1. Sentado
En general, los niños que han empezado balanceándose sobre la barriga
continúan su aventura de desplazamiento en posición sentada, con una pierna
estirada y la otra flexionada, y arrastrándose sobre el culito, que queda protegido
por el pañal. Este estilo es hereditario. De hecho, el 40% de los niños que se
desplazan de esta manera tienen un papá o una mamá que también lo hicieron así.
Son los niños que suelen empezar a caminar más tarde, alrededor de los 18 meses.
Peonza
Como ocurre dentro de la barriga, donde el feto se mueve de forma circular,
haciendo palanca sobre la barriga y balanceando la parte superior del cuerpo o las
piernas, algunos niños, cuando se encuentran ante los primeros intentos de
desplazamiento autónomo, intentan moverse a modo de peonza. Al principio, con la
barriga apoyada en el suelo, desplazan los brazos y, después, las piernas,
describiendo una trayectoria circular. En general, los niños que empiezan a
moverse por medio de esta técnica no elegirán la clásica posición a cuatro
patas en la siguiente etapa del desarrollo motor.
Crawl
Si estuviese en el agua, podríamos definirlo como un movimiento de estilo
libre. Cerca del 2% de los niños empiezan a desplazarse arrastrándose sobre
la barriga y llevando adelante los brazos primero y las piernas después. Esta
intuición les llevará muy pronto a realizar el mismo movimiento con la barriga
elevada y moviéndose a gatas. Una conquista notable que les llevará a alcanzar el
objetivo muy rápidamente.
Serpiente
Como si se tratase de una serpiente, pero con la barriga hacia arriba, se arrastra
hacia atrás, haciendo ondear la pelvis y, después, los hombros, describiendo una
trayectoria en forma de ese. Son casos todavía menos comunes que los
anteriores (sólo el 1% de los niños), pero que preceden a una posición más
funcional.
Croqueta
El niño empieza a girar sobre sí mismo, como una croqueta, ayudándose con las
piernas y los brazos. Muy pronto, se dará cuenta de que es mucho más cómodo y
rápido reptar hacia delante. Después de reptar, pasará a gatear a cuatro patas.
2. Muchos padres se preguntan: ¿Es malo que los niños no gateen? Aunque la verdadera
pregunta debería ser: ¿es malo que los bebés no quieran desplazarse? Y Ahí es donde
quiero llegar:
Según Robson:
- 82% de los niños gatean sobre las manos y las rodillas de forma atípica o típica.
- 9% gatean desde una posición de sedestación, es decir, en posición de sentados.
- 1% se arrastran sobre el abdomen en decúbito prono.
- 1% ruedan sobre sí mismos.
- 7% de los niños empezó a caminar sin una fase de gateo previo.
De ahí, que quiera darle mayor importancia al hecho de que lo importante es que el bebé
quiera desplazarse, y lo consiga, sea del modo que sea.
Tipos de gateo en el bebé
Vamos a ver qué tipo de gateo, o de desplazamientos puede realizar el bebé:
Arrastre: este tipo de desplazamiento es uno de los más utilizados sobre todo al
principio. Utilizando solamente los brazos, reptan hacia adelante, arrastrando el resto
del cuerpo. Algunas veces se desplazan también hacia atrás.
Gateo típico o estándar: es aquel en que los bebés se posicionan sobre las manos y las
rodillas y van cruzando la marcha, es decir cuando avanza la mano derecha, avanza la
pierna izquierda, y al contrario, y empieza a formarse una curvatura a la altura de los
lumbares. Es la preparación para el patrón de la marcha, donde se mueve una pierna a la
vez que se acompaña del movimiento del brazo contrario.
Gateo atípico o de oso: este tipo de gateo es posterior, pues aparece entre las 48
semanas y el año. Los bebés se apoyan con las manos y los pies, flexionando
los muslos. Importante para la formación de la curvatura lumbar y da mucha estabilidad
para obtener posteriormente la bipedestación.
Sentado: se van arrastrando, flexionando y estirando las piernas, mientras se apoyan
ligeramente con las manos para impulsarse hacia adelante. Dan pequeños saltitos
sentados para ir avanzando poco a poco.
Estos son algunos de los tipos de gateo más típicos, aunque luego hay variaciones a
cada uno de estos y nos encontramos con gateos muy peculiares. Pero hay que dar
importancia a que tengan esa intención de querer desplazarse y explorar.
Debemos dejar a nuestros pequeños gatear, sin temor a que se ensucien. Debemos
dejarles correr siempre que esto sea posible y no reñirles por ello. Debemos dejar que se
encaramen y suban a todas partes, siempre que no corran peligro. Debemos dejar que lo
toquen e investiguen todo, controlando que no puedan hacerse daño. Sólo así los
haremos libres.