Este documento resume un pasaje del Evangelio de Lucas en el que Jesús dice que no ha venido a traer paz sino división. Explica que el mensaje del Evangelio enfrentará resistencia ya que pide la conversión y renunciar a apegos, y que los poderes establecidos se opondrán a aquellos que no se arrodillen ante ellos. Insta a la reflexión sobre si se está suavizando el mensaje del Evangelio para caer bien a otros en lugar de ser una levadura que fermente.
1. XX Domingo del Tiempo Ordinario. (Evangelio Lucas 12, 49-53). 17/08/13.
Publicado por LMV en http://erealcala.blogspot.com por el Departamento de Jóvenes de Cáritas Diocesana de Alcalá de Henares.
LA PALABRA ES VIDA
Para ti… La vida que nace del Evangelio
CÁRITAS DIOCESANA DE ALCALÁ DE HENARES
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá
estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla!
¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de
cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo
y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la
nuera y la nuera contra la suegra”.
¡Cristo predica la guerra!
Hoy nos dice Jesús una de sus frases desconcertantes: “¿Pensáis que he venido a traer al
mundo paz? No, sino división…
Él tan lleno siempre de paz, dándosela como regalo a cuantos se van haciendo amigos suyos,
declarando dichosos a quienes la construyen, ¿cómo puede salir ahora diciendo que no ha
venido a traer paz, sino división?
Jesús está queriendo, precisamente, desconcertarnos. Nos está poniendo a pensar. Está
llamando nuestra atención para que caigamos en la cuenta de algo que tiene para Él una gran
importancia: el lado conflictivo de su mensaje. El Evangelio es una Buena Noticia, sí, un anuncio
de liberación. Pero va a encontrar serias resistencias para ser aceptado, para abrirse paso en el
mundo.
Resistencia, lucha en el interior de cada persona. Porque viene pidiendo mucho: nada menos
que la conversión. Y el aceptar los valores de ese Reino que Jesús nos propone, traerá consigo
renunciar a una serie de apegos, costumbres, comodidades, modos de ver la vida… Será una
dura “pelea contra el pecado”, que nos traerá problemas. A Él, que va delante, que “inició y
completa nuestra fe”, le trajo nada menos que la cruz.
El mensaje de Jesús encontrará oposición también desde fuera. Los poderes del mundo tienen
mecanismos, de sobra, que no dejan otear el horizonte para alertarles sobre cualquier peligro.
Cuando aparece alguien que pone en duda algunos de sus dogmas, que no se arrodilla, que se
toma la libertad de vivir y predicar otros valores, no es de extrañar que acaben apuntando
contra él su artillería.
Así es el Evangelio. Y Jesús nos pone hoy sobre aviso. Porque el Evangelio sigue siendo hoy
fuente de conflictos y divisiones.
Seguir a Jesús, vivir el Evangelio en radicalidad, lleva consigo tan frecuentemente el choque con
determinados ambientes y el conflicto con muchos poderes establecidos, que, cuando en la
Iglesia se viven períodos largos de bonanza, debería encendérsenos una lucecita de alarma o de
sospecha: ¿Qué estará sucediendo?, deberíamos preguntarnos. Si todo va a las mil maravillas,
si nos entendemos a la perfección con personas e instituciones que llevan caminos distintos,
contrarios tantas veces al del Evangelio, ¿no será que estamos aguando el vino del mensaje,
que estamos dejando de ser sal que dé sabor y levadura que haga fermentar la masa?
PARA TU REFLEXIÓN Y COLOQUIO:
¿El Evangelio que tú vives es plenamente aceptado por quienes te rodean?
Si es así ¿Qué tipo de Evangelio presentas y a quiénes se lo presentas?
¿Cómo entras en comunicación con los que están en contra de ese mismo Evangelio?
Finalmente: ¿Le hemos quitado sabor al Evangelio por caer bien? Vamos a renovarnos.