. El proceso de urbanización del
Barroco fue el motor del de la configuración
de la ciudad como un todo.
Así, la ciudad comienza a formar parte del
paisaje y se adueña del mismo. Lo que
antes era una planta cerrada ahora se
“abre” para producir una vinculación entre
lo artificial y lo natural.
9. A partir de la segunda mitad del siglo
XIX, el proceso colonial y la consecuente
apertura de nuevos mundos amplían la
geografía económica de Europa y hacen
surgir un nuevo modo de entender la
actividad empresarial. Resulta ahora
necesario poner al servicio de la
producción nuevos medios tecnológicos,
nuevas condiciones de accesibilidad y,
sobre todo, una nueva distribución del
espacio. La entrada en escena de la
energía eléctrica favorece el surgimiento
de las coronas periféricas de las ciudades,
cuyos suelos vacantes son ocupados por
los nuevos asentamientos industriales y
laborales, dando lugar a una nueva
concepción de separación espacial entre
Hasta la llegada de la Revolución
industrial la intervención de los poderes
públicos en el campo urbanístico había
sido muy limitada, en su mayor parte se
trataba de medidas orientadas a la sanidad
y a la reglamentación de las edificaciones
situadas en los conjuntos monumentales o
en áreas centrales de la ciudad. Ahora, el
nuevo entramado de intereses nacido al
amparo del “desarrollismo industrial”,
convertirá al urbanismo en una trama
social y política,6 donde los poderes
públicos tendrán que intervenir para reducir
las tensiones que se generan en este
campo cada vez más conflictivo.
10. La definición de espacio urbano y rural
resulta difícil y circular porque la definición
de uno se hace por defecto con el otro. El
espacio rural , ha evolucionado mucho
sobre todo tras los últimos modelos de
crecimiento urbano emergentes. Sin
embargo, los rasgos característicos de
estos espacios para diferenciarlos son
típicamente dos: El poblacional y el
funcional. A los fines de realizar su
caracterización, se suelen considerar
criterios cuantitativos o cualitativos.
Los rasgos característicos
poblacionales del espacio urbano son su
alta densidad , su menor extensión y la
dotación de todo tipo de infraestructuras;
además de la particularidad de las
funciones propias urbanas, especialmente
las económicas, concentrándose la
actividad y el empleo en los sectores
secundario y terciario, con menos
participación del sector primario.
Por otro lado, pueden aplicarse criterios
cualitativos y cuantitativos funcionales
como que el sector económico dominante
no sea el primario, sino el sector
secundario, o los servicios e incluso áreas
de agrociudades, que no caen en estas
dos clasificaciones de sectores.
11. El espacio o área rural es el territorio no
urbano de la superficie terrestre o parte de
una división territorial que no está
clasificada como área urbana o de
expansión urbana: son las áreas no
urbanizadas al menos en su mayor parte o
destinadas a la limitación del crecimiento
urbano, utilizadas para actividades
agropecuarias, agroindustriales,
extractivas, de silvicultura y de
conservación ambiental.
El paisaje rural, que caracteriza a casi
todas las áreas rurales, es estudiado por la
geografía rural , aunque incluye también
las zonas dedicadas a otros usos
(residenciales, industriales, de transporte o
de servicios) en divisiones territoriales
clasificadas previamente como rurales
(atendiendo a criterios numéricos de
población o funcionales ).