El aprendizaje requiere tanto el pensamiento del sujeto como la puesta en marcha de sus habilidades intelectuales. A medida que aumenta el número de ensayos y sensaciones, el sujeto puede desasociar las partes de una habilidad y aplicar ajustes mentales. La adquisición de conocimiento está ligada no solo a los estímulos recibidos sino también a su organización e interpretación, es decir, a cómo percibimos el mundo. Por lo tanto, la percepción es la interpretación que hacemos de una sensación.